martes, 30 de junio de 2009

¿Intentó la noche de los cuchillos largos ocultar la homosexualidad de Hitler?

Hace 75 años Adolf Hitler consolidó su poder al liquidar, en la llamada "noche de los cuchillos largos", a su principal rival dentro del nacionalsocialismo, Ernst Röhm, jefe del cuerpo paramilitar SA y enemigo del pacto con las viejas élites que habían sellado los nazis.

La fecha del 30 de junio de 1934 tiene algo de particular porque, pese a ser una de las primeras masacres perpetradas por los nazis, en esta ocasión resulta difícil contar la historia acogiéndose al patrón que muestra una dicotomía de verdugos y mártires inocentes.

La "noche de los cuchillos largos" no responde tanto a la voluntad de exterminio que caracterizó al nazismo como a la frialdad maquiavélica de Hitler y sus colaboradores más cercanos para deshacerse de un aliado incómodo y hasta peligroso para sus objetivos a medio plazo.

La SA (Sturmabteilung) era, hasta ese momento, la organización paramilitar más importante dentro del partido nazi.

Röhm había logrado aumentar su número de militantes, que en 1934 llegaron a ser más de 3 millones y, pese a las reservas del ejército, había conseguido que siguiera siendo una organización armada.

Tras la llegada al poder de los nazis en 1933, Röhm empezó a quejarse muy pronto de que en el partido se había llegado a un pacto con fuerzas tradicionales, empezando por el Ejército, y a propugnar una "segunda revolución" que barriera con lo que quedaba del antiguo imperio guillermino y de la República de Weimar.

Contra los pactos de Hitler

En el futuro, según Röhm, las SA deberían convertirse en un ejército de milicianos y absorber al viejo ejército. Además, pretendía que las élites financieras y empresariales -no sólo los judíos- fueran desplazadas por nuevas fuerzas.
El programa político de Röhm iba claramente en contra de los pactos que, en su camino hacia la guerra, había cerrado Hitler con el ejército y los principales círculos empresariales. En ese sentido, la "noche de los cuchillos largos" fue, ante todo, una purga interna dentro del nazismo, que contó con el aplauso y el apoyo de buena parte de los militares.

La propaganda nazi justificó las acciones del 30 de junio y el 1 de julio, cuando se produjeron el arresto y asesinato de Röhm y sus colaboradores más cercanos, alejando la necesidad de conjurar un golpe de estado inminente. Con la muerte de Röhm no quedaba nadie dentro del nazismo que pudiera resultar una amenaza para Hitler.

Un homosexual reconocido

El papel de las SA como brazo armado del partido en el futuro lo tendrían las SS, con un papel clave en la "noche de los cuchillos largos" y de cuya lealtad a Hitler no había duda.

Röhm era, por otra parte, un homosexual reconocido y sólo después de su muerte los nazis radicalizaron la persecución de loshomosexuales. Hitler sostuvo que tuvo conocimiento de la orientación sexual de Röhm después de la "noche de los cuchillos largos" y se declaró consternado.

Pero esa versión ha sido considerada siempre poco creíble, ya que incluso durante la época nazi circuló un chiste según el cual Hitler iba a estar más consternado aún cuando se enterase de que Hermann Göring era gordo y Joseph Goebbels cojo, ambas características evidentes para cualquiera y que desentonaban con la idea de superhombre ario tanto como la homosexualidad de Röhm.

La teoría de un Hitler gay

Otros mantienen, como el escritor Lothar Machtan, que la "noche de los cuchillos largos" se explica en que Hitler también era homosexual y que Röhm lo sabía.
Según su teoría, que explica en su libro "El secreto de Hitler" (Planeta), la "noche de los cuchillos largos" habría estado ante todo destinada a ocultar la homosexualidad de Hitler.

Esa hipótesis, sin embargo, no pasa de ser una curiosidad dentro de las explicaciones históricas que suelen concentrarse en analizar lo ocurrido la noche del 30 de junio al 1 de julio de 1934 en el marco de una lucha de poder en el interior del nacionalsocialismo.

Muchos suelen preguntarse cómo hubiera cambiado la historia si esa lucha la hubiera ganado Röhm. El fundador de la revista "Der Spiegel", Rudolf Augstein, sugirió en una ocasión que tal vez la persecución de los judíos, con Röhm como Führer, no hubiera tenido la misma prioridad que tuvo bajo Hitler.

Otros creen que Röhm, aún imponiéndose ante Hitler, no hubiera logrado mantenerse en el poder pues su radicalidad a la hora de acabar con el antiguo régimen no le hubiera permitido las alianzas estratégicas en las que se apoyó Hitler.

Vía| ABC

Brad Pitt y Tarantino quieren una serie de "Malditos bastardos"

Todavía no se ha estrenado, pero tanta expectación ha despertado Malditos Bastardos, lo nuevo de Quentin Tarantino, que los rumores sobre su segunda entrega son constantes. Ahora ha sido Harvey Weinstein, el productor ejecutivo de la cinta, el que habla de la posible precuela e incluso de una serie de TV.

"Brad (Pitt) quiere hacer un Malditos Bastardos II. Todos quieren hacerla, y eso que la película aún no ha salido a la luz. Desafortunadamente no puedo revelar nada más sobre el argumento", afirmó el productor en una entrevista a la revista 'GQ Magazine'.

También reveló que material para convertir a los Bastardos de Tarantino en una saga no falta, ya que el director tiene mucho material escrito sobre la historia que podría dar lugar a una serie de televisión.

