martes, 16 de mayo de 2017
Un héroe alavés de la Segunda Guerra Mundial
domingo, 30 de octubre de 2016
La valiente mujer que se adelantó a los nazis para salvar a 10.000 niños judíos
Geertruida tuvo desde muy joven dos espejos de solidaridad en los que mirarse, los de sus padres, que tras la I Guerra Mundial no dudaron en alojar en su casa de Alkmaar a varios niños austriacos en situación de necesidad. Ya convertida en adulta, su intuición le advirtió enseguida sobre el peligro en que se encontraba la población judía ante la escalada violenta de antisemitismo en Alemania. Sin pensarlo dos veces y abandonando una situación personal bastante cómoda, Wijsmuller-Meijer comenzó a viajar repetidamente a Viena desde finales de 1938.

viernes, 7 de octubre de 2016
Betty Pack, la desconocida y seductora espía que ayudó a ganar la Segunda Guerra Mundial

lunes, 12 de septiembre de 2016
Betty Pack, la desconocida y seductora espía que ayudó a ganar la Segunda Guerra Mundial
miércoles, 25 de mayo de 2016
"Monty y Rommel: Vidas paralelas"

miércoles, 10 de febrero de 2016
Andrés Chowanczak. Hijo y nieto de Héroes polacos.
Mi nombre es Andrés Chowanczak y es un gusto saludarlo. Ante todo quisiera felicitarlo por su blog. El motivo de por el cual le escribo es debido a que se avecina una muy importante efeméride de la historia polaca: un nuevo aniversario de la deportación masiva de ciudadanos civiles polacos a Siberia.
El 10 de febrero de 1941 a las 4 de la madrugada comenzó una las acciones más trágicas de la Segunda Guerra Mundial, se estima que entre 1.500.000 y 2.000.000 de polacos que vivían en los territorios ocupados por la Unión Soviética, fueron deportados a Siberia. Tan solo en el viaje, perdió la vida el 10% de ellos y se presume que para el año 1946, donde una gran parte logro volver a Polonia, falleció la mitad.
sábado, 23 de enero de 2016
"Yo fui uno de los tres peruanos en el desembarco de Normandía"
viernes, 29 de mayo de 2015
Futbolista, atleta, boxeadora... la "Hiena de la Gestapo"
lunes, 10 de septiembre de 2012
El legado de Alan Turing
domingo, 12 de agosto de 2012
Entrevista a un cazanazis
lunes, 14 de mayo de 2012
Un héroe andaluz de la Segunda Guerra Mundial
En disputa permanente desde la primera Gran Guerra, Alsacia en toda su plenitud, este almeriense de espíritu se quedó a vivir en una primera planta de la calle Emile Picard, desde donde el tráfico y el estrés de una gran ciudad parece a años luz de distancia. Curiosamente Estrasburgo fue una de las últimas ciudades liberadas por La Nueve, la Novena Compañía de la 2ª División Blindada de la Francia Libre (conocida también como la División Leclerc). Formada casi íntegramente por unos 150 republicanos españoles que huyeron de la Guerra Civil, apenas una docena quedan con vida. Rafael Gómez es uno de ellos. Su vida es un tratado de historia contemporánea: estuvo en dos campos de concentración francés malviviendo a golpes senegaleses y casi malmuriendo de hambre, de donde se escapó diciendo que era el hermano de su padre; tomó parte en el desembarco de Normandía donde llegó a las playas de La Madeleine (conocida como Utah) y siempre le quedará París, ese París humillado del General De Gaulle que vio cómo su vehículo semioruga Guernica, fue uno de los primeros en asomar por la Puerta de Italia.
Desde Adra hasta Estrasburgo, pasando por Roquetas. Vino al mundo en el Cuartel de Carabineros donde servía su padre, José María Gómez Cañadas, roquetero que estudió el oficio de panadero y lo ejerció en un despacho de la plaza de la Iglesia. Entró en el Ejército y participó en la campaña de Marruecos donde, paradojas de la vida, entró a formar parte de un grupo que salvó la vida de Franco, que había caído en una emboscada. En Madrid formó parte del servicio de escolta del rey Alfonso XIII y en 1940 se va a Francia en el vergonzante éxodo de la Guerra Civil. Consigue llegar a Argelia, donde viven sus hermanos, hasta que Estrasburgo le ofreció el mejor de los cobijos hasta su muerte en 1965.
Rafael quiso seguir su ejemplo y servir como carabinero en lo que se llamó la quinta del biberón. Le movilizaron y "con un poco de arreglo, me hicieron carabinero ciclista". Paró en Cádiz, donde vivió once años en la calle Sopranis, al amparo del edificio de la Tabacalera (hoy Palacio de Congresos) y desde donde aún se olía el aroma a mar del puerto. De allí siguió a su padre hasta Barcelona donde permaneció apenas seis meses, antes de llegar a Madrid donde residió otros cuatro años junto a un tío suyo. "Cuando comenzó el jaleo nos fuimos a Badalona, donde viví toda la Guerra".
Ingresa en el Ejército republicano "por un golpe de cabeza de joven". Padeció la dolorosa retirada de los vencidos, en el Grupo de Transporte de los Carabineros. Francia le dio de todo menos una bienvenida honorable. Ingresó en los campos de concentración más infames de la historia gala, en aquellos donde a las personas se las despojaba de su más mínima dignidad. Barcarés y Saint Cyprien aún se clavan en su memoria con recuerdos de pies descalzos, agua con jabón y chuscos de pan de vez en cuando, de piojos y golpes de guardias senegaleses. "Era terrible; éramos republicanos y el régimen que había era el de Pétain" y su Gobierno de Vichy, el estado bananero en plena Francia ocupada por los nazis y sometida a su dictado.
A los cuatro meses decidió que ya tenía suficiente y huir de ahí se convirtió en su verdadera obsesión. "No podíamos salir si no éramos familiares directos. Escribí a mi tío que se encontraba en Orán y me reclamó como su hermano y también de mi padre. Así pude salir de ahí y porque tenía el mismo nombre". Orán le dio la bienvenida, tránsito entre la Guerra Civil y la contienda Mundial que volvió a dar un vuelco a su vida. "Nunca quise entrar en la Legión" y por eso se alistó como voluntario en el Cuerpo Franco de África donde se dio de bruces con la batalla de Túnez, una de las colonias francesas leales al régimen de Vichy convertida en un nido de nazis. "Subimos una montaña, la de los monos porque había muchos, en las inmediaciones de Temara y allí formaron la primera y segunda División Leclerc ; yo me fui como voluntario a la segunda". Desde entonces y ya para siempre, fue uno de los hombres de La Nueve.
