martes, 28 de diciembre de 2010

¿Quién incendió el Reichstag?

Las llamas que destruyeron el Parlamento alemán en 1933 fueron el pretexto perfecto que Adolf Hitler y Hermman Goering necesitaron para alarmar a la población y así facilitar la llegada de los nazis al poder. El atentado fue atribuido a comunistas que, aparentemente, intentaban desatar una revolución en Berlín. Sin embargo, algunos historiadores sostienen que fueron los propios nazis quienes instigaron el fuego.

Imagen de ¿Quién incendió el Reichstag?
El incendio del Reichstag allanó el camino de Hitler y los nazis al poder absoluto.

La noche del 27 de febrero de 1933 fue un punto de inflexión para la historia de Alemania. Ese día, el Reichstag, edificio del Parlamento alemán, fue víctima de un incendio intencional. El hecho tendría consecuencias radicales, ya que esto le permitió a Hitler obtener lo que buscaba hacía tiempo: quedarse con todo el poder.


Un año después sería ejecutado el holandés Marinus van der Luve, comunista acusado de ser el único autor del terrible incendio. Su motivo, según dijeron los nazis, era comenzar una revolución; sin embargo, muchos historiadores todavía no se ponen de acuerdo sobre si Luve fue realmente el autor del hecho o si éste fue instigado por los secuaces de Hitler, ya que los nazis fueron, al fin de cuentas, los grandes beneficiados luego del atentado.

HITLER, EN BUSCA DEL TOTALITARISMO

Las causas que llevan a los investigadores a dudar sobre la autoría del holandés son varias. Las sospechas sobre la “versión oficial" surgen cuando uno sigue la línea de sucesos que, luego del incidente, terminó coronando al partido de Hitler hacia el poder absoluto. Con la destrucción del Parlamento los nazis lograron todo, y los comunistas nada.

El mismo año del atentado, Hitler había sido nombrado canciller luego de las elecciones parlamentarias del '32. Su ambición para quedarse con el poder lo llevó rápidamente a tomar una serie de medidas destinadas a aumentar la participación de su partido en el gobierno. Así, presionó al presidente de Alemania -el octogenario Paul von Hindenburg- para que convocara nuevas elecciones, las cuales se fijaron para el 5 de marzo.

Hitler necesitaba tener la mayoría de representantes en el Parlamento (en ese momento sólo controlaba al 32%) para poder acceder a la “Ley Habilitante”, una especie de superpoder que le otorgaba la Constitución al Canciller dándole el poder de decretar lo que quisiese sin consultar al Reichstag. Esa Ley Habilitante le daría a Hitler todo el poder que necesitaba para instalar un sistema totalitario.

Una semana antes de las elecciones, en un hecho que los propios nazis tomaron como una “coincidencia”, el Reichstag fue devorado por las llamas.

EL COMIENZO DEL TERROR

Adolf Hitler y Hermman Goering llegaron rápidamente al lugar. Allí la policía encontró a Marinus van der Luve, lo que llevó a Goering a gritar que los comunistas estaban planeando una revolución, inyectándole miedo a la población. Aprovechando el estado de pánico, al día siguiente Hitler incitó al marchito presidente a efectivizar el “Decreto del incendio del Reichstag”, mediante el cual se suprimieron varias garantías constitucionales, tales como el derecho a la libertad de expresión, de prensa, y el derecho individual, entre otros. A su vez, le permitió a los oficiales nazis confiscar bienes o registrar domicilios a su antojo.

Ese decreto fue el inicio de la maquinaria nazi, y una herida mortal para la democracia alemana. Cientos de comunistas fueron perseguidos y apresados, al mismo tiempo que el partido nazi convencía a la población que eso era necesario para evitar una insurrección; dicho de otra manera, Joseph Goebbels había activado el oscuro aparato de propaganda nazi.

El 5 de marzo de 1933, como había sido planeado, se llevaron a cabo las últimas elecciones democráticas. Hitler obtuvo el 44% de las bancas, lo que significaba que después de tanta propaganda todavía no conseguía el porcentaje que necesitaba para acceder a la Ley Habilitante. Pero, como era de esperarse, no se quedó quieto y utilizó el Decreto del Incendio para apresar a todos los diputados opositores comunistas. Así, Hitler eliminó a la competencia, obtuvo el porcentaje que necesitaba, y se quedó con el poder absoluto.

EL FINAL DE LA DEMOCRACIA ALEMANA

El 23 de marzo se aprobó la Ley Habilitante de 1933. Ahora Hitler, como canciller, detentaba todos los poderes del Legislativo, más la capacidad de decretar todas las leyes que quisiera. De esta manera, el futuro dictador dejó de depender del Parlamento y se libró de cualquier contrapeso que pudiese llegar a impedir su avance de poder.

Vemos que fue muy clara la forma en la cual Hitler y sus seguidores se beneficiaron con el incendio del Reichstag. Empero, los defensores del sistema nazi aluden que ese “beneficio” no implica que ellos mismos hayan sido los que ocasionaron el siniestro, sobre todo porque el holandés se declaró culpable del hecho. Pero varias investigaciones recientes determinaron que semejante incendio no pudo ser provocado por una sola persona; otros -rotundos opositores de la “version oficial”- aseguran que los propios nazis fueron los que prepararon el fuego, para luego obligar a Luve a “prender la mecha”. También descubrieron una lista con los nombres de los partidarios comunistas que debían ser detenidos, lista que fue redactada y entregada a la policía horas antes del incendio.

Todo lleva a pensar que el incendio del Parlamento fue una maniobra nazi, pero hoy en día las evidencias no son tan determinantes como para llegar a una conclusion definitiva. Lo que sí dejaron muy en claro las llamas del Reichstag fue que ese hecho significó el preludio del terror nazi en el mundo.

Gracias a un polémico fallo, la histórica “lista de Schindler” saldrá a la venta por 1,5 millones de euros

Una corte de EE.UU. decidió autorizar que un coleccionista venda una de las copias originales de las listas de Oskar Schindler, las cuales contienen los nombres de los judíos que salvó durante la Segunda Guerra Mundial. Según el diario británico The Telegraph, el comerciante Gary Zimet podría subastar el documento en cerca de dos millones de dólares.

Según Zimet, el documento de 13 páginas es una de las copias originales de las listas preparadas por el industrial alemán. La mayoría de las copias están exhibidas en el Museo del Holocausto Yad Vashem en Jerusalem y en museos de EE.UU.

Erika Rosenberg, biógrafa y heredera de Emilie Schindler, quien fuera mujer del llamado “alemán bueno”, había pedido que las autoridades estadounidenses eviten la puja por el documento, por el que una casa de subastas había pedido 1.5 millones de dólares. La escritora, residente en Buenos Aires y autora de “Yo, Oskar Schindler”, considera que el documento ofrecido en Nueva York no es “una copia verdadera” de la lista y que su venta causaría “daños irreparables” a sus intereses como única heredera de los derechos sobre esos documentos y otros bienes de la familia Schindler.

En la demanda, Rosenberg detalla cómo el coleccionista Gary Zimet la contactó para pedirle dinero si quería que diera marcha atrás en sus planes para vender el histórico documento.

Zimet publicitó entonces la puja asegurando que el documento fue elaborado por el mismo Schindler (1908-1974) y su contable Itzhak Stern (1901-1969), y que se trataba de la única copia que quedaba en manos de un coleccionista privado. Rosenberg conoció a la viuda de Schindler en 1990 cuando ésta aún residía en Buenos Aires, adonde el matrimonio emigró tras el fin de la Segunda Guerra Mundial.

Los esfuerzos de Schindler por salvar la vida de más de 1000 judíos que trabajaban en una fábrica suya fueron el tema de una fuerte película del realizador Steven Spielberg, ganadora de la entrega de los premios Oscar en 1993, basada en el libro de Thomas Keneally “El arca de Schindler”.

lunes, 27 de diciembre de 2010

El escuadrón 601: los aristócratas británicos que se volvieron héroes de guerra

Durante la Segunda Guerra Mundial eran conocidos como el Escuadrón de los Millonarios, un grupo de jóvenes británicos deportistas y aventureros de pasatiempos costosos, y con una pasión por el peligro y la juerga. Sin embargo, también fueron una unidad de combate muy efectiva, instalados en la primera fila de la defensa contra la invasión alemana en la "Batalla de Gran Bretaña".

Nacido en la alta sociedad británica en 1914, William Henry Rhodes-Moorhouse se empecinó en seguir la pasión familiar por volar.

Su padre había desarrollado y diseñado aviones y voló en la Primera Guerra Mundial, convirtiéndose en el primer piloto en ganar la "Cruz Victoria", la condecoración militar más alta al valor frente al enemigo.

William Barnard Rhodes-Moorhouse se ofreció como voluntario para tirar una bomba en un estratégico cruce de trenes cerca de Ypres (en el sur oeste de Bélgica), volando a tan sólo a 91 metros de altura y enfrentando un intenso fuego de artillería. Consiguió regresar herido a las líneas británicas, pero murió poco después.

William hijo pudo alcanzar su sueño gracias en parte a la ayuda de su compañero de escuela George Cleaver, cuya familia tenía un avión. William sacó su licencia de piloto a los 17 años antes de terminar la secundaria.

Después de largos viajes, regresó a Inglaterra donde se enamoró perdidamente de su futura esposa, Amalia Demetriadi. Una mujer muy atractiva, Amalia fue requerida en un restaurante de Londres por un cazador de talentos para participara en una audición para el papel de Scarlett O'hara en la película "Lo que el viento se llevó". Ella era una mujer muy reservada y declinó la oferta.