"Podríamos haber hecho dos películas, incluso tres. Yo aposté por hacer estas películas, pero Quentin quería hacer una serie de TV, y Bob (el hermano de Harvey y su socio en la Weinstein Co.) quería también hacer una serie, así que de momento son dos contra uno", señaló.

Weinstein también se refirió a la polémica sobre la duración y el montaje final de la cinta, que no será el mismo que se estrenó en Cannes y reveló que la duración no será superior a las dos horas y media.

"Hay fragmentos del metraje descartados y olvidados en la sala de edición que te dejarían impresionado", señaló el productor que asegura que ha intentado persuadir a Tarantino para que las incluya en la película. "Hay escenas con Brad y los Bastardos que espero vuelva a meter, porque son muy buenas", sentenció.

Un grupo de soldados en la Segunda Guerra Mundial

Ambientada en la Segunda Guerra Mundial, Malditos Bastardos (Inglourious Basterds) relata la historia de un grupo de soldados que, a punto de ser ejecutados, reciben una segunda oportunidad a cambio de ponerse a las órdenes del teniente Raine (Pitt).

Su objetivo: infiltrarse en la Francia ocupada para exterminar nazis, cazarlos de la forma más traumática, dolorosa y sangrienta posible. Para ver en los cines a los Bastardos de Tarantino habrá que esperar hasta el próximo 18 de septiembre.

martes, 23 de junio de 2009

Primer trailer de "The Pacific"

Hace unos meses os hablábamos sobre la nueva serie de la HBO producida por Tom Hank y S. Spielberg y etiquetada como la sucesora de la magnífica "Band of Brothers" (aka "Hermanos de Sangre"), que no es otra que "The Pacific".





En este caso, la miniserie también sigue ambientada en la Segunda Guerra Mundial, sólo que ahora la acción tendrá lugar en el frente del Océano Pacífico. Aunque la producción comenzó en el año 2007 y el rodaje finalizó en 2008, hasta hoy no se habían publicado ningunas imágenes, por lo que el trailer, que podéis ver encabezando esta entrada, es una auténtica sorpresa.

Se trata de una de las grandes apuestas de la HBO para el próximo año, y no es para menos ya que se estima que han gastado 150 millones de dólares en tan sólo una decena de episodios. Aunque la serie no tiene nada que ver con ‘Hermanos de Sangre’ y ninguno de los personajes de ésta va a participar en ella, es imposible hacer comparaciones por lo similar de su temática, y a la vista de las primeras imágenes podemos concluir que el estilo será muy similar. Está por ver si también la iguala en calidad, tarea bastante difícil. Yo, con que sea la mitad de buena que la primera, me conformaría. Qué larga se nos va a hacer la espera…


Vía| Vaya tele!


P.D.: Perdonad el baile de tipos de letras pero estoy teniendo algunos problemas últimamente con este asunto. Avr si doy en breve con la tecla.

lunes, 22 de junio de 2009

El mal estaba en todas partes

Nicholson Baker muestra en 'Humo humano' cómo la pulsión destructiva de la II Guerra Mundial no era sólo de un bando - El autor rinde homenaje al pacifismo


Desde que, con motivo de la conmemoración del medio siglo del final de la II Guerra Mundial, la investigación historiográfica empezó a confundirse con el denominado "trabajo de memoria", la idea de que el conflicto más devastador de todos los tiempos revestía los caracteres de una lucha escatológica, de un combate contra el Mal Absoluto, ha ido ganando terreno. Poco a poco, la indagación sobre los procesos políticos, diplomáticos y económicos que condujeron a la guerra se fue abandonando en favor de una reflexión de otra naturaleza, a medio camino entre la filosofía y la teología, y en la que lo más relevante es responder a la pregunta de por qué el ser humano fue capaz de tantas atrocidades como tuvieron lugar entre 1939 y 1945. Podría tratarse, sin duda, de una reflexión interesante, incluso necesaria, pero a condición de que no parta del equívoco que Nicholson Baker denuncia en su ensayo Humo humano, que acaba de publicar en España Debate: ese genérico ser humano que se libró a la destrucción y el asesinato en masa no se encontraba únicamente en las filas del nazismo, sino también, en mayor o menor medida, en cada uno de los bandos enfrentados.

El propósito declarado de Baker es saber si la II Guerra Mundial fue una "guerra buena" y si, hechos todos los balances, "ayudó a alguien que necesitara ayuda". Tal vez la sensación de que, al emprender esta tarea, se vería obligado a nadar a contracorriente de un relato historiográfico que consagra a Churchill y a Roosevelt como héroes haya llevado a Baker a plantear su obra, no como un volumen de historia al uso, sino como un texto coral en el que son los protagonistas quienes toman la palabra. El autor, por su parte, se ha limitado a seleccionar las declaraciones, los artículos de prensa, las cartas o los diarios en los que los protagonistas se expresan en primera persona, añadiendo de vez en cuando breves comentarios sobre el contexto y, siempre, la fecha de los documentos. El resultado es perturbador, como si, de pronto, hubieran sido convocados a escena todos los silencios, todos los equívocos imprescindibles para que la historia de la II Guerra Mundial se pueda seguir contando como hasta ahora.