Se juntaron allí todos los españoles y comenzó incluso su particular labor de reclutamiento de todos aquellos legionarios franceses que querían unirse a ellos. "Íbamos con un camión americano a los cuarteles de la Legión a convencerles cuando tenían permiso; los vestíamos de ingleses, los metíamos en el camión, les dábamos unos papeles y ya eran franceses que servían en la Grande Armée. Tenían todos nombres falsos y por eso no los conozco por sus nombres reales".
Desde Orán parte hacia el Marruecos francés donde el Ejército americano continuaba encontrando la puerta de entrada a una Europa que pedía su ayuda para no continuar desangrándose en manos de un Ejército nazi que, desde El Alamein donde el Afrika Korps de Rommel sufrió su primera derrota, se encontraba a la espera de recibir el golpe de gracia en suelo europeo. Rafael embarca de nuevo a Orán con rumbo a Inglaterra en el HMS Franconia. Era mediados de abril de 1944 y junto a ellos iban unos pasajeros muy especiales: "tuvimos una enorme nube de saltamontes que estaban por todas partes y nos lo llevamos hasta Swansea" en Gales, en un infernal viaje que duró seis días "porque íbamos muy despacio para evitar a los submarinos alemanes", los temibles U-boats que sembraron de naufragios las aguas del Atlántico. Desde la localidad galesa, se dirigieron a Escocia, lugar escogido por los Aliados para la concentración de tropas y el entrenamiento de efectivos con vistas a un desembarco en suelo europeo, del que ni Rafael, ni ninguno de sus compañeros sabía una sola palabra. A las puertas de la gloria, de un Día D que cambiaría la historia del mundo para siempre, aquellos que lo protagonizaron en primera persona, que iban a pelear por arrebatar de las garras de la intolerancia cada palmo de suelo europeo, vivían ajenos a lo que el destino les tenía preparado.
Un viaje en tren donde "fuimos recibidos por los ingleses que tienen las faldicas cortas, con la música y nos pegamos una panzá de reír hasta el departamento de York". Dos meses de pruebas del material americano. Allí tomó contacto con el half track (un semioruga) llamado Guernica, que seguía la costumbre de poner nombres de batallas llevadas a cabo por el Ejército republicano. "Eso fue por un capitán que teníamos que era vasco y fue él quien propuso el nombre". Llega a Southampton, en el sur de Inglaterra, donde las costas de Francia se adivinaban en un horizonte más que incierto.
Anhelaban una mejoría del tiempo por lo que esperaron un día a que las nubes les dieran una tregua. Como si aguardaran su salida triunfal entre bambalinas, La Nueve no llegó a las playas de Normandía hasta el 1 de agosto (el desembarco se produjo el 6 de junio) "Yo no sabía ná. Nos metieron en un barco y ni siquiera conocía dónde iba". El lugar fue conocido como Utah en la Operación Overlord y se encontraba en plena bahía de Carentan, en el sector norteamericano encuadrados como unidad en el III Ejército al mando de una de las estrellas militares de toda la contienda bélica, el general George Patton. Cuentan las crónicas que nada más poner pie a tierra, los integrantes de La Nueve cantaban La cucaracha por la lentitud con la que se produjeron las operaciones. "Ahí comenzó el jaleo. Hay sitios que fueron tremendos en los que recibimos golpes terribles". Su marcha les lleva por Rennes, Le Mans, Château-Gontier, Sarthe, Alençon o la reducción de la bolsa de Falaise. El Séptimo Ejército de la Wehrmacht comenzaba su colapso.
El destino les esperaba en Écouché. Llegaron el 12 de agosto y allí vivieron su particular infierno. "Estuvimos rodeados por los alemanes y vinieron los americanos a sacarnos de allí". Con una entereza que hiela la sangre, Rafael asegura que "ningún momento pensé que iba a morir a pesar de que fue muy duro. No puedes pensar en eso. Yo conducía el coche, pero llevaba a mi cargo a nueve hombres: el vasco, el Sargento Jefe Lucas Camons, Moreno y el resto de los soldados. Piensas siempre que vas a vivir".
Entonces se produjo la decisión que marcaría su destino y su entrada en la Historia. El 20 de agosto se subleva la resistencia en París. En un principio la decisión del mando del Ejército Aliado, era la de cortar la retirada de la guarnición alemana de la capital francesa e impedir que estos se replegaran para luchar contra ellos en la inevitable conquista de Berlín. Además, les hacía poca gracia perder semanas en combatir calle por calle, casa por casa y tener que alimentar a una población de millones de personas plagadas de necesidades. De Gaulle presionó y al final se salió con la suya. Ordena a Leclerc que marche sobre París, con todo lo que tiene. Lo cumplió. Aún llovía a las 21:22 horas del 24 de agosto de 1944 cuando los vehículos de La Nueve hacían su entrada en la capital francesa por la Puerta de Italia. Las campanas de Notre Dame saludaban a los libertadores, la gente salía de sus casas cantando La Marsellesa (curiosamente compuesta en Estrasburgo). El París ultrajada, respiraba por fin en libertad. Pudo llegar incluso antes porque "estuvimos parados toda una noche esperando órdenes. Por la mañana se presentó Leclerc y dijo que entráramos. Pidió un destacamento y me tocó ir en él con el coche. Éramos sólo cinco y yo conducía uno de ellos. Había alemanes por todos los lados y llegamos hasta la plaza del Ayuntamiento. Allí estuvimos un día de celebración. En los primeros momentos no había ni un gato. Nadie salió a recibirnos, aunque después sí hubo una gran fiesta, todos cantando". Ellos también aportaron la música que se trajeron de España; el Paso del Ebro y el estribillo Ay Carmela fue el número uno de esa noche mágica, embriagadora y, sobre todo, de justicia histórica. Los que una vez perdieron, hoy ganaban; quienes huyeron de su país, arriesgaron su vida para que los ciudadanos de otro pudieran vivir en paz; de unos campos de concentración donde fueron recibidos nada más pisar suelo francés, a los besos, abrazos, flores y chocolates con los que miles de parisinos anónimos, les daban la gracias desde lo más profundo de su alma. La cruz gamada jamás regresaría a los Campos Elíseos.
