jueves, 21 de noviembre de 2013

Manila, la víctima olvidada de la Segunda Guerra Mundial

Pocos son conscientes de que la capital de Filipinas fue escena de algunas de las más cruentas batallas de la Segunda Guerra Mundial, y una imponente muestra de ello es el Cementerio Americano de Manila, la gran necrópolis que Estados Unidos le dedica a los soldados caídos en el Pacifico.

Más de 17.200 militares que lucharon para las Fuerzas Armadas estadounidenses en la Segunda Guerra Mundial están enterrados en este recinto, una verde explanada de unas 62 hectáreas sembrada de cruces de mármol blanco.

El cementerio, situado en el distrito capitalino de Fort Bonifacio, cuenta con un edificio circular en cuyas paredes están grabados los nombres de otros 36.236 soldados desaparecidos en combate en las batallas que se libraron en la zona suroeste del Pacífico.

A su alrededor se disponen las más de 17.200 tumbas, distribuidas con precisión milimétrica para formar circunferencias perfectas en un césped inmaculado al que dedican toda su atención más de 30 jardineros.
"Recibimos unos 600 visitantes al día, de los cuales muchos son americanos, y algunos son familiares de soldados que fueron enterrados aquí", explica orgullosa la guía del Cementerio Americano, Hernie Lelix, que lleva más de dos décadas trabajando en el monumento.

Solo un 39%

Sin embargo, los más de 17.200 soldados enterrados en el lugar son sólo el 39 por ciento de militares cuyos cuerpos pudieron ser recuperados, puesto que el otro 61 por ciento fue repatriado a petición de los familiares.

El Cementerio Americano es uno de los pocos lugares en Manila que recuerda el horror y la destrucción que vivió la capital de Filipinas durante la Segunda Guerra Mundial, que estalló en el país horas después del famoso ataque sobre la base estadounidense de Pearl Harbour por parte de los japoneses, el 7 de diciembre de 1941.
Filipinas, que por aquel entonces aún era territorio de Estados Unidos, fue ocupada por los japoneses y mantenida hasta 1945, con el brutal bombardeo de Manila.

Liberación de Manila

Más de 100.000 civiles murieron en la batalla conocida como la Liberación de Manila en una combinación del bombardeo estadounidense y las acciones desesperadas de los soldados japoneses, que habían recibido órdenes de matar el mayor número de filipinos posible.

Manila quedó arrasada, seis de las siete catedrales de la zona histórica destruidas, y se convirtió así en la segunda ciudad aliada que mayor destrucción sufrió en la Segunda Guerra Mundial, sólo por detrás de Varsovia.

Una historia que, según el actor y activista cultural filipino Carlos Celdrán, a día de hoy sigue afectando a los ciudadanos del país.

"Aunque se supone que ganamos la guerra, perdimos nuestra historia, nuestra identidad y, básicamente, nuestro pasado" apunta Celdrán, que dedica parte de su tiempo a intentar reavivar la memoria de los filipinos con tours por Intramuros, la zona más histórica de Manila.
"Después de la guerra, y como la ciudad estaba tan destruida, llena de cadáveres y enfermedades, los americanos básicamente arrasaron con excavadoras todo Intramuros y lo echaron al río Pasig", explica Celdrán.

"Así que después de 1945 y hasta la década de los 80, -añade el activista- Intramuros se convirtió en un aparcamiento básicamente, uno de esos lugares donde la gente viene simplemente a tirar desperdicios, incluso cadáveres".

Según Celdrán, los ciudadanos de Manila están "comenzando sólo ahora a darse cuenta de lo que significa Intramuros para la historia de Filipinas". Además, la participación de Filipinas en la Segunda Guerra Mundial a consecuencia de ser una colonia estadounidense "crea un crisis de identidad para los filipinos".

"Sabemos que la cultura estadounidense es lo que queremos ser, -explica Celdrán- pero también somos conscientes de lo perjudicial que ha sido para nosotros estar bajo esa fuerza colonial". "Les queremos, pero a la misma vez les odiamos", asegura.

Vía| ABC

miércoles, 20 de noviembre de 2013

El poco conocido heroísmo de la Iglesia polaca durante la Segunda Guerra Mundial

El 13 de junio de 1999, en su séptimo viaje a su amada Patria, nuestro recordadoel Papa Juan Pablo II beatificó a 108 mártires de la era nazi: 3 obispos, 52 sacerdotes diocesanos, 26 sacerdotes religiosos, 3 seminaristas, 7 religiosos, 8 religiosas y 9 laicos.

El 1º de septiembre de 1939 a las 4.45 a.m. 60 divisiones alemanas invadieron Polonia. El Alto Mando de la Wehrmacht (ejército alemán) aprovechando la ventajosa posición de las fronteras alemanas que por el oeste, norte y sur envolvían casi totalmente el territorio polaco, dividió a sus efectivos en dos grupos de Ejércitos: G.E. Sur (coronel-general Von Rundstedt) con 35 divisiones - tres ejércitos- y G.E. Norte (coronel-general Von Bock) con 25 divisiones - dos ejércitos -.

