martes, 23 de noviembre de 2010

La sala 600 de los procesos de Nuremberg reabre convertida en museo

La Sala 600 que acogió los Juicios de Nuremberg reabre sus puertas como museo, en su emplazamiento original de esa ciudad del sur de Alemania donde Hitler escenificó sus congresos nazis y donde tras la Capitulación se juzgó a la cúpula del Tercer Reich.

El "Memorium Nürnberger Prozesse" es el nombre que recibirá el espacio de 750 metros cuadrados, que acogerá una exposición centrada en el primer juicio contra 24 responsables del régimen, más los doce procesos posteriores contra otros cómplices activos del nazismo.

La inauguración oficial será el domingo, coincidiendo con el 65 aniversario de la apertura del gran juicio, que sentó a Hermann Göring y Rudolf Hess, entre otros, en el banquillo de los acusados del Tribunal Militar aliado.

Junto a las imágenes conocidas de los acusados escuchando con rostro pétreo y provistos de auriculares los cargos que se les imputaban -crímenes de guerra, crímenes contra la Humanidad, conspiración contra la paz mundial, entre otros-, la muestra documentará todo el entorno que rodeó el proceso.

Se documentará asimismo el pliego de la acusación instruido el 18 de octubre de 1945, en Berlín, preámbulo del proceso abierto un mes después contra la cúpula del Reich, que se prolongó durante 218 vistas.

Lo acompañarán, repartidos en cuatro espacios, fotografías, películas y otro material audiovisual, en su mayoría material de archivo rescatado tanto de fondos documentales de las cuatro potencias aliadas como de la propia ciudad de Nuremberg.

La superficie expositora quedará alojada en la planta superior del Tribunal de Justicia. La propia Sala 600 estará abierta al visitante únicamente los días en que no haya vistas judiciales.

"Hay quien considera que hubiera sido mejor dejar de celebrar juicios en la Sala 600 y que sólo se utilizara como museo.

Finalmente se optó por una función mixta", explicó a Efe Stefan Franke, presidente del Tribunal Territorial de Nuremberg, en una presentación previa del Memorial, en Berlín.

Según Franke, esta doble funcionalidad de la Sala obedece tanto a razones prácticas -"la audiencia sigue ahí y no hay otro edificio previsto"- como al concepto: "Se compaginan así ambos sentidos, el histórico y el actual de la labor de la justicia", apunta.

Esta función compartida implicará restricciones a los visitantes, puesto que no podrán acceder a la Sala 600 si se celebran juicios ordinarios. "Tal vez sea igualmente ilustrador visitar, primero, la exposición y asistir luego a un juicio corriente, desde los cuatro puntos de visualización previstos", apunta Franke.

En cualquier caso, sea en el interior de la sala o a través del cristal, el director del nuevo museo y memorial, Matthias Henkel, considera garantizado el ejercicio de "inmersión histórica" que proporcionará la experiencia.

"Celebrar los juicios en Berlín, la que fue capital del Reich, hubiera confrontado a los aliados con problemas logísticos enormes, con la ciudad arrasada por las bombas y el más que precario reparto de competencias tutelares entre los aliados", explicó Henkel.

Los aliados decidieron trasladar el juicio a Nuremberg, otro escenario de alta simbología durante el nazismo, por ser ésta la ciudad que entre 1933 y 1938 acogió los grandes congresos del Partido Nacionalsocialista (NSDAP) de auto-glorificación de Adolf Hitler.

"Juzgar aquí a la cúpula nazi, lo que quedó de ella, o la que no pudo huir tras la capitulación, dio una trascendencia aún mayor a los procesos", según Henkel.

El gran juicio contra los 24 principales acusados terminó el 1 de octubre de 1946 con la lectura de las sentencias, entre ellas once penas de muerte.

A esos primeros procesos de las potencias aliadas siguieron, entre 1945 y 1949, otros doce juicios, en esa misma Sala 600, contra presuntos artífices directos de crímenes nazis o sus cómplices.

Por ahí desfilaron tanto altos funcionarios del régimen, militares y miembros de las SS como profesionales liberales, médicos, juristas, banqueros e industriales y otras piezas "menores" que participaron la gran maquinaria del terror nazi.

Durante años, la tarea de impartir justicia quedó reservada a los aliados. El primer gran juicio contra criminales nazis ya bajo potestad del cuerpo judicial alemán fueron los llamados "Procesos de Auschwitz" instruidos por el fiscal Fritz Bauer, entre 1963 y 1965.

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