"Después tuvimos un gran desfile. Formamos delante del Arco del Triunfo y vinieron el General De Gaulle y todos los gordos; se pasaron por delante y nos saludaban a todos los coches. Éramos la escolta de esos generales". Incluso fueron ellos mismos quien en una escaramuza desde uno de los últimos focos de resistencia nazi protegieron al General De Gaulle de varios disparos. La historia, de nuevo, hubiera sido diferente. París, se rindió intacta a pesar de las órdenes de Hitler por dejarla convertida en cenizas. El jefe de la guarnición, el general Dietrich von Choltitz por suerte para las futuras generaciones, desobedeció al führer.
Donde se equivocó fue en su idea de "liberar España, después de liberar París. Íbamos a ir e incluso se habló de atacar España". Guarda un más que políticamente correcto silencio cuando se le pregunta si le hubiera gustado. "No lo sé" responde entre risas.
Los "maravillosos días" que pasaron en París se terminaron muy rápido. De inmediato recibieron la orden de volver al campo de batalla. Elsenheim y Marckolsheim les llevaron a 40 kilómetros de Estrasburgo, donde le cambiaron el coche. El Guernica se convirtió en el Don Quichotte con el que entró en la ciudad en la que hoy vive entre unos vecinos ajenos al héroe con el que comparten pared.
Antes vivió en Colmar la cara más sucia de una guerra cruenta como una carnicería. "Allí tuvimos batallas muy duras. Veía como disparaban a los tanques alemanes y saltaban por los aires". Recuerda el frío terrible que pasaron entonces, con temperaturas de menos de 20 grados por debajo de cero, las congelaciones de pies y manos, las amputaciones de miembros que no aguantaron los inviernos terribles en los que Europa perdía miles, millones de vidas en los campos franceses y alemanes.
Llegó hasta el Nido del Águila, en Berchtesgaden, una de las residencias de Hitler en los Alpes de Baviera aunque "no llegué a subir; me quedé abajo esperando a los soldados por si había que salir corriendo de allí"
Tuvo bastante en Europa y una vez desmovilizado, regresó a Orán en una Argelia que aún era colonia francesa. Allí, "con ayuda de mi padre y mi tío que me lo pagó", abrió un almacén de reparación y venta de zapatos "que contaba con un obrero que trabajaba conmigo. Estuve nueve años, hasta comienzos de los años 60, donde empezó el jaleo argelino, una guerra por la independencia que aún no ha cicatrizado del todo en una Francia que se empeñó en mantener su poder en el norte de África a costa de los ciudadanos locales, muchos de los cuales, como era el caso de Rafael, ayudaron en la lucha contra la ocupación de su país.
"Me llamaron la Territorial y había que hacer guardias, por lo que me veía obligado a cerrar el almacén durante algunos días. No podía ser. Me harté y me marché. Escribí a mi tío que vivía aquí en Estrasburgo y me vine a vivir aquí solo. A los dos meses pudo venir mi mujer", Florence, de nacionalidad argelina con la que ya tenía dos hijos. Después llegaron otros dos".
Comenzó a trabajar en una fábrica de cojinetes para los coches. "Me marché a la Peugeot, donde estuve muy poco tiempo y de noche me iba a la escuela para ser mecánico. Obtuve mi título y entré a trabajar en la Citroen. Me jubilé y dije que trabajen otros que yo ya he tenido bastante".
Aunque tiene 91 años, su mente tiene una lucidez asombrosa. Aún conduce un Toyota y recuerda uno a uno todos los coches que ha tenido a lo largo de su vida desde que se sacara el carné el Orán en 1955. Sólo le han puesto una multa en su vida: "fui a casa de mi hijo y aparqué el coche la mitad en la acera y la otra mitad en la carretera. Estaba pendiente, pero no me di cuenta que llegó la Policía y me puso una multa que pagué. No me han vuelto a poner otra". No falla un intermitente, se detiene ante los pasos de cebra, circula con fluidez en una de las europeas rotondas que jalonan las carreteras cercanas a su casa y a la velocidad adecuada. No usa ni gafas para ver de lejos y únicamente se las pone para dedicar su tiempo a "hacer sudokus", "que le salen todos" según asegura su hijo Jean Paul y para escribir con seguridad. La televisión es su entretenimiento y un enorme pez que mira tranquilo desde un acuario y al que "acaricia, es su amigo" dice entre risas Florence.
No ha pensado jamás en regresar a vivir a España. La tranquilidad, la cercanía a sus hijos y el tiempo que lleva disfrutando de la belleza de Alsacia, pueden más que un sentimiento de morriña que cura de vez en cuando con esporádicas visitas a su Roquetas de Mar, donde aún vive buena parte de su familia. "Estuve en Adra hace unos años donde aún tengo muchos amigos. Apenas conocía el pueblo porque salí de allí muy joven. Lo que más conozco es Roquetas, donde tengo primos. De hecho, unos terrenos en Las Salinas, eran de mi padre y en los acantilados también tenía un par de casas". Recuerda una Roquetas de "apenas 3.000 habitantes, pero nuestra familia es oriunda de allí" tercia Jean Paul que ha investigado los orígenes de su familia hasta el año 700.
Hace unos días recibió la Legión de Honor. "Bueno, aún no me la han dado". Están esperando al 14 de julio, el día de la Fiesta Nacional francesa. Se añadirá a la Cruz de Guerra o a la Medalla de Oro de la ciudad de París, la responsable de que su historia fuera conocida.
Tras la contienda, Rafael optó por el silencio sobre todo lo que vivió. Ni su mujer, ni sus hijos conocían qué había hecho su padre durante tantos años. Sencillamente no le dio la más mínima importancia. "Estaba en ese lugar e hice lo que hice, como tantos otros. No es nada especial. Mis hijos nunca supieron nada". Jean Paul reconoce que se enteró cuando "Evelyn Mesquida empezó a investigar para escribir su libro La Nueve. Los españoles que liberaronParís" un testimonio de lujo, el primero de ellos y una deuda que comenzaba a saldarse aunque tardó décadas en comenzar a hacerlo. Florence compró el libro a "todos mis hijos y mis nietos y me dicen que se sorprenden por lo que hizo su abuelo".
Fue en una reunión de veteranos: "El que llevaba la bandera de nuestro regimiento me dijo que había una mujer (Mesquida) que quería hablar conmigo. Ahí comenzó todo. Me pongo a leer esas cosas y como la conozco y la he vivido, no sigo. Me emociono mucho cuando me pongo a recordar". Tampoco reniega de los homenajes que le han llevado hasta un hospital porque "es un grandísimo honor el que me conceden por ser el único superviviente de mi compañía. Fue una sorpresa y no pude aguantar esa emoción".
