lunes, 28 de mayo de 2012

Llega el Día D. ¡Únete al desembarco!

Ediciones Sombra nos han recordado, mediante una nota de prensa, que el próximo 6 de Junio se va a celebrar el 68º aniversario del Desembarco de Normandía, más conocido como el Día D. Un hecho que, independientemente de las consideración históricas o políticas, es una de las mayores operaciones militares de todos los tiempos y, casi con toda seguridad, una de las más complejas que se han realizado al intervenir simultáneamente tropas de tierra, mar y aire en una estrecha y delicada combinación.

Por tercer año consecutivo, para rememorar el Día D, Ediciones Sombra invita a todos los aficionados a los juegos de rol, ya sean jugadores de Comandos de Guerra o de otros juegos ambientados en la Segunda Guerra Mundial, a que lleven a sus mesas de juego, entre el sábado 2 de Junio y el domingo 10 de Junio, partidas ambientadas en el Día D y que se lo contéis.

La forma de participar en esta iniciativa es muy sencilla, sólo hay que organizar una partida ambientada en este período y contárselo, ya sea por correo, en su Facebook o en su página de Google+, o a través de twitter mediante el hastag #diadjuego. Además no hay que jugar a Comandos de Guerra, valdría cualquier juego ambientado en la Segunda Guerra Mundial, tampoco es necesario que sea una partida de rol, valdría una partida de un juego de mesa, un rol en vivo… Esta iniciativa se incluye dentro de lo que desde Ediciones Sombra se denomina: «jugar… y que se note que estás jugando». Por eso, además de jugar la partida, se nos invita a que se lo contemos y así enterarse de como evoluciona el desembarco en nuestras mesas de juego.

Para esta iniciativa, desde Ediciones Sombra han creado la página web: Día D. ¡Únete al desembarco!

Vísita la página del evento Día D. ¡Únete al desembarco!

El 28 de mayo de 1942, México ingresa formalmente a la Segunda Guerra Mundial

Al estallar la Segunda Guerra Mundial, el 1 de septiembre de 1939, México se mantuvo neutral en la primera etapa del conflicto, sin embargo, dicha situación fue modificada a causa de situaciones de carácter geográfico, político y económico. En un principio, la participación de México en el conflicto bélico fue indirecta, ya que actuó como distribuidor de petróleo para armamento militar de los países aliados, conformados por Estados Unidos, Inglaterra, Francia y Rusia.

Al producirse el ataque japonés contra la base naval Pearl Harbor, en Hawai (1941), el gobierno mexicano, cumpliendo los compromisos contraídos en las Conferencias Internacionales, y en solidaridad con Estados Unidos, rompió relaciones diplomáticas y consulares con los países del Eje, integrado por Japón, Italia y Alemania. En consecuencia, el gobierno mexicano autorizó el tránsito de bunques tanque estadounidenses por el golfo de México, el cual constituyó la ruta que siguieron los barcos petroleros mexicanos para llevar el producto hacia Estados Unidos, maniobras que detectaron los submarinos alemanes.

A principios del mes de mayo de 1942, los submarinos alemanes a los barcos mercantes mexicanos con el fin de advertirles de las graves consecuencias a que se expondrían si se continuaba proporcionando petróleo a Estados Unidos. Días mas tarde, torpedearon dos navíos petroleros mexicanos: el Potrero del Llano, el 13 de mayo, y el Faja de Oro, el 20 de mayo. Tras estos hechos se declaró que desde el 22 de mayo existiría un estado de guerra entre México y Alemania, Italia y Japón.

Por intermedio de la delegación diplomática de Suecia, México envió una nota de protesta a los países del Eje; Alemania se negó a recibirla, Italia y Japón no contestaron. Posteriormente, entre junio y septiembre de 1942 serían hundidos cuatro buques más: el Tuxpan, Las Choapas, el Oaxaca y el Amatlán.

El gobiero adoptó ciertas medidas precautorias, como la defensa civil, la incautación y la administración de las propiedades de los residentes alemanes, italianos y japoneses en México; instituyó el servicio militar obligatorio, organizó un Consejo Supremio dela Defensa Nacional y estrechó los lazos de amistad y ayuda que lo unían con los países democráticos aliados. Por ello se efectuó en Monterrey una entrevista entre el presidente Ávila Camacho y el presidente Roosevelt.

En 1944, el presidente mexicano determinó que sus fuerzas participarían en la liberación de las islas Filipinas, debido a los lazos históricos y culturales existentes entre ambas naciones. Bajo la bandera mexicana surgió un escuadrón aéreo profesional, integrado por casi 300 hombres: el Escuadrón 201, de la Fuerza Aérea Expedicionaria Mexicana, el cual operó en la isla de Luzón.

Con los ataques atómicos a las ciudades de Hiroshima y Nagasaki, efectuados el 6 y 9 de agosto de 1945, Japón se rindió a las fuerzas armadas aliadas el 14 de agosto. En México, los periódicos anunciaron, con grandes encabezados, la rendición de Japón y el regreso del Escuadrón 201, lo que motivó la reunión de una multitud en la Plaza de la Constitución.

México contribuyó a la derrota de los países del Eje con minerales, principalmente petróleo, que contibuían al abastecimiento de combustible.

El buque-tanque petrolero “Potrero del Llano” es hundido frente a las costas de Florida
13 de Mayo de 1942
Sus 35 tripulantes son todos mexicanos; 22 de ellos logran llegar a Miami, pero horas más tarde, otro más perece víctima de las lesiones sufridas durante el hundimiento. Con esta muerte, son catorce las vidas mexicanas perdidas por el ataque.

El gobierno de México formula una enérgica protesta ante el Ministerio de Relaciones Exteriores de Suecia, país que en diciembre de 1941, se hizo cargo de los intereses mexicanos en Alemania, Italia y Japón. En dicho documento, México expresa que si en un plazo de una semana, contada a partir del jueves 14 de mayo, el país responsable de la agresión no procede a dar a México una satisfacción completa, así como a proporcionar garantías de que serán debidamente cubiertas las indemnizaciones por los daños y los perjuicios causados, el gobierno mexicano adoptará las medidas que reclame el honor nacional.

En la noche de este mismo día, el presidente Manuel Ávila Camacho dirige un mensaje a la nación para informar que un submarino de las potencias nazifascistas ha hundido en el Atlántico el buque de matrícula mexicana Potrero del Llano, y que de no satisfacerse las reclamaciones planteadas, a partir del día 22 existirá un estado de guerra ente México y las potencias del Eje.

Hasta 1940, la nave hundida perteneció a la marina italiana y navegaba con el nombre de Lucifer. El día 20 de este mismo mes, será hundido en condiciones similares, otro buque-tanque, el "Faja de Oro", de matrícula mexicana y también de origen italiano.

El plazo fijado por Ávila Camacho transcurrirá e Italia y Japón no responderán su protesta. La cancillería alemana se rehusará a recibirla. México entrará así a la Segunda Guerra Mundial.  

Faja de Oro
El Faja de Oro fue el segundo buque petrolero mexicano, cuyo hundimiento por las potencias del Eje llevó a México a abandonar su neutralidad y entrar en la Segunda Guerra Mundial.

El petrolero originalmente navegaba bajo bandera italiana con el nombre de Genoano. En 1941 había sido incautado por el gobierno mexicano mientras estaba anclado en el puerto de Tampico. Un día después del ataque japonés a Pearl Harbor, el 7 de diciembre de 1941, se decidió definitivamente el cambio de denominación.