Baker no expone una tesis, la ilustra. Y para ello concentra la mirada sobre dos de los dramas mayores del conflicto: el sistemático bombardeo de poblaciones civiles y las iniciativas, o mejor, la absoluta ausencia de iniciativas oficiales, para salvar a los judíos perseguidos por el nazismo. En realidad, la posición de Baker, la tesis que se propone ilustrar en Humo humano, sólo queda fijada en la dedicatoria con la que concluye un breve epílogo de apenas dos páginas: "Dedico este libro", escribe Baker, "a la memoria de Clarence Pickett y otros pacifistas estadounidenses y británicos. Jamás han recibido realmente el reconocimiento que se merecen. Intentaron salvar refugiados judíos, alimentar a Europa, reconciliar a Estados Unidos y Japón e impedir que estallara la guerra. Fracasaron, pero tenían razón".

Humo humano establece un implícito paralelismo entre la guerra total que inspira la estrategia de todos los contendientes en la II Guerra Mundial y los ataques aéreos en los territorios coloniales. Es entonces cuando aparecen por primera vez protagonistas como el futuro jefe del Bombing Command, Arthur Harris, y el también futuro primer ministro británico, Winston Churchill. "Estoy decididamente a favor de emplear gas tóxico", escribe Churchill al jefe de la Royal Air Force, "contra tribus incivilizadas". La confianza del primer ministro en la eficacia del bombardeo contra civiles, aunque ya no con gas tóxico, que había sido prohibido, se mantiene intacta al iniciarse la II Guerra Mundial, sólo que ahora Chur-chill pretende que la lluvia de fuego que descarga sobre las ciudades de Alemania transmitan el mensaje de que los alemanes deben rebelarse contra Hitler. Con el implícito y aterrador corolario de que, si no lo hacen, se convierten en cómplices del dictador.

Los textos que reproduce Baker recuerdan que el antisemitismo no fue sólo un sentimiento alimentado por el nazismo, sino un clima general. Cuando aún era un simple abogado, el futuro presidente Roosevelt se dirigió a la Junta de Supervisores de Harvard proponiendo que se redujera el número de judíos en la Universidad hasta que sólo representaran un 15%. Y Churchill, entretanto, publicaba en febrero de 1920 un artículo de prensa en el que decía que judíos "desleales" como Marx, Trotski, Béla Kun, Rosa Luxemburgo y Emma Goldman habían desarrollado "una conspiración mundial para el derrocamiento de la civilización". Creía, sin duda, en la existencia de "judíos leales", a quienes exigía en ese mismo artículo que vindicasen "el honor del nombre de judío", pero la obsesión antibolchevique le jugó la mala pasada de elogiar, también en la prensa, a Mussolini, de quien se declaró "encantado por el porte amable y sencillo" y "por su actitud serena e imparcial". E incluso a Hitler, de quien, dejándose influir por los comentarios de los que lo conocían, estima que era "un funcionario harto competente, sereno y bien informado de porte agradable y sonrisa encantadora". En contraposición, Trotski "era un judío. Seguía siendo un judío. Era imposible no tener en cuenta este detalle".

Es probable que quienes defienden la interpretación de la II Guerra Mundial como una "guerra buena", como una lucha escatológica contra el Mal Absoluto, reprochen a Baker la selección de los textos que ha incluido en su provocador Humo humano. Pero, aun así, esos textos seguirán estando donde están, y obligan, cuando menos, a repensar la relación entre la historia y el tan traído y llevado "trabajo de memoria".

Vía| El País

Treblinka


Las autoridades de la Operación Reinhard (también conocida como Aktion Reinhard) eligieron como lugar para el campo de exterminio de Treblinka un área poco poblada cerca de los pueblos de Treblinka y Malkinia. Malkinia estaba ubicado en la línea principal de ferrocarril entre Varsovia y Bialystok, aproximadamente 80 kilómetros al noreste de Varsovia, en el Gobierno General (la zona de Polonia bajo ocupación alemana que no estaba directamente anexada a Alemania, unida a la Prusia oriental alemana o incorporada al territorio soviético ocupado por Alemania).

En noviembre de 1941, con los auspicios del Jefe de las SS y de la Policía del distrito de Varsovia en el Gobierno General, las autoridades de las SS y de la policía crearon un campo de trabajos forzados para judíos, conocido como Treblinka, que posteriormente pasaría a llamarse Treblinka I. El campo también sirvió como uno de los denominados Campos de Educación para el Trabajo para polacos no judíos que en opinión de los alemanes hubieran violado la disciplina del trabajo. Tanto los presos polacos como los judíos, encarcelados en recintos independientes del campo de trabajo, eran utilizados como mano de obra forzada, que en su mayoría trabajaba en una cantera de grava cercana.

En julio de 1942, las autoridades de la Operación Reinhard finalizaron la construcción de un campo de exterminio conocido como Treblinka II, ubicado aproximadamente a 1,6 kilómetros de distancia del campo de trabajo. Cuando Treblinka II comenzó a operar, otros dos campos de la Operación Reinhard, Belzec y Sobibor, ya estaban en funcionamiento.



El campo de exterminio Treblinka II estaba ubicado cerca de Wolka Okraglik, un pueblo polaco al costado de la línea ferroviaria de Malkinia-Siedlce. Los alemanes construyeron un ramal de ferrocarril que conducía desde el campo de trabajo, Treblinka I, al campo de exterminio, Treblinka II, y que se conectaba también con la estación de Malkinia. El lugar donde se encontraba el campo de exterminio estaba densamente arbolado y oculto.

