Poco antes de empezar esta 63ª edición del Festival de Cannes que morirá mañana salió a la luz una carta abierta firmada por casi un centenar de personalidades del cine ruso, entre ellas destacados realizadores como Alexei Guerman, Eldar Ryazanov, Yuri Norstein o Alexander Sokurov, a los que se sumó el georgiano Otar Iosseliani. El texto, titulado 'No nos gusta', denunciaba la gestión de su colega Nikita Mijalkov al frente de la Unión de Cineastas de la Federación Rusa. Los firmantes cargaban contra lo que consideraban "autoritarismo y verticalidad del poder absoluto" en la gestión de Mijalkov, director de películas como Ojos negros, Urga o Quemado por el sol y buen amigo del ex presidente y actual primer ministro Vladimir Putin.
Los airados directores, que en la carta dejaban clara su salida de la Unión de Cineastas, lamentaban la forma en que, según ellos, Mijalkov nombra en los puestos de responsabilidad a aquellas personas que le convienen, y cómo logra expulsar de la institución a todos aquellos que se muestran insumisos.
Pero hoy le ha llegado al director ruso la hora del contraataque. Mijalkov ha presentado dentro de la sección oficial (ha sido la última película proyectada a concurso) El éxodo, segunda parte de su gran éxito Quemado por el sol, con la que en 1994 cosechó el Gran Premio del Jurado en Cannes y el Oscar a la mejor película de habla no inglesa. "Si se me acusa de autoritarismo quiero que lo demuestren, quiero pruebas y hechos, porque si me da la gana yo también puedo asegurar que ayer le vi a usted desnuda delante del hotel Carlton de Cannes", ha respondido el realizador a una periodista rusa que le ha pedido su opinión sobre la carta. Mijalkov ha dicho que tiene sus propios puntos de vista y que los expresa libremente, "sin que mis opiniones influyan ni afecten a nadie... es mentira que yo haya prohibido a nadie hacer una película".
En cuanto a su nueva película, segunda parte de una trilogía sobre las condiciones en que se desarrolló la victoria soviética en la segunda guerra mundial (la tercera ya está preparada), cabe decir que, como el propio personaje, también se trata de una obra rodeada de polémica, al margen de sus intenciones grandilocuentes tanto en la factura como en el mensaje. Con un presupuesto de 40 millones de dólares, lo que la convierte en la película más cara de la Rusia post-soviética, El éxodo apenas lleva recaudados en taquilla siete millones desde que se estrenó hace dos meses en Rusia (donde no ha pasado del noveno puesto del box office) y en otros países como Kazajistán, Letonia o Estonia.
Y ése es precisamente uno de los puntos controvertidos: Mijalkov no habría tenido ningún problema en infringir el reglamento del Festival de Cannes, que prohíbe el estreno previo de películas de la sección oficial en países que no sean el de origen. Por otra parte, el estreno de El éxodo en los mencionados países se produjo en forma de una película de tres horas, a las que posteriormente quitó media para venir a Cannes.
El director ruso, a quien algunas críticas publicadas en su país han tachado de falso patriotismo en este retrato de las tribulaciones del general Kotov, ha asegurado hoy en Cannes que se decidió a hacer la película por culpa... de Steven Spielberg. "Vi en un cine de París la película Salvar al soldado Ryan y comprobé que la gente joven salía del cine convencida de que la segunda guerra mundial era eso; bueno, Spielberg es un gran director de cine, y él contó el desembarco en Normandía bajo su punto de vista, claro". En las notas de producción de El éxodo, el propio Mijalkov (también protagonista de la película, junto con su hija Nadejda Mijalkova) escribe: "Me molestó esa interpretación de la Historia según la cual fueron solo los aliados quienes ganaron la guerra".
Los airados directores, que en la carta dejaban clara su salida de la Unión de Cineastas, lamentaban la forma en que, según ellos, Mijalkov nombra en los puestos de responsabilidad a aquellas personas que le convienen, y cómo logra expulsar de la institución a todos aquellos que se muestran insumisos.
Pero hoy le ha llegado al director ruso la hora del contraataque. Mijalkov ha presentado dentro de la sección oficial (ha sido la última película proyectada a concurso) El éxodo, segunda parte de su gran éxito Quemado por el sol, con la que en 1994 cosechó el Gran Premio del Jurado en Cannes y el Oscar a la mejor película de habla no inglesa. "Si se me acusa de autoritarismo quiero que lo demuestren, quiero pruebas y hechos, porque si me da la gana yo también puedo asegurar que ayer le vi a usted desnuda delante del hotel Carlton de Cannes", ha respondido el realizador a una periodista rusa que le ha pedido su opinión sobre la carta. Mijalkov ha dicho que tiene sus propios puntos de vista y que los expresa libremente, "sin que mis opiniones influyan ni afecten a nadie... es mentira que yo haya prohibido a nadie hacer una película".
En cuanto a su nueva película, segunda parte de una trilogía sobre las condiciones en que se desarrolló la victoria soviética en la segunda guerra mundial (la tercera ya está preparada), cabe decir que, como el propio personaje, también se trata de una obra rodeada de polémica, al margen de sus intenciones grandilocuentes tanto en la factura como en el mensaje. Con un presupuesto de 40 millones de dólares, lo que la convierte en la película más cara de la Rusia post-soviética, El éxodo apenas lleva recaudados en taquilla siete millones desde que se estrenó hace dos meses en Rusia (donde no ha pasado del noveno puesto del box office) y en otros países como Kazajistán, Letonia o Estonia.
Y ése es precisamente uno de los puntos controvertidos: Mijalkov no habría tenido ningún problema en infringir el reglamento del Festival de Cannes, que prohíbe el estreno previo de películas de la sección oficial en países que no sean el de origen. Por otra parte, el estreno de El éxodo en los mencionados países se produjo en forma de una película de tres horas, a las que posteriormente quitó media para venir a Cannes.
El director ruso, a quien algunas críticas publicadas en su país han tachado de falso patriotismo en este retrato de las tribulaciones del general Kotov, ha asegurado hoy en Cannes que se decidió a hacer la película por culpa... de Steven Spielberg. "Vi en un cine de París la película Salvar al soldado Ryan y comprobé que la gente joven salía del cine convencida de que la segunda guerra mundial era eso; bueno, Spielberg es un gran director de cine, y él contó el desembarco en Normandía bajo su punto de vista, claro". En las notas de producción de El éxodo, el propio Mijalkov (también protagonista de la película, junto con su hija Nadejda Mijalkova) escribe: "Me molestó esa interpretación de la Historia según la cual fueron solo los aliados quienes ganaron la guerra".
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