Seis días antes se había suscitado el ataque al Potrero del Llano, ahora era el turno del Faja de Oro. Cuando regresaba vacío a Tampico después de haber descargado en Marcus Hook, Delaware 56,000 barriles de petróleo crudo, fue torpedeado y cañoneado hasta hundirle en el Estrecho de la Florida, cerca de Key West a 84º24' W y 23º30' N el 20 de mayo de 1942 por el U-Boot alemán U-106 tipo IX C al mando del Kapitänleutnant Hermann Rasch lo que demostró la orden del Alto Mando Alemán de considerar que: "los barcos de cualquiera de los Estados sudamericanos que fueran armados, serían atacados sin previo aviso, excepto los de Argentina y Chile", como del mismo modo que "los barcos mercantes que divisiban en la zona debería suponerse que viajaban en servicio a los Aliados" con todo y que México mantenía aún su neutralidad en la guerra, por lo que sus barcos no navegaban artillados. Popularmente se llegó a considerar que posiblemente el buque había sido hundido por algún submarino estadounidense, simulando el ataque de un submarino alemán, para acelerar la entrada de México en la guerra.

El ataque mató 9 hombres de una tripulación de 37 marineros, entre ellos su capitán Ramón Sánchez Mena y como colofón forzó al gobierno mexicano a declarar la guerra a los países del Eje el 22 de mayo de 1942, decreto que el Congreso mexicano aprobó y que junto con la suspensión de garantías individuales entró en vigor a partir de 1 de junio; así se involucró a México en la Guerra Mundial.

Muere en Alemania el último colaborador nazi holandés



El criminal de guerra nazi de origen holandés Klaas Carel Faber, décimo en la lista de criminales más buscados del Centro Simon Wiesenthal, ha muerto a los 90 años en Ingolstadt, en el sur de Alemania, según fuentes médicas. Su muerte se produjo el jueves.

Klaas Faber -que colaboró con los nazis en la ocupación de Holanda durante la Segunda Guerra Mundial, entre 1940 y 1945- era el último criminal de guerra holandés de la Segunda Guerra Mundial que todavía estaba libre, según la radio holandesa RNW.

El nonagenario era reclamado por la Justicia holandesa desde hace años. Antiguo miembro del comando de las SS Silbertanne, fue condenado a muerte en su país en 1947, por haber matado a 22 judíos.
Su pena fue finalmente conmutada por cadena perpetua. En 1952, Faber y otros seis criminales convictos escaparon de la cárcel de Breda a Alemania.

En 1957 se celebró un segundo proceso, pero fue sobreseído y Faber vivía en la pequeña localidad bávara de Ingolstadt.

En 2004, los Países Bajos intentaron conseguir que Faber purgase en Alemania la condena dictada por la justicia holandesa, pero esta demanda fue rechazada por un tribunal alemán por el sobreseimiento de 1957.
En noviembre de 2010, La Haya volvió a la carga, emitiendo una eurorden de arresto contra Faber. La Justicia alemana rechazó de nuevo la extradición porque Alemania no extradita a sus ciudadanos, y el nonagenario había conseguido la nacionalidad alemana al servir en las SS, según una ley emitida por el régimen nazi.
No obstante, la legislación contempla que un país europeo que niega una extradición ejecute la condena por la cual se ha emitido dicha orden. A comienzos de este año, se había iniciado un procedimiento en este sentido.

lunes, 21 de mayo de 2012

El "Mein Kampf" de Hitler puede volver como libro de texto a las escuelas alemanas

El estado alemán de Baviera está considerando publicar un libro con pasajes del libro "Mi lucha" ("Mein Kampf", en alemán) de Adolf Hitler para utilizar en las escuelas cuando expire su capacidad legal de prohibir la obra en 2016.

El Misterio de Finanzas del estado del sur de Alemania tiene los derechos de autor del libro, que expone la visión nazi de la supremacía racial aria, y ha amenazado con acciones legales a todo aquel que intente publicarlo.

Pero como sus derechos vencen el 31 de diciembre de 2015, Baviera -donde Hitler se hizo conocido con un intento de golpe en 1923- debe decidir cómo gestionará la publicación de un libro que sigue resultando muy sensible en el país.

"Hemos planteado una copia para las escuelas. No sería un libro entero, sino pasajes presentados de forma particularmente didáctica para que puedan utilizarse en colegios, eso es concebible", dijo a Reuters Thomas Neumann, portavoz del Ministerio bávaro de Finanzas.

El portavoz agregó que el Ministerio también está considerando una edición separada con un comentario académico del Instituto de Historia Contemporánea, con sede en Múnich.

"Tenemos una responsabilidad, una responsabilidad colectiva (por el libro) incluso después de que venzan los derechos de autor. Con un comentario académico queremos desmitificar el libro y vamos a asumir esta responsabilidad", declaró Neumann.

El Ministerio de Finanzas aportaría 200.000 euros (264.100 dólares) y el de Economía otros 300.000 euros para los proyectos, explicó.

El Ministerio de Finanzas obligó este año a eliminar pasajes de "Mi lucha" publicados en el suplemento de una revista que salió a la venta en Alemania, amenazando con emprender acciones legales.

El editor británico Peter McGee dijo que quería que los alemanes tuvieran acceso al libro para poderlo juzgar por sí mismos.

"Una vez expuesto, luego puede ser arrojado al basurero de la historia", indicó McGee a Reuters en ese momento.

Los críticos de la prohibición alemana sostienen que es anacrónica, ya que los contenidos de los libros están disponibles en Internet y el volumen también se puede conseguir en otros países.
"Alemania es lo suficientemente democrática y madura como para formarse su propia imagen sobre el libro de Hitler", dijo a "Welt Online" Rafael Seligmann, editor del diario Jewish Voice from Germany.
Hitler, que nació en Austria, escribió el libro autobiográfico "Mi lucha" en la cárcel después de su fallido golpe en Múnich, conocido como el Beer Hall Putsch. En 1933, Hitler fue elegido canciller de Alemania.

miércoles, 16 de mayo de 2012

La Operación "Freshman"


La Operación “FRESHMAN” fue el nombre clave que se le dió a una operación llevada a cabo por Paracaidistas ingleses en Noviembre 1942, y fue la primera operación aerotransportada británica llevada a cabo con el uso de planeadores.

En el año 1942, el programa de Armas Atómicas del Gobierno Alemán , estaba muy cerca de poder construir un reactor nuclear. Pero para poder poderlo en funcionamiento necesitaba un suministro de agua pesada mayor que el que poseía en ese momento. La fuente de producción de esa agua pesada era la planta Norsk Hydo , en Noruega, que había sido ocupada en 1940.

Cuando el Gobierno Británico se enteró de los planes del Gobierno Alemán, decidió que era necesario lanzar un ataque para destruir la planta química de Norsk Hydro y así impedir que los alemanes lograsen el suministro de la materia prima que necesitaban para fabricar un arma nuclear.

Se discutieron numerosas opciones para llevar a cabo el ataque, decidiéndose al final que sería una pequeña fuerza aerotransportada con presencia de Zapadores de los Ingenieros Reales del Ejército Británico, quienes la llevarían a cabo.

Aterrizarían con planeadores a corta distancia de la planta, la demolerían y escaparían a través de la frontera entre Suecia y Noruega.

El mando del Cuartel General de Operaciones Combinadas, fue el encargado de planear el asalto a la planta de agua pesada utilizando planeadores. Sería la primera vez que se utilizasen esos aparatos, toda vez que en las ocasiones anteriores se habían utilizado únicamente Unidades Paracaidistas. El mando decidió que aunque el uso de planeadores era la opción primaria, se entrenase también a los Comandos para una posible inserción paracaidista, en el caso de que la zona de aterrizaje no fuese practicable.

