El horror de los campos de exterminio ha dado grandes testimonios de la poesía de la crueldad. De Primo Levi a Jorge Semprún, muchos escritores han descrito en primera persona el delirio del mal radical de unos centros creados para la aniquilación sistemática y la deshumanización. El italiano Boris Pahor presenta ahora «Necrópolis» (Anagrama) un nuevo recuento del horror nazi que el escritor sufrió a final de la guerra, cuando rondaba los 30. Ahora, con 97, todavía le resulta difícil describirlo. «Lo más difícil de explicar aquella experiencia es que el lector sea capaz de revivirla con toda su crueldad», comentó ayer en su visita a Barcelona.
Sin vacuna contra el siglo XX
«Llegabas en un tren. Lo primero que hacían era dejarte desnudo. Estabas en montañas nevadas. Te ponían un pijama de tela fina. Si era tu talla bien, sino, te aguantabas. Y a todas horas veías el humo del horno crematorio y ese olor a carne quemada», afirmó Pahor. En el libro nos explica su experiencia en el campo de concentración de Natweiler-Struthof. «Sólo comías una triste sopa a las 12.00 horas y estabas todo el día pensando en comida. Las humilalciones eran constantes. Muchos no lo aguantaban y se suicidaban», aseguró el escritor. En su opinión, los niños deberían conocer estas experiencias, en lugar de memorizar quién ganó la guerra y quién eran sus generles. «El siglo XX no ha servido de vacuna, todo sigue igual», dijo Pahor.
Sin vacuna contra el siglo XX
«Llegabas en un tren. Lo primero que hacían era dejarte desnudo. Estabas en montañas nevadas. Te ponían un pijama de tela fina. Si era tu talla bien, sino, te aguantabas. Y a todas horas veías el humo del horno crematorio y ese olor a carne quemada», afirmó Pahor. En el libro nos explica su experiencia en el campo de concentración de Natweiler-Struthof. «Sólo comías una triste sopa a las 12.00 horas y estabas todo el día pensando en comida. Las humilalciones eran constantes. Muchos no lo aguantaban y se suicidaban», aseguró el escritor. En su opinión, los niños deberían conocer estas experiencias, en lugar de memorizar quién ganó la guerra y quién eran sus generles. «El siglo XX no ha servido de vacuna, todo sigue igual», dijo Pahor.
Todavía hay gente que abraza el negacionismo o que dice cosas tan poco serias como "ellos están haciendo lo mismo con otros." Como si hubiera que castigar a los abuelos por los errores de los nietos, así en plan retrospectivo.
ResponderEliminarUn saludo.