Para Amalia y William, la vida parecía estar llena de promesas. Vivían de forma muy holgada, con frecuentes invitaciones al sur de Francia y para esquiar en St Moritz.

Amalia Rhodes-Moorhouse

Amalia rechazó participar como Scarlett O'Hara en "Lo que el viento se llevó".

Un entusiasta deportista, William fue seleccionado para formar parte del equipo británico en los Juegos Olímpicos de Invierno de 1936, pero un accidente de esquí antes de las olimpiadas le quitó la oportunidad de participar. Entretanto, mientras el peligro de guerra seguía aumentando y no así el presupuesto de defensa, la Fuerza Aérea Británica (RAF, por sus siglas en inglés) dirigió su atención a pilotos aficionados como Willie, George y Dick, el hermano de Amalia.

Ya a mediados de la década de 1920, la fuerza aérea había diseñado un plan de escuadrones auxiliares comformados por pilotos civiles aficionados para que dieran apoyo en caso de guerra.

El primer escuadrón auxiliar 601, que luego se conocería como el Escuadrón de los Millonarios, fue, de acuerdo a la leyenda, creado por Lord Grosvenor en el exclusivo club de caballeros londinense White's, abierto sólo a los miembros del club.

El reclutamiento a cargo de Grosvenor incluía una prueba de alcohol para ver si los candidatos podían comportarse caballerosamente cuando estaban borrachos. Se les hacía consumir un vaso grande de oporto, seguido de varios gin tonics.

El escuadrón atrajo a los más adinerados, no solamente aristócratas sino también a deportistas y aventureros. No tenían reglas burocráticas, pero Grosvenor intentó crear un escuadrón de elite, tan bueno como cualquiera de la RAF.

Bajo el mando de su segundo jefe, Sir Philip Sassoon, el escuadrón adquirió una reputación por su extravagancia, el uso de medias rojas, chaquetas de seda roja, así como también el gusto por los autos de carrera.

Existieron otros escuadrones de voluntarios, pero ninguno tan exclusivo o elitista como el 601.

Grandes pérdidas

Días antes de la invasión a Polonia en 1939, el escuadrón 601 fue mobilizado, incluyendo a Willie, Dick -hermano menor de Amalia-, y su amigo George Cleaver.

En julio, cuando la batalla de Inglaterra comenzó, fue situado en la primera fila de la estación de Tangmere, al oeste de Sussex.

Las fuerzas alemanas empezaro a atacar a buques aliados en el Canal de la Mancha en un intento por provocar a la RAF y empezar el combate.

El 11 de agosto de 1940, en una de las primeras escaramuzas de la guerra, Dick Demetriadi, de 21 años, fue abatido en las costas sureñas de Inglaterra, en Dorset.

Willie no sólo perdió a su mejor amigo, sino que también tenía que comunicarle a Amalia que su hermano no volvería a casa.

Dick Demetriadi

El piloto Dick Demetriadi murió en combate a los 21 años.

En las siguientes semanas se protagonizarían ataques más intensos en el sur de Inglaterra, ya que la fuerza aérea alemana, la Luftwaffe, intentaba destruir a la RAF y tomar control de cielo británico para luego invadir territorio.

Willie Henry Rhodes-Moorhouse y los millonarios del escuadrón 601 estuvieron en los momentos más difíciles de la guerra. Luego de grandes pérdidas, el escuadrón fue replegado a Essex, para verse nuevamente en primera fila cuando la mira de la Luftwaffe apuntó a Londres.

De un total de 20, el escuadrón perdió en acción a 11 de sus integrantes.

Sus reemplazos vinieron de estratos sociales distintos. Y aunque muchas de las tradiciones de los millonarios sobrevivieron, nunca volvieron a ser la banda de aristocráticos y aventureros que empezaron peleando en la guerra.

Otros escuadrones también sufrieron grandes pérdidas. Sin embargo, los pilotos de la RAF destruyeron dos aviones alemanes por cada pérdida británica. A Willie se le atribuye la baja de nueve aviones de combate.

El 3 de septiembre, Amalia y él fueron invitados al Palacio de Buckingham donde Willie fue laureado con la distinción militar de la "Cruz de Vuelo". Fue uno de sus últimos eventos juntos, ya que tres días después, Willie falleció en el campo de batalla.

Otros miembros del escuadrón 601 que sobrevivieron a la Batalla de Inglaterra, incluyendo al amigo de Willie, George "Ratón" Cleaver, quien derribó siete aviones antes de que una lesión en el ojo acabara con su carrera de piloto.

Para cuando la Luftwaffe llamó a retirada y la invasión a Inglaterra fue cancelada, la RAF ya había perdido 544 pilotos.

Churchill inmortalizó a "los pocos", pero por cada hombre perdido hubo esposas, padres, y hermanos dejados atrás, mujeres como Amalia.

No era común para mujeres como Amalia salir a trabajar; después de la guerra, ella vivió una vida de modestos recursos, cuidando su jardín.

Amalia nunca se volvió a casar, aún cuando le llovían las ofertas. Vivió una vida tranquila hasta sus últimos días en el año 2003.

“HITLER, LA GUERRA Y EL PAPA” POR RONALD J. RYCHLAK

Hitler, la guerra y el papa es el título del libro de Ronald J. Rychlak (Hitler, the War, and the Pope, Ed. Our Sunday Visitor, 2010, edición ampliada, primera edición en 2000), que se presentará en Nueva York este sábado 11 de diciembre.

Abogado y titulado en economía, el autor presenta documentos y testimonios que aportan una nueva aclaración sobre la acción del papa Pío XII durante la Segunda Guerra Mundial.

El volumen fue regalado al Papa Benedicto XVI en el Vaticano por Gary y Meredith Krupp, fundador de la Pave the Way Foundation (PTWF), durante la audiencia del miércoles 10 de octubre.

El próximo sábado también se presentará otra obra histórica, de los jesuitas Robert J. Araujo y John Lucal: Diplomacia pontificia y organizaciones internacionales (Papal Diplomacy and the Quest for Peace. The Vatican and International Organizations from the early years to the League of Nations, primera edición, Sapienza Press, 2004, nueva edición ampliada, St. Josephs University Press, 2010).

Esta presentación ha sido organizada por la Misión de Observación permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas.

Su máximo representante, monseñor Francis Chullikatt, promueve los encuentros titulados Encuentro con los libros y los autores, en la iglesia del Salvador de Nueva York, a las diez de la mañana.

jueves, 23 de diciembre de 2010

La navidad de los Nazis: fotografías de la cena de Hitler

La Segunda Guerra Mundial causó la muerte a más de 60 millones de personas. El mundo cambió durante los años que duró el conflicto armado. La libertad se vio sometida por Adolf Hitler y el ejército Nazi.

Las creencias religiosas y las festividades también se vieron afectadas. Durante la Alemania de Hitler, se buscó por todos los modos cambiar la Navidad.

El nazismo eliminó la figura de Jesús, creó nuevos los villancicos, adornó con símbolos nazis los árboles de navidad, realizó moldes de repostería con forma de esvástica y diseñó papel de regalo con insignias Nazis, menciona el blog holocausto en español.

En 1941, el fotógrafo principal de Adolf Hitler, tomó varias imágenes del Fuhrer y el cuerpo de elite militar, conocido como SS, durante una celebración navideña.

La revista Life, en su portal de internet, publicó cinco fotografías de esa fiesta navideña. En De10.mx te presentamos estas imágenes y te contamos sobre los aspectos de cómo Hitler quería robar la Navidad.

El 18 de diciembre de 1941, el líder Nazi, Adolf Hitler, preside una fiesta navideña en Munich, dos años después de haber iniciado la Segunda Guerra Mundial. Los símbolos Nazis hacen contraste con los adornos navideños.

La ideología Nazi, se oponía a la figura del niño Jesús, por su origen judío; así que los seguidores de Hitler dejaron de celebrar la Navidad, y las juventudes hitlerianas rezaban una oración para agradecer al Führer, en vez de a Dios, los beneficios recibidos, menciona el blog holocausto en español.

Al ver que las fiestas de natal eran muy importantes en el calendario de los cristianos alemanes, los Nazis encontraron una gran oportunidad en dicha reunión familiar, para guiar a sus adeptos hacia una nueva concepción del estado teutón.

La siguiente fotografía fue tomada por Hugo Jaeger, el fotógrafo principal de Hitler. En la imagen se ve a miembros del SS sentados en una mesa de la cervecería Löwenbräukeller.

El nazismo transformó la Navidad cristiana en una "Navidad alemana", llamada "Jullefest" o "Fiesta del solsticio de invierno".

En la fotografía se muestra a los alemanes nazis durante la celebración navideña de 1941.

Los nazis crearon toda una parafernalia para tratar de eliminar la navidad cristiana. Se inventaron villancicos, estrellas con forma de esvástica, cruces de hierro y granadas para adornar los árboles.

Algunos historiadores señalan que Hitler se disfrazaba de cristiano para ganar adeptos a su ideología política, incluso llegó a decir: "Cuando me defiendo a mí mismo de los judíos, estoy prestando un servicio al señor".

En la siguiente fotografía se ve al Fuhrer en frente de un árbol navideño.

El líder de la SS del Tercer Reich, Heinler Himler, buscó sustituir las creencias cristianas para formar una religión germánica, menciona holocausto en español.