"Recibo muchas cartas de niños que me dicen que están vivos por mi". Es cierto. Las nuevas generaciones deben algo a quienes lucharon porque no triunfara el nazismo, la intolerancia, el fanatismo más absurdo. La idea de que Hitler hubiera triunfado no pasa ni por su imaginación: "hubiera sido terrible". La frase de que la libertad de ahora se la debemos a ustedes le encanta. "Es verdad" dice a la primera .
No reniega de su pasado. No le hace falta. Puede contar su vida con la cabeza tan alta como su dignidad le permite. Acude a menudo a la tumba de su coronel Putz, muerto en Aix-la-Chapelle cuando su compañía fue rodeada por los alemanes.
A pesar del lugar que la historia les reservó, del olvido al que se han tenido que enfrentar durante tantos años de verdad oficial, Rafael apenas guarda en su corazón un sitio para el rencor. "Todos hicimos la misma guerra. Éramos todos franceses, independientemente del lugar donde nacimos". Él es almeriense por nacimiento, francés por adopción y sentimiento y sobre todo una persona que supo vivir en medio de acontecimientos terribles y está entre nosotros para que admiremos su entereza. La Historia de Europa le llevó por caminos inimaginables y supo transitarlos con honor.
domingo, 22 de abril de 2012
Horace Greasley, el prisionero que desafió a Himmler
Horace, pese a ser un nombre desconocido para la gran mayoría, es el protagonista de una de las fotografías más gráficas de lo que fueron los campos de concentración y los campos de prisioneros durante la Segunda Guerra Mundial. En ella, se puede observar a Heinrich Himmler visitando a los prisioneros y frente a él, al otro lado de la reja, a Horace con el pecho descubierto pidiendo comida para los prisioneros mientras mostraba su delgadez extrema.
Pero su historia va mucho más allá de esta fotografía.
Horace Joseph Greasley, apodado Jim, nació el 25 de diciembre de 1918 en Ibstock, un pequeño pueblo de Inglaterra. Su vida no tuvo nada recalcable hasta que en 1938 Hitler invadió Checoslovaquia. Inmediatamente Inglaterra declaró reservistas a todos los hombres entre 18 y 40 años, siendo Horace incluido en la primera llamada a filas.
A finales de 1939, Horace fue sometido a siete semanas de entrenamiento, tras los cuales, fue enviado en un destacamento a Francia como parte de una fuerza de expedición británica. El 25 de mayo de 1940, durante la retirada de la Operación Dinamo, Horace fue capturado por las tropas alemanas en Carvin, una pequeña localidad al sur de Lille.
Las siguientes 10 semanas Horace marchó junto al resto de prisioneros a pie, atravesando Bélgica y Holanda. Una vez alcanzaron Alemania, los pocos supervivientes del trayecto -entre los que se encontraba Horace- fueron trasladados al campo de prisioneros de Silesia.
De ahí Horace fue trasladado a Lamsdorf, donde conoció a Rosa Rauchbach, la hija del director de la cantera de mármol de campo de prisioneros, comenzando así su fascinante e impresionante historia, a causa de su affaire con Rosa. Mientras ambos estuvieron trabajando en el mismo campo, fue relativamente sencillo encontrar momentos de intimidad. El reto comenzó el día que Rosa fue enviada a un anexo de Auschwitz, a más de 60km de distancia.
Horace, en un intento desesperado de mantener el contacto con Rosa y aprovechándose de la baja guardia a causa de la lejanía de cualquier frontera de escape, Horace comenzó a salir de forma esporádica del campo de prisioneros para visitar a Rosa y volver sigilosamente al poco tiempo.
Durante casi cinco años se mantuvo en esta situación, hasta el 24 de mayo de 1945, día en que fue liberado. Inmediatamente Horace fue trasladado a Inglaterra y, al final la guerra, recibió varias cartas de Rosa. Lamentablemente, Horace nunca pudo volver a reunirse con Rosa, ya que esta murió en un parto del que posiblemente hubiera sido su hijo.
La historia de Horace Greasley fue relatada en detalle en un libro autobiográfico publicado cuando cumplió los 90 años, en 2008, apenas dos años antes de morir. Si bien Horace denominó el libro una novela autobiográfica, los servicios de inteligencia ingleses confirman los rasgos generales de la historia.
Fuentes y más información:
Publicado en Recuerdos de Pandora
miércoles, 21 de marzo de 2012
Operación Copperhead, el doble de Montgomery
Clifton James sirvió en la Primera y en la Segunda Guerra Mundial, trabajando como actor en el tiempo de entreguerras. En la Segunda Guerra Mundial, se presentó voluntario para servir al ejército británico como mejor sabía, actuando, es decir, haciendo eventos para entretener a la tropa.
Unas cuantas semanas antes del día D, del día del desembarco en Normandía, un teniente coronel británico vio en un periódico una fotografía de Clifton James y se sorprendió del parecido entre el actor y el general Montgomery, aumentado el mismo porque el australiano imitaba al mando británico en sus actuaciones. El MI5, que forma parte del servicio secreto británico, enterado del parecido, decidió aprovecharlo para su propio beneficio. Le dijeron al actor que viajara a Londres para participar en la grabación de una película del ejército y allí le propusieron formar parte de la operación Copperhead, una de las múltiples acciones de engaño que se llevaron a cabo para hacer creer a los alemanes que el próximo movimiento sería lejos de Normandía, en el sur de Francia.
James trabajó para aumentar su parecido con el general: gestos, expresiones… incluso se hizo una prótesis para James, ya que había perdido un dedo de la mano en la Primera Guerra Mundial. El 25 de mayo de 1944 James voló a Gibraltar para aparecer en una recepción y se habló del “Plan 303”, que tenía como objetivo invadir el sur de Francia. Por supuesto, un engaño que la inteligencia nazi se tragó, reforzado porque James, simulando ser Monty, recorrió en los días siguientes lugares que indicaban que el lugar importante de la guerra estaba en el Mediterráneo, y no en el Canal de la Mancha, como realmente marcaban los planes. Como decía, otro granito de arena en los planes de engaño llevados a cabo por los aliados en torno al día D.
En 1954 James publicó un libro contando sus aventuras como doble de Montgomery y el mismo fue la base del guión de una película de 1958 en la que se hablaba de la “Operation Hambone”, y no “OperationCopperhead”, lo que hubiera sido más cercano a la realidad.
