Buceando por la red he encontrado un interesante artículo de opinión de Monika Zgustova, escritora. Su última novela es Jardín de invierno (Destino). El artículo publicado en El País incluye el siguiente párrafo que me ha hecho reflexionar unbuen rato, así que a modo de DEBATE os lo transcribo para que podáis opinar sobre la idea que transmite.
Últimamente, las agencias de viajes han empezado a ofrecer viajes organizados a Auschwitz. Los autocares aparcan cerca del campo y escupen decenas de turistas. El año pasado, sólo de Israel, 30.000 estudiantes visitaron el campo. El escritor Jordi Puntí, que recientemente había visitado Auschwitz, me contó que la presencia de tantos turistas no favorecía la reflexión sobre lo ocurrido. En la web de Auschwitz leo las reacciones de los que ya han visitado el campo de concentración: "Potente y triste: ¡no os lo perdáis!", "Hay que ir: una experiencia conmovedora", "¡Muy recomendable!", "¡Buenos guías!", "Pensad en comer algo antes de la visita y poneros calzado cómodo". Son las mismas reacciones que ante el puente de los suspiros en Venecia o una puesta de sol en Cabo Sunion. En la misma página una agencia de viajes ofrece: "Desde Cracovia te llevaremos a Auschwitz en un cómodo coche, ¡en sólo una hora!". Y en la misma página se ve una playa tropical con palmeras y hamacas, para los que prefieren el Caribe a Auschwitz. El turismo organizado a los lugares del mal acaba trivializando el sufrimiento humano para convertirlo en un espectáculo que contemplamos sin que nos alcance, como no nos horrorizamos ante la tortura de un santo en un cuadro barroco.
Cuando yo estuve había poca gente, pero fui en Septiembre.
ResponderEliminarLo cierto es que cuando ves todo el tinglado no puedes dejar de pensar que es una especie de Disneylandia del horror, aunque si he de ser justa, no llega a tanto, la organización del campo es muy sobria.
Es complicado, por qué en realidad, ¿quién quiere ir a visitar un lugar así? ¿para qué?
Hasta el día de la visita, estuve planteándome no ir, no sabía si iba a ser demasiado fuerte, pero al final me dije que necesitaba estar allí para tratar de entender un poco la maldad humana.
Yo nunca le recomendaría esta visita a nadie, es demasiado fuerte, si no vas con ánimo de reflexionar, si no te va a servir para algo más que para decir que has ido, no vayas, son ganas de pasarlo mal.
No puedo entender que alguien vaya y no salga mudo e impresionado.
La hora de vuelta, es muy silenciosa.
Me quedo con tu última frase, Ender: "La hora de vuelta, es muy silenciosa"
ResponderEliminarCreo que eso dice mucho...
El morbo es lo que tiene.
ResponderEliminar¡Quién iba a decir a los que se dejaron la piel, las ilusiones o la vida en el campo más tristemente famoso de la historia, que se iban a organizar excursiones después para verlo!
En fin, yo también me apuntaría, aunque sólo por conocerlo.
Un saludo.
Yo también he estado, y es etremecedor. Es recomendable hacer la visita sin prisa, y medio suelto del grupo, con tiempo para pensar.
ResponderEliminarEn contra de la opinión que intenta transmitir el artículo, yo creo que todo el mundo debería visitarlo, para sentir los escalofríos que yo sentí y entre todos evitar que vuelva a suceder algo así.
pues con un poco de suerte, yo lo visitaré en noviembre. ¿por qué?. pues porque soy un apasionado de la SGM.
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