“Aquel 1 de septiembre de 1939 no se borrará nunca de mi recuerdo: era el primer viernes de mes. Había ido a Wawel (1) para confesarme. La catedral estaba vacía. Fue quizás, la última vez que pude entrar libremente en el templo. Después fue cerrado. El castillo real de Wawel se convirtió en la sede del Gobernador General Hans Frank. El P. Figlewicz era el único sacerdote que podía celebrar la Santa Misa, dos veces por semana, en la catedral cerrada y bajo la vigilancia de policías alemanes” (Juan Pablo II, Don y Misterio, pág. 36).

“Debemos celebrar misa, a pesar de todo. Roguemos a Dios que proteja a Polonia”, dijo el antiguo profesor de religión al joven estudiante universitario. Karol obedeció y asistió a la misa ante el altar de Cristo Crucificado, en la catedral cuyo  altar principal  sostiene el sarcófago de plata de San Estanislao. Los vitrales, mientras tanto, se sacudían con las explosiones. La Luftwaffe (fuerza aérea) se hacía presente con su carga mortífera.

El 17 del mismo mes, los ejércitos de la Unión Soviética invadían Polonia por el este. El día 27, Polonia se rendía y el Tercer Reich de Hitler y la Unión Soviética de Stalin se repartían su territorio.

El Cardenal Hlond, primado de Polonia, logró llegar a Roma en los ominosos y terribles días de la invasión nazi y declaraba por Radio Vaticana: “Polonia, no has sucumbido, porque Dios no ha muerto. Dios no ha muerto, y se manifestará a su tiempo en el gran entrevero de los pueblos, y hablará tu idioma. Es por Su querer que resucitarás en la gloria y en la potencia, y que serás feliz mi Polonia bien amada”.

A medida que los Stukas y los Panzer arrollaban y destruían todo a su paso, imposibles de frenar a pesar del heroísmo polaco, se estaba gestando un plan sistemático para liquidar el “asunto polaco”.

Tanto la Gestapo (Policía secreta del Estado) como el Servicio de Seguridad del Reich (Sicherheitsdienst, el temible SD) confeccionaron listas detalladas de polacos destacados, contrarios a Alemania. En dichas listas figuraban más de 75.000 apellidos que incluían a políticos activos, personalidades del ámbito cultural y social, a los participantes de las revueltas en Silesia y la Gran Polonia, y de los movimientos Mazuria y Warmia, a la inteligencia y al clero polaco. Este operativo recibió el significativo nombre de “Aktion Tannenberg (2).

La parte occidental de Polonia denominada Warthegau, debía entrar a formar parte del Gran Reich y por ende se debía proceder a una completa germanización de la población en el plazo de una generación y en base a principios raciales. Esta región, llamada así por el río Warta, comprendía las arquidiócesis de Gniezno y Poznan, buena parte de la diócesis de Wloclawek y de Lódz y una pequeña parte de las diócesis de Czestochowa y Varsovia Los grupos étnicos, juzgados no idóneos o refractarios al cambio radical de cultura e idioma, debían ser trasladados a otros lugares y reemplazarlos por inmigrantes alemanes. Era previsible que el proceso de desnacionalización hallaría una ardua resistencia entre los intelectuales y especialmente en el clero. Era necesario eliminar físicamente a estas personas para arrancar de cuajo la nacionalidad y la tradición polacas.

La parte central de Polonia, con las ciudades de Varsovia y Cracovia, debía formar un estado vasallo, denominado entonces Gobierno General, una reserva de mano de obra barata, que estaría al servicio del Gran Reich. Para lograr tal fin era necesario comprimir en los niveles más bajos la instrucción e impedir la formación de grupos intelectual y económicamente desarrollados. Una lucha despiadada debía ser trabada contra la iglesia católica y el clero, centro de resistencia y de nacionalismo desde siglos.

La tormenta asesina que asoló el país acabó con más de la mitad de sus clases cultas: el 45 por ciento de los médicos, el 57 por ciento de los abogados, el 40 por ciento de los profesores, el 30 por ciento de los técnicos, el 20 por ciento del clero, el 15 por ciento de los maestros y casi todos los periodistas.

La iglesia católica padeció un verdadero martirio y el clero secular y regular pagó un tributo muy alto. En 1939 contaba con unos 30 millones de fieles, de los que tres y medio eran de rito oriental. Para el cuidado pastoral de los mismos existían 25 diócesis agrupadas en cinco provincias eclesiásticas (Gniezno, Varsovia, Cracovia, Vilno y (Lwów) de rito latino, una provincia eclesiástica de rito oriental (Lwów) y una diócesis de rito armenio. Había que añadir, además, el obispado de la ciudad libre de Danzig, que dependía directamente de la Santa Sede a través de la nunciatura apostólica de Varsovia.

En el momento en que la invasión se produce, podían contarse 46 obispos y 14000 sacerdotes al cuidado de unas 8000 parroquias.

Las persecuciones contra el clero comenzaron inmediatamente después del estallido de la guerra y a medida que el ejército conquistaba el territorio polaco, el aparato de represión nazi lo secundaba. Los que recibieron autorización para quedarse fueron humillados, se les puso todo tipo de trabas, se vieron privados de todos sus derechos. Estaban completamente bajo el dominio de la Gestapo.