Los hombres de la SS se casaban y bautizaban a sus hijos en ceremonias con el fin de suplantar los sacramentos cristianos, un enfoque que Himmler aplicó a las festividades religiosas, reemplazándolas con festivales paganos.

En la imagen se ve a un grupo de oficiales y cadetes alemanes disfrutando de una cena navideña.

"En 1941, Hitler dio la fiesta de Navidad para sus generales; sin embargo, Hitler nunca se sintió socialmente a gusto con ellos", destacaba el pie de foto de la siguiente imagen, la cual fue publicada por Life en 1970.

Protagonizará Christian Bale filme basado en "La masacre de Nankín"

l intérprete de "Batman" y "Terminator" dará vida ahora a un sacerdote estadunidense al frente de una iglesia católica, en el rodaje que arrancará el próximo 10 de enero en Nankín, según reveló el director.

La historia, ubicada durante la Segunda Guerra Mundial, es la adaptación de una novela china de Yan Geling, sobre un grupo de prostitutas que se ofrece para reemplazar a estudiantes universitarias como acompañantes de soldados invasores japoneses.

La Masacre de Nankín, como es conocida, dejó una pérdida de por lo menos 150 mil civiles. La participación de Bale para recrearla en la pantalla grande surge a partir de la versatilidad y dedicación que imprime a sus papeles, según Zhang.

"Le di los nombres de algunos libros que debía leer y, cuando fui a verlo, vi los libros abiertos sobre la mesa; me conmovió", dijo. Su estreno a nivel mundial ocurrirá en diciembre de 2011.

Su costo será de unos 90 millones de dólares y estará hablada un 40 por ciento en inglés, mientras que el resto en chino mandarín. Su título tentativo es "Nanjing Heroes" o "Heroínas de Nankín".

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Un pueblo leonés revive su conversión en un campamento nazi para un film

Veguellina de Órbigo (León) regresa al año 1944 convertida en un campamento nazi de Normandía (Francia) en un cortometraje del director Alejandro Suárez, que se estrena mañana en esta localidad leonesa y que describe la soledad de un soldado americano perdido en territorio enemigo.

La acción transcurre durante la Segunda Guerra Mundial y muestra la violencia del pelotón nazi al descubrir a un soldado americano infiltrado en su campamento, según ha dicho hoy a EFE en León el productor ejecutivo del proyecto, Juan Ferro.

De director leonés y productor argentino,"Hidden soldier" -Soldado oculto-, es un relato original fruto de la colaboración entre ambos profesionales.

La localidad de Veguellina de Órbigo, del municipio leonés de Villarejo de Órbigo, fue elegida por tener una fábrica de azúcar abandonada desde hace años que "era perfecta para representar un sitio devastado por la guerra", ha concretado Ferro.

La fábrica es el escenario de un lugar que fue tomado por los nazis en 1944 para hacer allí su campamento y en el que se narra la historia de Wilson, un soldado americano infiltrado entre los alemanes.

Sin munición y perdido entre los nazis, Wilson es descubierto y perseguido, dificultando la posibilidad de cumplir una determinada misión que el soldado tiene establecida desde el inicio del cortometraje.

Tanques, aviones, la conversión de la fábrica en un campamento nazi y todos los elementos propios de la indumentaria de la época han sido aportados por la asociación de recreación histórica Grossdeutschland, de origen levantino, cuyos doce actores interpretan al pelotón alemán y aconsejaron al director Alejandro Suárez en asuntos militares e históricos.

El gaditano Victor Clavijo interpreta al personaje principal, mientras que el onubense Juan Carlos Pajares representa al teniendo Hermann Schneider, el mando nazi que dirige la caza y captura del soldado americano.

Completan el reparto los actores Ángel Sánchez, Manuel Sanchís, Alberto Sánchez y Pascual Gandía.

El filme, de 11 minutos, que se presentará mañana en la localidad de Veguellina de Órbigo, escenario del cortometraje, fue la única película en español que compitió dentro de la sección oficial de cortometrajes de la 55 Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci) como único filme español.

Dos tercios de los asesinados durante el Holocausto ya fueron identificados

El Museo Yad Vashem anunció que ya identificó a dos tercios de los judíos asesinados durante el Holocausto.

Cuatro de los seis millones de asesinados durante la Segunda Guerra Mundial por parte de los Nazis “ya tiene” nombre y apellido tras el trabajo realizado por el museo que llevó décadas de adquirir información incluyendo declaraciones de testigos pero sobre todo la era de la computación que ayudó con este inmenso trabajo.

Yad Vashem cree que es casi imposible que se sepa alguna vez la identidad de los seis millones de asesinados.

martes, 21 de diciembre de 2010

Holocausto germano

Las relaciones de Baviera, una región alemana, con la República Checa, quizá no sean un hito europeo, pero la visita a Praga iniciada ayer por el jefe de esa región, Horst Seehofer, lo es. Hace veinte años que cayó el Muro de Berlín, y hace cuarenta que Willy Brandt se arrodilló en el geto de Varsovia, pero en 65 años ningún jefe bávaro había visitado oficialmente el país vecino, con el que Baviera mantiene una frontera de más de 200 kilómetros y una común ciudadanía europea. Los presidentes bávaros han viajado a China, Japón, Ucrania o Togo, pero no a Chequia. El motivo es una herida de guerra: la expulsión, al terminar la Segunda Guerra Mundial, de cerca de tres millones de sudetes y miembros de la minoría alemana, en aquel país.

Herida heredada

Se trata de una serie de decretos que el Presidente de Checoslovaquia, Eduard Benes promulgó desde su exilio en Londres durante la guerra, entre 1940 y 1945. En ellos se legitimó “acabar con el problema alemán” mediante la expulsión y expropiación de esa minoría, en general muy hostil al estado checo y entusiasta de los nazis. La expulsión fue una horrorosa operación de castigo colectivo, a cargo de milicias, regulares e irregulares, y grupos de la población checoslovaca, que no distinguió entre alemanes criminales, colaboradores o víctimas del nazismo, ni diferenció apenas hombres, mujeres, niños y ancianos. Se estima que unos 270.000 de aquellos “sudetes” murieron en aquella bárbara operación de revancha indiscriminada, alrededor del 8% de la población alemana de Checoslovaquia.

Alemania y Chequia sellaron, en 1997, una declaración en la que ambas partes se disculpaban por el daño impartido a la otra, pero en Baviera la situación es especial. Gran parte de los sudetes se establecieron allá, y el partido del (eterno) gobierno de esa región, la CSU, un aliado de los cristiano demócratas de Angela Merkel a nivel federal, los apadrinó. En su visita a Praga, Seehofer, que es Presidente de la CSU, viaja acompañado por Bernd Posselt, portavoz de la “Sudetendeutschen Landsmannschaft”, la asociación más beligerante de los alemanes expulsados de Checoslovaquia y sus descendientes, y ambos se reúnen con el Primer Ministro checo, Ptr Necas y su ministro de exteriores, Karl Schwarzenberg. El gobierno checo quiere “extinguir” pero no “abolir” los decretos de Benes. En los últimos años se han colocado placas y recordatorios en algunos de los lugares de Checoslovaquia en los que se cometieron atrocidades contra los alemanes. “Estamos dejando el pasado atrás”, ha dicho Schwarzenberg.

El drama de los sudetes es sólo un capítulo del holocausto alemán de posguerra: la expulsión de la población alemana de los territorios alemanes perdidos por el Tercer Reich o anteriormente colonizados por alemanes en; Prusia Oriental, Pomerania Oriental, Brandeburgo Oriental, Silesia, Danzig (Gdansk), los países bálticos, Polonia, Hungría, Yugoslavia y Rumanía. Se estima que unos 13 millones de alemanes fueron expulsados, de los que más de dos millones murieron en la operación, sancionada por las potencias aliadas en Potsdam.

Las estimaciones varían mucho según las fuentes. “The Oxford Companion to the Second World War”, menciona “de 5 a 8 millones” de alemanes expulsados al fin de la guerra, parte de los “20 millones” de europeos que fueron deportados/expulsados por el conflicto. La asociación alemana de expulsados habla de “más de 10 millones”. El último discurso de su Presidenta, Erika Steinbach, mencionó “casi 15 millones”. El “Centro contra las expulsiones”, un proyecto de esa asociación, habla de “más de 15 millones de alemanes expulsados”. La cifra de 13 millones referida a expulsados alemanes aquí mencionada la ofrece el historiador Tony Judt, en su historia de Europa desde la posguerra (“Postwar”). De ellos: 1,3 millones fueron expulsados de Polonia, 3 millones de Checoslovaquia, 623.00 de Hungría, 786.000 de Rumania, 500.000 de Yugoslavia y el resto de antiguos territorios alemanes como; Silesia, Prusia Oriental, Pomerania Oriental y Brandeburgo Oriental.

La “balanza equilibrada” de Arendt

En su texto “¿Qué es la política”?, Hannah Arendt evocaba así en los años cincuenta la situación de posguerra que vivió. «Se puede dudar de si la política de los aliados de expulsar a todas las minorías alemanas de países no alemanes fue una acción inteligente; pero está fuera de duda que, para los pueblos europeos que sufrieron durante la guerra la criminal política de población alemana, el simple hecho de imaginarse tener que convivir con alemanes en el mismo territorio no sólo genera rabia, sino horror.»