Vía| Curistoria

miércoles, 28 de diciembre de 2011
El octogenario que derrotó a un batallón de nazis
Matvey Kuzmin, al que todos llamaban “Biriuk” (lobo solitario), era un anciano de 83 años que vivía en una cabaña de madera en los bosques que rodeaban su pueblo natal, Kurakino (Rusia). En 1942, alejado del mundanal ruido y en plena ofensiva nazi sobre Rusia, sus únicas preocupaciones eran cazar, pescar, recoger leña… Hasta que un día se topó con un batallón de la 1ª División de Montaña del ejército alemán.
El comandante alemán le ofreció comida, queroseno y un rifle de caza nuevo a cambio de guiarlos por el bosque y poder sorprender al ejército rojo por la retaguardia. Kuzmin aceptó el trato… o eso hizo creer a los nazis. Aunque Kuzmin no simpatizaba con el régimen stalinista, tampoco era un traidor. Mientras los alemanes planificaban la estrategia de ataque, Kuzmin consiguió avisar a Vasilij (hay versiones que dicen que era su hijo y otras que su nieto) de su plan: atravesarían el bosque, por la ruta más difícil para agotarlos, hasta las cercanías de Malkino donde había un lugar idóneo para que el ejército rojo, avisado por Vasilij, los emboscase.
Tras varias horas de marcha, con la nieve hasta las rodillas, agotados y temblando de frío llegaron al punto elegido para la emboscada. Si Vasilij no había llegado a tiempo o no había podido avisar a los rusos… estaba perdido. De repente, los rusos salieron de su escondite y comenzaron a disparar sus ametralladoras… los alemanes habían caído en la trampa. En medio de la refriega, y antes de caer abatido, el oficial alemán mató a Kuzmin. Sólo unos pocos alemanes pudieron huir de aquella encerrona.
La historia de Kuzmin pasó sin pena ni gloria hasta que el periodista de Pravda, Boris Polevoy, escribió el artículo “El último día de Matvey Kuzmin” que luego se convertiría en un cuento infantil.
En 1965 fue nombrado, a título póstumo, Héroe de la Unión Soviética, convirtiéndose en la persona de más edad que recibe esta condecoración.
domingo, 10 de octubre de 2010
Un corresponsal de leyenda
George Steer ofrece un personaje de leyenda a pesar de que su crónica más célebre, el bombardeo de Gernika, le sepultó bajo el peso de la historia. En sus 35 años de vida encarnó el espíritu de un Quijote moderno dispuesto a librar cualquier batalla en nombre de la democracia. En aquellos tiempos turbulentos, su pluma tuvo un eco demoledor hasta el punto de remover la conciencia de genios de la talla de Picasso, que se inspiró en su extraordinario relato para crear su irrepetible Guernica.
Su origen acomodado en Sudáfrica apenas podía presagiar su intenso periplo vital que le hizo vivir varias vidas en una como periodista, escritor y soldado. El periodismo estaba reservado para él como derecho de cuna ya que su padre era propietario de un rotativo sudafricano.
Sus primeras crónicas sobre cricket, se alejaban del corresponsal de guerra que puso en jaque la maquinaria propagandística del nazismo. Sin embargo, su espíritu inquieto, algunas fuentes hablan incluso de una personalidad difícil, le llevaron a cubrir los principales conflictos bélicos previos a la Segunda Guerra Mundial.
Su bautismo de fuego se produce en Abisinia, donde denuncia el afán imperialista italiano en el continente africano. En este país, conoce a su primera mujer, también corresponsal, la anglo-española Margarita de Herrero.
El contacto con Euskadi supuso un flechazo hacia la cultura y la causa vasca. Su propio periplo personal, su marcha repentina a Londres por el fallecimiento de su mujer, permitió descubrir a las autoridades vascas que el bloqueo del puerto de Bilbao era en realidad una operación ficticia para bloquear la actividad diaria.
De hecho, el corresponsal fue un abanderado del Gobierno vasco y logró cautivar una fuerte amistad con el propio lehendakari Aguirre. La relación se cimentó en una corriente de simpatía mutua fruto de la coincidencia de edad y del fuerte idealismo de ambos. Con todo, el muñidor de la relación fue Bruno Mendiguren, tío del actual concejal de Bilbao Ibon Areso, que ejerció de enlace de prensa en el Gobierno vasco.
Para la posteridad queda su crónica de la masacre de Gernika. A las 19.45 horas del 26 de abril de 1937, cuando las aviaciones alemana e italiana culminaban su asalto, Steer cenaba junto con otros dos corresponsales en Bilbao.
Su salida precipitada le permitió contemplar sobre el terreno la destrucción total de Gernika recopilando los testimonios de las víctimas. El inglés tuvo que poner en el mapa mediático a una población desconocida para el mundo enmarcándola como villa espiritual de los vascos.
Su relato supuso su ingreso en la lista negra de la Gestapo de Hitler. Steer culminó su relato de la masacre con su ensayo The tree of Guernica, publicado por el exilio vasco en Venezuela en la década de los 60.
Tras la caída de Bilbao, huyó a la desesperada hasta alcanzar París en un estado lamentable. En la Segunda Guerra Mundial dio un paso adelante reclutado en el ejército británico. Paradojas de la vida, su muerte se produjo en la India cuando se dirigía a una prueba deportiva. En su muñeca se le encontró un reloj, regalo personal de Aguirre.
jueves, 22 de julio de 2010
Erwin Rommel... el zorro del desierto

En 1935, con Alemania rearmándose a marchas forzadas, Rommel es ascendido a teniente coronel y destinado como instructor a la Academia Militar de Postdam. En los años siguientes alterna sus labores de instructor con la publicación de su único libro, 'La infantería ataca', y su puesto como jefe al mando del Führerbegleitbataillon (la guardia personal de Hitler). Es a partir de entonces cuando las relaciones con Hitler se estrechan, y en 1939 es ascendido a general, poco antes de la invasión de Polonia. En 1940 se le concede el mando de la 7ª División Panzer, que sería conocida como "La División Fantasma" debido a la rapidez y sorpresa con la que actuaba, y participa activamente en la invasión de Francia, estando numerosas veces a punto de perder la vida debido a los riesgos que asumía al luchar en primera línea de combate. Durante los siguientes dos años Rommel reorganizó las fuerzas italianas en África y alcanzó la gloria al mando del África Korps, llegando a poca distancia de Alejandría, donde fue derrotado en la célebre batalla de El Alamein. El general británico Bernard Montgomery fue un hueso duro de roer para Rommel, que se vio obligado a retirarse al este. No obstante, Hitler ordenó resistir hasta que el último hombre cayera, y Rommel hizo caso omiso forzando la retirada y guardando una mala impresión de Hitler que nunca olvidaría. Durante 1943 y 1944 el general Rommel mantuvo su espíritu y su firmeza al mando, llegando a encargarse de la defensa de Normandía ante un inminente desembarco.