El campo tenía un diseño trapezoidal de 400 por 600 metros. El sitio estaba camuflado con ramas insertadas en la valla de alambre de púas y árboles plantados alrededor del perímetro, que bloqueaban toda vista del campo desde el exterior. A lo largo de la valla y en cada una de las cuatro esquinas se colocaron torres de vigilancia de 8 metros de altura.

El campo estaba dividido en tres partes: el área de recepción, el área de residencia y el área de matanza. El área de residencia contaba con alojamiento para el personal alemán y la unidad de guardia. También contaba con oficinas administrativas, una clínica, almacenes y talleres. Una sección contaba con barracas donde se albergaban los prisioneros judíos seleccionados de entre los recién llegados para obligarlos a colaborar con la función del campo: las matanzas.

Las autoridades del campo de exterminio de Treblinka II estaban integradas por un pequeño grupo de oficiales alemanes de las SS y de la policía (entre 25 y 35) y una unidad de guardia auxiliar de la policía compuesta por entre 90 y 150 hombres, todos ellos ex prisioneros de guerra soviéticos de distintas nacionalidades o civiles ucranianos y polacos seleccionados o reclutados para este fin. Todos los miembros de la unidad de guardia eran entrenados en una dependencia especial de la Jefatura de las SS y de la Policía de Lublin: el campo de entrenamiento Trawniki.


Los comandantes del campo de exterminio de Treblinka II fueron, desde julio hasta agosto de 1942, el Teniente Segundo de las SS Dr. Irmfried Eberl; desde agosto de 1942 hasta agosto de 1943, el Capitán de las SS Franz Stangl; y desde agosto de 1943 hasta noviembre de 1943, el Teniente Segundo de las SS Kurt Franz.

Las autoridades del campo de trabajos forzados de Treblinka I estaban integradas por un pequeño grupo de oficiales alemanes de las SS y de la policía (entre 15 y 25) y una guardia auxiliar de policía de aproximadamente 90 hombres, todos ellos entrenados en el campo de entrenamiento de Trawniki. Desde 1941 hasta 1944, el comandante del campo de trabajo de Treblinka fue el Capitán de las SS Theodor van Eupen. A diferencia de Treblinka II, cuyo comandante se reportaba a las autoridades de la Operación Reinhard, el comandante de Treblinka I estaba subordinado al Jefe de las SS y de la Policía de Varsovia.

Los trenes de entre 50 y 60 vagones que se dirigían al campo de exterminio se detenían primero en la estación de Malkinia. Veinte vagones por vez se desprendían del tren y se llevaban al campo de exterminio. Los guardias ordenaban a las víctimas que bajaran de los vagones en el área de recepción, en la que se encontraban el apartadero y la plataforma. Los oficiales alemanes de las SS y de la policía anunciaban a los deportados que habían llegado a un campo de tránsito y que debían entregar todos sus objetos de valor. El área de recepción también incluía una “plaza de deportación” vallada donde había dos barracas en las que los deportados (los hombres por un lado y las mujeres y los niños por el otro) debían desnudarse. Contaba también con dos grandes almacenes donde las posesiones de las víctimas confiscadas a su arribo eran clasificadas y guardadas antes de ser enviadas a Alemania vía Lublin.

Un camino vallado y camuflado, conocido como el “tubo”, llevaba del área de recepción a la entrada de la cámara de gas, situada en el área de exterminio. Las víctimas eran obligadas a pasar desnudas por este camino y entrar en las cámaras de gas, señalizadas falsamente como duchas. Una vez que las puertas de la cámara estaban selladas, un motor que se encontraba afuera del edificio bombeaba monóxido de carbono al interior de las cámaras de gas, matando a todo el que estuviera adentro. Miembros del Sonderkommando (destacamento especial), grupos de prisioneros judíos seleccionados que eran mantenidos con vida como mano de obra forzada, trabajaban en el área de exterminio, retirando de las cámaras de gas los cuerpos, que inicialmente enterraban en fosas comunes. A fines de 1942 y 1943, los judíos obligados a realizar trabajos forzados tuvieron que exhumar los cuerpos enterrados y quemarlos en grandes zanjas que funcionaban como “hornos” provisionales fabricados con vías de tren.

Otros prisioneros que eran seleccionados para permanecer con vida por un tiempo trabajaban en el área de administración y recepción, ayudando a las víctimas que llegaban a bajar del tren y quitarse sus ropas, confiscando sus objetos de valor y conduciéndolos al “tubo”. También clasificaban las posesiones de las víctimas asesinadas para su transporte a Alemania y limpiaban los vagones para la próxima deportación. Personal alemán de las SS, de la policía y los guardias entrenados en Trawniki asesinaban periódicamente a los miembros de estos destacamentos de trabajadores judíos y los reemplazaban con personas elegidas entre los que llegaban en los nuevos arribos. A las víctimas que estaban demasiado débiles para llegar a las cámaras de gas por sus propios medios se les decía que recibirían atención médica. Los miembros del Sonderkommando los llevaban a un área camuflada que estaba caracterizada con una bandera de la Cruz Roja, como si se tratara de un hospital. Allí, eran fusilados por personal de las SS y de la policía.