Esta filósofa alemana de ascendencia judía comprobó una curiosa indiferencia en la población alemana de posguerra. Europa estaba cubierta por una sombra de profundo dolor causada por los campos de concentración y de exterminio alemanes, pero en ningún otro sitio se silenciaba tanto aquella pesadilla de destrucción y espanto como en la propia Alemania.

"La indiferencia con la que los alemanes se mueven por entre las ruinas tiene su correspondencia en que nadie llora a los muertos”, escribió Arendt, en cambio, “corrían muchas historias sobre el sufrimiento de los alemanes, que se comparaban con los sufrimientos de los demás, con lo que, de forma callada, en Alemania se consideraba que la balanza había quedado equilibrada. La huida de la responsabilidad y la búsqueda de culpas en las potencias de ocupación están muy extendidas, constataba. «El alemán medio busca las causas de la última guerra no en las acciones del régimen nazi, sino en las circunstancias que condujeron a la expulsión de Adán y Eva del Paraíso".

Nueva reivindicación del sufrimiento alemán

El recuerdo de la enormidad de las expulsiones ha estado muchos años circunscrito a las asociaciones alemanas de expulsados, que se sitúan en el espectro más conservador de la CDU/CSU, incomodando con sus reivindicaciones al establishment político. Pero la memoria del sufrimiento civil alemán evoluciona junto con el país. Libros sobre el bombardeo de Dresde, de Hamburgo, la novela de Günter Grass “Im Krebsgang” (2002), sobre el hundimiento por un submarino soviético de un barco repleto de mujeres y niños refugiados en el Báltico, o la serie “La gran huida” que el segundo canal de la televisión (ZDF) emitió en 2003, son la prueba de una nueva reivindicación a cargo de sectores sin el menor vínculo, generacional o político, con el revanchismo. Trátese de los bombardeos angloamericanos, de las más de 80.000 violaciones de los soldados soviéticos en ciudades como Berlín o Viena, o de los desmanes de los expulsadores checos, la evidencia de crímenes contra la humanidad es aplastante.

“El drama humano y cultural de las expulsiones no puede relativizarse ni justificarse apelando al pretexto de causa y efecto”, dice la mencionada Presidenta de la Asociación de Expulsados, Erika Steinbach. Nacida en 1943 en Prusia Occidental, hoy Polonia, Steinbach es una personalidad muy controvertida en Alemania y fuera de ella. Abandonó la Iglesia Evangélica por disconformidad con los matrimonio del mismo sexo. En 1997 fue fundadora del movimiento ”la Voz de la Mayoría” contra la "epidemia de abuso social y el asilo" y la afluencia de extranjeros. En 1991 fue uno de los 13 diputados de la CDU/CSU que votó contra el reconocimiento de la frontera Oder/ Neisse que separa Alemania de Polonia. Una encuesta del diario polaco “Rzeczpospolita“ la situaba hace unos años como la segunda persona más temida por los polacos después de Vladimir Putin. “Todo el mundo sabe quien empezó la guerra y conoce las barbaridades de la Alemania nazi, pero una barbarie no puede ni debe justificar ni disculpar otra”, afirma.

“La guerra contra la Alemania hitleriana era legítima, pero ¿eran legítimas las violaciones de mujeres que los rusos practicaron en Berlín, o el bombardeo de convoyes de refugiados en el Báltico?, eso no se puede justificar”, dice la popular ex obispa de Hannover, Margot Kässmann, una personalidad feminista y antibeliocista que está en las antípodas de Steinbach.

Una barbaridad dentro de otra

El holocausto alemán forma parte, a su vez, de la gran carnicería de una guerra iniciada por Alemania. Esa guerra provocó muchos expulsados y desplazados. No solo alemanes. El historiador francés Henri Michel (1907-1986) habla de un total de 30 millones de todas las nacionalidades al fin de la guerra en Europa, además de 6 millones de judíos asesinados. Los alemanes tomaron 5,5 millones de prisioneros soviéticos, de ellos 3,3 millones murieron de hambre y penalidades en el internamiento en campos alemanes. Los soviéticos tomaron 3,5 millones de soldados presos (alemanes, austriacos, rumanos y húngaros), la mayoría de ellos regresaron a casa después de la guerra.

“En determinados respetables ámbitos se sugiere e insinúa a los judíos que no fueron las únicas víctimas, ¿es este recuerdo público una señal de salud política, o sería a veces más prudente olvidar?, se pregunta Tony Judt, recientemente fallecido.

La memoria del desastroso siglo XX europeo es tan diversa como la propia experiencia. Cada individuo y cada país tienen su particular retrato de ella. Aquel mundo de matanzas, deshumanización, guerra y brutalidad se recuerda de forma muy distinta y contradictoria, según se observe desde Moscú, Lvov, Belgrado, Munich o Tel Aviv. La historia es, además, cambiante y su vaivén pendular. En la Europa de los cincuenta, nadie se acordaba de la aun caliente gran matanza de judíos. Hasta la muerte de Mitterrand se ignoraba en Francia aspectos claves de la fea realidad de Vichy, incluida la complicidad directa con el judeicidio. La guerra de Argelia y las crueldades coloniales francesas posteriores a 1945, aun son asunto delicado en París, donde la película de Giulio Pontecorvo, La Batalla de Argel (1964), se estrenó a efectos prácticos en 2007. La barbarie de la violencia y el extermino franquista de la II República, al que va mucho más allá de la “guerra civil” que la sublevación provocó y que se extiende hasta 1950, fue piamente “olvidada” en aras de la estabilidad de la “modélica transición”, y sigue tropezando hoy con significativas resistencias, como deja perfectamente claro el magnífico libro de Francisco Espinosa, “Violencia roja y Azul”. Hoy ponemos el énfasis en algo y olvidamos lo otro por considerarlo irrelevante o secundario, y viceversa, pero, aunque sea una discusión permanente, la verdad histórica existe.

Cuadro de Rubens seguirá en Londres


Un cuadro de Peter Paul Rubens, vendido precipitadamente por un banquero judío en la Alemania nazi y reclamado por sus herederos, se quedará finalmente en el Reino Unido.

El Grupo Asesor sobre Expoliaciones, que dirige disputas relacionadas con obras de arte, ha decidido a favor de su actual propietario, el Instituto Courtauld, de Londres, según informa The Observer.

“La Coronación de la Virgen” perteneció a la colección del banquero judío alemán Herbert Gutman, quien huyó de Alemania a Gran Bretaña tras haber vendido su colección en una subasta en Berlín, en 1934.

El Instituto Courtauld insistió en que Gutman vendió su colección debido a pérdidas financieras y no por la persecución antisemita.

Héroe australiano de la II Guerra Mundial resultó ser un impostor

Un australiano de 84 años pasará seis meses entre rejas por haberse beneficiado desde 1998 de una pensión de veterano de la Segunda Guerra Mundial pese a que jamás se alistó en el Ejército, informó hoy la prensa local.

Rex Crane fue hallado culpable de fraude y condenado a cuatro años de prisión por haber cobrado casi 700.000 dólares sin haber cumplido un solo día de servicio militar, según el diario "Sydney Morning Herald".

"Su conducta es un insulto a todos los que lucharon, fueron capturados, torturados o murieron", le reprochó el juez, que redujo la sentencia a seis meses por la avanzada edad de Crane.

Poco después de la Segunda Guerra Mundial, el impostor logró convencer a las autoridades de que había sido con 15 años el combatiente más joven de Australia en la contienda y fue prisionero de las fuerzas japonesas en la ex colonia británica de Malaya.

Crane también aseguró que los soldados nipones le torturaron golpeándole las piernas con un palo de bambú, obligándole a comer arroz crudo y clavando sus manos a un árbol, y trabajó en la construcción del ferrocarril con el que el Ejército japonés quería conectar Tailandia con Birmania.

Tanto le creyeron que el farsante fue cubierto de medallas e incluso llegó a ser elegido presidente de la Asociación de Veteranos de Guerra de Australia.

Esto fue hasta que el año pasado un historiador le desenmascaró y demostró que toda su historia era falsa.

Finalmente, Crane admitió que nunca se alistó pues durante toda la guerra no salió de la ciudad de Adelaida, y todos los detalles de su hazañas los aprendió en libros de historia.

"El pasado se ha cobrado su deuda conmigo. Siempre pensé que saldría airoso y nadie se daría cuenta", señaló sin arrepentirse el farsante.

Australia entró en la Segunda Guerra Mundial al lado del Reino Unido en 1939 y casi un millón de sus soldados y marineros combatieron en Europa, norte de África y Pacífico Sur, donde murieron más de 27.000 hombres.

lunes, 20 de diciembre de 2010

Italianos ayudaban a judíos perseguidos en la Segunda Guerra Mundial

Los italianos le arrebataron todo a la familia de Ursula Korn Selig durante la Segunda Guerra Mundial, incluido un hotel que la familia poseía en la Riviera y el dinero que se llevaron consigo después de huir de la persecución de judíos en Alemania desde 1938.

Los italianos también salvaron a su familia de una muerte casi segura en los campos de concentración nazi, dijo Selig, ocultándolos en una sucesión de refugios secretos en Italia entre 1938 y 1944, a menudo a riesgo de sus propias vidas.

Los dos rostros que Italia mostró a los ciudadanos y refugiados judíos justo antes y después de la Segunda Guerra Mundial se han vuelto el centro de atención de una investigación histórica reciente que socava la imagen de tiempo de guerra del país como una nación de captores benignos, y hace renacer los recuerdos de italianos heroicos.

