domingo, 14 de abril de 2013

'Yo soy una niña de Schindler'

El Holocausto no se puede contar. Nada más cruzar el umbral de Auschwitz, la primera sensación que le invade a uno es la incapacidad de imaginar lo que verdaderamente pasó allí. Algo de ello se adivina en los ojos de Niusia Horowitz-Karakulska, una 'niña de Schindler', el empresario alemán que salvó a más 1.100 judíos del exterminio nazi. Compartimos mesa y cena con ella una noche de marzo en un restaurante de Szeroka Street, corazón del barrio judío de Kazimierz, en la polaca Cracovia, escenario elegido por Steven Spielberg para el rodaje de 'La Lista de Shindler', que ahora cumple 20 años.

"Recuerdo de Schindler que era un hombre muy guapo, olía muy bien, siempre muy elegante, incluso cuando visitaba la fábrica, un lugar lleno de suciedad", relata Niusia, el nombre 105 de la milagrosa lista, nacida en Cracovia en 1932. Sentado junto a ella, Alekxander B. Skotnicki (autor de 'Oskar Schindler a través de los ojos de los judíos que rescató') la traduce al inglés. Sus ojos se iluminan cuando habla de Schindler, pero es una mujer parca en palabras; era una niña cuando aprendió que el silencio y la discreción podrían ayudarla a sobrevivir.

En el rictus serio de su rostro y su mirada intensa se lee el dolor. Niusia y sus padres vivieron dos años en el gueto de Cracovia y fueron trasladados al campo de concentración de Plaszów cuando el gueto fue liquidado. Madre e hija lograron un trabajo en la fábrica de Oskar Schindler en la calle Lipowa. Pero un día acabaron, por error, en Auschwitz, ya lo cuenta la película: el tren que debía trasladar a las mujeres y niños de Schindler desde Cracovia a la nueva sede de la fábrica en Brünlitz fue enviado a un terrible destino. Por una terrible equivocación. Pasaron allí tres semanas hasta que Herr Direktor, como le llamaban sus empleados, logró sacarlos de allí. Eran 300. Los únicos judíos que salieron de Auschwitz.

Niusia, en su juventud.Niusia, en su juventud.

Un tema tabú

Niusia tenía 9 años cuando entró en el gueto; 13 cuando terminó la guerra. No había asistido al colegio, apenas sabía leer ni escribir. "Nunca quise hablar de ello, nunca le conté nada ni siquiera a mi hija", dice. "Yo también querría olvidarlo", explica Stotnicki, que ha entrevistado a cientos de supervivientes para su libro, "no era fácil hablar de ello en una nación donde nadie quería escuchar ni creer que aquello había pasado de verdad tan cerca de sus propias casas".
Steven Spielberg buscó en Cracovia supervivientes para conocer historias reales con todos sus detalles. Fue en la década de los 90 cuando Niusia rompió su silencio. Recordar y contar lo vivido para que nunca nadie pueda olvidarlo. "Conocí a Spielberg en la calle Urzyz, en Cracovia, me pareció un hombre muy humilde y emocionado por conocer a un superviviente de Auschwitz", recuerda. "Ver 'La lista de Schindler' me provocó emociones terribles", prosigue. "No es una historia de amor, es un drama, un trauma para quienes lo vivimos. Incluso muchas personas que no tenían nada que ver con los campos de concentración salían del cine con los ojos llenos de lágrimas".

52.000 testimonios

'La Lista de Schindler' se filmó en blanco y negro porque así eran todas las imágenes que Spielberg había conocido durante su vida del Holocausto y para dar a la película apariencia de documental. Porque el proyecto traspasaba las fronteras de Hollywood: Spielberg creó la Fundación Shoah, cuyo primer objetivo fue grabar todos los testimonios que fuera posible del Holocausto, en cualquier país, en todos sus idiomas, en sus hogares, utilizando una red de voluntarios locales que fueron formados específicamente para ello. Se recogieron 52.000 entrevistas en todo el mundo.
"Nuestra misión ahora es la educación", explica Martin Smok, miembro de esta institución, "utilizar los testimonios del Archivo de Historia Visual, estas voces de los supervivientes y testigos del Holocausto para educar a la población del mundo sobre los mecanismos del odio y de la formación de estereotipos, y cómo estos puede llevar a grandes sufrimientos". Una base de datos de gran importancia histórica teniendo en cuenta que ya han pasado siete décadas y cada vez quedan menos testigos con vida.
"Intentamos hacer de las experiencias de los supervivientes algo relevante para la vida diaria de las nuevas generaciones", añade Smok. Estas 52.000 entrevistas, narrativa viva del siglo XX, están disponibles en 41 instituciones en todo el mundo, la mayoría universidades.

