La presencia de la mujer en el ejército no se ha convertido
en una realidad habitual hasta hace muy pocos años. Sin embargo, su
presencia sigue estando vetada en algunas áreas que todavía hoy se
consideran propias de los hombres, por lo que su lucha por la igualdad
continúa.
Probablemente, Lyudmila Pavlichenko tuvo que hacer frente a
una discriminación de ese tipo cuando, en 1941, se dirigió a una
oficina de reclutamiento soviética para alistarse y poder luchar contra
los invasores alemanes.
Según cuenta Javier Sanz en el blog «Sesión de Control»,
Pavlichenko, que poseía un fuerte carácter del que daba muestras desde
muy pequeña, trabajaba como pulidora en un arsenal, donde se aficionó a
las armas. Esa pasión la llevó a apuntarse en un club de tiro donde muy
pronto comenzó a destacar por su excelente puntería.
Por ello, cuando las tropas nazis invadieron la Unión
Soviética, no dudó en presentarse en una oficina de reclutamiento para
servir a su patria. El oficial al mando la alistó como enfermera, como a
casi todas las mujeres, pero ella tenía otros planes. Mostró los
documentos que acreditaban su puntería y pidió un rifle. Al final, tras
convencer al oficial, fue adscrita como francotiradora a la 25 División
de Infantería, con un Mosin-Nagant 1891/30 Sniper con un alcance
efectivo de más de 600 metros como compañero.
Tras luchar en los frentes de Odessa y la península de
Crimea, en junio de 1942 fue herida por un disparo de mortero. Hasta
entonces había causado 309 bajas en las tropas enemigas, incluyendo
varios francotiradores.
Tras su recuperación emprendió una gira por Canadá y EEUU
como relaciones públicas, convirtiéndose en la primera ciudadana
soviética en ser recibida por el presidente Roosevelt. A su regreso a
Rusia ya no se dedicó a instruir a cientos de francotiradores durante la
guerra.
Un año más tarde le fue concedido el título de Héroe de la
Unión Soviética y su imagen apareció en dos ediciones de sellos. Después
de guerra, terminó sus estudios en la Universidad de Kiev y comenzó su
labor de historiadora. Murió el 10 de octubre de 1974 a los 58 años,
quizá sin saber que su desconocida hazaña constituiría un gran ejemplo
para la lucha por la igualdad de la mujer.
Vía | ABC
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