En el verano de 1944 un Spitfire de la RAF ametralla el coche en el que viajaba, dejándole inconsciente y al borde de la muerte. Contra todo pronóstico sobrevive y es acusado de formar parte del complot para asesinar a Hitler, aunque nunca hubo pruebas de que realmente hubiera estado implicado. Es muy posible que miembros de la alta jerarquía nazi quisieran sacárselo de encima. En cualquier caso, el 14 de octubre se presentaron dos generales en su domicilio de Herrlingen, y tras despedirse de su familia subió al coche del que nunca saldría vivo. A poca distancia el vehículo se detuvo y Rommel ingirió el veneno que le habían ofrecido. De lo contrario hubiera sido juzgado y las represalias hacia su familia no se habrían hecho esperar. El mariscal de campo Rommel fue enterrado en un funeral de estado y a día de hoy su tumba sigue siendo visitada por militares aliados para rendirle honores.
lunes, 31 de mayo de 2010
Wernher von Braun, el padre de la V2

En sus años de adolescente, von Braun, interesado en los vuelos espaciales, se unió a la sociedad de cohetes alemana Verein für Raumschiffahrt (VfR) en 1929. En 1930 se graduó en ingeniería mecánica en el Instituto Politécnico de Berlín, y dos años más tarde obtuvo su Doctorado en Física por la Universidad de Berlín.
En su búsqueda por desarrollar grandes cohetes, se enroló en el ejército alemán para desarrollar misiles balísticos antes de la llegada de Adolf Hitler al poder en 1933 y fue posteriormente adscrito a las SS en 1940. Mientras realizaba su trabajo para el ejército, von Braun obtuvo un doctorado en ingeniería aeroespacial el 27 de julio de 1934.
El 3 de octubre de 1942 se lanzaba el A2, el primer cohete moderno, dotado de un mecanismo de guía automática. En unos minutos se alejó a una distancia de 190 km del punto de lanzamiento, hasta que se le acabó el combustible, alcanzando una altura máxima de 3.5 km.
Con el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, el alto mando alemán le encargó el diseño de un cohete cargado de explosivos con el fin de atacar territorio enemigo. El equipo de ingenieros de von Braun trabajaba en un laboratorio secreto en Peenemünde, en la costa báltica, donde diseñó los modelos A3 y A4. Hitler, entusiasmado por los éxitos obtenidos, ordenó la producción masiva del A4 con el nombre de "Vergeltungswaffe 2" (arma de represalia número 2) o simplemente V2, destinado a atacar Londres y el suelo inglés. Para la producción de estas armas, von Braun empleó trabajadores forzados, muchos de los cuales murieron en un bombardeo posterior en Peenemünde.
La primera vez que se empleó un misil V2 con objetivos militares fue en septiembre de 1944. A partir del 8 de septiembre de 1944, las fuerzas alemanas lanzaron V2 contra las ciudades de los aliados, especialmente Amberes (Bélgica) y Londres (Inglaterra). La ventaja principal de los V2 era que impactaban sin dar señales de alarma (al volar a velocidad supersónica, alcanzaban su objetivo antes de oírse el ruido de su aproximación), por lo que no había un mecanismo de defensa efectivo. Como resultado de esto, los V2 constituían un factor de terror más allá de sus capacidades reales de destrucción, ya que el sistema guía de estos misiles era imperfecto y, por lo tanto, muchos no lograron llegar a su objetivo.
Para el fin de la guerra se habían disparado 1.155 misiles V-2 contra Inglaterra, así como otros 1.625 misiles contra Amberes y otros objetivos continentales. Los expertos militares están de acuerdo en que, de haber comenzado antes la producción en masa de esta arma, o bien de haber empleado los fondos destinados a su investigación y desarrollo, a armamento de carácter más inmediato, el ejército alemán hubiera sido capaz de ganar la guerra.
Acabada la Segunda Guerra Mundial fue llevado a Estados Unidos, donde pasó a trabajar para el ejército de tierra, en el desarrollo de misiles y participó en el diseño de cohetes y estaciones espaciales. En 1955 se nacionalizó estadounidense. Tras el fracaso del proyecto Vanguard de la marina, y ante la ventaja adquirida por los soviéticos en la carrera espacial a raíz del lanzamiento del Sputnik, fue puesto al frente del desarrollo de los cohetes de Estados Unidos.
En 1958, su aplicación del cohete de varias fases Júpiter resultó crucial para colocar en órbita el primer satélite estadounidense, el Explorer. A partir de este momento, Von Braun intervino en la mayoría de los proyectos de la NASA, creó los cohetes Saturno y participó en el proyecto Apolo, que acabaría por llevar al hombre a la Luna.
En 1972, tras un recorte presupuestario de la NASA, dimitió de sus cargos y pasó a la industria privada. Fue siempre un defensor de la utilización de la astronáutica para fines pacíficos, así como también un decidido impulsor de la investigación espacial.
jueves, 15 de abril de 2010
Marina Raskova. Heroína de los cielos.

Nacida en 1912 en el seno de una familia de destacados músicos, la joven Marina no pudo seguir esa carrera debido a la muerte prematura de su padre. Al graduarse del colegio, empezó a trabajar de operaria en una fábrica de productos químicos. Justo allí se interesó por la aviación y por la romántica idea de poder volar en los cielos. En su nueva profesión progresó rápidamente gracias a su tenacidad y valentía. A los 19 años, Marina Raskova se matriculó en la Academia de Aviación de Zhukovski. En 1934, se graduó como la primera mujer aviadora soviética que oficialmente aprobó el examen de navegación, recibiendo su licencia de piloto al año siguiente.

En 1938, ella y otras dos aviadoras establecieron una marca mundial para mujeres al cubrir 5908 Km sobrevolando las interminables estepas y bosques rusos en un avión bimotor ANT-37 bautizado “Rodina” (Patria, en español). El vuelo sin escalas fue realizado en 26 horas y 29 minutos, cubriendo la distancia entre Moscú y Komsomolsk del Amur, en el lejano oriente de la URSS. Por su hazaña, Marina fue galardonada con la Estrella de Oro de los Héroes Soviéticos.
