Hitler planeaba crear en su ciudad natal de Linz un super museo con miles de obras requisadas a lo largo de Europa, según demuestra un álbum de fotos descubierto cerca de Cleveland, en EEUU.
El propietario del álbum, John Pistone, jamás entendió la importancia de la voluminosa edición de cuero verde que se llevó como recuerdo en 1945, cuando era un soldado del Ejército estadounidense, desde la casa del caudillo nazi en Berchtesgaden.
"Para mí no era más que un libro con reproducciones de cuadros antiguos. Yo sólo quería una prueba de que estuve en el monte de Hitler", declaró Pistone, citado por el diario británico The Telegraph.
Fue el representante de una empresa de máquinas lavadoras quien visitó un día su casa y se fijó en ese álbum titulado "Pinacoteca Linz XIII". El hombre, aficionado a la Historia, se puso en contacto con una fundación del arte cuyo presidente viajó a Cleveland y se dio cuenta de lo importante que era el hallazgo.
Durante muchos años, Hitler albergó la ilusión de convertirse en un gran pintor pero fue rechazado en una escuela de arte. Estaba obsesionado con su propia colección de cuadros e impartía instrucciones diarias al respecto incluso cuando las tropas aliadas se acercaban a Berlín. Cada Navidad o cumpleaños recibía como obsequio catálogos de obras requisadas por los nazis que él planeaba poner en el Fuhrermuseum, en su ciudad natal de Linz, en Austria.
El futuro museo debía competir en grandeza con los de Dresde y Múnich. Hitler mismo participó en la confección de planos arquitectónicos que llegaron a incluir un teatro, una ópera y un hotel.
En total, le regalaron a Hitler 31 álbumes, uno de los cuales - el que se vio finalmente en EEUU - contenía reproducciones de pinturas alemanas y austriacas del siglo XIX, sus favoritas. El pasado martes, Pistone donó esa edición al Museo Histórico de Berlín donde ya se guardan otros 20 álbumes de Linz.
Los restantes 11 todavía faltan y es probable que también se los hayan llevado soldados estadounidenses, sin darse cuenta de su verdadero significado.
El propietario del álbum, John Pistone, jamás entendió la importancia de la voluminosa edición de cuero verde que se llevó como recuerdo en 1945, cuando era un soldado del Ejército estadounidense, desde la casa del caudillo nazi en Berchtesgaden.
"Para mí no era más que un libro con reproducciones de cuadros antiguos. Yo sólo quería una prueba de que estuve en el monte de Hitler", declaró Pistone, citado por el diario británico The Telegraph.
Fue el representante de una empresa de máquinas lavadoras quien visitó un día su casa y se fijó en ese álbum titulado "Pinacoteca Linz XIII". El hombre, aficionado a la Historia, se puso en contacto con una fundación del arte cuyo presidente viajó a Cleveland y se dio cuenta de lo importante que era el hallazgo.
Durante muchos años, Hitler albergó la ilusión de convertirse en un gran pintor pero fue rechazado en una escuela de arte. Estaba obsesionado con su propia colección de cuadros e impartía instrucciones diarias al respecto incluso cuando las tropas aliadas se acercaban a Berlín. Cada Navidad o cumpleaños recibía como obsequio catálogos de obras requisadas por los nazis que él planeaba poner en el Fuhrermuseum, en su ciudad natal de Linz, en Austria.
El futuro museo debía competir en grandeza con los de Dresde y Múnich. Hitler mismo participó en la confección de planos arquitectónicos que llegaron a incluir un teatro, una ópera y un hotel.
En total, le regalaron a Hitler 31 álbumes, uno de los cuales - el que se vio finalmente en EEUU - contenía reproducciones de pinturas alemanas y austriacas del siglo XIX, sus favoritas. El pasado martes, Pistone donó esa edición al Museo Histórico de Berlín donde ya se guardan otros 20 álbumes de Linz.
Los restantes 11 todavía faltan y es probable que también se los hayan llevado soldados estadounidenses, sin darse cuenta de su verdadero significado.
Un pintor frustrado. Yo que no pudo entrar en la escuela de Bellas Artes de Viena, planeaba apoderarse del arte de los demás.
ResponderEliminarSaludos.