Debido a la complicada naturaleza de la operación, en la que había que demoler un edificio entero, se decidió que se llevaría a cabo con un mínimo de 12 a 16 hombres, y que todos ellos tendrían instrucción cómo Zapadores en el uso de explosivos. Se decidió también en orden a la importancia de la operación, duplicar los equipos que intervendrían, de tal manera que si uno de ellos fallaba hubiera otro de reserva para garantizar la continuidad de la misión.

Las tropas seleccionadas fueron Voluntarios Paracaidistas de la 9ª Compañía Paracaidista de Ingenieros Reales, y de la 261ª Compañía Paracaidista de Ingenieros Reales. Cómo la única Unidad Paracaidista del Ejército Británico en aquel entonces era el 1er Escuadrón Paracaidista de Ingenieros Reales, destinado en África con la 1ª División Aerotransportada, se decidió que fuesen Oficiales de los Ingenieros Reales los que estuviesen al frente de los dos Comandos seleccionados. Los elegidos fueron, el Teniente A.C. Allen, y el Segundo Teniente M.D, Green, más adelante sustituido por el Teniente D.A. Methven, cuando se lesionó en un salto de entrenamiento tres días antes de la misión.

La Unidad de la RAF seleccionada para el transporte de las tropas fue el Ala 38, comandada por el Capitán de Grupo T.B. Cooper. Esta Unidad fue equipada con Bombarderos Pesados, Handley Page Halifax, los cuales eran los únicos capaces de remolcar a los planeadores Horsa hasta la distancia precisa y luego poder regresar a la Base.

El plan de la Operación comprendía el aterrizaje de los planeadores Horsa en las zonas designadas, guiados para ello por agentes noruegos equipados con radiotransmisores Eureka. Una vez hubieran aterrizado con éxito, serían escoltados hasta el lugar por los guías noruegos, demolerían la planta destruyendo también las reservas de agua pesada, y escaparían a través de la frontera de la neutral Suecia, vestidos con ropas civiles.

El entrenamiento comenzó a principios de Octubre en Gales, y se diseñó de tal manera que fuese un entrenamiento extremadamente duro, tanto para conseguir que los Comandos estuviesen al tope de su forma física y mental, como para eliminar a todos aquellos Voluntarios que no estuviesen en condiciones de afrontar las largas marchas a través de las montañas fronterizas con Suecia. Al finalizar el entrenamiento físico, se les trasladó a Fort William en Escocia, donde se familiarizaron con instalaciones del tipo de las que se iban a encontrar en la misión, recibiendo entrenamiento de cual era la manera más eficiente de colocar los explosivos para conseguir la máxima destrucción. A continuación se les trasladó a Port Sunlight, donde se entrenaron en la destrucción de grandes condensadores del tipo que había en la planta Norsk Hydro. Toda esa información era transmitida regularmente por los agentes de la resistencia noruega desde principios del mes.

Debido a la importancia de la misión se extremaron las medidas de seguridad. Se hizo pasar a los Comandos por un equipo deportivo que preparaba la “Washington Cup”, y el aeródromo que se utilizaba cómo base fue cerrado al acceso civil. También se censuraron el correo y las llamadas telefónicas.
El día 17 de Noviembre se dio por finalizado el entrenamiento y los Comandos fueron trasladados al aeródromo de la RAF en Skitten, Escocia. La operación daría comienzo la noche del 19 de Noviembre.
El Capitán de Grupo Cooper, con ayuda de un meteorólogo Noruego y de los guías de la Resistencia que estaban junto a las zonas de aterrizaje, y a pesar de que la meteorología no era la más propicia decidió seguir adelante con el plan para prever un más que posible empeoramiento del tiempo, que llevase a la total suspensión de la misión.

El primer avión y aeroplano, despegaron a las 17.50 horas, y el segundo a las 18.10 horas. Después de sobrevolar el aeródromo unas cuantas veces, ambos aparatos con sus planeadores cruzaron el Mar del Norte hacia su objetivo.

La primera combinación voló a través de las difíciles condiciones, y consiguió alcanzar Noruega, y durante todo el vuelo sobre Noruega el receptor Rebeca con el que iban equipados fue incapaz de recoger la señal del transpondedor enviado por las Sondas Eureka, por lo que tuvieron que guiarse únicamente por el mapa encontrar la zona de aterrizaje. Con las durísimas condiciones climáticas, era casi imposible.

En un segundo intento de encontrar la zona de inserción, volaron a través de una espesa niebla unas 40 millas al norte de Rjukan, lo que hizo que empezara a formarse hielo en las alas del avión y del planeador, así cómo también en la cuerda que los unía. La cuerda acabó por romperse, dejando libre al planeador. El avión dio la vuelta hacia Skitten, muy justo de combustible, e informó que había dejado al planeador listo para el aterrizaje. El planeador aterrizó accidentadamente en Fyleslanden, en la cima de una montaña que dominaba la ciudad de Lysefjord. De los 17 hombres que iban a bordo, ocho murieron a consecuencia del impacto, 4 resultaron heridos graves y 5 resultaron ilesos. Minutos después fueron localizados por tropas alemanas y hechos prisioneros.

La segunda combinación alcanzó la costa de Noruega, pero con peor suerte que sus predecesores. Por razones que se desconocen, el avión y el planeador chocaron con una montaña cerca de Hestadfjell, falleciendo en el accidente la tripulación del avión y tres de los comandos. El resto salió ileso pero fueron hechos prisioneros antes de poder abandonar la zona de impacto.

Ninguno de los prisioneros sobrevivió demasiado tiempo, ya que fueron envenenados ó ejecutados por sus captores, a resultas de la Orden de Lucha contra Comandos dictada por Adolf Hitler. En esa Orden se exhortaba a la ejecución de todos los prisioneros, que participando en operaciones de sabotaje y de tipo comando, fuesen capturados.

Algunos Oficiales de la Wehrmacht fueron juzgados y ejecutados al final de la guerra por la aplicación de dicha orden.

La planta Norsk Hydro fue finalmente destruida en febrero del año 1943, en el transcurso de la Operación “GUNNERSIDE”.

lunes, 14 de mayo de 2012

Un héroe andaluz de la Segunda Guerra Mundial



¿Qué esperaba encontrar? ¿A un viejo? Desde luego a alguien que pareciera con esos 91 años que apunta en su partida de nacimiento de la "ciudad de Adra a las ocho del día 29 de enero de 1921". De todas formas, buena parte de su familia es de Roquetas de Mar. De hecho, un antepasado suyo, Juan Antonio Bonachera, tiene incluso una calle en el municipio roquetero. Lingolsheim apenas dista seis kilómetros del centro de Estrasburgo. El tranvía o un tren que nadie diría de cercanías, se para en una comuna de poco más de 16.000 habitantes, de casas bajas desde las que se huele Alemania pero que respira Francia por todos los lados.

En disputa permanente desde la primera Gran Guerra, Alsacia en toda su plenitud, este almeriense de espíritu se quedó a vivir en una primera planta de la calle Emile Picard, desde donde el tráfico y el estrés de una gran ciudad parece a años luz de distancia. Curiosamente Estrasburgo fue una de las últimas ciudades liberadas por La Nueve, la Novena Compañía de la 2ª División Blindada de la Francia Libre (conocida también como la División Leclerc). Formada casi íntegramente por unos 150 republicanos españoles que huyeron de la Guerra Civil, apenas una docena quedan con vida. Rafael Gómez es uno de ellos. Su vida es un tratado de historia contemporánea: estuvo en dos campos de concentración francés malviviendo a golpes senegaleses y casi malmuriendo de hambre, de donde se escapó diciendo que era el hermano de su padre; tomó parte en el desembarco de Normandía donde llegó a las playas de La Madeleine (conocida como Utah) y siempre le quedará París, ese París humillado del General De Gaulle que vio cómo su vehículo semioruga Guernica, fue uno de los primeros en asomar por la Puerta de Italia.