Cuando Alemania en 1941 invadió a la Unión Soviética, Raskova ostentaba el grado de sub capitán de la Fuerza Aérea Soviética. Logró convencer a Stalin para formar una unidad de combate femenina, entusiasta iniciativa que fue apoyada por miles de mujeres soviéticas. Cuando el ansiado permiso fue recibido, inmediatamente comenzaron a llegar voluntarias de toda la Unión. La selección de las aspirantes la hizo la propia Raskova en las aulas de la Academia de Aviación.
En octubre de 1941, la joven aviadora fue enviada con sus alumnas a la base aérea en el pueblo de Engels, a orillas del Volga, al norte de Stalingrado. La primera orden fue tomar hilo y agujas y rehacer los uniformes que por talle, evidentemente, eran para hombres. Pantalones, camisas, medias y guerreras tuvieron que ser acondicionadas a las formas femeninas. Para las botas no había otra alternativa que rellenarlas con papel de periódicos para acomodarlas a la horma femenil.
El entrenamiento en Engels fue duro. Las pilotos volaban entre 12 a 14 horas diarias con el propósito de aprender en días lo que se debía aprender en dos años en tiempo de paz, o seis meses en tiempos de guerra.
En aquel período de sangrienta guerra los pilotos alemanes dominaban en el cielo. Muchos aviones soviéticos fueron destruidos en tierra durante las primeras horas de la guerra, además, los pilotos soviéticos no estaban debidamente preparados para combates defensivos.
El entrenamiento inicial era efectuado en aviones Polikarpov PO-2, biplanos de madera y lona. Las mujeres practicaban bombardeos a diferentes alturas y vuelos nocturnos en parejas y en solitario, aprendiendo a navegar con instrumentos rudimentarios como relojes, sin comunicaciones con tierra y con mucha intuición. Cada avión contaba con un piloto y un navegante, rotándose los equipos para que Raskova los evaluara.
Después de los seis meses de entrenamiento, Marina Raskova asignó los tres primeros regimientos a las diferentes aviadoras. Todos fueron adscritos dentro de la serie 500; fueron el 586 de Caza, el 587 de Bombardeo y el 588 de bombardeo nocturno.

Una vez terminado el ciclo de prácticas, las jóvenes aviadoras recibieron su pistola reglamentaria y fueron asignadas oficialmente a sus aviones. Vistiendo la ropa de vuelo, se dirigieron a sus aparatos y esta vez, sin asistencia de los instructores, despegaron. Raskova tuvo entonces temor al no saber si lo que les había enseñado les podría salvar la vida a sus pupilas.
Marina tomó el mando del Grupo 587. Eventualmente recibieron aviones Su-2, pero pronto pasaron a volar bimotores PE-2 cuando el 22 de noviembre de 1942 recibieron órdenes de moverse para Stalingrado. Las zonas de combate del grupo comprendían Orel, Kursk, Smolensk, Vitebsk, Borysov y los Lagos Mazurian.
El regimiento № 588 de bombardeo nocturno era el más famoso de todos los organizados por Raskova. No tenía iguales en el mundo en aquel tiempo. Los ataques de las aviadoras soviéticas despachaban alemanes de tal manera que ellos apodaron a los miembros de este regimiento como las “brujas nocturnas”. Por abatir un sólo avión ganaban automaticamente La Cruz de Hierro.

Marina no sobrevivió a la guerra pues falleció en un accidente. Durante el vuelo de una unidad de PE-2 bajo su mando, el día 4 de enero de 1943, hubo una tormenta de nieve que hizo estrellar su avión contra el banco occidental del río Volga. Al ser un vuelo con una misión militar, Raskova y el resto de la tripulación fueron declaradas muertas en acción.
martes, 26 de enero de 2010
Ella vio los "ojos terribles" de Hitler

Freya von Moltke no lo sabía, pero aquel hombre cuyos "ojos terribles" tanto la inquietaron un día al encontrárselo cara a cara en la penumbra en una sala de proyección berlinesa mandaría años después a la horca a su marido.
Freya Deichmann, nacida en 1911 en Colonia y fallecida ayer en Vermont (EE UU), donde vivía, fue la esposa de una de las grandes figuras de la resistencia alemana contra el nazismo, el conde Helmuth James von Moltke, centro, junto con Peter Yorck von Wartenburg, del Círculo de Kreisau, de uno de los grupos fundamentales de oposición al régimen de Hitler, y ajusticiado en la prisión de Plötzensee el 23 de enero de 1945 tras ser condenado por alta traición.
Como las mujeres de otros prominentes miembros de la lucha antinazi, Freya, que, según su propio testimonio, topó con Hitler dos veces poco antes de que éste subiera al poder (en el cine y en una representación de Los maestros cantores: le parecía "una espantosa fatalidad para Alemania"), tuvo un activo papel en la labor clandestina de su marido. No obstante, a diferencia de otras esposas como Nina von Stauffenberg, no resultó alcanzada por la vengativa práctica de Sippenhaft, el encarcelamiento de familiares de conspiradores, que era una de las prácticas atroces del III Reich. Así, pudo visitar habitualmente a Von Moltke en la cárcel y pugnar por su liberación (además de pasar cartas y hacer de correo, con escritos metidos en pastelitos, entre los compañeros presos). De hecho, había llegado hasta el peligroso Himmler el mismo día en que, a las cuatro de la mañana, ahorcaban a su marido.
Familia del famoso mariscal (sobrino biznieto), Von Moltke, al que se ha saludado como la mente más lúcida de la resistencia alemana contra Hitler, es, claro, el otro conde de la misma -aunque hubo bastantes de ellos involucrados en la lucha-. Son muchas las cosas que le unen al que, gracias en parte al cine, se ha convertido en la figura emblemática de la resistencia, Claus von Stauffenberg, el autor material del atentado del 20 de julio de 1944. Pero también muchas las que los separan. Von Moltke, de hondas convicciones cristianas (e inclinaciones socialistas), se oponía a la acción violenta contra Hitler e incluso llegó a felicitarse (que ya es conciencia) por haber sido detenido (en enero de 1944, acusado de avisar a un amigo de que iban a arrestarlo) antes de se le incluyera en la preparación activa del golpe de Estado, que desaprobaba. Achacaba a la divina providencia -en realidad fue la Gestapo- que su captura le hubiera servido para "quedar y seguir libre de cualquier asunto relacionado con el uso de la violencia" (véase el extraordinario testimonio que son sus cartas desde la cárcel, publicadas por Acantilado). Esos escrúpulos no le salvaron de morir a resultas de la oleada salvaje de represalias de Hitler tras el atentado. Su esposa Freya parece haber sido menos tiquismiquis con respecto a cargarse al líder nazi y siempre consideró, como otros miembros del Círculo de Kreisau que sí se implicaron en el frustrado tiranicidio, que había que intentarlo.