DEPORTACIONES A TREBLINKA

Las deportaciones que llegaban a Treblinka provenían principalmente de los ghettos de los distritos de Varsovia y Radom en el Gobierno General. Entre finales de julio y septiembre de 1942, los alemanes deportaron a Treblinka aproximadamente a unos 265.000 judíos procedentes del ghetto de Varsovia. Entre agosto y noviembre de 1942, las autoridades de las SS y de la policía deportaron a Treblinka II a aproximadamente unos 346.000 judíos procedentes del distrito de Radom. Desde octubre de 1942 hasta febrero de 1943, los alemanes deportaron a Treblinka II a más de 110.000 judíos que provenían del distrito de Bialystok (una zona de la Polonia bajo ocupación alemana que se encontraba anexada administrativamente a la Prusia oriental alemana). A Treblinka también fueron transportados al menos 33.300 judíos del distrito de Lublin.



Las autoridades alemanas de las SS y de la policía deportaron a Treblinka a judíos que provenían de las zonas ocupadas por Bulgaria en Grecia (Tracia) y Yugoslavia (Macedonia). También deportaron a Treblinka II a unos 8.000 judíos venidos de Theresienstadt en Bohemia. Otro pequeño grupo de judíos, en cantidad no determinada, fueron asesinados en Treblinka II; los alemanes los habían deportado desde Alemania, Austria, Francia y Eslovaquia a través de distintos lugares de tránsito dentro del área del Gobierno General. Además, en Treblinka II fue asesinado un número indeterminado de romaníes (gitanos) y polacos.

Las deportaciones a Treblinka continuaron hasta mayo de 1943; después de esa fecha llegaron algunos transportes aislados. A partir del otoño de 1942, las autoridades del campo, bajo las órdenes de Lublin, comenzaron a exhumar los cuerpos de las fosas comunes y a quemarlos para borrar las pruebas de la masacre. Se forzó a prisioneros judíos a realizar este espantoso trabajo. La quema de cadáveres continuó hasta finales de julio de 1943.

RESISTENCIA Y LEVANTAMIENTO EN TREBLINKA

Los prisioneros judíos de Treblinka organizaron un grupo de resistencia a comienzos de 1943. Cuando las operaciones del campo estaban a punto de finalizar, los prisioneros temieron que los asesinarían y desmantelarían el campo. Durante el fin de la primavera y el verano de 1943, los líderes de la resistencia decidieron iniciar un levantamiento. El 2 de agosto de 1943, los prisioneros se apoderaron silenciosamente de las armas que había en la armería del campo, pero fueron descubiertos antes de que pudieran asumir el control. Cientos de prisioneros asaltaron la entrada principal en un intento por escapar. Muchos murieron por los disparos de las metralletas. Más de 300 escaparon, pero la mayoría de ellos fueron rastreados por las SS alemana, la policía y tropas militares y posteriormente asesinados. Bajo las órdenes de Lublin, personal alemán de las SS y de la policía supervisó a los prisioneros sobrevivientes que fueron obligados a desmantelar el campo. Una vez finalizado este trabajo, las autoridades alemanas de las SS y de la policía fusilaron a los prisioneros sobrevivientes.

EL FIN DE LOS CAMPOS DE TREBLINKA


Los alemanes habían ordenado que Treblinka II fuera desmantelada en el otoño de 1943. Desde julio de 1942 hasta noviembre de 1943, los alemanes asesinaron en este campo de exterminio a entre 870.000 y 925.000 judíos. Treblinka I, el campo de trabajos forzados, continuó operando hasta fines de julio de 1944. Mientras el campo de exterminio se encontraba en funcionamiento, algunos de los judíos que llegaban eran seleccionados y enviados a Treblinka I, mientras que quienes estaban muy débiles para trabajar allí eran enviados a Treblinka II para ser asesinados. A fines de julio de 1944, mientras las tropas soviéticas se acercaban al área, las autoridades del campo y los guardias entrenados en Trawniki fusilaron a los prisioneros judíos que quedaban (entre 300 y 700) y desmantelaron y evacuaron el campo a toda prisa. La última semana de julio de 1944, las tropas soviéticas tomaron el campo de trabajo y el campo de exterminio.


(c) United States Holocaust Memorial Museum, Washington, D.C

miércoles, 17 de junio de 2009

Detonan una mina de la Segunda Guerra Mundial en Roses

El Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (Geas) de la Guardia Civil detonó hoy a las 13.20 horas una mina de la Segunda Guerra Mundial en Roses (Girona) a 500 metros de la línea de mar de la playa de la Almadrava, según informó a Europa Press el Instituto Armado.

La mina se tuvo que trasladar mar adentro y a más profundidad porque estaba a sólo 150 metros de la línea del mar y a siete metros de profundidad. En todo caso, los accesos a la playa estuvieron hoy cortados por precaución.

En total participaron en esta operación 30 efectivos, entre Guardia Civil, Mossos d'Esquadra y Policia Local de Roses. Ayer en Sant Feliu de Guixols (Girona) se detonó otra mina con la misma procedencia y características de la de hoy (un metro de diametro, 80 centímetros de altura y 1,30 metros de contorno).

La Batalla del río Volga

Este documental narra la grandiosa batalla a orillas del Volga que en mucho predeterminó el desarrollo de los acontecimientos en los frentes de la Segunda Guerra Mundial contra la Alemania hitleriana.

Los principales acontecimientos de la campaña del verano de 1942 se desplegaron en el flanco sur del frente soviético-alemán. La dirigencia de la Alemania fascista, tras el revés sufrido en las cercanías de Moscú en diciembre de 1941, hizo hincapié en la toma de Stalingrado, de las fecundas tierras del Don, Kubán y el curso bajo del Volga, de los accesos a las zonas petroleras del Cáucaso. La consecución de estos objetivos debía determinar el desenlace de la contienda en el Frente Oriental.