En Danzig, el mismo día del estallido de la guerra, los padres Bronislaw Komorowski, Marian Gorecki,  Franciszek Rogaczewski y otros sacerdotes fueron arrestados y torturados sin compasión.

En Inowroclaw, el 8 de septiembre las tropas alemanas entran en la ciudad y el padre Stanislaw Kubski es arrestado y llevado por la ciudad con los brazos levantados en alto.

En Konskie,  también el 8 de septiembre junto al grupo de destacados ciudadanos tomados como rehenes se encuentra el padre Kazimirez Sykulski.

El 9 de septiembre, en la ciudad de Bydgodszcz, unos boy scouts de doce a dieciséis años son ametrallados en la plaza del Mercado. Un sacerdote que se dirigía apresuradamente  para administrarles la extrema unción también es abatido. Ese mismo día están también entre los fusilados los padres lazaristas Piotr Szarek y Stanislaw Wiorek. Durante los días siguientes treinta y cuatro comerciantes y un chico de diecisiete años fueron arrinconados en la plaza y ametrallados. También pasó por allí el padre Kazimierz Stepzynski, de la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús- dignísimo, de pie, como se lo ve en una fotografía de la época, junto a ciudadanos sentados en el suelo. En cuatro meses, 10.000 de los 140.000 habitantes de esta ciudad fueron asesinados caprichosamente por los nazis.

El 19 de septiembre, los franciscanos de Niepokalanów, la “Ciudad de la Inmaculada”,  son cargados en camiones y llevados a Alemania, al campo de Amtitz. Una fotografía nos muestra la frágil columna de sombreros negros saliendo de Niepokalanów, encabezada por un enfermo apoyado en un bastón: el padre Maksymilian Kolbe, que se dirigía hacia lo desconocido, como si fuera a las misiones y por una vez sin pagar, según decía, los gastos del viaje.

En los días siguientes de la ocupación de Varsovia, los alemanes detuvieron a unos trescientos treinta sacerdotes. En Cracovia los colaboradores más cercanos del arzobispo Sapieha fueron arrestados y enviados a Alemania. Hasta 1941 fueron ejecutados unos setecientos sacerdotes, otros tres mil estaban en los campos de concentración.

En la diócesis de Chelmno en los meses de septiembre a diciembre de 1939 fueron asesinados 215 sacerdotes. La reciente historia de la iglesia mártir polaca conoce el así llamado “otoño de Pelplin”, cuando los profesores del seminario mayor y los funcionarios de la curia episcopal fueron asesinados. El 20 de octubre de 1939, en un sólo día los nazis fusilaron a 17 sacerdotes, mientras otros, hasta un total de 24 murieron en aquel trágico otoño. En el bosque de Szpegawsk, también en un sólo día, el 16 de octubre de 1939, fusilaron a 30 sacerdotes.

La ocupación alemana comprendía una lúcida y planificada lucha contra la Iglesia. Fue conducida sin piedad mirando a su destrucción. El Decreto del Reichstatthalter (gobernador) y Gaulaiter (jefe del partido nazi local) Arthur Greiser, fechado el 14 de marzo, que contiene los famosos “13 puntos” contra la Iglesia, era un “bisturí bien afilado para destruir al cristianismo... No se trataba ya de la separación entre la Iglesia y el Estado, sino de la eliminación de la Iglesia” (Graham. R.T., Il piano straordinario di Hitler per distruggere la Chiesa. La Civiltá católica 995, p.544-552).

Los arrestos, las deportaciones y la eliminación del clero y la intelligentzia católica polaca sólo respondían al intento de que la conquistada Polonia se transformara lo más pronto posible en una provincia alemana. El ocupante alemán destruyó principalmente al clero polaco del Warthegau y Pomerania.

El Nuncio apostólico, Mons. Felipe Cortesi debió huir de Polonia; al Cardenal Primado, August Hlond, no se le permitió regresar a su patria; hubo cuatro redadas sucesivas para arrestar obispos y sacerdotes, y deportarlos luego a campos de concentración; más de 1300 iglesias fueron clausuradas, así como los seminarios mayores, las escuelas católicas y muchas casas religiosas; y se prohibió la enseñanza religiosa.

Afirma Mons. Sarnik, entonces seminarista deportado a Dachau : “Ciertamente el motivo del arresto no fue la conducta antialemana, ni acciones o declaraciones en ese sentido. El objetivo era aniquilar el clero. Los alemanes nos anunciaron explícitamente que la persecución apuntaba a la destrucción. ¡Ustedes serán humo!”.

La Iglesia de Polonia no olvida jamás los sacrificios enormes realizados por los obispos y sacerdotes, los dirigentes laicos y espirituales de nuestra vida y de nuestra cultura religiosa. En primer lugar, recordamos a obispos como Nowowiejski, Kozal, Wetmanski, Goral y el padre Kolbe al frente de ellos. Entre las víctimas se encuentran millares de sacerdotes. Muchos encontraron la muerte en los campos de concentración... (Carta Pastoral de los Obispos Polacos con motivo del trigésimo aniversario de la declaración de la Segunda Guerra Mundial).