Desde Adra hasta Estrasburgo, pasando por Roquetas. Vino al mundo en el Cuartel de Carabineros donde servía su padre, José María Gómez Cañadas, roquetero que estudió el oficio de panadero y lo ejerció en un despacho de la plaza de la Iglesia. Entró en el Ejército y participó en la campaña de Marruecos donde, paradojas de la vida, entró a formar parte de un grupo que salvó la vida de Franco, que había caído en una emboscada. En Madrid formó parte del servicio de escolta del rey Alfonso XIII y en 1940 se va a Francia en el vergonzante éxodo de la Guerra Civil. Consigue llegar a Argelia, donde viven sus hermanos, hasta que Estrasburgo le ofreció el mejor de los cobijos hasta su muerte en 1965.

Rafael quiso seguir su ejemplo y servir como carabinero en lo que se llamó la quinta del biberón. Le movilizaron y "con un poco de arreglo, me hicieron carabinero ciclista". Paró en Cádiz, donde vivió once años en la calle Sopranis, al amparo del edificio de la Tabacalera (hoy Palacio de Congresos) y desde donde aún se olía el aroma a mar del puerto. De allí siguió a su padre hasta Barcelona donde permaneció apenas seis meses, antes de llegar a Madrid donde residió otros cuatro años junto a un tío suyo. "Cuando comenzó el jaleo nos fuimos a Badalona, donde viví toda la Guerra".

Ingresa en el Ejército republicano "por un golpe de cabeza de joven". Padeció la dolorosa retirada de los vencidos, en el Grupo de Transporte de los Carabineros. Francia le dio de todo menos una bienvenida honorable. Ingresó en los campos de concentración más infames de la historia gala, en aquellos donde a las personas se las despojaba de su más mínima dignidad. Barcarés y Saint Cyprien aún se clavan en su memoria con recuerdos de pies descalzos, agua con jabón y chuscos de pan de vez en cuando, de piojos y golpes de guardias senegaleses. "Era terrible; éramos republicanos y el régimen que había era el de Pétain" y su Gobierno de Vichy, el estado bananero en plena Francia ocupada por los nazis y sometida a su dictado.

A los cuatro meses decidió que ya tenía suficiente y huir de ahí se convirtió en su verdadera obsesión. "No podíamos salir si no éramos familiares directos. Escribí a mi tío que se encontraba en Orán y me reclamó como su hermano y también de mi padre. Así pude salir de ahí y porque tenía el mismo nombre". Orán le dio la bienvenida, tránsito entre la Guerra Civil y la contienda Mundial que volvió a dar un vuelco a su vida. "Nunca quise entrar en la Legión" y por eso se alistó como voluntario en el Cuerpo Franco de África donde se dio de bruces con la batalla de Túnez, una de las colonias francesas leales al régimen de Vichy convertida en un nido de nazis. "Subimos una montaña, la de los monos porque había muchos, en las inmediaciones de Temara y allí formaron la primera y segunda División Leclerc ; yo me fui como voluntario a la segunda". Desde entonces y ya para siempre, fue uno de los hombres de La Nueve.

Se juntaron allí todos los españoles y comenzó incluso su particular labor de reclutamiento de todos aquellos legionarios franceses que querían unirse a ellos. "Íbamos con un camión americano a los cuarteles de la Legión a convencerles cuando tenían permiso; los vestíamos de ingleses, los metíamos en el camión, les dábamos unos papeles y ya eran franceses que servían en la Grande Armée. Tenían todos nombres falsos y por eso no los conozco por sus nombres reales".

Desde Orán parte hacia el Marruecos francés donde el Ejército americano continuaba encontrando la puerta de entrada a una Europa que pedía su ayuda para no continuar desangrándose en manos de un Ejército nazi que, desde El Alamein donde el Afrika Korps de Rommel sufrió su primera derrota, se encontraba a la espera de recibir el golpe de gracia en suelo europeo. Rafael embarca de nuevo a Orán con rumbo a Inglaterra en el HMS Franconia. Era mediados de abril de 1944 y junto a ellos iban unos pasajeros muy especiales: "tuvimos una enorme nube de saltamontes que estaban por todas partes y nos lo llevamos hasta Swansea" en Gales, en un infernal viaje que duró seis días "porque íbamos muy despacio para evitar a los submarinos alemanes", los temibles U-boats que sembraron de naufragios las aguas del Atlántico. Desde la localidad galesa, se dirigieron a Escocia, lugar escogido por los Aliados para la concentración de tropas y el entrenamiento de efectivos con vistas a un desembarco en suelo europeo, del que ni Rafael, ni ninguno de sus compañeros sabía una sola palabra. A las puertas de la gloria, de un Día D que cambiaría la historia del mundo para siempre, aquellos que lo protagonizaron en primera persona, que iban a pelear por arrebatar de las garras de la intolerancia cada palmo de suelo europeo, vivían ajenos a lo que el destino les tenía preparado.

Un viaje en tren donde "fuimos recibidos por los ingleses que tienen las faldicas cortas, con la música y nos pegamos una panzá de reír hasta el departamento de York". Dos meses de pruebas del material americano. Allí tomó contacto con el half track (un semioruga) llamado Guernica, que seguía la costumbre de poner nombres de batallas llevadas a cabo por el Ejército republicano. "Eso fue por un capitán que teníamos que era vasco y fue él quien propuso el nombre". Llega a Southampton, en el sur de Inglaterra, donde las costas de Francia se adivinaban en un horizonte más que incierto.

Anhelaban una mejoría del tiempo por lo que esperaron un día a que las nubes les dieran una tregua. Como si aguardaran su salida triunfal entre bambalinas, La Nueve no llegó a las playas de Normandía hasta el 1 de agosto (el desembarco se produjo el 6 de junio) "Yo no sabía . Nos metieron en un barco y ni siquiera conocía dónde iba". El lugar fue conocido como Utah en la Operación Overlord y se encontraba en plena bahía de Carentan, en el sector norteamericano encuadrados como unidad en el III Ejército al mando de una de las estrellas militares de toda la contienda bélica, el general George Patton. Cuentan las crónicas que nada más poner pie a tierra, los integrantes de La Nueve cantaban La cucaracha por la lentitud con la que se produjeron las operaciones. "Ahí comenzó el jaleo. Hay sitios que fueron tremendos en los que recibimos golpes terribles". Su marcha les lleva por Rennes, Le Mans, Château-Gontier, Sarthe, Alençon o la reducción de la bolsa de Falaise. El Séptimo Ejército de la Wehrmacht comenzaba su colapso.

El destino les esperaba en Écouché. Llegaron el 12 de agosto y allí vivieron su particular infierno. "Estuvimos rodeados por los alemanes y vinieron los americanos a sacarnos de allí". Con una entereza que hiela la sangre, Rafael asegura que "ningún momento pensé que iba a morir a pesar de que fue muy duro. No puedes pensar en eso. Yo conducía el coche, pero llevaba a mi cargo a nueve hombres: el vasco, el Sargento Jefe Lucas Camons, Moreno y el resto de los soldados. Piensas siempre que vas a vivir".

