domingo, 25 de abril de 2010

La novela 'Once minutos' reúne a Hitler con Elser, su asesino frustrado


La Feria del Libro acogió ayer la presentación de 'Once minutos', una obra de fondo histórico que relata una entrevista ficticia entre Adolf Hitler y Georg Elser, el carpintero que intentó asesinarle con una bomba en 1939. Se trata de la primera novela del profesor de Geografía e Historia Rafael Sierra, nacido en Amsterdam (Holanda) en 1963 en una familia de emigrantes y afincado en Arcos de la Frontera (Cádiz), donde da clases de secundaria. El libro, editado por Absalon, ha sido adaptado al teatro por la compañía bilbaína El Beso.

A Sierra, que ya había publicado varios relatos cortos, le ayudó a vencer su pereza hacia la narrativa más extensa la constatación, un curso tras otro, de que los adolescentes del siglo XXI «no solo no saben lo que hizo Hitler, sino que ni siquiera saben que Hitler existió». «Como maestro y como persona, me causa una tristeza infinita», reconoció.

Así que cada año, este profesor «manda el temario a hacer puñetas» para hablar de una guerra que costó la vida a 60 millones de europeos y de unos campos en los que fueron exterminados otros 8 millones. «Buscamos en Internet fotos de los campos, de los hornos crematorios, de los cadáveres en fosas comunes, del fusilamiento de prisioneros. Les digo que esto fue ayer y que 8.000 españoles murieron allí. Algunos se emocionan», explicó.

Matar 'a la alemana'

A su juicio, olvidar este episodio trágico es como «conceder la victoria a los verdugos. El único consuelo de aquellas familias que se despedían en las cámaras antes de ser gaseadas era que las generaciones futuras no les olvidarían».
Para este escritor, el genocidio nazi «no es una anécdota» en la historia de la humanidad. «Un exterminio en África consiste en hutus y tutsis que se matan a machetazos, mientras que en Alemania, con su mentalidad eficiente, trabajadora y organizada, construyen fábricas para eliminar personas. La idea está presente en el ser humano y lo que se hizo en Alemania se puede repetir en cualquier otro sitio».

Por eso, el 'führer' que describe 'Once minutos' no es un loco: «He intentado hacer un retrato fiel de su mentalidad, entender cuál es el esquema de pensamiento de un dictador. Sus ideas son horribles, pero no son producto de la locura». Lo curioso es que, en el libro, los dos hombres justifican la violencia, pero cada uno actuaba por motivos muy distintos: «Uno opta por el camino de la libertad, de eliminar al tirano, y otro, por una Europa terrorífica».

Georg Elser fue un carpintero alemán nacido en 1903 que cometió un atentado del que Hitler se libró por poco: el 8 de noviembre de 1939, la bomba colocada en la cervecería de Munich en la que el genocida pronunciaba un discurso estalló 11 minutos después de que Hitler hubiera salido del local. Elser había estudiado relojería y robado explosivos en la fábrica en la que trabajaba, pero no podía prever que aquel día, aniversario del fallido golpe de estado de Hitler en 1923, la niebla impediría volar al avión del 'führer' y que este acortaría la celebración para coger un tren de regreso a Berlín. La detonación mató a ocho personas e hirió a varias decenas más, pero ninguna de ellas era un dirigente nazi.

El magnicida fallido fue detenido en la frontera suiza, condenado a muerte y trasladado al campo de exterminio de Dachau. Tras varias sesiones de tortura, la Gestapo tuvo que reconocer que Elser no pertenecía a ningún grupo terrorista ni trabajaba para los servicios secretos británicos: era un espontáneo que había llegado a la conclusión de que Hitler era un desastre para su país y para Europa.

Cuando la guerra ya estaba perdida, las autoridades del campo pidieron instrucciones sobre este 'prisionero especial'. Georg Elser murió de un tiro en la nuca sin saber que 9 días después las tropas estadounidenses iban a liberar Dachau y que, antes de un mes, Hitler se quitaría la vida. Y, por supuesto, sin haber mantenido ese encuentro con el mayor genocida de la historia que Rafael Sierra imagina en su libro.

2 comentarios :

  1. Un tema tremendo el que nos traes hoy. Me imagino que a este hombre no le harían sólo cosquillas sus carceleros. Menuda suerte tuvo Hitler con la niebla. De no ser por ella... el curso de la historia se habría modificado.
    Saludos.

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  2. ES CIERTO. COMO DIGO EN LA NOVELA :"¿QUE LE HUBIESE COSTADO AL DUEÑO DE LA ETERNIDAD OTORGARLE ONCE MINUTOS A ELSER?"

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