Selig, de 85 años de edad, que ha vivido en Manhattan desde 1950, ofreció recientemente su testimonio después de un panel de discusión sobre una nueva beca en el Museo del Patrimonio Judío, en Battery Park City; días antes de que los judíos conmemoraran la Kristallnacht (Noche de los Cristales Rotos), la noche de ataques fatales por parte de los nazis alemanes en noviembre de 1938.

Las nuevas conclusiones contradicen la creencia convencional de que los italianos empezaron a aplicar leyes antisemitas sólo después de que las tropas alemanas ocuparon el país en 1943, y aún entonces de manera renuente. En un serie de estudios, muchos de ellos basados en un informe del gobierno italiano poco publicitado comisionado en 1999, los investigadores han descubierto un enorme historial de tiempo de guerra que detalla cómo se privó sistemáticamente de derechos a los judíos de Italia a partir del verano de 1938, poco antes de los ataques de la Kristallnacht en noviembre.

En ese año, el gobierno fascista de Benito Mussolini prohibió que los hijos de los judíos asistieran a escuelas públicas o privadas, ordenó la destitución de judíos de sus puestos de profesores en todas las universidades, y prohibió que los judíos prestaran servicio civil y militar, así como en las industrias bancaria y de seguros.

Ilaria Pavan, una experta en la Scuola Normale Superiore en Pisa, dijo que una serie de leyes cada vez más onerosas en 1939 y 1940 revocó los permisos de vendedores ambulantes y las licencias de los tenderos, y requirió que los empresarios judíos -así como los tenedores de acciones y de bonos- vendieran esos activos a 'arios'. Se ordenó que las cuentas bancarias fueran entregadas a las autoridades gubernamentales, para evitar la transferencia del dinero fuera del país.

Hay pocos registros de las sumas involucradas en las confiscaciones y ventas forzadas de propiedades en poder de judíos entre 1938 y 1943, dijo Pavan, que fue miembro de la comisión gubernamental oficial encargada de investigar el saqueo antisemita. Pero entre 1943 y 1945, cuando el gobierno italiano estaba bajo la supervisión directa de supervisores alemanes, el saqueo de propiedades de ciudadanos italianos judíos y refugiados judíos que habían huido a Italia con la esperanza de obtener asilo, afirmó, totalizó casi mil millones de dólares en valores de hoy.

Después de la Guerra, alentados en parte por los ocupantes estadounidenses de Italia, los italianos adoptaron un espíritu de reconciliación nacional que "permitió la construcción de una memoria colectiva aséptica", dijo Alessandro Cassin, el director de ediciones del Centro Primo Levi, instituto de investigación en Manhattan que promueve el estudio de la historia judía italiana, y que organizó el panel de discusión.

La dilución fue posible, en parte, porque en comparación con los horrores infligidos por la Alemania nazi, el gobierno italiano "no fue tan letal", dijo Guri Schwarz, un profesor adjunto en la Universidad de Pisa. No sancionó el abuso físico de los ciudadanos judíos, no ejecutó a nadie en los campos de detención establecidos para los judíos en el sur de Italia y no empezó a enviar a los judíos a los campos de concentración nazis hasta la ocupación alemana en 1943, afirmó.

Perderlo todo

De los 45,000 judíos contados en el censo de Mussolini en 1938, unos 8,000 murieron en campos nazis. Y unos 7,000 más se las ingeniaron para escapar. Alrededor de 30,000 vivieron ocultos antes de ser liberados por las tropas Aliadas, dijo Schwarz. Entre los que se ocultaron estuvo Selig.

"Es una situación muy compleja", dijo ella, cuando se le preguntó después sobre sus sentimientos hacia la Italia de los tiempos de Guerra y los italianos. De 13 años de edad cuando su familia huyó de Berlín y se asentó en el norte de Italia en 1938, dijo que su experiencia en Italia en los siguientes ocho años cubría el espectro desde la desesperación por la pobreza extrema hasta la euforia de la libertad.

"Nos quitaron todo", dijo. "Mi padre y mi madre eran bastante ricos cuando llegaron a Italia. Pero cuando partieron hacia Estados Unidos después de la Guerra, él tuvo que trabajar como vigilante nocturno y ella lo hizo en el distrito de fabricación de ropa".

Pero paradójicamente, fueron algunos italianos los que la protegieron. "Una mujer italiana me ocultó, así como un sacerdote me puso en un convento donde usé un hábito de monja, y un muchacho arriesgaba su vida para llevarnos comida".

Doble faz

Harry Arlin, de 83 años de edad y un miembro del público que dijo que su familia estuvo internada en un campo italiano durante varios años, también se levantó para describir sus experiencias, diciendo que "si los italianos no nos hubieran llevado a su campamento, habríamos sido enviados al campamento de los alemanes, y habríamos sido asesinados".

Michele Sarfatti, autora de varios libros sobre el antisemitismo fascista italiano, dijo que una porción más alta de judíos de Italia sobrevivió a la Guerra en comparación con sus contrapartes en la mayoría de los demás países europeos.

Pero la culpabilidad italiana por la persecución de los judíos sigue siendo relativamente desconocida, y en gran medida no es reconocida por los italianos, asegura Pavan. "La gente fue despojada y las personas fueron convertidas en fantasmales entes insignificantes dentro de su propio país", dijo. "Eso también es cierto".

Un corto ambientado en la Alemania nazi es la primera producción valenciana en 3D

La Alemania nazi sirve de marco al cortometraje 'Ángela 3D', una obra dirigida por Alberto González y Carlos P. Santamaría que supone el primer filme valenciano rodado en este formato.

Coproducida con Kronomav, la historia está ambientada en la Alemania nazi y está protagonizada por los niños Indira Viana y Francisco Jiménez y los actores valencianos Lorena López y Sergio López.

'Ángela 3D' transcurre en una tarde de otoño en la que la protagonista que da nombre al cortometraje visita el cementerio. Unos ruidos harán que se separe de su madre y se encuentre con otro niño.

La filmación de la cinta se realizó en las ciudades de Valencia y Alcoi y se proyectó por primera vez en la Mostra de Valencia, donde fue galardonado con el premio al mejor montaje.

La directora del Instituto Valenciano del Audiovisual y de la Cinematografía (IVAC), Nuria Cidoncha, ha acompañado este viernes al cineasta valenciano Alberto González en la presentación del cortometraje.

El acto se ha realizado en la sala 6 de los cines Lys de Valencia y a ella han asistido representantes del equipo de producción así como de la empresa valenciana Kronomav, que ha participado en la realización de este producto, han informado fuentes del IVAC en un comunicado.

Cidoncha ha recordado "el apoyo tanto cuantitativo como cualitativo que recibe el sector por parte de la administración valenciana por su inmediata repercusión positiva".

"Desde la Administración trabajamos con la dedicación a la que nos obliga nuestra función de servidores públicos, convencidos de que la Comunitat Valenciana no puede aspirar a tener una imagen internacional sin un sector audiovisual sólido, potente y altamente creativo", ha agregado.

"PASO ADELANTE"

Asimismo, Cidoncha ha recordado que 'Ángela 3D' es "la primera producción valenciana rodada en este formato, considerado por muchos como el futuro del audiovisual", y ha asegurado que este rodaje "constituye un paso adelante profesionalmente para el sector en su conjunto".

Igualmente, ha destacado la colaboración de la empresa valenciana Kronomav, "una empresa que es una de las que más auge están teniendo en el campo del audiovisual en 3D a nivel europeo e internacional". Por último, ha subrayado que en 'Ángela 3D' también han participado la cadena pública valenciana RTVV y el ICAA.

jueves, 16 de diciembre de 2010

La historia de la filósofa "enemiga" que se enamoró de un nazi

Hannah Arendt fue una de las pensadoras más importantes del siglo XX. Su filosofía política hace un rescate de la libertada individual y rechazando en cualquier sentido las ideas totalitarias.

Así lo explica un ensayo de la revista de la Facultad de Filosofía y Letras de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, escrito por Rodolfo García Cuevas y publicado en el sitio buap.mx.

Arendt nació judía en la Alemania de 1906, por lo que fue perseguida por los nazis hasta que se refugió en Estados Unidos. Fue así como dejó atrás a una de las personas que más amaba: Martin Heidegger.

Ellos se conocieron en la Universidad de Marburgo, donde él era profesor de filosofía, en 1924. Desde entonces, el amor nació entre ellos, e iniciaron un romance.

¡Queridísima!

Gracias por tu carta. Si solamente pudiera decirte cómo soy feliz contigo (...).

Así comenzó Heidegger una de las cartas que dirigió a Hanna, publica el blog Cartas en la Noche. Pero ese amor no trascendió. El profesor, quien es uno de los pensadores más reconocidos en la filosofía contemporánea, se quedó en Alemania cuando inició el movimiento nazi, y demostró así su empatía por el Tercer Reich.

Cuando Adolfo Hitler subió al poder, en 1933, el filósofo se convirtió en su admirador. Se adhirió al partido nacionalsocialista y se convirtió en rector de la Universidad de Friburgo, informa el portal de internet epdlp.com.

El amor que existía entre Hannah y Martin se vio entonces opacado por el movimiento totalitario del que él fue simpatizante. Mientras, ella tuvo que huir para no morir a manos de ese movimiento.

Hannah Arendt nunca le perdonó a Heidegger que se uniera al régimen hitleriano. Nombró sus acciones como la "banalidad del mal", pero no dejó de amarlo, indica ahoraeducacion.com.

