martes, 22 de abril de 2008

Disney y el cine de propaganda


Uno de los géneros cinematográficos más facinantes que aparece en la Historia del Cine usualmente por motivos políticos, es el de propaganda, al que nunca se le presta la atención que merece, al que se ignora casi permanentemente, al que se considera incapaz de generar obras artísticamente valorables, y al que se silencia según el partido político gobernante. El cine de propaganda trata siempre de elaborar un panfleto político a partir de historias de ficción o bien documentales. Sin excepción, todos los grandes productores de películas del mundo han realizado filmes de propaganda, y quienes se han destacado han sido los países dominados por regímenes totalitarios, tales como el nazismo, el fascismo o el comunismo, y por que no, el capitalismo.

El esfuerzo bélico de la I (1914-18) y II Guerra Mundial (1939-45) fue siempre acompañado de películas norteamericanas con elementos propagandísticos. Es común encontrar títulos de películas norteamericanas del período 1917-18 (que fue el período efectivo en que los EE.UU. participaron de la Guerra) en los que se hace referencia al Kaiser como al peor de los seres abyectos sobre la Tierra. Casi veinte años después, en los umbrales de la II conflagración, se adoptó una postura no agresiva, pero sí antipática, hacia los países del Eje (Alemania, Japón, Italia), especialmente para solidarizarse con Gran Bretaña. Con la entrada en Guerra de los EE.UU. en 1941 (nuevamente tarde, para no perder la costumbre), Hollywood adopta una postura 100 % agresiva, y hasta 1945 en todas las películas que se producen, los personajes malvados tienen apellido alemán, y siempre se glorifican los valores de la democracia frente al totalitarismo, incluso se llegó a alabar a los soviéticos (aliados a los EE.UU. hata el final de la Guerra). A pesar de la extensa cantidad de filmes de todos los géneros, con contenidos propagandísticos, hubo algunos directores que realizaron películas cinematográficamente valiosas. Alfred Hitchcok (1899-1980) realizó LIFEBOAT (Ocho a la Deriva-1944), que consistió un ambigüo y brillante mensaje en favor de las democracias. Otros directores realizaron sus propias películas sobre el tema de la Guerra, Frank Capra se dedicó a realizar una serie de documentales bélicos muy valiosos. Y Walt Disney, que era considerado un "genio" desde 1935, produjo uno de los más excelentes pequeños ejemplos que una películas propagandística, también puede ser una obra maestra.

El corto que nos ocupa, titulado DER FUEHRER FACE (1943), se tituló en un principio DONALD DUCK IN NUTZILAND (un juego de palabras entre nazi y nut, bobo, opa), pero luego se cambió en virtud a la popularidad alcanzada por el tema musical Der Fuehrer Face. Estrenado el 1º de enero del '43, el corto estaba protagonizado por el Pato Donald, un personaje de los más importantes creados por Disney (me atrevería a decir que tiene más simpatías que el Ratón Mickey); fueron 7 minutos y pico, pero fueron suficientes para que la Academia de Hollywood lo premiara como mejor cortometraje en 1943. Ciertamente la película debió ser grandemente popular durante esa época, no solo por la satírica visión de la Alemania nazi, sino también por que es realmente divertida. En el principio hay una banda militar de música compuesta por personajes caricaturescos, un alemán, un trombonista japonés, un bombista italiano parecido a Mussolini, un clarinetista parecido al mariscal Göring. El paisaje muestra estructuras, árboles y arbustos con forma de esvásticas. A cada rato los personajes hacen el saludo nazi (hasta un reloj cucú lo realiza), y luego Donald es conducido a una fábrica donde debe llevar a cabo un trabajo muy similar al que realizaba Charles Chaplin en MODERN TIMES (Tiempos Modernos-1936), sobre una cinta sin fin. Sin embargo, aquí hay altavoces permanentes con loas al Führer y de vez en cuando retratos de Hitler entre unas balas a las que Donald debe ajustarles la punta. Escuchar el saludo nazi en boca (o mejor dicho, pico) de Donald, es una experiencia realmente inolvidable, especialmente cuando debe saludar en forma repetitiva a cada retrato del Führer que se le presenta. La presión es tanta que Donald sufre un colapso. La secuencia onírica que se sucede es alucinante. Comienza con una música oriental y balas serpeantes, pero poco a poco se va convirtiendo en el tema leiv motiv del corto. Donald encadenado con el brazo en alto, es aplastado por una bota gigantesca, luego se muestra un retrato de Donald con el bigotito hitleriano, balas monstruosas que al final estallan. Finalmente todo es un sueño del pobre pato, que despierta con un pijama con bandas y estrellas y con la sombra de una estatua de la libertad. Donald abraza esa estatuilla y declara, al final amor por su nación.

Disney mismo lo quitó de circulación luego de la Guerra, y se convirtió en uno de los cortos malditos de la empresa, ya que no fue emitido por TV ni salió a la venta en video, y tal vez solo fue emitido en algún documental. Es una pena, ya que roza la calidad de obra maestra, y es una buena demostración de la presencia de propaganda ideológica en un filme, no invalida el potencial cinematográfico del producto. Depende del espectador maduro tomar el mensaje o no.

No hay comentarios :

Publicar un comentario