Rockie Blunt combate su sordera con dos grandes audífonos que destacan en su calva cabeza. A sus 84 años mira con tranquilidad los copos que caen sobre Varsovia. Está acostumbrado. Lleva toda la vida quitando nieve en su Massachusetts natal. «En las Ardenas sí que pasamos frío», masculla de forma pausada.
Como otros jóvenes estadounidenses, Rockie se alistó sin tener ni idea de lo que iba a hacer ni lo que representaba una guerra. Sólo quería traerse de vuelta algún trofeo nazi. Pero en ese bosque belga, a caballo entre 1944 y 1945, descubrió la crueldad. Sus cartas y las grabaciones y testimonios de otros once soldados, corresponsales de guerra y personal médico han servido a Canal de Historia para crear 'Los archivos perdidos', una superproducción de diez capítulos que ofrece una visión de la Segunda Guerra Mundial a todo color y desde otro punto de vista. «En el mundo de los documentales ya no vale con contar las cosas. Hay que hacer algo más», apuntaron los responsables del canal, que estrenarán en España 'Los archivos secretos' el 3 de marzo (23.00 horas). En Estados Unidos, los diez capítulos lograron una audiencia media de 24 millones de espectadores.
Esta vuelta del calcetín a la Historia se gestó con la Fundación Reda Archives, que cuenta con más de 3.000 horas de contenidos y documentos militares procedentes de 35 países. Muchos han sido donados por las familias de ex combatientes, que encuentran las cartas, documentos o películas en baúles perdidos y que salen a la luz cuando estos soldados fallecen. De esta manera, el productor Scott Reda empezó a buscar doce vidas de personas que se fueron a Europa o al Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial. Todas volvieron, aunque ahora sólo viven seis. Son testimonios de todo tipo: el propio Rockie; Jimmie Kanaya, el hijo de unos inmigrantes japoneses que cayó prisionero en Europa; Jack Werner, un judío vienés que escapó de su país antes de la llegada de los nazis, o Shelby Westbrook, miembro de la única escuadrilla de aviones formada por pilotos negros.
Hoyos infernales
Con sus testimonios, el espectador viajará desde Pearl Harbour hasta el norte de África, pasando por Italia, Alemania, Normandía, Filipinas o Japón. Rockie Blunt participó de forma activa en la elaboración de los documentales, desempolvando los recuerdos de sus viejas cajas. «Es muy importante que el mundo vea lo que hicimos hace 60 años», comenta el ex soldado de infantería.
Rockie confiesa que no sabía nada de la guerra. No advirtió de su crueldad hasta que vio a una mujer destripada y desnuda en Bélgica. «Entonces supe de verdad que estaba en Europa». Además de contar cómo vieron las batallas decisivas de la última gran guerra, los soldados también narran sus sensaciones ante los lugares que se encontraban. Un continente destruido, el choque tras descubrir los campos de concentración, o las condiciones climáticas. «Hollywood no tiene ni idea. Todavía no ha hecho la película que plasme todo esto. Sólo algunos documentales», apunta Rockie.
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