Acababa de salir de uno de los campos de prisioneros que el ejército británico había instalado en su zona de ocupación de Alemania, y en el que había pasado cinco largos años en compañía de su madre, cuando la joven Gudrun, que apenas rebasaba la veintena, se afilió a la organización clandestina Stille Hilfe (Ayuda Secreta) destinada al auxilio de antiguos miembros de las SS.
Para entonces, 1951, Gudrun, que se había casado unos meses antes, utilizaba el apellido de su marido, Burwitz, abandonando el de su familia, Himmler, sin duda incómodo para enfrentarse a todos aquellos que habían sufrido las atrocidades de la Gestapo, las deportaciones y las ejecuciones masivas de sus familiares ordenadas por su padre, el más poderoso hombre del Reich tras el propio Hitler, debido a su cargo de Reichsführer de las SS.