Niusia y el beso de Schindler

La actriz Magdalena Dandourian interpreta en el filme el personaje de Niusia, es la joven judía que el propio Schindler besa, ante la mirada incrédula de numerosos oficiales nazis, el día de su cumpleaños. Horowitz aparece en la emotiva escena final en la que más de un centenar de judíos desfilan ante la tumba de Oskar Schindler, fallecido en Alemania el 9 de octubre de 1974. El empresario, que se enriqueció con el trabajo gratuito de los judíos durante la Segunda Guerra Mundial y gastó toda su fortuna en salvarlos después, descansa para siempre en el Cementerio de los Hombres Justos de Jerusalén.

Niusia (Magdalena Dandourian), instantes antes del beso de Schindler en el filme.Niusia (Magdalena Dandourian), instantes antes del beso de Schindler en el filme.
Muchos supervivientes emigraron tras la guerra en busca de una nueva vida. No era fácil, sin dinero ni contactos en el extranjero. Niusia permaneció en Cracovia y en 1955 se casó con Tadeusz Karakulski; nunca volvió a ver a Schindler después de la guerra, aunque sus padres, establecidos en Austria, sí se pudieron reunir con él. Su hija Magdalena, nacida en 1956 y afincada desde 1978 en EEUU, le ha dado dos nietos.

Realidad y ficción

En las calles de Cracovia, restos originales del muro del gueto conviven cerca de los escenarios que eligió Steven Spielberg para el rodaje del filme, ganador de siete Oscar, incluidos los de mejor película y director. Lugar emblemático es la fábrica de Oskar Schindler, en el barrio de Podgórze, hoy un museo dedicado a las víctimas de los nazis que reconstruye la vida cotidiana en Cracovia antes de la ocupación y da testimonio de las condiciones inhumanas de vida, las atrocidades y muertes, primero en el gueto, y en Plaszów, Auschwitz y Birkenau después. 
 
Museo Fábrica de Schindler. | Foto: S.A.Museo Fábrica de Schindler. | Foto: S.A.
"La primera impresión era terrible (...) Todos estábamos deprimidos, y decíamos: 'No se vuelve de un cementerio'". El testimonio de Mila Hornik da fe del estado de ánimo de los judíos que fueron traslados y aislados entre muros desde el 3 de marzo de 1941 al 13 marzo de 1943, cuando se llevó a cabo la liquidación total del gueto. Unos muros construidos de cemento gris, con forma de lápidas sucesivas, para que los que allí vivían se sintieran enterrados en vida.
Los judíos que sobrevivieron al gueto fueron trasladados al campo de concentración de Plaszów. Desde el 7 de octubre de 1941 Auschwitz ya estaba funcionando, a 43 kilómetros al oeste de la ciudad, como campo de concentración y sede de experimentos científicos que se llevaron a cabo con judíos, eslavos, prisioneros de guerra, gitanos... Birkenau (Auschwitz 2) se creó a tres kilómetros de allí, como campo de exterminio. Dos toneladas de pelo humano, maletas y zapatos se conservan entre sus muros como prueba histórica de lo que allí pasó.

Vía| El Mundo

2 comentarios :

  1. La información que se muestra me parece en verdad interesante. Muchas veces no nos fijamos en que todos los acontecimientos no son sacados de algún horrible cuento, sino que son producto de la misma conducta humana.
    Me alegra que Steven Spielberg haya recurrido a muchas personas por sus testimonios con el fin de informar, normalmente uno no ve la magnitud del problema en una típica historia de Hollywood.
    Sigue siendo sorprendente el hecho de que Schindler, siendo una persona poderosa y adinerada, haya ayudado a personas que en verdad lo necesitaban y que haya gastado su fortuna para protegerlos hasta el final. Es una valiosa lección de vida que muchos de nosotros deberíamos de aprender.

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  2. Hola, solo significar que las dos toneladas de pelo humano que se puede ver en Auschwitz, son sintéticos. Con esto no quiero decir que anteriormente los hubo "de verdad". Pero lo que es, es.

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