El epicentro de la lucha pasó a ser Stalingrado. La ofensiva a la ciudad corría a cargo del agrupamiento de ejércitos B que contaba más de un millón de soldados y oficiales. La batalla duró del 17 de julio de 1942 al 2 de febrero de 1943. En su primera etapa, del 17 de julio al 18 de noviembre, las tropas soviéticas libraban combates defensivos. Primero en las vías de acceso a la ciudad, luego en el propio Stalingrado. Los combates eran muy crueles. Se efectuaban en calles, en edificios, en fábricas, a orillas del Volga. La ciudad quedó reducida a ruinas. Pero, los alemanes no pudieron tomarla a pesar de todos sus esfuerzos y medios empleados.

El 19 de noviembre, las tropas soviéticas de los Frentes del Don, Suroeste y de Stalingrado, pasaron a la contraofensiva. Fue rota la defensa del tercer Ejército rumano y de las unidades alemanas que lo apoyaban. El 23 de noviembre el agrupamiento enemigo en Stalingrado, en total 330 mil efectivos, resultó copado. El intentos de desbloquearlo emprendido por el mando alemán no tuvo éxito. Las tropas alemanas fueron divididas y a fines de enero e inicios de febrero sus restos con el comandante del 6º ejército, mariscal de campo Paulus se vieron forzados a deponer las armas.

Lo de Stalingrado fue una conmoción para la Alemania fascista, de la cual no pudo recuperarse. Del 17 de julio de 1942 al 2 de febrero de 1943 los ejércitos del bloque fascista perdieron una cuarta parte de sus fuerzas en el frente soviético-alemán. Alrededor de un millón 500 mil soldados y oficiales del enemigo fueron liquidados, heridos o hechos prisioneros.

En la URSS comprendieron que se había producido un giro en la guerra. He aquí cómo recuerda las peripecias de Stalingrado el teniente general Nikolai Leónov, que en 1942 tenía 14 años:

Para nosotros esto era una verdadera revelación. Todos nosotros comprendimos que ahora la guerra iría en otra dirección. No de Oeste a Este, sino de Este a Oeste. Así fue la primera impresión de la victoria. Ciertamente, el estado de ánimo de la gente era cercano al que sentí más tarde, en el Día de la Victoria, 9 de mayo.

Después de Stalingrado fueron Kursk, el Dniéper, Bielorrusia, otras batallas grandiosas y sangrientas. Y en éstas la iniciativa estratégica pasó definitiva e irremediablemente a las Fuerzas Armadas Soviéticas que con brillo finalizaron la conflagración en mayo de 1945.


Hace falta registrarse para poder bajarse un programilla que te permite ver la pelicula o descargartela, si no te registras solo te permite ver los cinco primeros minutos de cada parte de la pelicula.


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lunes, 15 de junio de 2009

Inauguran Casa de Ana Frank en Buenos Aires


Ana, has triunfado, nosotros levantamos orgullosos tu bandera y repetimos con tu padre que no podemos cambiar lo que ocurrió, lo único que podemos hacer es aprender del pasado y comprender lo que la discriminación y persecución de personas inocentes significa. Es responsabilidad de todos luchar contra el prejuicio.

Con esas acertadas palabras el abogado Julio Toker, Presidente de la Fundación Ana Frank, inauguró ayer en Belgrano, una de las zonas más tradicionales de Buenos Aires, la Casa Ana Frank, la primera de América Latina y la segunda del mundo después de la de Berlín. La iniciativa ha sido llevada adelante gracias al financiamiento de la Casa de Holanda y se enmarca dentro de las actividades del programa “Puertas del Bicentenario” que se está llevando a cabo en Argentina.

El inmueble fue donado anónimamente para el proyecto, e incluye en una de sus salas una reproducción exacta de la “Casa de Atrás”, el espacio trasero de la construcción en la cual trabajaba Otto Frank, padre de Ana, y donde la familia vivió por algo más de dos años hasta ser descubierta por los nazis y sus miembros separados y trasladados a los campos de concentración.

Se le define como un museo interactivo y tiene una extensión de 350 metros cuadrados en donde se muestran fotografías, escritos y la ya mencionada reporducción de la habitación en la que la familia Frank convivió con un par de familias más entre 1942 y 1944.

Pero la casa ubicada en Superí 2647, será algo más que un espacio de exposición y se plantea continuar con lo que ha sido hasta ahora su tarea: concientizar. Para comprender esto es importante explicar que aquí recibiron refugio muchos perseguidos políticos durante la dictadura argentina (1976-1983).

Hasta ahora se le conocía como la Casa de Hilda y desde hoy, con su nuevo nombre seguirá siendo un lugar de promoción, educación, formación contra la persecusión, la tortura y la violación de los derechos humanos.

Vía| Revista Ñ

viernes, 12 de junio de 2009

Sabías qué? Anna Frank fue unas de las personas más iunfluyentes del siglo XX


Cabe destacar que, en su momento, la pequeña fue elegida entre las 100 personas más influyentes del siglo XX por la revista "Time", ya que llevó el mensaje de esperanza a millones en el mundo.

P.D.: Por cierto, hoy se cumplen 80 años de su nacimiento así que os remito a la entrada que le dedicamos por su cumpleaños hace exactamente un año, pero recordar su biografía.

miércoles, 10 de junio de 2009

martes, 9 de junio de 2009

Rat Patrol Radio en 2 GM Blog

Hace casi un año publicábamos un post sobre Rat Patrol Radio y hoy, como novedad, en la columna de la derecha del blog, hemos incluído el widget para que disfrutéis de esta emisora mientras navegáis por el blog.

