Como aperitivo de una próxima entrada sobre el El Puente sobre el Río Kwai, os dejo esta curiosidad que seguro que muchos desconocíais.
El coronel Saito existió realmente, pero su verdadero carácter distaba mucho del inhumano y cruel personaje del film. El verdadero Saito era un militar culto, inteligente y humano que trataba a los prisioneros con respeto y compasión. Hasta el punto que, tras la derrota de Japón, Tossey acudió como testigo al consejo de guerra que el tribunal aliado para crímenes de guerra entabló contra Saito y le salvó de la horca con sus declaraciones. Cuando Tossey murió, en 1975, Saito viajó a Inglaterra para visitar su tumba.
El coronel Saito existió realmente, pero su verdadero carácter distaba mucho del inhumano y cruel personaje del film. El verdadero Saito era un militar culto, inteligente y humano que trataba a los prisioneros con respeto y compasión. Hasta el punto que, tras la derrota de Japón, Tossey acudió como testigo al consejo de guerra que el tribunal aliado para crímenes de guerra entabló contra Saito y le salvó de la horca con sus declaraciones. Cuando Tossey murió, en 1975, Saito viajó a Inglaterra para visitar su tumba.
El enemigo siempre exagera los defectos del adversario. Algo parecido ocurrió con Atila, un bárbaro despiadado según los romanos y resultó ser un ser refinado y culto que conocía el latín a la perfección.
ResponderEliminarSaludos.