Entonces se produjo la decisión que marcaría su destino y su entrada en la Historia. El 20 de agosto se subleva la resistencia en París. En un principio la decisión del mando del Ejército Aliado, era la de cortar la retirada de la guarnición alemana de la capital francesa e impedir que estos se replegaran para luchar contra ellos en la inevitable conquista de Berlín. Además, les hacía poca gracia perder semanas en combatir calle por calle, casa por casa y tener que alimentar a una población de millones de personas plagadas de necesidades. De Gaulle presionó y al final se salió con la suya. Ordena a Leclerc que marche sobre París, con todo lo que tiene. Lo cumplió. Aún llovía a las 21:22 horas del 24 de agosto de 1944 cuando los vehículos de La Nueve hacían su entrada en la capital francesa por la Puerta de Italia. Las campanas de Notre Dame saludaban a los libertadores, la gente salía de sus casas cantando La Marsellesa (curiosamente compuesta en Estrasburgo). El París ultrajada, respiraba por fin en libertad. Pudo llegar incluso antes porque "estuvimos parados toda una noche esperando órdenes. Por la mañana se presentó Leclerc y dijo que entráramos. Pidió un destacamento y me tocó ir en él con el coche. Éramos sólo cinco y yo conducía uno de ellos. Había alemanes por todos los lados y llegamos hasta la plaza del Ayuntamiento. Allí estuvimos un día de celebración. En los primeros momentos no había ni un gato. Nadie salió a recibirnos, aunque después sí hubo una gran fiesta, todos cantando". Ellos también aportaron la música que se trajeron de España; el Paso del Ebro y el estribillo Ay Carmela fue el número uno de esa noche mágica, embriagadora y, sobre todo, de justicia histórica. Los que una vez perdieron, hoy ganaban; quienes huyeron de su país, arriesgaron su vida para que los ciudadanos de otro pudieran vivir en paz; de unos campos de concentración donde fueron recibidos nada más pisar suelo francés, a los besos, abrazos, flores y chocolates con los que miles de parisinos anónimos, les daban la gracias desde lo más profundo de su alma. La cruz gamada jamás regresaría a los Campos Elíseos.

"Después tuvimos un gran desfile. Formamos delante del Arco del Triunfo y vinieron el General De Gaulle y todos los gordos; se pasaron por delante y nos saludaban a todos los coches. Éramos la escolta de esos generales". Incluso fueron ellos mismos quien en una escaramuza desde uno de los últimos focos de resistencia nazi protegieron al General De Gaulle de varios disparos. La historia, de nuevo, hubiera sido diferente. París, se rindió intacta a pesar de las órdenes de Hitler por dejarla convertida en cenizas. El jefe de la guarnición, el general Dietrich von Choltitz por suerte para las futuras generaciones, desobedeció al führer.

Donde se equivocó fue en su idea de "liberar España, después de liberar París. Íbamos a ir e incluso se habló de atacar España". Guarda un más que políticamente correcto silencio cuando se le pregunta si le hubiera gustado. "No lo sé" responde entre risas.

Los "maravillosos días" que pasaron en París se terminaron muy rápido. De inmediato recibieron la orden de volver al campo de batalla. Elsenheim y Marckolsheim les llevaron a 40 kilómetros de Estrasburgo, donde le cambiaron el coche. El Guernica se convirtió en el Don Quichotte con el que entró en la ciudad en la que hoy vive entre unos vecinos ajenos al héroe con el que comparten pared.

Antes vivió en Colmar la cara más sucia de una guerra cruenta como una carnicería. "Allí tuvimos batallas muy duras. Veía como disparaban a los tanques alemanes y saltaban por los aires". Recuerda el frío terrible que pasaron entonces, con temperaturas de menos de 20 grados por debajo de cero, las congelaciones de pies y manos, las amputaciones de miembros que no aguantaron los inviernos terribles en los que Europa perdía miles, millones de vidas en los campos franceses y alemanes.

Llegó hasta el Nido del Águila, en Berchtesgaden, una de las residencias de Hitler en los Alpes de Baviera aunque "no llegué a subir; me quedé abajo esperando a los soldados por si había que salir corriendo de allí"

Tuvo bastante en Europa y una vez desmovilizado, regresó a Orán en una Argelia que aún era colonia francesa. Allí, "con ayuda de mi padre y mi tío que me lo pagó", abrió un almacén de reparación y venta de zapatos "que contaba con un obrero que trabajaba conmigo. Estuve nueve años, hasta comienzos de los años 60, donde empezó el jaleo argelino, una guerra por la independencia que aún no ha cicatrizado del todo en una Francia que se empeñó en mantener su poder en el norte de África a costa de los ciudadanos locales, muchos de los cuales, como era el caso de Rafael, ayudaron en la lucha contra la ocupación de su país.

"Me llamaron la Territorial y había que hacer guardias, por lo que me veía obligado a cerrar el almacén durante algunos días. No podía ser. Me harté y me marché. Escribí a mi tío que vivía aquí en Estrasburgo y me vine a vivir aquí solo. A los dos meses pudo venir mi mujer", Florence, de nacionalidad argelina con la que ya tenía dos hijos. Después llegaron otros dos".

Comenzó a trabajar en una fábrica de cojinetes para los coches. "Me marché a la Peugeot, donde estuve muy poco tiempo y de noche me iba a la escuela para ser mecánico. Obtuve mi título y entré a trabajar en la Citroen. Me jubilé y dije que trabajen otros que yo ya he tenido bastante".

Aunque tiene 91 años, su mente tiene una lucidez asombrosa. Aún conduce un Toyota y recuerda uno a uno todos los coches que ha tenido a lo largo de su vida desde que se sacara el carné el Orán en 1955. Sólo le han puesto una multa en su vida: "fui a casa de mi hijo y aparqué el coche la mitad en la acera y la otra mitad en la carretera. Estaba pendiente, pero no me di cuenta que llegó la Policía y me puso una multa que pagué. No me han vuelto a poner otra". No falla un intermitente, se detiene ante los pasos de cebra, circula con fluidez en una de las europeas rotondas que jalonan las carreteras cercanas a su casa y a la velocidad adecuada. No usa ni gafas para ver de lejos y únicamente se las pone para dedicar su tiempo a "hacer sudokus", "que le salen todos" según asegura su hijo Jean Paul y para escribir con seguridad. La televisión es su entretenimiento y un enorme pez que mira tranquilo desde un acuario y al que "acaricia, es su amigo" dice entre risas Florence.

No ha pensado jamás en regresar a vivir a España. La tranquilidad, la cercanía a sus hijos y el tiempo que lleva disfrutando de la belleza de Alsacia, pueden más que un sentimiento de morriña que cura de vez en cuando con esporádicas visitas a su Roquetas de Mar, donde aún vive buena parte de su familia. "Estuve en Adra hace unos años donde aún tengo muchos amigos. Apenas conocía el pueblo porque salí de allí muy joven. Lo que más conozco es Roquetas, donde tengo primos. De hecho, unos terrenos en Las Salinas, eran de mi padre y en los acantilados también tenía un par de casas". Recuerda una Roquetas de "apenas 3.000 habitantes, pero nuestra familia es oriunda de allí" tercia Jean Paul que ha investigado los orígenes de su familia hasta el año 700.

Hace unos días recibió la Legión de Honor. "Bueno, aún no me la han dado". Están esperando al 14 de julio, el día de la Fiesta Nacional francesa. Se añadirá a la Cruz de Guerra o a la Medalla de Oro de la ciudad de París, la responsable de que su historia fuera conocida.

Tras la contienda, Rafael optó por el silencio sobre todo lo que vivió. Ni su mujer, ni sus hijos conocían qué había hecho su padre durante tantos años. Sencillamente no le dio la más mínima importancia. "Estaba en ese lugar e hice lo que hice, como tantos otros. No es nada especial. Mis hijos nunca supieron nada". Jean Paul reconoce que se enteró cuando "Evelyn Mesquida empezó a investigar para escribir su libro La Nueve. Los españoles que liberaronParís" un testimonio de lujo, el primero de ellos y una deuda que comenzaba a saldarse aunque tardó décadas en comenzar a hacerlo. Florence compró el libro a "todos mis hijos y mis nietos y me dicen que se sorprenden por lo que hizo su abuelo".