El proceso canónico para la beatificación de los 108 mártires polacos fue incoado definitivamente, el año 1992, en la diócesis de Wloclawek, que durante la persecución sufrió en mayor porcentaje la pérdida de sacerdotes diocesanos, pues, además de su obispo, Michal Kozal, fueron asesinados casi la mitad de sus presbíteros. De los 350 sacerdotes arrestados 223 se encontraban en el campo de concentración de Dachau, 148 morirían allí, de los cuales cuatro ya son beatos junto a dos seminaristas. En total murieron en los campos y prisiones 220 eclesiásticos de esta diócesis.

Los 108 beatos, pertenecientes a 18 diócesis, al Vicariato castrense y a 22 órdenes y congregaciones, fueron personas religiosas y laicas, cuya vida y sobre todo cuya muerte se han definido como “heroica”.

“El odio a los polacos se mezcló con el ataque a la Iglesia Católica, que representaba un importante obstáculo para llevar a la práctica la insana visión de Hitler sobre la raza y la vida política y social” afirmaba, el padre Tomasz Kaczmarek, postulador general de este primer grupo de mártires.

Entre los mártires se destacaron 14 víctimas del campo de concentración de Auschwitz (entre ellos el padre Aniceto Koplinski, capuchino del convento de Varsovia) y otros 45 que fueron asesinados por los nazis  en el campo de concentración de Dachau.

Son extraordinariamente elocuentes los testimonios de estos mártires: sacerdotes diocesanos y religiosos ejecutados porque no han querido abandonar el servicio pastoral; otros han sufrido torturas indecibles por defender a los judíos y a los comunistas; algunos fueron fusilados o torturados hasta morir el Viernes Santo, evidenciando así el nexo con la Pasión y la Cruz de Cristo; religiosas perseverantes en su silencioso y dedicado servicio de la caridad que aceptaron la tortura y la muerte en el espíritu de la fe.

La mayor proporción de sacerdotes se debe a que ellos fueron objeto especial del odio a la fe por parte del nazismo.

 El grupo de obispos estuvo encabezado por el arzobispo Antoni Julian Nowowiejski (1858–1941) pastor de la diócesis de Plock, quien fue duramente maltratado y finalmente asesinado en el campo de concentración de Dzialdowo, junto al  otro obispo de Plock, Leon Wetmanski, muerto en el mismo campo. También el auxiliar de Lublin, Wladyslaw Goral, muerto en el campo de concentración de Sachsenhausen.

El grupo de los sacerdotes estuvo encabezado por el padre Henryk Kaczorowski (1888–1942), rector del seminario mayor de Wloclawek. Fue destinado al “transporte de los inválidos” el 6 de mayo de 1942 en Dachau (3).

El padre Zygmunt Pisarski, sacerdote de Lublin, fue arrestado por la Gestapo por negarse a entregar comunistas locales.  Fue fusilado en 1943.

Los hermanos Grelewski, Kazimierz y Stefan, procedentes de Radom ofrecieron sus vidas en Dachau. El 6 de mayo de 1941 moría Stefan en presencia de su hermano y el 9 de enero de 1942 Kazimierz era colgado junto a otros dos sacerdotes.

El grupo de los religiosos estuvo encabezado por el padre Anicet Koplinski (1875–1941), capuchino, apóstol de la misericordia en Varsovia. Arrestado en 1941 fue asesinado en la cámara de gas de Auschwitz. En el mismo campo murió bárbaramente asesinado el hermano Florian Ducki. Los otros tres capuchinos murieron en Dachau: el padre Florian Stepniak en el transporte de los inválidos y el padre Henryk Krzysztofik y el clérigo Fidel Chojnacki por las inhumanas condiciones del campo.

Siete frailes menores conventuales de la provincia de Varsovia (cinco sacerdotes y dos hermanos, discípulos de San Maksymilian Kolbe), cuatro verbitas (tres sacerdotes y un hermano), dos marianos, un carmelita, un salesiano, un misionero oblato de María Inmaculada, un orionita entre otros figuraron en esta primer grupo de beatos.

Entre las religiosas, la dominica Julia Rodzinska murió de tifus en el campo de concentración de Stutthof, luego de dar ayuda, junto con otras siete religiosas, a varias mujeres judías.

En el convento de las hermanas de la Inmaculada Concepción fueron hallados judíos y esto provocó la tortura y ejecución de las religiosas Bogumila Noiszewska (María Ewa) y Kazimiera Wolowska (María Marta) fusiladas en Slonim en 1942.

La ursulina Maria Klemensa Staszewska fue asesinada en Auschwitz por haber escondido en el convento a muchachas judías.

Es probable que el ya difunto Papa Juan Pablo II haya conocido al padre Józef Kowalski, salesiano de la parroquia “San Estanislao de Kostka”, del barrio Debniki en Cracovia. En su libro “Don y Misterio” transmite este ambiente salesiano que tuvo “un papel importante en el proceso de formación de mi vocación”(pág. 32).

También recordó emocionado en su Wadowice natal el encuentro con el padre Alfons Maria Mazurek, carmelita: “Me alegra haber tenido la oportunidad de beatificar, en el grupo de ciento ocho mártires, al beato padre Alfons Maria Mazurek, alumno y más tarde benemérito educador del seminario menor anexo al convento. Me encontré personalmente con este testigo de Cristo que, en 1944, como prior del convento de Czerna, selló su fidelidad a Dios con el martirio”(celebración de la Palabra en la ciudad de Wadowice, 16 de junio de 1999).

