El 13 de octubre de 1941, según figura en la hemeroteca de ABC, una delegación del Frente de Juventudes alemán, conocido como las juventudes hitlerianas, aterrizó en la capital. Lo hizo en plena guerra, en suelo teóricamente neutral y con la intención de demostrar la sólida formación cultural de los jóvenes del III Reich. Durante la visita, segunda escala de su estancia en España, tras su paso por Barcelona, el grupo desfiló por las calles de Madrid, participó en varios conciertos y hasta organizó un festival deportivo.
Un total de 62 jóvenes alemanes, divididos en dos grupos, se desplazaron a Madrid mientras su país estaba inmerso en la Segunda Guerra Mundial. Unos formaron un grupo musical y otros dos equipos de gimnastas, femenino y masculino. Aquellos adolescentes estaban convencidos de que la guerra tendría un único final y que ellos, porque así se lo habían hecho creer, eran el futuro de un «súper estado». La visita a España, de hecho, estaba configurada como una maniobra propagandística para demostrar la buena salud de Alemania, el horizonte que vislumbraba y la excelente formación física y cultural de sus bases militantes.