Fue en una reunión de veteranos: "El que llevaba la bandera de nuestro regimiento me dijo que había una mujer (Mesquida) que quería hablar conmigo. Ahí comenzó todo. Me pongo a leer esas cosas y como la conozco y la he vivido, no sigo. Me emociono mucho cuando me pongo a recordar". Tampoco reniega de los homenajes que le han llevado hasta un hospital porque "es un grandísimo honor el que me conceden por ser el único superviviente de mi compañía. Fue una sorpresa y no pude aguantar esa emoción".

"Recibo muchas cartas de niños que me dicen que están vivos por mi". Es cierto. Las nuevas generaciones deben algo a quienes lucharon porque no triunfara el nazismo, la intolerancia, el fanatismo más absurdo. La idea de que Hitler hubiera triunfado no pasa ni por su imaginación: "hubiera sido terrible". La frase de que la libertad de ahora se la debemos a ustedes le encanta. "Es verdad" dice a la primera .

No reniega de su pasado. No le hace falta. Puede contar su vida con la cabeza tan alta como su dignidad le permite. Acude a menudo a la tumba de su coronel Putz, muerto en Aix-la-Chapelle cuando su compañía fue rodeada por los alemanes.

A pesar del lugar que la historia les reservó, del olvido al que se han tenido que enfrentar durante tantos años de verdad oficial, Rafael apenas guarda en su corazón un sitio para el rencor. "Todos hicimos la misma guerra. Éramos todos franceses, independientemente del lugar donde nacimos". Él es almeriense por nacimiento, francés por adopción y sentimiento y sobre todo una persona que supo vivir en medio de acontecimientos terribles y está entre nosotros para que admiremos su entereza. La Historia de Europa le llevó por caminos inimaginables y supo transitarlos con honor.

sábado, 12 de mayo de 2012

Encuentran un análisis secreto de la salud mental de Hitler

El hallazgo de un análisis secreto acerca de la salud mental de Hitler, realizado por el Servicio de Inteligencia Británica en abril de 1942, revela que el dirigente alemán mostraba síntomas de paranoia en sus discursos y una creciente preocupación por acabar con una población que el político alemán veía como encarnación del Diablo, el “veneno judio”, mientras se consideraba a sí mismo “la encarnación del Espíritu de Dios”. 




El  documento que acaba de ver la luz fue escrito por Joseph MacCurdy, investigador de la Universidad de Cambridge (Reino Unido) , pero hallado entre unos archivos de los familiares de Mark Abrams, un científico social que trabajó para la Unidad de Análisis de la Propaganda de la cadena pública BBC y para el Panel de Guerra Psicológica durante la Segunda Guerra Mundial. A Abrams se le considera pionero de la investigación de mercado y las encuestas de opinión.

El análisis cubría un discurso dado por radio el 26 de abril de 1942, y su propósito era “reconstruir qué había en la mente de Hitler cuando concibió y escribió el discurso. “Su contenido probablemente refleje sus tendencias mentales patológicas, por un lado, y los conocimientos que tiene, por otro”, se puede leer en el comienzo del texto. En conjunto, los expertos identificaron síntomas de histeria, epilepsia y paranoia. Además, en aquel momento sufría el “complejo del Mesías” y su fobia judía se había extendido hasta tal punto que la consideraba una “agencia diabólica universal”, que no solo amenazaba a Alemania. También identificaron en sus palabras cierta sensación de confusión y de "temor a una desastrosa derrota".

Semanas después del discurso, se pusieron en marcha los planes para exterminar en masa a los judíos (la llamada “Solución Final”).

Ed Kennedy, el periodista despedido por anunciar el final de la II Guerra Mundial

El periodista estadounidense Ed Kennedy fue el primer corresponsal que relató al mundo la rendición alemana en la II Guerra Mundial pero su primicia no sólo no le encumbró, sino que le valió el despido. Casi setenta años después de perder su puesto de trabajo por violar un embargo militar que pretendía mantener en secreto la noticia durante 36 horas, su empleador, la agencia estadounidense Associated Press (AP) ha pedido disculpas y su hija, Julia Kennedy, ha publicado las memorias de su padre, en las que explica aquel episodio.

Tras recorrer casi toda Europa como corresponsal para AP, Kennedy llegó a ser el máximo responsable de la compañía en Europa en plena guerra. "El equipo de (el general Dwight D.) Eisenhower decidió que sólo 17 periodistas fuesen testigos de la rendición alemana y él fue uno de ellos, dada la importancia de su cargo", explica Julia Kennedy. Su padre viajó a Reims (Francia) para asistir a la capitulación, cuya publicación tenía un embargo de 36 horas porque los aliados habían acordado, a petición de la URSS, hacer una ceremonia oficial en Berlín el 8 de mayo, "pero al llegar de vuelta a París, escuchó que los alemanes habían divulgado la noticia en una radio local".

"Todos los periodistas estaban obviamente enfadados con el embargo. El voló de vuelta a París y unas horas después se enteró de que lo habían publicado y decidió llamar a Londres para dictar el fin de la guerra", relató Kennedy, hija única del periodista que, con los años, siguió los pasos profesionales de su padre. Durante aquella conversación pudo dictar apenas 200 palabras, pero fueron suficientes para que la noticia llegara a todo el mundo y evitara así que, durante esas horas de censura y silencio, miles de soldados se enfrentaran por una causa que ya no existía.

"Durante cinco años habéis justificado que la única razón de la censura era salvar vidas. La guerra ha terminado. Yo mismo he asistido a la rendición, ¿por qué no debe saberse?", argumentó en la Oficina de Censura, advirtiendo de que iba a hacer público el fin del enfrentamiento. Sin embargo, aquella decisión le costó el puesto: pese a haber escrito con su puño y letra una parte de la historia, AP lo expulsó de Europa y lo despidió de la agencia, ante la acusación de las Fuerzas Armadas de EEUU de haber quebrantado un embargo militar.

"Creo que nunca los perdonó. Sí, siguió con su vida, se fue a California para dirigir un periódico y continuó allí su vida profesional. Pero estoy segura de que nunca los perdonó", insiste Julia, que ha repasado los recuerdos de su padre al editar y publicar sus apuntes como corresponsal (La Guerra de Ed Kennedy: El Día de la Victoria, la censura & Associated Press). Con motivo de la publicación del libro, el ahora presidente de la agencia, Tom Curley, ha perdido perdón por la decisión tomada contra Kennedy y ha asegurado que no se repetiría en la actualidad porque "Ed hizo lo correcto". Aun así, recordar la historia del corresponsal estadounidense ha abierto viejos y eternos debates sobre la responsabilidad del periodista a la hora de narrar los hechos y la censura -"a veces política y otras militar"- que, según Julia, sigue "tristemente vigente".

viernes, 11 de mayo de 2012

Un avión de la RAF descubierto en el desierto del Sahara casi 70 años después de su desaparición

No es exactamente como la secuencia inicial de "Encuentros en la Tercera Fase", pero casi.

El Daily Mail informa que un trabajador de una petrolera polaca, Jakub Perka, ha descubierto un Kittyhawk P-40 en un estado de conservación "casi perfecto" que hizo un aterrizaje forzoso en el desierto del Sahara en 1940.



"A pesar del impacto del accidente, la mayoría de los instrumentos de la cabina de la aeronave están intactas", según la noticia.

No hay restos humanos pero sí hay signos del campamento improvisado cerca del avión. Los historiadores creen que el sargento de la RAF Dennis Copping, de 24 años, sobrevivió al accidente.