Espero que os guste la novedad :D

(Sé que le widget es un poco más ancho de lo que debería, pero no se puede configurar el tamaño, sorry...)

Comienza a rodarse un documental sobre el hundimiento de U-77

El realizador de televisión Fernando Navarrete comienza este mes de junio a rodar un documental sobre el submarino alemán U-77 que se hundió frente a las costas de la localidad alicantina de Calpe en 1943, en plena Segunda Guerra Mundial, según han informado fuentes municipales.

Amante de los barcos y veraneante asiduo de Calpe desde los años setenta, Navarrete llevaba décadas interesado en convertir en realidad este proyecto, que ahora lo acomete con el interés, además, de que sirva para la promoción y difusión de los recursos naturales y turísticos de la villa del Peñón de Ifach.

El documental, que financiará íntegramente la productora P.N.N., SA, de la que Navarrete es presidente y director, se distribuirá por las televisiones de todo el mundo.

El rodaje implicará el descenso de cámaras hasta los fondos marinos en los que yace el U-77, una empresa técnicamente difícil y no exenta de riesgos, dada la gran profundidad en la que se encuentra el submarino, según las mismas fuentes.

Un equipo alemán grabó hace algunos años el submarino, pero Navarrete quiere esta vez recorrer su interior y desvelar todos los secretos que han contribuido a alimentar las leyendas sobre tesoros del mariscal alemán Erwin Rommel, conocido también con el apodo de "El zorro del desierto", o del mismo dictador nazi Adolf Hitler, supuestamente naufragados con el sumergible.

El documental incluirá testimonios de testigos y conocedores de ese episodio de la contienda mundial ocurrido frente a las costas calpinas.

Según la historia, el 28 de marzo de 1943, dos aviones británicos con base en Gibraltar bombardearon el U-77 a unas nueve millas de la costa de Calpe, con el resultado de 36 muertos, dos desaparecidos y nueve supervivientes.

En el rescate de los supervivientes intervino el pesquero de Calpe "Peñón de Ifach", propiedad del armador Antonio Pastor Piñeda.

Los tripulantes de esa embarcación recibieron relojes de pulsera por parte de la Agregaduría Naval de la Embajada alemana en señal de gratitud y reconocimiento.

sábado, 6 de junio de 2009

¿Y si el Día D hubiese fallado?

La operación aliada fue sumamente arriesgada y su fracaso podría haber cambiado drásticamente la historia.

¿Cuán altos fueron los riesgos afrontados en el Día D? ¿Cuál habría sido el destino de Europa si hubiese fracasado?Los éxitos del Día D no estaban garantizados y el fallo habría significado una catástrofe militar y política.

El comandante supremo de las fuerzas aliadas, Dwight D. Eisenhower, sabía esto mejor que nadie.

La noche del 5 de junio, luego de dar la orden final para proceder con la invasión, el general estadounidense tomó un papel de su bolsillo y escribió el texto de un comunicado de prensa que esperaba nunca tener que publicar.

El texto decía lo siguiente: "Nuestro desembarco no logró un resultado satisfactorio y ordené el retiro de las tropas".

"Mi decisión de atacar en este momento y lugar se basó en la mejor información disponible".

"Los soldados, aviadores y marinos cumplieron su deber con la mayor devoción y valentía".

"Si hay alguna culpa o falla relacionada con este intento, ésta es sólo mía".

Luego, Eisenhower guardó ese papel en su bolsillo y al final se olvidó de él. Pero, ¿y si lo hubiera tenido que usar?

Factor sorpresa

Cuán cerca estuvo el desastre se puede ver en los hechos que ocurrieron en junio de 1944.

Eisenhower ya había tenido que aplazar el inicio de la Operación Overlord, previsto originalmente para el día 5, debido al mal tiempo. Y no había mucho tiempo para maniobrar. El general sabía que sólo quedaban dos días en esa semana con la combinación ideal de luna y marea para el desembarco; y si no, habría que esperar otras dos semanas.

Afortunadamente, el mal tiempo dio una tregua momentánea, lo que permitió seguir adelante con la invasión el 6 de junio.

Cualquier otra demora implicaba el riesgo de alertar a los alemanes, y era crucial de que éstos fuesen tomados por sorpresa.

Cualquier pista sobre dónde y cuándo desembarcarían los aliados, hubiera sido, de seguro, un desastre, ya que esto le habría permitido a los alemanes concentrar todo su poder de fuego en el momento más vulnerable de los aliados, durante su desembarco en las playas de Normandía.

Una de las claves del éxito fue el extremo secreto, ayudado por una excelente campaña de distracción que convenció a Hitler de que el ataque principal sería por el paso de Calais -en vez de Normandía- y en una fecha posterior.

Fue tan exitosa esta estratagema que cuando los aliados desembarcaron en Normandía, Hitler estaba convencido de que se trataba de un señuelo y retuvo fuerzas vitales que reclamó sin éxito el mariscal alemán Rommel, a cargo de la defensa.

Imparable

Aún así, el desastre casi llega en la playa "Omaha", donde las fuerzas estadounidenses encontraron una resistencia letal y cientos fueron alcanzados por el fuego enemigo mientras bajaban de las lanchas de desembarco, una escena muy bien reflejada en la primeras imágenes de la película de Steven Spielberg, "Rescatando al soldado Ryan".

