Violeta Friedman era una mujer judía de Hungría que en 1944 fue deportada, teniendo sólo 14 años, con toda su familia al campo de exterminio nazi de Auschwitz – Birkenau. Al terminar la II Guerra Mundial sólo habían sobrevivido, milagrosamente, ella y su hermana.
Tras años de tratar de olvidar su terrible experiencia se convirtió en una activista contra los movimientos nazis y el antisemitismo en su madurez, tras ver en televisión como un general de las SS condenado a muerte en Bélgica, León Degrelle, vivía cómodamente en España y negaba la existencia de los campos de exterminio y de las cámaras de gas.
Tras una larga serie de pleitos contra el nazi, el Tribunal Constitucional falló a favor de la demandante y condenó a Degrelle por “atentar contra la dignidad del pueblo judío” y preludiando la legislación posterior contra delitos como el racismo, la xenofobia o el antisemitismo.
Un acto muy emotivo
En varias ocasiones los distintos oradores, amigos de Violeta Friedman como Esteban Ibarra, presidente del Movimiento contra la Intolerancia; la periodista Aurora Minguez; el abogado Jorge Trías Sagnier (que fue el que desinteresadamente llevó los juicios contra Degrelle); o su propia hija, Patricia Weisz Friedman, que es además la Presidenta de la nueva fundación.
La sala, un amplio espacio de la sede área de Gobierno de Familia y Asuntos Sociales del Ayuntamiento de Madrid, cuya Delegada, Concepción Dancausa, también participó en el acto, estaba completamente abarrotada y no pocos tuvieron que asistir desde el exterior.
La Fundación anunció, por boca de su Gerente, Antonio Mingo, los tres grandes objetivos que se va a plantear: que la negación del Holocausto sea considerada delito, desarrollar programas de sensibilización de los jóvenes frente al antisemitismo y las ideologías totalitarias; y que se cree en Madrid una Casa del Holocausto que sirva para, en palabras de la propia Violeta, “no olvidar lo inolvidable”.
Tras años de tratar de olvidar su terrible experiencia se convirtió en una activista contra los movimientos nazis y el antisemitismo en su madurez, tras ver en televisión como un general de las SS condenado a muerte en Bélgica, León Degrelle, vivía cómodamente en España y negaba la existencia de los campos de exterminio y de las cámaras de gas.
Tras una larga serie de pleitos contra el nazi, el Tribunal Constitucional falló a favor de la demandante y condenó a Degrelle por “atentar contra la dignidad del pueblo judío” y preludiando la legislación posterior contra delitos como el racismo, la xenofobia o el antisemitismo.
Un acto muy emotivo
En varias ocasiones los distintos oradores, amigos de Violeta Friedman como Esteban Ibarra, presidente del Movimiento contra la Intolerancia; la periodista Aurora Minguez; el abogado Jorge Trías Sagnier (que fue el que desinteresadamente llevó los juicios contra Degrelle); o su propia hija, Patricia Weisz Friedman, que es además la Presidenta de la nueva fundación.
La sala, un amplio espacio de la sede área de Gobierno de Familia y Asuntos Sociales del Ayuntamiento de Madrid, cuya Delegada, Concepción Dancausa, también participó en el acto, estaba completamente abarrotada y no pocos tuvieron que asistir desde el exterior.
La Fundación anunció, por boca de su Gerente, Antonio Mingo, los tres grandes objetivos que se va a plantear: que la negación del Holocausto sea considerada delito, desarrollar programas de sensibilización de los jóvenes frente al antisemitismo y las ideologías totalitarias; y que se cree en Madrid una Casa del Holocausto que sirva para, en palabras de la propia Violeta, “no olvidar lo inolvidable”.
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