"Debe de haber sobrevivido al accidente, una foto muestra un paracaídas alrededor de la estructura del avión y supongo que el pobre tipo la utilizó para protegerse del sol", ha dicho el historiador británico Andy Saunders. "La radio y las baterías estaban fuera del avión y parece que trató de conseguir que funcionasen."


Las autoridades creen que Copping murió tratando de cruzar el desierto. La ciudad más cercana del lugar del accidente se encuentra a 200 kilómetros de distancia."Una vez que se había estrellado allí nadie iba a venir a buscarlo", dijo Saunders. "Es más probable que tratara de salir del desierto, pero acabó caminando hacia su muerte."El Museo de la RAF ya tiene planes para recuperar la aeronave.




"El mundo de la aviación histórica es enormemente emocionado con este descubrimiento", dijo Saunders. "Este avión sigue aún en el mismo lugar donde se estrelló hace 70 años. No se ha escondido o enterrado en la arena, se ha quedado allí sentado. ""Se trata de una cápsula del tiempo absolutamente increíble, el equivalente de la aviación de la tumba de Tutankamón", añadió.En cualquier caso, las autoridades británicas creen que están en una carrera contra el tiempo. Temen que los lugareños se aceruqen a la aeronave recién descubierta y puedan saquear piezas y equipo. De hecho, según el Daily Mail, las armas del avión y municiones (que se han conservado perfectamente) ya han sido capturados por el ejército egipcio por "razones de seguridad".


"El avión se encuentra en muy buen estado, pero por desgracia está siendo expoliado por parte de algunos vecinos que no lo consideran parte de su patrimonio, sino como un pedazo de basura que pueden tener algún valor como chatarra ", dijo Saunders."Las cosas están sucediendo muy lentamente con la recuperación, sobre todo porque estamos en las manos de las autoridades egipcias", agregó."El Ministerio de Defensa tiene que actuar y sacar el avión de allí tan pronto como sea posible en lugar de embarcarse en una gran cantidad de apretones de manos y reuniones para discutir su futuro."Pero, ¿qué pasó? ¿Por qué se estrelló el avión?"Al parecer, el piloto tuvo problemas y simplemete lo dejó caer en medio del desierto", dijo Saunders.



El Daily Mail da un poco de trasfondo a la naturaleza del papel de Copping en la Royal Air Force y lo que podría haber llevado al accidente:

    
En 1942 fue miembro del 260 escuadrón de la RAF, una unidad de combate con sede en Egipto durante la campaña del norte de África.

    
En junio de ese año, los aliados se huían de Erwin "Zorro del Desierto" de Rommel y sus fuerzas alemanas.

    
El 28 de junio Ft. sargento Copping y otro piloto se encargaron de llevar dos  Kittyhawk P-40
dañados de una base aérea británica en el norte de Egipto a otra para su reparación.

    
Durante el corto vuelo el sargento Copping perdido su influencia, salió de su recorrido previsto y nunca más fue visto.
    
[...]
    
Se documentó en el momento en que hubo un fallo en su tren de aterrizaje delantero que no se retraía y la evidencia fotográfica sugiere que la aeronave tenía la rueda delantera hacia abajo cuando se estrelló.
    
[...]
    
También hay daños en el fuselaje, lo que coicide con la evidencia documentada del
avión del  sargento Copping.El informe añade que la búsqueda se pondrá en marcha para encontrar los restos del aviador desaparecido.

"El piloto no está en el avión, pero hay evidencias que sugieren que se marchó de allí", dijo el capitán Paul Collins, el agregado militar británico en Egipto, "es muy poco probable que podamos encontrar los restos".



Se cree Cooping no tiene familiares cercanos vivos en el Reino Unido
 

jueves, 10 de mayo de 2012

Historias de la Segunda Guerra Mundial

“Seguramente porque fui una de los que sobrevivieron, mis recuerdos sobre la guerra no se han borrado...”, Nina Novgoródova empieza su relato sonriendo. Es una magnífica interlocutora; su joven voz y el brillo en sus ojos me hacen olvidar por un instante que estoy entrevistando a una veterana. Cuando estos “veteranos” lucharon tenían 17 años. La guerra llegó a sus vidas en el momento en el que deberían haberse enamorado o haber hecho planes de futuro. Sin embargo, ellos se echaron a los hombros una carga demasiado pesada. Con 20 años se convirtieron en expertos, recibieron el rango de comandante y otros altos cargos. A pesar de su edad y su mala salud, han ido a exponer sus testimonios a escuelas, institutos y universidades. Son escuchados con interés, los acompañan hasta la estación y les piden que vuelvan de nuevo. La historia deja de ser un párrafo de un manual, y es entonces inevitable vivirla como propia.

Nina Andreevna Novgoródova, jefa del servicio médico de la brigada de tanques 111.

 En Vorónezh había un enorme aeródromo alemán. Y nuestra aviación entonces, en 1942, era todavía muy débil y poco numerosa. Y cada santo día vuelos de 20, 25, 30 aviones. Empiezan a las 9 de la mañana, en ocasiones antes. Llevan a cabo metódicamente una, dos y tres vueltas. Atacan en las posiciones adelantadas. Y nosotros estamos cerca, nuestro trabajo es recoger a los quemados y heridos. ¡Cada bombardeo da la sensación de que todo ha terminado! Pasan volando troncos, piedras, tierra, a veces incluso coches. Parece que nada va a sobrevivir. Pero pasa la primera etapa del bombardeo y miras: la tierra empieza a moverse. Hay, evidentemente, heridos, hay soldados abrasados. Y así cada dos horas o dos horas y media. Cuando trabajas no sientes el miedo. Y el nuestro era un auténtico trabajo, aunque terrible: una enfermera en el frente avanzado es una persona con las manos manchadas de sangre. Hubo combates tanto en verano como en invierno. Con el frío, vendar a los heridos es bastante más difícil, porque al ir ellos vestidos en sus capas de combate, chaqueta, pantalones… Tenía que abrirlo todo, cortarlo con cuchillos y volverlo a remendar.

Durante la guerra por primera vez me encontré con algo sorprendente: las posibilidades ocultas de las personas. Quizá a esto se le llama intuición. Lo explico un ejemplo; hay un bombardeo de día. Los alemanes bombardeaban en círculo, primero un círculo lejano, después cada vez más cerca. Casi en la sección médico-sanitaria. Nosotros, para protegernos de las bombas, cavamos hoyos y nos sentamos en ellos de tres en tres. Entonces, cuando los aviones pasaron en círculo cerca de nosotros me llené de una inesperada fuerza, salté la trinchera y me fui corriendo campo a través. Al final del campo vi un coche. Me refugié debajo de él. Tumbada, sentía como el bombardeo finalizaba. Me di la vuelta y vi que la trinchera había desaparecido.

Otra historia totalmente diferente fue cuando nos dieron a nosotras, a las enfermeras, impermeables americanos. Muy finos, de buena tela y pensamos: ¿cómo vamos a trabajar con esto? No sé a quién se le ocurrió hacer de las batas vestidos. Nuestros amigos fotógrafos, a los que les gustaba sacar fotos no sólo a los soldados de primera linea, sino también a las chicas, nos dijeron: “Pedid permiso e id al cuartel general. Allí hay un taller donde cosen y arreglan los uniformes de los oficiales. Así lo hicimos y fuimos. Todos los sastres eran hombres. Dejamos nuestros impermeables y preguntamos si era posible convertirlos en vestidos. El sastre al principio se rió, pero después dijo: está bien.  

