domingo, 28 de diciembre de 2014

Gudrum Himmler, la muñequita del Reichsführer




Acababa de salir de uno de los campos de prisioneros que el ejército británico había instalado en su zona de ocupación de Alemania, y en el que había pasado cinco largos años en compañía de su madre, cuando la joven Gudrun, que apenas rebasaba la veintena, se afilió a la organización clandestina Stille Hilfe (Ayuda Secreta) destinada al auxilio de antiguos miembros de las SS.

Para entonces, 1951, Gudrun, que se había casado unos meses antes, utilizaba el apellido de su marido, Burwitz, abandonando el de su familia, Himmler, sin duda incómodo para enfrentarse a todos aquellos que habían sufrido las atrocidades de la Gestapo, las deportaciones y las ejecuciones masivas de sus familiares ordenadas por su padre, el más poderoso hombre del Reich tras el propio Hitler, debido a su cargo de Reichsführer de las SS.


Himmler, condenado por alta traición debido a su intento de negociar una paz por separado con los aliados occidentales, terminó huyendo disfrazado de suboficial del ejército, hasta que fue descubierto por los británicos, suicidándose durante uno de los interrogatorios. Para Gudrun, sin embargo, todo es una superchería, pues sostiene que su padre fue asesinado.

Gudrun, a la que algunos llaman «Madre Teresa del nazismo», ha dedicado su vida a reivindicar la memoria de su padre y a negar la realidad de los campos de concentración, de los que recuerda los huertos en los que los presos cultivaban hortalizas o los cuadros de paisajes que pintaban algunos de los detenidos.

Aunque Himmler tuvo otros tres hijos, Gudrun fue la única nacida de su matrimonio, ya que uno de los chicos era en realidad adoptado, mientras que los otros dos nacieron de la secretaria particular del Reichsführer, con la que éste mantuvo una larga relación. Pero Gudrun fue siempre la preferida de su padre, que solía llamarla con el apelativo cariñoso de Püppi (muñequita).

Vía| ABC

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