Algunos aseguran que él sólo formó parte del movimiento nazi por las presiones a las que fue sometido. Así lo publica el sitio epdlp.com. Pero también existen versiones de que él vestía el uniforme del partido nacionalsocialista, al que mensualmente pagaba una cuota.

Además, se dice que mantenía una relación cordial con Joseph Goebbels y Heinrich Himmler, altos dirigentes del nazismo. De acuerdo con el blog quefeo, Heidegger también colaboró con la aprehensión y asesinato de varios maestros judíos que en algún tiempo habían sido sus amigos.

En tanto, del otro lado del mundo, Arendt luchaba por los derechos de los judíos. Ella dividía su tiempo entre la teoría política y la lucha por los derechos individuales, explica Wikipedia.

Pese a la relación de amor y odio que mantenía hacia Heidegger, Arendt se casó y se separó dos veces. El tiempo transcurrió y cada uno siguió con sus ideales. Martin Heidegger fue destituido de su puesto como rector al año de haberlo tomado. Intentó regresar a su cargo como profesor, pero fue censurado.

Su situación continuó peor cuando finalizó la Segunda Guerra Mundial y tuvo que hacer frente a sus preferencias políticas, manifestadas en 1933. Por ello sólo pudo regresar como catedrático hasta 1951, según indica epdlp.com.

Hannah Arendt, en Estados Unidos, el país que le sirvió de refugio, trabajó como periodista y también como maestra a nivel superior, en universidades como Berkeley, Princeton, Columbia y Chicago. Además, se desempeñó como directora de investigaciones de la Conference on Jewish Relations, señala opusvida.com.

Ella murió el 4 de diciembre de 1975. Sólo unos meses después, el 26 de mayo de 1975, murió quien fuera su amante y enemigo: Martin Heidegger.



Un millón y medio de personas murieron por el 'Holocausto por balas'

Alrededor de un millón y medio de personas perecieron en la 'Shoah por balas', el genocidio perpetrado por las tropas nazis en su avance por países de Europa del Este, según el director de Yahad-In Unum --una organización que investiga las masacres perpetradas contra judíos y gitanos en países como Ucrania, Bielorrusia y Rusia, Patrick Debois--.

En una rueda de prensa en Madrid, el sacerdote católico Debois ha comentado que comenzó las investigaciones hace siete años para devolver la dignidad a los judíos y gitanos masacrados y acabar con cualquier teoría negacionista de la masacre hebrea.

La investigación de Yahad-In Unum versa sobre una parte poco conocida del holocausto nazi, que corresponde a las masacres perpetradas por la Einsetzgruppen, tropas alemanas dedicadas a la matanza de judíos, gitanos y comisarios políticos en la Segunda Guerra Mundial en su avance hacia Rusia (1941-44).

El 'Holocausto por balas' es el precedente del genocidio llevado a cabo a gran escala en los campos de exterminio, cuando se estructuró la matanza de judíos y de otras etnias, ya que, según el sacerdote francés, la matanza de personas indefensas en su avance por el territorio europeo "desmoralizaba a las tropas"

"Cuando los soviéticos comenzaron a liberar todos los pueblos ocupados, se creaba una comisión en cada localidad para esclarecer las matanzas que los nazis habían llevado a cabo", ha explicado Debois, que detalla que llegaron a escribirse más de 16 millones de documentos, muchos con las imágenes de las fosas.

Debois ha detallado que la investigación ha sido posible gracias a que, con la caída del muro de Berlín, los millones de documentos soviéticos han podido ser consultados, y que los testigos de las matanzas han querido hablar sobre lo que presenciaron.

El sacerdote francés cuenta que las ejecuciones llevadas cabo por la Einsetzgruppen, algunas en colaboración con la Policía y los Ejércitos de los países conquistados, eran públicas y eran presenciadas por vecinos de los municipios.

Muchos habitantes de estas localidades eran obligados por los nazis a cavar las futuras tumbas de los ajusticiados, y a recoger la ropa y las pertenencias de las víctimas una vez que se producían los fusilamientos.

TESTIGO DIRECTO

Yosip Patetski, un testigo de las matanzas, ha explicado que en Bibrka, el pueblo donde vivía en la región de Luiv, Ucrania, residían unos 5.000 judíos que se dedicaban al comercio antes de la invasión nazi.

"Una noche, vinieron a coger a mi padre, y como no estaba, me obligaron a salir de casa con una pala", ha explicado Patetski, que en un primer momento no supo por qué le pidieron dicha herramienta. "La pala era para cavar una fosa, que más tarde supimos para qué era", ha relatado.

"Nos alejamos, nos escondimos detrás de unos árboles y vimos cómo les disparaban encima de la fosa, que duró entre una o dos horas", ha explicado. Más tarde, "fueron obligados a ir al gueto, que estaba vacío, coger los muebles y los enseres e ir a un almacén".

Patetski ha contado que no estuvo presente en el incendio provocado en dicho almacén, donde se había encerrado a cientos de judíos del municipio, pero ha contado que tuvo que sacar las cenizas de los asesinados.

El director del Centro de Investigación de Yahad-In Unum, Patrice Bensimon, que realiza viajes a los municipios investigados, ha explicado que la fosa que Patetski ayudó a cavar no estaba protegida, los cadáveres actualmente siguen ahí enterrados, "entre una carretera y un campo sin señalizar".

El testigo ucraniano ha explicado que durante los hechos que presenció, "sólo tenía catorce años y no podía hacer nada". "No sé cómo explicar dicho silencio", ha añadido Patetski, aunque sí que relató los acontecimientos a sus dos hijos cuando tuvieron edad suficiente.

El sacerdote francés ha explicado que después de los alemanes vinieron los soviéticos y se convirtió en un tema tabú a nivel público. "No había nadie a quien pudieran preguntarles nada y no se tenía acceso a los archivos", ha informado.

Desbois también ha explicado que en algunos países de Europa occidental sigue siendo tabú hablar de las personas que colaboraron con los nazis, que el sacerdote católico achaca a "un silencio para lograr la reunificación del país" después de la guerra.

Yahad-In Unum ha conseguido contactar con 1.600 testigos de las matanzas, muchos de ellos gracias a la página web www.holocaustbybullets.com. En algunos casos, se han encontrado con cierta oposición por parte de algunos gobiernos, pero "la población de estas regiones quiere hablar" sobre lo sucedido, en palabras del presidente de la organización.

Naoto Kan visita Iwo Jima para homenajear a víctimas de II Guerra Mundial


El primer ministro japonés, Naoto Kan, viajó hoy a la isla de Iwo Jima, escenario de una de las batallas más cruentas de la II Guerra Mundial, para rendir homenaje a los casi 22.000 soldados nipones que murieron allí y visitar dos fosas comunes halladas recientemente.

Se trata de la primera visita de un mandatario nipón a esa isla, a unos 1.250 kilómetros al sur de Tokio, desde 2005, cuando viajó a Iwo Jima el entonces primer ministro Junichiro Koizumi.

La batalla de Iwo Jima transcurrió entre febrero y marzo de 1945 y fue crucial para la victoria de Estados Unidos en el Pacífico, ya que con la isla lograron controlar sus tres campos de aviación y un importante centro de vigilancia por radar.

Sin embargo, la férrea resistencia que opusieron los japoneses hizo que los combates se cobraran más de 21.500 vidas en las filas niponas y unas 6.800 en las estadounidenses.

En las últimas seis décadas se han hallado los restos de unos 9.000 militares japoneses en la isla, pero todavía quedan más de 13.000 sin recuperar ya que se cree quedaron sepultados en las cuevas y túneles donde se refugiaron.

Una comisión especial creada en julio por Naoto Kan para buscar los cuerpos restantes localizó recientemente dos aparentes fosas comunes que se cree podrían albergar los restos de unos 2.200 militares nipones muertos hace 65 años.

Los lugares se hallaron gracias a documentos facilitados por Estados Unidos en los que aparecían listados como "cementerios enemigos", situados al lado de una pista aérea y a los pies del monte Suribachi, un volcán inactivo en el sur de la isla.

Naoto Kan, que visitó Iwo Jima por primera vez antes de llegar al poder, en 2006, ha transmitido en varias ocasiones su determinación para localizar los restos que aún no se han hallado de los soldados fallecidos durante la contienda no solo en la isla, sino en otros lugares de Asia.

Japón reconoció su derrota en la II Guerra Mundial el 15 de agosto de 1945, a los pocos días de que Estados Unidos lanzara sendas bombas atómicas sobre las ciudades de Hiroshima y Nagasaki.

lunes, 13 de diciembre de 2010

De cómo un vagabundo muerto engañó a Hitler

Preparación de la Operación Mincemeat

La Operación Mincemeat llevó meses de preparación.

Durante la Segunda Guerra Mundial los nazis cayeron en un audaz complot británico en el que les hicieron creer que un vagabundo muerto era un oficial que llevaba documentos secretos. Se trata de la Operación Mincemeat (carne molida). ¿Cómo la hicieron? ¿Se siguen utilizando este tipo de tácticas?

El veneno para matar ratas no le ofrece a los desesperados una muerte fácil. Pero fue con eso que Glyndwr Michael, desempleado y sin techo en el invierno de 1943, decidió acabar con su vida.

Una noche de enero lo encontraron en un almacén abandonado en King’s Cross, Londres.

Según su certificado de defunción, falleció por "envenenamiento con fósforo. Tomó veneno de ratas, en un intento por matarse cuando sus facultades mentales estaban perturbadas".