En resumen, que salimos del taller con vestidos. Llegamos al pueblo y allí nos quedamos. Por la tarde, ataviadas con aquellos vestidos, nos atamos pañuelos de formas diferentes. Continuamente se nos acercaban chicos jóvenes. Tan pronto venían como se iban, nos miraban y no entendían nada. Al rato nos decían: “Chicas, ¡qué guapas estáis!”.

 
Vladímir Nikolaevich Kislitsyn, soldado raso, ametrallador.

Al principio fue terrible. Una vez vi cómo mi compañero yacía a mi lado. Estaba muerto. ¡Fue horrible! Pero después dejó de ser horrible. Como si jugases con juguetes. ¿De pequeños jugabais? Pues lo mismo. El corazón se vuelve de piedra. Pero te salvas de la bala, del proyectil. Corres, excavas con la pala, escondes la cabeza... El primer arma de un soldado es la pala. Hay silencio, hay tiempo... ¡Atrinchérate! En ocasiones cavas tanto que podrías ocultar tu cuerpo entero y otras veces sólo cabes a cuatro patas. Volaban balas, proyectiles y tú te atrincherabas. El equipo girta: “¡Adelante!”, lo dejas todo y empiezas a actuar. Pero la pala y el arma no las sueltas. Y la ametralladora la tienes bien a mano, es tu escudo. Es cierto que si cae un proyectil tu escudo no va a ayudarte.  Si un alemán te encuentra, tiene que eliminarte. Dispara el mortero. La primera vez no llega, a la segunda vuela y a la tercera llega al lugar exacto en el que estás. Una vez tuve que salir corriendo. Dio conmigo un francotirador. Estaba justo al lado. Me hirió y me llevaron al hospital.

 
Ekaterina Vasilevna Judórozhkova, cabo, exploradora.

Una vez estaba en una caseta cerca del puesto de mando. Cuando el enemigo nos sobrevolaba debíamos decir: “¡Aire!”. Así hice y se lo dije a mi jefe. Él me preguntó: “¿de dónde?”. Yo le contesté: “de tal dirección vuela un avión cargado (es decir, con bombas). Él contestó: “Informan de que los que vuelan son los nuestros”. Y yo digo: “¡No! Es el enemigo. Conozco sus señales e insisto: ¡es el enemigo! Acabamos con él”.

Después me quedé paralizada. Pensé: ¡He podido equivocarme! Habíamos estudiado el sonido del motor y eso se había quedado grabado en mi memoria. La exploración es un arma inteligente. Y después de algún tiempo vino el jefe de regimiento de personal y preguntó: “¿Dónde está vuestro explorador? Justamente yo estaba en la caseta. Él dijo: “Buen trabajo, he venido a daros las gracias”. Las chicas del servicio de inteligencia se quedaron sorprendidas: ¿cómo puede ser que teniendo el avión tan cerca no pudiésemos darnos cuenta de que era el de los fascistas?

 
Alexánder Nikolaevich Rafalski, mecánico y conductor de tanques de la brigada 55.

Llegamos a Nizhni Taguil, repostamos y salimos en dirección a Cracovia. Teníamos que tomar una de las ciudades que había de camino con un grupo de asalto de noche, cruzarla y reforzarnos en el otro extremo. Pero junto a una casa, desde un túnel, un alemán dio con un lanzagranadas directamente en un costado del tanque. El tanque se incendió. Lo que significaba que todo había terminado, había que correr. El comandante del tanque saltó fuera y el francotirador lo mató. Entonces, el comandante del cañón le sigue, y sucede lo mismo. Yo sigo en el tanque. Hace mucho calor, comienza a fluir gasolina y a inflamarse. Abro un poco la puerta para tomar aire fresco, miro y el alemán ya no está, quizás ha pensado que había matado a todos. Abro del todo la puerta: nadie dispara. Salto rápidamente del tanque y me meto en el túnel. Voy casi desarmado, llevo apenas una pistola alemana, disparo a 25 metros. Estoy tumbado en el túnel y oigo unos pasos. Me quedo callado. Espero con la pistola en la mano. El tanque arde, ilumina la esquina del túnel delante de mí. Veo una sombra. Hay un alemán. Cuando llega a mi altura, disparo. Le arranco su rifle de asalto y dos cornetines, esperando que todo haya acabado, ahora soy un héroe. Me voy por mi lado a alcanzar a los tanques.

En el año 2000, en conmemoración de la 60ª victoria, una delegación de veteranos fue a Alemania. Yo estaba entre ellos. Estuvimos en todas partes, incluso en los cementerios. ¡Cuidan muy bien las tumbas de nuestros soldados! Hay muchos monumentos vigilados por el gobierno y no noté ningún tipo de hostilidad por parte de los alemanes. Tampoco yo tuve ese sentimiento.

 
Nikolái Alexándrovich Cherepánov, mecánico de aviación IL-2.

¿Qué día fue el más feliz para mí? El 27 de enero. El día en el que acabamos con la toma de Leningrado. Yo era mecánico de aviones IL-2 de 999, regimientos de asalto. El día 27 de enero tiraron fuegos artificiales para celebrar que la toma de Leningrado había llegado a su fin. El día más triste fue el 14 de diciembre. Este día nos atacaron. Alcanzaron la bujía, empezó a gotear aceite y yo volé hacia el tirador, ni siquiera llevaba el paracaídas. Noté que algo goteaba sobre mí. Estaba herido, perdía sangre y la cabeza me daba vueltas. No sé cómo pudimos llegar a montarnos en el avión. El piloto nos llevó, en seguida me enviaron a la enfermería, me dieron varias inyecciones. No me hicieron transfusiones de sangre, aunque habría sido necesario. Estuve tres días en la enfermería y eso es todo.

Usted me pregunta que de dónde sacábamos las fuerzas. Amamos a nuestra patria. La defendemos. Mi padre murió en Stalingrado, a mi tío lo mataron. ¿Por qué después de la guerra me puse a trabajar de profesor de historia? Para hablar sobre la victoria, sobre el heroísmo, el honor y la dignidad. Les explico a los niños: “Nuestro legado no se queda en casa, en la casa de campo o en el dinero. Nuestro legado lo dejamos a nuestros hijos, a los que hemos criado y enseñado”. Pronto abandonaremos esta vida y todo se habrá acabado, por eso les repito a los niños: “Pronto este viejo no estará, el último soldado de este planeta. Miradlo antes de que sea tarde”. 
 
Publicado en Rusia Hoy

lunes, 7 de mayo de 2012

El búnker secreto de la Segunda Guerra Mundial

En ocasiones, una simple excursión por el campo puede acabar convertida en una gran aventura. Al menos, eso es lo que le ocurrió a un grupo de exploradores urbanos franceses que, tal y como podemos leer en la bitácora «Gizmodo», localizaron un viejo búnker repleto de armamento de la Segunda Guerra Mundial durante una de sus habituales batidas.



Según cuentan los autores del hallazgo, que han preferido no revelar el lugar en el que se encuentra el gran almacén subterráneo, la mayor parte de los vehículos y de las piezas de artillería contenidas en el lugar datan de esta contienda, aunque algunos son posteriores a la misma. Por ello, se sospecha que el búnker pudo tener algún tipo de uso hasta los años 70.

Este complejo fue construido durante la Primera Guerra Mundial y, además de los almacenes donde se han encontrado los vehículos, cuenta con oficinas y barracones destinados a albergar las tropas.

A pesar de llevar casi 60 años almacenados, la mayor parte de los cañones y demás piezas de artillería, así como los carros de combate, vehículos acorazados y camiones de transporte militar, se encuentran en perfecto estado de conservación. Tan solo una limpieza para eliminar algunos de los muchos champiñones que, gracias a la humedad y oscuridad, han crecido a su alrededor y estarían en perfecto estado de revista.