Por un momento, pareció que los estadounidenses tendrían que retirarse.

Esta escena pudo haber sido mucho peor si los alemanes hubiesen descubierto el plan aliado.

Y luego, ¿qué habría pasado? Con las fuerzas aliadas en estado maltrecho y la Wehrmacht (las fuerzas armadas alemanas) en alerta total, una nueva invasión hubiese sido impensable durante al menos un año.

Mientras tanto, Hitler hubiera concentrado su atención en la guerra con los rusos en el este, aunque sin mucha esperanza.

El Ejército Rojo era para entonces imparable y, eventualmente, las fuerzas de Stalin hubieran conquistado no sólo Berlín, sino que habrían avanzado más hacia el oeste, hasta el Rin o incluso hasta el Mar del Norte y el Canal de la Mancha.

Otra realidad

Quizás, toda Alemania y Europa Occidental hubieran quedado detrás de la futura "Cortina de Hierro" y el comunismo se habría impuesto en toda esta región.

Gran Bretaña habría quedado sola frente al poder soviético, con el único respaldo de Estados Unidos y sus aliados de ultramar.

En estas circunstancias, el poderío estadounidense probablemente se habría replegado al otro lado del Atlántico, se habría impuesto el aislacionismo y el Reino Unido se habría visto forzado a llegar a algún tipo de pacto desastroso con Stalin.

En otras palabras, de haber fallado el Día D, toda la historia de postguerra, del Reino Unido, de Europa y del mundo, habría sido radicalmente diferente.

Conociendo lo que pasó en junio de 1944, podemos ver claramente cuán cerca estuvimos de vivir una historia completamente distinta.

Vía|Prodigy

martes, 2 de junio de 2009

Encuentran joyas, juguetes y cosméticos en los crematorios de Auschwitz


Cientos de objetos personales pertenecientes a prisioneros del campo de concentración nazi de Auschwitz (al sur de Polonia) fueron encontrados durante los trabajos de mantenimiento de uno de los antiguos crematorios, informó hoy la dirección del museo de este centro.

Entre los objetos hay joyas, recuerdos familiares, juguetes o cosméticos, las últimas pertenencias del millón de víctimas del nazismo muertos en Auschwitz.

Parte de este hallazgo, que llega más de 60 años después de la liberación del campo de concentración, pertenecía a judíos húngaros deportados hasta Polonia por las autoridades nazis, ya que muchos objetos tienen inscripciones escritas en ese idioma.

Se calcula que más de 400.000 judíos fueron enviados desde Hungría a Auschwitz, donde casi todos perdieron la vida.

Desde el museo del campo de concentración se indicó que los objetos encontrados se exhibirán pronto en las vitrinas de estas instalaciones, visitadas cada año por cientos de miles de turistas de todo el mundo. Más de un millón de personas perecieron en Auschwitz, la gran mayoría judíos, aunque también gitanos, homosexuales y miembros de la resistencia europea contra el ejército alemán.


Vía| ABC

La Segunda Guerra Mundial se ganó por los puños

Os copio esta entrada que he leído hoy en el blog Fogonazos.



“En la II Guerra Mundial, los británicos reunieron a millares de los denominados interceptores (sobre todo, mujeres), cuya labor consistía en sintonizar día y noche las transmisiones de radio de las distintas divisiones del ejército alemán. Desde luego, estas transmisiones estaban codificadas, al menos al principio de la guerra, de modo que los británicos no podían entender lo que decían. Pero no importó mucho, en realidad, puesto que a los interceptores les bastó con escuchar la cadencia de las transmisiones para, en poco tiempo, empezar a distinguir los “puños” o estilos personales de los operadores alemanes y, con ello, algo casi igual de importante, a saber quién las enviaba. “Si se escuchan los mismos códigos de llamadas durante un tiempo determinado, se empieza a reconocer que hay, por ejemplo, tres o cuatro operadores en la unidad en cuestión, que trabajan por turnos y que cada uno tiene sus propias características”, afirma Nigel West, un historiador del ejército británico.

Los interceptores idearon descripciones de los “puños” y de los estilos de los operadores a los que estudiaban. Les asignaron nombres y configuraron unos perfiles muy detallados de sus personalidades. Una vez identificaban la persona que enviaba el mensaje, los interceptores localizaban la señal. Eso significaba más información. Así sabían que estaba allí. West continúa: “Los interceptores llegaron a conocer tan bien las características de transmisión de los telegrafistas alemanes, que prácticamente podían seguirlos por toda Europa, dondequiera que estuviesen...

Supongamos que hubiera un radiotelegrafista en concreto en una unidad determinada que transmitiera desde Florencia. Si tres semanas más tarde reconocías a ese operador, y en esta ocasión se encontraba en Linz, podías deducir que la unidad se había trasladado al norte de Italia hacia el frente oriental. O sabías que cierto telegrafista pertenecía a una unidad de reparación de tanques y que todos los días transmitía a las doce en punto. Pues bien, si tras una gran batalla se le escuchaba a las doce, a las cuatro y a las siete, se podía deducir que esa unidad tenía mucho trabajo. Y en un momento de crisis, cuando alguien de rango superior preguntaba: “¿Tenéis la certeza absoluta de que este Fliegerkorps de la Luftwaffe [escuadrón de las fuerzas aéreas alemanas] está a las afueras de Tobruk y no en Italia?”, podías responder: “Sí, ése era Óscar, estamos totalmente seguros”.