No fue enterrado en la capital británica ni en su ciudad natal en el sur de Gales. Un juez registró que iba a ser "sacado de Inglaterra" para su entierro.

Pero Glyndwr Michael murió por segunda vez. Una muerte que ayudó a cambiar el curso de la Segunda Guerra Mundial.

De la morgue al mar

Luego de estar tres meses congelado en una morgue su cuerpo fue llevado en barco a la costa del sur de España como parte de una intrincado plan para engañar a los nazis.

Los agentes de inteligencia Charles Cholmondeley y Ewen Montagu transformaron el cadáver en un soldado ficticio –el capitán William Martin– tras haber invertido meses creándole un pasado creíble.

Objetos del falso oficial británico

Los objetos del ficticio capitán William Martin.

En sus bolsillos había un documento de identidad, talonarios de boletos y recuerdos de una novia.

Esposado a su muñeca llevaba un maletín con una carta con la inscripción "PERSONAL Y SECRETO", que identificaba a Grecia como un sitio a invadir por las fuerzas aliadas.

Grecia era un blanco simulado: el plan real era invadir Sicilia.

Cuando el cadáver fue encontrado flotando cerca del puerto de Huelva, se pensó que se trataba de un mensajero militar británico que había perecido en un accidente aéreo.

Las autoridades españolas decidieron que había que enterrarlo pronto, debido al calor y al hedor por su estado de descomposición, y colocaron sus pertenencias bajo llave.

Fue un período en el que había mucho espionaje y montajes. Pero Mincemeat fue una operación extraordinaria en tiempos extraordinarios.

Amyas Godfrey, del centro de estudios de defensa Royal United Services Institute

Así, el alcohólico vagabundo galés terminó siendo enterrado con honores militares en un cementerio español bajo una lápida que llevaba el nombre de William Martin, RM (por Royal Marines o Marines Reales).

Michael/Martin no fue más que un objeto de utilería en la Operación Mincemeat, una invención de Ian Fleming -el creador de James Bond-, que fue puesta en escena por Cholmondeley y Montagu, los "pensadores locos" del Ministerio de Guerra del primer ministro británico Winston Churchill.

El médico forense de St Pancras -donde encontraron el cuerpo del vagabundo- sabía del plan, había encontrado un cadáver apropiado, sin heridas visibles, y falsificó los documentos para que dijeran que la familia estaba de acuerdo con que se usara. No era cierto: los padres de Michael estaban muertos.

Como corresponde con un engaño soñado por un novelista, la verdadera historia del oficial ficticio se convirtió en una película de Hollywood en la década del cincuenta, "El hombre que nunca existió", basada en el libro que escribió Montagu sobre el complot.

Hasta Hitler

Pero, ¿por qué España? Aunque en apariencia era neutral, estaba llena de espías nazis.

Documentos ficticios

La mejor manera de falsificar un documento militar es pedirle a un general que lo haga.

El cadáver iba a ser el anzuelo para un agente nazi minucioso y bien conectado, pero carente de imaginación: Adolf Clauss.

Los británicos esperaban que los documentos falsos que llevaba el oficial ficticio fueran lo suficientemente convincentes para que llegaran al propio Adolf Hitler.

En ese momento, la guerra estaba por decidirse, con Alemania todavía en control de parte de Europa y Rusia.

"Fue un período en el que había mucho espionaje y montajes dobles", le dice a la BBC Amyas Godfrey, del centro de estudios de defensa Royal United Services Institute.

"Hubo otros trucos, como el del mago que fue enviado al norte de África para que creara un ejército de mentiras utilizando espejos y tanques inflables, pero Mincemeat fue excepcional".

"Fue una operación extraordinaria en tiempos extraordinarios. Hacerlo bien de una sola vez era -y sigue siendo- el etos", agrega.

El as en la manga

Y los británicos tenían un as en la manga, dice Ben Macintyre, cuyo libro Operación Mincemeat es ahora un documental de la BBC.

"Estábamos leyendo la correspondencia de los alemanes -gracias al éxito de los decodificadores de Bletchely Park-. Sabíamos qué estaba pensando Hitler en todo momento".

Con lo que interceptaban en esa instalación militar de espionaje británica, Montagu y su equipo podían leer comunicados secretos entre Hitler y sus fuerzas, lo que les permitía reconocer a los protagonistas alemanes y seguir el progreso de su plan.

Ewan Montagu, oficial de inteligencia de la Armada británica

Montagu, uno de los ideólogos de la Operación Mincemeat, escribió un libro sobre el complot.

"Dudo que un plan de este estilo pudiera ser posible hoy en día, incluso durante una guerra", opina Macintyre.

"Imagínese el escándalo si se revelara que agentes británicos robaron un cadáver. Una de las razones por las que funcionó tan bien fue que dejaron a los organizadores trabajar casi sin supervisión".

Pero Cholmondeley y Montagu ya tenían experiencia en este tipo de asuntos.

Antes de la Operación Mincemeat, habían creado una red de dobles agentes ficticios para desinformar a los nazis.

Estos espías imaginarios tenían empleos, pasatiempos, familia y amantes.

Así, los alemanes pensaron que habían establecido una red de espionaje en el Reino Unido, cuando en realidad no tenían nada.

Como revela lo que ha estado publicando WikiLeaks, registrar las debilidades de los otros es parte integral de la información de inteligencia. Así como los papeles diplomáticos estadounidenses filtrados contienen comentarios poco halagadores de líderes de otros países, los archivos británicos de inteligencia de la época de la II Guerra Mundial dan detalles del carácter de los personajes claves de la Alemania nazi.

Son muy útiles a la hora de negociar... o engañar.

"Los creadores de Mincemeat basaron gran parte de su planificación en la personalidad de los espías alemanes. Esto tiene una gran resonancia moderna en los cables diplomáticos filtrados (por WikiLeaks)", le dijo MacIntyre a la BBC.

"Se tragaron toda la carne molida"

Los alemanes precisaron de varios intentos para hacerse con los contenidos del maletín y, tras una tensa semana, las fotografías de los documentos falsificados llegaron al escritorio de Hitler.

Hombre flotando en el mar

El cuerpo inerte de un vagabundo londinense ayudó a cambiar el rumbo de la guerra.

Se la creyó y mandó una división panzer con 90.000 soldados a Grecia.

Montagu y su equipo le enviaron un telegrama a Churchill: "Se tragaron toda la carne molida".

A principios de julio los Aliados atacaron Sicilia. La isla cayó con una fracción de las bajas que el Reino Unido temía.

"Poco después (el primer ministro de Italia, Benito) Mussolini fue derrocado", dice Macintyre.

"Obligado a hacer frente a esta invasión aliada del sur, Hitler canceló una enorme ofensiva contra los soviéticos. Los alemanes estaban ahora a la defensiva. El Ejército Rojo no se detuvo hasta que llegó a Berlín", agrega.

El rumbo de la guerra cambió completamente gracias, en parte, al cuerpo de un vagabundo puesto a la deriva en el mar.

Bernd Trautmann, de soldado nazi a Caballero del Imperio británico

Entrevista obtenida del diario deportivo AS.

Junto a la playa de Almenara, en Castellón, reposa una leyenda viva: Bernd 'Bert' Trautmann, paracaidista de la Luftwaffe alemana en la II Guerra Mundial, prisionero en Inglaterra y héroe en la portería del Manchester City. Trautmann, Caballero del Imperio británico, recibió a AS.

Gracias por recibirnos, Herr Trautmann. Antes de todo, cuéntenos, por favor, sus recuerdos del 5 de mayo de 1956, cuando ganó la FA Cup en la portería del Manchester City... con el cuello roto.

Yo me lancé a por el balón cuando llegaba Peter Murphy, de Birmingham, salvé la jugada y, en el cruce, Murphy me golpeó con la rodilla en la parte posterior del cuello. Sentí un crujido, me mareé y me quedé sin visión. Vino nuestro masajista, Laurie Barnett, que me dijo: "Sólo quedan 14 minutos". Ganábamos 3-1. En lo último que podía pensar era en abandonar...

Entonces...

Sé que seguí en el campo, pero era entre una neblina. Con la prolongación, aún se jugaron 16 minutos. Actuaba por instinto. Sé que aún hice tres paradas más. Me lanzaba a por el balón pero era entre esa neblina. Empecé a ver algo cuando terminó el partido. Subimos al palco de Wembley a recoger la Copa y el Príncipe Felipe de Edimburgo dijo: "Parece que tiene usted el cuello torcido". Él me había saludado en alemán ('Sehr Gut', 'Todo bien') en la final del año anterior, que habíamos perdido ante el Newcastle. Aún pude ir a la cena con el equipo. Y...

En realidad, había escapado a la muerte por un milagro.

Eso lo supe cuatro días después, porque al día siguiente, en Londres, me insistieron en que sólo tenía una dislocación. Pero el dolor no cedía, y ya en Manchester me hicieron Rayos X y supimos lo que había pasado: tenía cinco vértebras dislocadas en la zona del cuello. La segunda se había roto en dos, pero la misma dislocación de la tercera impidió que me dañara la médula. Digamos que escapé a la muerte por tres centímetros. Estuve completamente inmovilizado y con la cabeza fija hasta finales de noviembre. Fue el peor año de mi vida porque, además, mi hijo John fue atropellado y muerto por un automóvil. Yo volví a jugar en la Navidad de 1956.

¿Es posible que usted llegara a ser tan buen portero por la memoria que su cuerpo tenía de haber sido paracaidista en la II Guerra Mundial?