El grupo de los laicos estuvo encabezado por Marianna Biernacka (1888–1943). En un impulso de amor se ofreció para sustituir a su nuera, embarazada, que iba a ser ejecutada. Fue fusilada el 13 de julio de 1943 en Naumowicze, cerca de Grodno.

Junto a ella están los cinco jóvenes formados en el oratorio salesiano (Edward, Jarogniew, Czeslaw, Franciszek y Edward); el presidente de la Acción Católica de la diócesis de Lublín, Stanislaw Starowieyski; un catequista , Franciszek Stryjas y Natalia Tulasiewicz, una agente pastoral de 39 años, que fue asesinada en una cámara de gas en Ravensbruck.

Ya ha comenzado el proceso de un segundo grupo de mártires polacos asesinados “in odium fidei” por los nazis durante la segunda guerra mundial.

A modo de conclusión transcribimos un texto del diario del Cardenal Wyszynski –escrito el 25 de septiembre de 1953, día de su detención por parte del gobierno comunista de Polonia-que retrata elocuentemente la situación de la Iglesia polaca durante la ocupación alemana:     

“...Debo ahora rendir homenaje a mis compañeros de ordenación, consagrados por monseñor Stanislas Zdzitowiecki en la catedral de Wloclawek el 29 de junio de 1924.  Eramos 17 los promovidos al sacerdocio.  De aquella promoción murieron en Dachau los padres Stanislaw Michniewski, Julian Konieczny, Jan Mikusinski, Jan Fijalkowski, Zygmunt Lankiewicz, Bronislaw Placek y Stanislaw Oglaza.

De los campos de concentración volvieron los padres Jozef Dunaj, nuestro decano; Stefan Kolodziejski, Wojciech Wolski, Marian Sawicki, Antoni Kardynski, Antoni Samulski.  Fui yo el único que logró librarse del campo gracias a la orden de monseñor Michal Kozal de que abandonara Wloclawek pocos días antes de la segunda ola de detenciones de eclesiásticos.  También antes de la guerra murió tuberculoso el padre Konstanty Janic.  Los que pudieron regresar de los campos de concentración lo hicieron casi inválidos.  El padre Karolynski, un "cobaya", estuvo grave de un flemón provocado. El padre Antoni Samulski, director de Cáritas en la diócesis de Wloclawek, volvió de la cárcel polaca tan enfermo, que no hubo manera de salvarlo.                  

Y esta es la historia de una "promoción" de sacerdotes polacos en pleno siglo XX” (Cardenal Stefan Wyszynski):

El padre Rogaczewski fue fusilado a los cuatro meses de su internamiento en las cercanías del campo de concentración de Stutthof.

Los padres Gorecki y Komorowski fueron asesinados el 22 de marzo de 1940 en el mismo campo. Era Viernes Santo, ambos se unieron con su muerte a la Víctima divina del Calvario.

El padre Stanislaw Kubski fue destinado al “transporte de los inválidos” el 18 de mayo de 1942.

El padre Kazimierz Sykulski fue fusilado en el campo de concentración de Oswiecim el 1 de diciembre de 1941 por orden tajante del tribunal de Radom.

El padre Stepczynski, días después de su arresto, fue asesinado en los sótanos de la cárcel de la Gestapo de la ciudad.

El 14 de agosto de 1941 el padre Maksymilian Kolbe ofrendó su vida en el bunker del hambre del campo de concentración de Oswiecim, al sustituir a un padre de familia condenado a muerte.

Tan sólo en Dachau fueron internados 2.794 sacerdotes y religiosos de 21 países, de los cuales 1.784 eran polacos. Había en el campo cierta “jerarquía” en el trato  a los prisioneros que tenía que ver con pequeños aspectos concretos referidos al trabajo y la comida, muchas veces decisivos para la supervivencia. La jerarquía era la siguiente: en primer lugar los presos alemanes, luego los checos, luego los de otras nacionalidades de Europa occidental, los polacos, los criminales y, por fin, los sacerdotes polacos. El resultado de esto se pudo medir al final de la guerra: de los 1.034 eclesiásticos que allí encontraron la muerte, 868 eran polacos.

Durante la segunda guerra mundial y, solamente en manos de los nazis, se calcula que el número de las víctimas está dado por cuatro obispos, 2647 sacerdotes, 113 seminaristas, 238 religiosas; mientras que una estimación de las personas enviadas a los campos de concentración habla de 3642 sacerdotes, 389 seminaristas, 341 religiosos y 1117 religiosas.


Notas

1- Wawel: ciudadela amurallada que está sobre el Vístula donde se encuentran la catedral y el palacio real, el mercado, la iglesia mariana (con el altar gótico en madera más grande de Europa, esculpido por el artista Wit Stwosz) y algunas otras fortificaciones urbanas.