Tras la ejecución de su marido, Freya von Moltke aguardó en la finca familiar de Kreisau (Silesia) -donde se reunían los miembros del grupo- con sus dos hijos y las mujeres de otros resistentes ajusticiados el fin de la guerra. Luego marchó a Suráfrica, de donde era su suegra, y vivió allí de 1947 a 1956.
De regreso a Berlín conoció al filósofo Eugen Rossentock-Huessy, que había sido profesor de su marido, y se marchó a vivir con él a Vermont. Mujer con una honda conciencia ética, se implicó activamente en la defensa de los derechos humanos y el entendimiento entre los pueblos, y se consagró a mantener viva la memoria del Círculo de Kreisau y de la resistencia alemana.
Vía|El País
martes, 3 de noviembre de 2009
General Philippe Lecrerc, ejército francés

Educado en el seno de una familia de clase alta francesa, Leclerc se graduó en dos prestigiosas academias militares, en la de Saint-Cyr (1924) y en la de Saumur (1925).
Al estallar la Segunda Guerra Mundial, Leclerc es de los militares franceses que desde un primer momento se alza en contra de los alemanes enfrentándose a muchos de sus compatriotas que no ven con malos ojos la invasión germana. Ingenioso y capaz capitán de caballería (Leclerc es uno de los padres de la "guerra moderna" en esos momentos en Francia, en contraposición a las anticuadas tácticas que siguen vigentes desde la Gran Guerra), lidera una de los pocas ofensivas terrestres contra los nazis pero es herido y capturado en 1939.
Sin embargo Leclerc logra evadirse y consigue llegar a Inglaterra donde se une sin dudar al llamamiento del general Charles de Gaulle quien pretende reunir a los "franceses libres". Es en ése momento cuando adopta el seudónimo de "Leclerc" para evitar represalias de los alemanes contra su familia que aún vive en Francia.
Recién ascendido a coronel por De Gaulle, Leclerc consigue las primeras victorias militares de la Francia Libre en África. Es en Kufra, tras arrebatar un fortín a los italianos, donde Leclerc realiza su célebre juramento: no parar jamás hasta que la bandera francesa ondee en Estrasburgo (Juremos no depositar las armas hasta que nuestros colores, nuestros hermosos colores, ondeen sobre la catedral de Estrasburgo). Estos éxitos le valen su ascenso a general de brigada tras lo que efectúa una espectacular incursión en territorio enemigo de más de 1.600 kilómetros entre Sábalo y Trípoli (Libia), logrando contactar con el 8ú Ejército Británico, tras capturar diversas guarniciones del Eje.
Respetado y admirado por los hombres que sirven bajo su mando, a los que anima a tomar sus propias decisiones, Leclerc encuentra entre los españoles que comanda el "modelo" de combatiente que mejor se adapta a su modo de hacer la guerra. Los veteranos españoles son fervientes antifascistas, en ocasiones demasiado arriesgados, pero Leclerc no lo es menos ya que (a pesar de los reproches del Alto Mando aliado) siempre está en primera línea de batalla, con sus hombres, lo cual lo convierte en un oficial altamente respetado por la tropa y denostado por la alta oficialidad.
Tras la campaña africana, Leclerc es promovido a general y participa en el Desembarco de Normandía el 1 de agosto de 1944. Sus principales logros son las capturas de Alençon y Argentan, sirviendo encuadrado dentro del 3er Ejército de EEUU de Patton. A finales de mes, el Alto Mando aliado duda de la conveniencia de tomar París, una ciudad sublevada contra los alemanes y que espera desesperada la llegada de los aliados.
Sin embargo Eisenhower decide en primera instancia que París es un serio problema de logística para sus ejércitos por lo que ordena que se rodee la capital. El 20 de agosto las unidades de la 2ª División Blindée, con la 9ú Compañía siempre en vanguardia, se halla a pocos kilómetros de París, pero recibe la orden de replegarse hasta recibir nuevas órdenes.
En su retirada, la columna del capitán Dronne, quien comanda a los queridos "cosacos" de Leclerc se encuentra precisamente con éste, apoyado sobre su bastón en un lado de la carretera.
Con tono enfadado, Leclerc le pregunta a Dronne que a dónde demonios va y éste le replica que ha recibido órdenes de replegarse. Es aquí donde Leclerc formula una de sus más célebres citas: Dronne, las órdenes estúpidas no se cumplen, tome cuanto necesite y marche hacia París. Tome París con la seguridad de que mañana toda la división estará allí.
Así es como se forja la leyenda de la toma de París. El capitán Dronne forma una improvisada columna mecanizada con varios semi-orugas M3 montados por españoles pertenecientes a la 9ú Co. "La Nueve" y varios carros de combate medios M4 Sherman del 501ú Regimiento de Carros de Combate. El resto es de sobras conocido.
No acaban aquí sus éxitos. El 23 de noviembre de 1944 consigue cumplir su juramento y libera Estrasburgo a lo que sigue la captura del Nido de las Águilas en Berchtesgaden, en dura pugna con la 101ª División Aerotransportada de EEUU que persigue el mismo objetivo (pese a lo que digan los autores norteamericanos, las primeras tropas en alcanzar este reducto alemán fueron los hombres de Leclerc, con los españoles una vez más, a la cabeza).
En julio de 1945, Leclerc es nombrado Comandante de la Fuerza Expedicionaria francesa en Extremo Oriente; año en el que cambia legalmente su nombre real, Philippe-Marie, vizconde de Hautecloque, por el de Jacques-Philippe Leclerc de Hautecloque, aunque continúa usando su seudónimo de tiempo de guerra.
En marzo de 1946 es enviado a Indochina ocupada por los franceses, donde se da cuenta de que la naturaleza de los problemas que hay allí es más política que militar por lo que despierta recelo en Francia. Aunque desmiente formalmente esas insinuaciones, renuncia al puesto por lo que es nombrado Inspector General de las Fuerzas Francesas en África del Norte en julio de 1946.
Su muerte tiene lugar tras un accidente de aviación el 28 de noviembre de 1947 en Colomb-Béchar, Argelia. Su entierro se efectúa en la Cripta de los Inválidos.
En 1952 el gobierno del francés lo nombra a título póstumo mariscal de Francia.