Puede ser. Eso lo decía Steve Wilson, de la BBC. Algo pudo quedar ahí de nuestros saltos en el aire, en la forma en que yo buscaba el balón y me lanzaba a por él. Pero yo no sólo había sido paracaidista. También jugué mucho a balonmano y, antes de la II Guerra Mundial, había sido subcampeón de Alemania júnior en decatlón. saltaba siete metros en longitud. Yo vivía en Bremen, pero no me perdía por la radio nada de lo que pasaba en los Juegos Olímpicos de 1936, en Berlín.

Entre esos años de su infancia y adolescencia, desde 1922 hasta 1939, y desde 1939 hasta 1945, cuando quedó hecho prisionero de guerra por los ingleses, se puede decir que pasaron ciertas cosas en su vida... y en el mundo. Usted, que lo ha visto todo, ¿cómo se explica ahora todo lo que pasó, tantos años después...?

Los que vivimos aquella situación de Alemania, aún podemos recordar los acontecimientos. Hay una línea roja en la historia de Alemania que casi siempre nos conduce a invadir otros países, en guerras... que muchas veces hemos perdido. En lo que yo sé durante mi vida, todo arrancó en la I Guerra Mundial, donde tuvimos más de cinco millones de bajas.

¿Cómo aparece Hitler y todo lo demás?

Perdemos en 1918, nos imponen el Tratado de Versalles y comienza una situación lamentable en el país: enfrentamientos en las calles, casi siete millones de parados, inflación terrible. Mi padre trabajaba el día entero en los muelles de Bremen, podía llegar a casa con un millón de marcos... y ese millón de marcos sólo daba para comprar una hogaza de pan, que teníamos que dividir en dos para todo el día.

Y...

Y efectivamente, en esta situación aparecen Hitler y los suyos. Este hombre promete arreglar las condiciones de trabajo, gana unas elecciones, aunque no con la mayoría que se dijo (hubo manipulación), construye las autopistas, hay más trabajo, promete recuperar el orgullo perdido en Versalles... y los alemanes obedecemos. No sólo yo: le obedecimos muchos millones.

Comienza la II Guerra Mundial, le alistan en el batallón 'Odenwald' de paracaidistas de la Luftwaffe: Creta, Unión Soviética, Operación 'Barbarossa', usted cae prisionero por primera vez, escapa, sigue combatiendo en Normandía, participa en la contraofensiva de las Ardenas.

El concepto era defender a nuestro país, defender a la Patria. Habíamos obedecido a Hitler en su momento y después lo continuamos obedeciendo. En el espíritu de los alemanes está la disciplina, en el fondo de esa obediencia. De lo que pasó en la guerra se podrían recordar tantas cosas...

Usted mismo...

He visto tanta sangre... pero no piensas, actúas un poco a ojos cerrados. Sabes que es matar o ser matado. He visto toda esa sangre, pero también conocí el heroísmo y la camaradería en la misma guerra. En mi regimiento de paracaidistas (Fallschirmjäger), el Odenwald, empezamos la guerra 1.500 camaradas. Al final no quedábamos vivos ni siquiera cien. Puede ser que haya vivido una vida muy interesante, pero, sobre todo, he sido muy afortunado.

Cayó prisionero hasta tres veces: primero en la Unión Soviética, de donde pudo escapar. Ya cerca del final de la guerra, fue apresado en Bélgica por tropas estadounidenses, que le dejaron marchar. Al fin, quedó en manos de los ingleses. Y fue trasladado a Inglaterra, donde, tras una serie de avatares y mudanzas, terminó en el campo de prisioneros de Ashton-in-Makerfield.

Y fue en Inglaterra donde me cambió la vida. Digamos que se abrió un nuevo mundo a todos los que llegábamos de la vida en Alemania y de los frentes. Allí, después de la vida de obediencia y disciplina que habíamos llevado, conocí y aprendí lo que eran la tolerancia y la democracia

¿Cómo se fue produciendo ese proceso?

Al principio estábamos un poco asustados. Ya sabe: te llamaban 'alemán sanguinario', 'nazi' y cosas así. Había un programa de reeducación. Nos hacían ver películas y fotografías de lo que había pasado en Alemania y en los países ocupados, nos llevaban a ver las huellas que los bombardeos habían dejado en Londres... pero al mismo tiempo, todo fue empezando a cambiar.

¿Cómo?

Del mismo que podías ver el odio y el desprecio en tantos ojos, veías muchas miradas, sobre todo de las mujeres, que expresaban sentimientos. Después, ya te hablaban. Todas esas miradas y esos sentimientos podían resumirse así: "Este pobre diablo no es culpable de tanta maldad, hay que darle la oportunidad de que comience una nueva vida".

Comienzan a suavizarse las condiciones, ya juegan al fútbol en ese segundo campo de prisioneros, Ashton (el primero fue Marbury Hall, en Cheshire) comienza a sentirse a gusto en Inglaterra, y conoce a una chica, Marion. Hasta que en 1948, después del proceso de 'desnazificación', toca tomar una decisión crucial: regresar a Alemania, a la reconstrucción de su país... o permanecer en Inglaterra, para ayudar a la reconstrucción de tanto daño. Inglaterra ofrecía pago y alojamiento garantizados durante un año a los que decidieran quedarse. Y Trautmann decidió quedarse...

Con todas estas circunstancias, no me veía de regreso a Bremen. No tenía dinero ni casi ropas. Quedaba el orgullo. Me resultó complicado, pero me sentía a gusto en Inglaterra, cada vez me iba sintiendo más en casa. ¿Qué me podía llamar de vuelta a Alemania en estas condiciones? Mi familia seguía entera, en Bremen. Pero yo no me veía allí. Empecé trabajando en una granja y después escogí una unidad de desactivación y almacenamiento de bombas, en Liverpool. Allí necesitaban personal con experiencia. También había empezado a jugar al fútbol seriamente.

Fue en el St-Helens Town, el equipo aficionado de una zona minera en Liverpool County...

Y ahí empezaron a llamarme Bert y conocí a la que iba a ser mi primera esposa, Margaret Friar (hija de Jack Friar, secretario del St. Helens). Ya tomaba té. En el campo de prisioneros, yo jugaba en la media, pero un día me lesioné y pedí a mi camarada Günther Lühr que me dejara jugar en su puesto, en la portería. Era bastante rápido, ágil, sabía salir, me anticipaba a los delanteros. Me seguía gustando saltar...

(Bobby Charlton, el mito del Manchester United, diría con el tiempo: "Bert Trautmann fue el mejor portero contra el que he jugado. Siempre decíamos antes de tirar un penalti o una falta: 'No mires a la portería si intentas marcar un gol a Bert. Si lo haces, verá tus ojos y leerá tus pensamientos'. Trautmann se alza más allá del 1,80 de altura, aunque, revela, "he encogido dos o tres centímetros").

Impresiona en los partidos del St. Helens, en la Segunda División, grupo de Lancashire, y ya se lo rifan: Bolton, Everton, Burnley... y Manchester City, que le ficha el 6 de octubre de 1949, tras una reunión de cuatro horas.

Lo comuniqué tal como regresé a St. Helens. En Manchester hubo protestas y un intento de boicot, ya sabe: 'Criminal nazi', 'Heil Hitler'... pero después empezó un fenómeno que se repitió durante mis 15 años en Manchester: llegara quien llegara al equipo, fuéramos donde fuésemos, la atención de todos venía sobre mí. Y algo más, de lo que estoy muy orgulloso: nunca cargué con los celos de ningún compañero en el vestuario. Siempre fui amigo de todos. Cuando fiché y empezaron las protestas fue el mismo capitán del City, Lee Westwood, el que dijo: "La guerra no existe en nuestro vestuario". Me sentí respaldado.

Esas protestas marcaron su debut, el 19 de noviembre de 1949, en Bolton. Pero todo cambió el 14 de enero de 1950, en Londres, ante el Fulham, cuando, con varias paradas sensacionales, impidió una gran goleada del Fulham al City, que sólo perdió 1-0.

Terminé ovacionado y aplaudido por el público del Fulham, en Craven Cottage... y por los dos equipos, alineados a la entrada del túnel de vestuarios. Fue un orgullo y la confirmación de que había acertado en mis decisiones.

Sesenta años después de Fulham, casi a los 55 años de aquella final, entre la neblina de Wembley y con el cuello roto, ¿qué portero le gusta hoy a Trautmann? ¿Casillas?

Me gusta más Reina. Casillas es bueno de lado a lado de la portería, sobre la línea. Pero sufre en salidas y balones aéreos y cruzados. Reina sabe dominar y controlar el área. Un portero está para quitarle trabajo a la defensa y que la defensa se sienta segura con él. Me gustó Gordon Banks, claro. Y uno más antiguo, el galés Jack Kelsey, del Arsenal.

El mejor del mundo fue...

Alfredo Di Stéfano (sin dudar). Se le comparaba con Pelé. Pero no creo que Pelé hubiese llegado a marcar 1.000 goles en las ligas europeas. Me gustó mucho Luis Suárez.

El mejor equipo...

El Real Madrid de Di Stéfano y Puskas, el de las cinco Copas de Europa. La grandeza y el rango de ese equipo no se han repetido. El Barcelona de hoy juega muy bien y tiene a Messi, que es buenísimo: pero lo hace todo en recorridos más cortos. No sé cómo dejaron marchar a Etoo, a menos que fuera por un problema de disciplina. El fútbol ha perdido identidad.