2- Tannenberg: batalla librada entre alemanes y rusos durante la primera guerra mundial. El Octavo Ejército alemán, con Hindenburg a la cabeza, derrotó en cuatro días a un ejército ruso. Cinco siglos antes los famosos Caballeros Teutones alemanes habían sido aplastados por un ejército de polacos y lituanos. En 1939, los nuevos Caballeros Teutones se disponían a masacrar a los polacos...

3- Obligados a esfuerzos inhumanos, con una mísera ración de comida y sufriendo todo tipo de privaciones, muchos prisioneros pronto se convertían en inútiles para el trabajo. Para ellos eran estos transportes. Se los trasladaba al castillo de Hartheim, cerca de Linz (Austria) y allí eran gaseados. Un total de 3166 prisioneros fueron gaseados, entre los cuales había 1125 polacos. Hay que contar 304 miembros del clero polaco; de éstos, doce están en la lista de los beatos.

Vía| Aleteia

martes, 19 de noviembre de 2013

Las mujeres que ayudaron a descifrar códigos en la Segunda Guerra Mundial



“Este es el verificador Noruega”, dijo la voz a través del codificador. “Tengo una buena parada para ti en Stavanger”.

Nadie en el mundo exterior podría haber conocido el significado de estas palabras.

Pero dentro de Bletchley Park, un enclave para romper códigos durante la Segunda Guerra Mundial en el campo inglés de Buckinghamshire, Ruth Bourne, de 18 años, descubrió una pieza vital de inteligencia.

Al trabajar junto con miles de mujeres para descifrar señales alemanas codificadas enviadas entre generales nazis, el descubrimiento de Bourne significó transmitir la información a sus superiores para evaluar si era otra pieza del rompecabezas de descifrado.

Con cada habitación nombrada en honor de un país que había sido derribado por los nazi, y cada máquina bautizada como una de sus ciudades, el sistema de revisión sencillo pero efectivo de Bletchley Park fue crucial en la derrota del régimen de Hitler.

Una cultura de secretismo

Sin embargo, lejos de ser un grupo de decodificadores experimentados, los reclutas consistían principalmente en un grupo de militares adolescentes; un puñado de genios de los crucigramas que podían completar el crucigramas del periódico The Daily Telegraph en menos de 12 minutos, y muchas chicas de 18 años sacadas de sus tranquilas ciudades natales.

“Fue en medio de la guerra cuando recibí una llamada que decía que iba a trabajar en la guerra para apoyar los esfuerzos de Gran Bretaña desde casa”, explica Margaret Bullen, de 88 años, una operadora de cables de máquina que sirvió desde 1942 hasta el final de la guerra.

“Antes de comenzar a trabajar, nos dijeron que firmáramos la Ley Oficial de Secretos, lo que era una experiencia algo aterradora para alguien tan joven y tan ingenua como yo”, dice Becky Webb de 90 años, quien se unió a los esfuerzos de guerra a los 18 años en 1941. “¡No tenía idea de cómo cumpliría con eso!”.
Pero cumplir era la única opción, lo que hizo que estas tres jóvenes; Webb, Bullen y Bourne, fueran guardias feroces de la decodificación durante varias décadas.

De hecho, no fue hasta 30 años después que el velo de secretismo de Bletchley comenzó a levantarse, después de la publicación de The Ultra Secret; un libro revelador del exoficial de la Real Fuerza Aérea británica, Frederic W. Winterbotham.

La exposición de 1974 reveló cómo la inteligencia Ultra fue utilizada para interceptar la comunicación detrás de líneas enemigas y para difundir información vital a Gran Bretaña y sus aliados. Aunque Winterbotham fue acusado de embellecer y agrandar su papel en el relato, sin él, la historia verdadera de qué pasó dentro de la operación de rompimiento de código de Reino Unido nunca podría haberse conocido.

“Suena extraño que conozcamos tan poco sobre lo que pasaba, pero así fue”, reflexiona Bullen.
“Fui enviada a vivir con una pareja a la que se le ordenó acogerme debido a la guerra. Nunca me preguntaron qué hacía allí (nadie lo hizo), ni siquiera los trabajadores locales que nos servían café en la cafetería o en nuestro almuerzo, a pesar del hecho de que un grupo de mujeres de 18 años repentinamente llegó a esta pequeña aldea”, explica.

“Solo escuché el nombre Colossus (la máquina en la que trabajaba) unas tres décadas después de que la guerra terminó, y no fue sino hasta que después visité Bletchley Park que dije: ‘aquí es donde trabajé, ¡esto fue lo que hice!’”.

“Estoy encantada de que podamos discutir nuestro tiempo allí ahora que todo salió, y doy pláticas sobre el tema cuando me lo piden”, dice entusiasmada Webb. “¡He dado 97 hasta la fecha!”.

Heroínas silenciosas

Sin embargo, para muchas de las jóvenes en Bletchley, la eliminación del velo de clandestinidad se presentó demasiado tarde, ya que la mayoría de los padres de las trabajadoras fallecieron antes de que el esfuerzo de descifrado se volviera público.

Bourne, una recluta naval de 18 años que fue enviada a una de las ubicaciones de expansión del parque en Eastcote (a las afueras de Londres), fue una de las muchas que nunca pudo decirle a sus seres queridos sobre su contribución en la guerra.

