En 1939, cuando la ciencia que estudiaba la fisión nuclear estaba todavía en pañales, la Alemania nazi de Adolf Hitler emprendió dos programas paralelos para crear el primer reactor atómico del mundo. Sólo 70 años después, los científicos del Instituto de Elementos Transuránicos de Karlsruhe han conseguido desvelar todos los pormenores de aquel programa secreto.
En 1945, tras la victoria de los aliados en la Segunda Guerra Mundial, una misión especial del ejército de EEUU decomisó en varias instalaciones alemanas 664 cubos de uranio, utilizados por los científicos nazis como combustible nuclear. Pero cinco cubos se quedaron en Alemania. Un equipo dirigido por el investigador Klaus Lützenkirchen ha analizado dos de ellos.
Una de las muestras, perteneciente al programa Uranverein (club del uranio), dirigido por el premio Nobel de Física Werner Heisenberg, estaba almacenada en el Museo Atómico de Haigerloch, la ciudad en la que los nazis intentaron desarrollar la bomba nuclear. La segunda muestra, una lámina de uranio, se encontraba en el Instituto Max Planck de Física Nuclear en Heidelberg y procedía del trabajo de un colega de Heisenberg, Karl Wirtz.
El equipo de Lützenkirchen aplicó las mismas técnicas que emplea en el análisis del uranio de contrabando interceptado y observó que el cubo y la lámina procedían de dos lotes diferentes. Es más, según explica el científico, el primero se fabricó en 1943 y el segundo, en 1940. En ninguno de ellos se detectaron residuos característicos de la fisión nuclear.
"Estos programas sólo buscaban obtener energía nuclear para uso civil, pero fallaron", señala Lützenkirchen. El Proyecto Uranio, el nombre en clave del programa de las fuerzas armadas alemanas para fabricar una bomba nuclear, también falló. El Proyecto Manhattan, llevado a cabo por el ejército de Estados Unidos, se adelantó y acabó decidiendo la Segunda Guerra Mundial.
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