La historia guarda un hueco especial para los héroes, pero eso sí, siempre que sea verdad lo que se cuenta de ellos, ya que en caso contrario están abocados al olvido. Esto es lo que ha sucedido con uno de los mitos más famosos de la Segunda Guerra Mundial, el que afirma que una unidad de caballería polaca cargó valerosamente contra decenas de tanques alemanes aún a sabiendas de que iban a ser aniquilados. Algo que, al parecer, es falso.
Este mito comienza el 1 de septiembre de 1939, cuando las tropas de Hitler iniciaron un conflicto mundial al invadir a su vecina Polonia. Para los nazis las prioridades estaban claras: conquistar en el menor tiempo posible el territorio haciendo uso de una de las estrategias militares más revolucionarias hasta la fecha, la ‘blitzkrieg’ o guerra relámpago. Esta táctica era sencilla y consistía en valerse de su superioridad tecnológica para sorprender a los enemigos con un asalto llevado a cabo con todo tipo de vehículos de gran velocidad (blindados o motocicletas). Sus contrincantes, que no habían visto hasta ese momento una estrategia como esa, no tenían tiempo de reaccionar antes de ser masacrados.
Los alemanes se toparon con un ejército polaco en el que la caballería aún contaba con un papel primordial. Y es que, en ese momento, algunos oficiales creían que era imposible que los inmortales jinetes cayeran ante las balas enemigas. De hecho, Polonia no contó con carros de combate hasta 1936, año en que adquirió poco menos que 40. Ante la fuerza arrolladora de Alemania, a sus vecinos sólo le quedaba la opción de resistir hasta recibir la ayuda de alguno de sus aliados europeos.
Entre los primeros objetivos de los nazis se encontraba el ‘Corredor de Pomerania’, un pequeño territorio cerca del pueblo de Pomorze que, situado en el norte del país, le otorgaba un acceso directo al mar Báltico. Para Hitler estaba claro: era necesario tomar este pequeño «pasillo» que le había sido arrebatado al pueblo alemán. Para ello, destinaron nada menos que al 4º Ejército nazi.
Nuestra historia se sucede en esta zona, en la que el alto mando polaco había afincado dos divisiones de infantería y una brigada de caballería con la intención de evitar la toma de Pomerania por parte de los alemanes.
Según el mito, la unidad de jinetes que se encontraba en este territorio, conocida como Brigada de Caballería «Pomorska», llevó a cabo lo que sería recordado como uno de los mayores actos de valor de un soldado durante de la Segunda Guerra Mundial. Según se cuenta, la caballería cargó, lanza y espada en ristre, contra una unidad de tanques alemanes. Estos blindados, conocidos como Panzers, masacraron a los valientes caballeros haciendo valer su superioridad tecnológica.
Además, la leyenda continúa y afirma que la derrota fue tan aplastante que la carga de la «Pomorska» fue la última de la historia, al menos durante un conflicto militar. Y es que este combate dejó sin argumentos a los que apoyaban la caballería. Estaba claro, la época del jinete había tocado a su fin.
La leyenda habla de valentía y honor pero ¿se produjo realmente esta carga?. Según las declaraciones que el historiador Steven J. Zaloga hace en su libro «La invasión de Polonia: 'Blitzkrieg'», la respuesta está clara: este mito es falso. Para Zaloga, los hechos se sucedieron de una forma totalmente distinta, y comenzaron cuando las tropas polacas tuvieron que retirarse hacia el sur del corredor de Pomerania ante la presencia de un gran contingente alemán.
Según explica en sus escritos, contra quién realmente combatió la «Pomorska» durante la guerra fue una unidad alemana motorizada que contaba con algunos vehículos, pero no con blindados. «La Brigada de Caballería ‘Pomorska’ libró todo un día de choques con la 20º División de Infantería Motorizada alemana a lo largo del río Brda, obligando al comandante enemigo a pedir permiso para replegarse ‘ante una intensa presión de caballería’.», escribe el historiador.
Ese mismo día -2 de septiembre de 1939-, la «Pomorska» libraría la batalla que le otorgó su fama, aunque no fue contra blindados. «A última hora de la tarde el jefe del 18º Regimiento de Lanceros, coronel K. Mastelarz, mandó una incursión de dos escuadrones tras las líneas enemigas» determina Zaloga en el documento. «Tras salir al galope de un bosque, sorprendieron al descubierto a un batallón de infantería alemán y cargaron al sable contra la atónita unidad enemiga», explica el historiador.
Los jinetes consiguieron diezmar al regimiento enemigo, pero finalmente la tecnología dio la victoria a los alemanes cuando varias de sus autoametralladoras hicieron retirarse a los caballeros. Después del combate, 20 de los 50 polacos que formaban la unidad de la incursión habían muerto, y entre ellos estaba su comandante. «Al día siguiente se llevó al lugar corresponsales de guerra italianos y se les dijo que los jinetes habían cargado contra carros de combate», sentencia el historiador.
Zaloga también da las claves de porqué esta mentira fue aceptada tanto por alemanes como por polacos. Y es que ensalzaba la tecnología militar de los nazis a la vez que daba a conocer el valor de la caballería polaca. «Esta historia se fue magnificando hasta convertirse en parte de la propaganda alemana y en uno de los mitos más duraderos de la campaña de Polonia», sentencia el historiador en su libro.
No podemos olvidar que la caballeria polaca era la elite del ejercito y que contaba en ese momento con buenas armas anticarro como el bofors de 37 mm, la opción de una carga se contemplaba en circunstancias muy concretas siendo su principal objetivo actuar como infanteria montada.
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