“Llevabas dos vidas allí”, recuerda. “Una vida era en la Manzana A, donde comías en en el comedor, y hablabas sobre novios, conseguir trenes a Londres, y donde encontrar medias de nylon negro”.
“La Manzana B era donde trabajábamos, rodeadas de paredes altas, alambres de púas y dos infantes de marina que custodiaban el lugar. Si podías hacer que tu voz se escuchara sobre el sonido de 12 máquinas Turing Bombe, era la única vez en la que podías hablar sobre el trabajo; pero nunca lo hacías”, explica. “Nunca supe lo que mis compañeras hacían, y viceversa, y mis padres nunca se enteraron de nada”.
Después de que el régimen nazi cayó en 1945, muchas de las mujeres de Bletchley regresaron a casa, mientras que otras se quedaron involucradas con el trabajo del ejército. Bourne trabajó como destructora de cables: desoldar los muchos cables que estuvieron conectados cuidadosamente en las operaciones de inteligencia en la guerra, mientras que Webb fue enviada al Pentágono para parafrasear mensajes japoneses traducidos para su transmisión a los oficiales.

“Al salir de Bletchley, realmente no teníamos habilidades”, recuerda Bourne. “¡Aparte de saber cómo mantener un secreto!”.

El libro de Winterbotham pudo haber sido la primera vez que la historia de los descifradores de códigos de la Segunda Guerra Mundial entró al terreno de la cultura popular, pero ciertamente no fue la última, con el drama televisivo The Bletchley Circle que se transmite y es popular en Reino Unido y Estados Unidos.
La cultura de secretismo que alguna vez amenazó a Bletchley de ser eliminado de los libros de historia ha terminado verdaderamente.

El Museo Nacional de Computación en Bletchley Park en Milton Keynes, Reino Unido, tiene en exhibición la exposición “Mujeres en la computación”.

Vía| CNN México

lunes, 11 de noviembre de 2013

Walküre, el juego de rol


¿Qué hubiese ocurrido si la Segunda Guerra Mundial hubiese acabado en un armisticio donde nadie hubiese salido vencedor?


Como ya sabéis, en 2GM Blog nos gusta tocar cualquier tema que, aunque tangencialmente, tenga relación con nuestra gran afición que es la Segunda Guerra Mundial.

En este caso me llena de satisfacción presentaros un proyecto realizado por un grupo de jóvenes emprendedores y enamorados de su pasión que son los juegos de rol. Pasión la cual, por cierto, comparto.

Tras el éxito que han tenido con su creación anterior "Aventuras en la Marca del Este" y su posterior internacionalización hacia Italia y recientemente hacia Estados Unidos, acabán de lanzar una campaña de crowdfundind para dar a luz su más reciente e ilusionate producto: Walküre. El cual, durante el tiempo que dure la campaña apoyaremos desde este blog y bajo la cabecera podremos ver el estado en el que se encuentra el proyecto en cada momento.

Walküre es un juego de rol de ciencia ficción dura, realista, simulacionista y militarista, con toques de espionaje, infiltración, intriga, suspense, serie negra... y exploración, exploración espacial. La ambientación del juego es rica y detallada, compleja y muy verosímil, con algunas licencias, que parte de una elaborada historia contrafactual desarrollada a partir de un desenlace alternativo, pero plausible, de la Segunda Guerra Mundial, donde los alemanes no pierden la guerra... ni tampoco la ganan, realmente, todo queda en tablas tras la firma de un armisticio en 1944.

El mundo queda dividido en tres grandes bloques: Aliados (USA y Reino Unido, entre otros), Unión Soviética y el Tercer Reich y sus aliados del Eje. La Humanidad se halla sumida en una guerra fría que se antoja eterna, prolongándose más allá del siglo XX, hasta alcanzar una era de exploración espacial temprana, donde los tres grandes bloques compiten por la supremacía, entre intrigas políticas, desafecciones, traiciones, guerras de baja intensidad, espionaje, terrorismo y avances tecnológicos fabulosos.



Los jugadores se verán envueltos en las intrigas, luchas y refriegas de un mundo dividido en bloques ideológicamente irreconciliables, inmerso en una guerra fría que se debate tanto en la Tierra como en el espacio, con la raza humana lanzada a la exploración y colonización del Sistema Solar, en torno al año 2075. Existen bases estables en Marte y la Luna, cruceros y fragatas estelares, enormes estaciones orbitales, ascensores espaciales, y la enorme estación de combate del Tercer Reich, de nombre Walküre. Todo esto, y mucho más, podrán encontrarlo en el juego.



El juego será editado a todo color y tapa dura (cartoné), en formato físico y digital (PDF), contando con numerosas ilustraciones de gran calidad, elaboradas por un nutrido equipo de reputados artistas. Walküre contará con más de 150 ilustraciones y docenas de fotos originales, muchas de las mismas inéditas, y dispondrá de unas 400 páginas aproximadamente.


Como detalle significativo, en tan solo 24 horas de campaña de crowdfunding ya han recogido más del 50% del total necesario para producir los 300 ejemplares iniciales... y la campaña dura 40 días!!!

Yo, por supuesto, ya he resevado mi ejemplar firmado.


miércoles, 6 de noviembre de 2013

La Segunda Guerra Mundial desde el Espacio

Espectacular reportaje del Canal Historia, de una hora y media de duración, que podemos encontrar en Youtube totalmente en castellano.

Esta espectacular producción revela los aspectos clave de la Segunda Guerra Mundial como nunca antes se habían visto. Gracias a un satélite ficticio que sobrevuela la Tierra, creado por ordenador, obtendremos una nueva visión sobre el mayor conflicto de la Historia.

Este viaje en el espacio y el tiempo desde las alturas nos hará ver aquellos grandes momentos en su contexto global, y traerá al primer plano datos e información hasta hoy desconocidos.

Disfrutadla y comentadnos qué os ha parecido.

martes, 5 de noviembre de 2013

Hallan en Múnich 1.500 cuadros, entre ellos de Picasso, que fueron robados por los nazis


Más vídeos en Antena3

La Policía alemana ha recuperado de un apartamento de Múnich más de 1.500 cuadros de artistas tan reconocidos como Picasso y Chagall que los nazis confiscaron durante la II Guerra Mundial y que podrían tener un valor en el mercado superior a los 1.000 millones de euros.

Las imágenes habían sido confiscadas por los nazis al considerar que estos cuadros eran un ejemplo de "arte degenerado" y llegaron a manos del galerista Hildebrand Gurlitt durante las décadas de los años 30 y 40. Los cuadros pasaron a su hijo Cornelius, quien fue interceptado por las autoridades en septiembre de 2010 cuando viajaba en tren desde Suiza a Múnich con exceso de efectivo.
La investigación para descubrir el paradero de las obras comenzó en primavera de 2011 y llevó a las autoridades a un apartamento de Múnich donde se encontraban los cuadros, firmados por maestros del arte moderno.

Entre las pinturas se encuentran obras de Pablo Picasso, Henri Matisse, Marc Chagall, Emil Nolde, Franz Marc, Max Beckmann, Paul Klee, Oskar Kokoschka, Ernst Ludwig Kirchner y Max Liebermann, según informa el semanario alemán 'Focus'. Ahora, los historiadores están intentando determinar su origen concreto y tasar su valor en el mercado con vistas a una posible subasta.
Entre las obras se encuentra el retrato de una mujer desconocida firmado por el pintor Henri Matisse que en su día perteneció al coleccionista judío Paul Rosenberg, quien se vio obligado a abandonar la pieza durante la invasión de Francia.

Se da la circunstancia de que Rosenberg era el abuelo de la exesposa del antiguo director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) Dominique Strauss-Khan, Anne Sinclair, quien ha dedicado parte de su vida a recuperar las obras robadas por los nazis.

Vía| Antena3

lunes, 4 de noviembre de 2013

Evacuación masiva en Alemania por bomba de la Segunda Guerra Mundial


De acuerdo con el diario 'Die Welt', tantos los residentes, como los empleados de un hospital y un hogar de ancianos tuvieron que abandonar todos los edificios del barrio Hombruch. Solamente para evacuar a los pacientes se necesitaron cerca de 150 vehículos.

Los equipos de emergencia concluyeron sin complicaciones las tareas de desmontaje del artefacto explosivo en el barrio de Hombruch sobre las 16.45 hora local (15.45 GMT), unas cinco horas después de que comenzasen.

Los especialistas del Centro para la Eliminación de Explosivos de Arnsberg han decidido neutralizar la bomba en el mismo barrio para no transportarla, debido a su enorme peso. Para lograr ese objetivo primero tuvieron que eliminar tres detonadores.

La bomba fue descubierta durante una sesión de fotografía aérea. Se trata del mayor operativo de estas características en Dortmund desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.

Un dispositivo similar fue encontrado hace dos años en el río Rin, cerca de la ciudad de Coblenza. 45.000 personas fueron evacuadas de la zona.

sábado, 2 de noviembre de 2013

WW2 Global Project

Hoy os traigo una noticia que me enorgullece mucho y es que 2GMBlog ha sido seleccionado para formar parte un nuevo proyecto denominado WW2 Global Project. No olvidéis que estamos posicionados como el blog de referencia número 1 en castellano sobre la Segunda Guerra Mundial.



Se trata de un nuevo portal web y futura aplicación móvil relacionados con la Segunda Guerra Mundial. También editarán periódicamente una revista comenzando en enero de 2014.

WW2 Global Project tiene como objetivo facilitar la búsqueda de los diferentes emplazamientos históricos y empresas relacionadas con la temática de la SGM. Los usuarios pueden consultar un extenso directorio de empresas (tiendas de coleccionismo y antigüedades, librerías especializadas, tiendas multimedia, empresas de maquetismo…), y emplazamientos (museos, cementerios, fortificaciones y otros puntos de interés), así como una amplia propuesta de hoteles y restaurantes próximos a las distintas localizaciones. De este modo, podrán una información completa para optimizar el tiempo y disfrutar plenamente de su viaje.

Os dejo a continuación el vídeo de presentación de esta nueva e interesante iniciativa y aprovecho para desearle todoa la suerte del mundo a sus autores y agradecerles el seguir alimentando esta comunidad de aficionados a la Segunda Guerra Mundial a la que todos pertenecemos.