miércoles, 28 de diciembre de 2011

El octogenario que derrotó a un batallón de nazis

Matvey Kuzmin, al que todos llamaban “Biriuk” (lobo solitario), era un anciano de 83 años que vivía en una cabaña de madera en los bosques que rodeaban su pueblo natal, Kurakino (Rusia). En 1942, alejado del mundanal ruido y en plena ofensiva nazi sobre Rusia, sus únicas preocupaciones eran cazar, pescar, recoger leña… Hasta que un día se topó con un batallón de la 1ª División de Montaña del ejército alemán.

Matvey Kuzmin

El comandante alemán le ofreció comida, queroseno y un rifle de caza nuevo a cambio de guiarlos por el bosque y poder sorprender al ejército rojo por la retaguardia. Kuzmin aceptó el trato… o eso hizo creer a los nazis. Aunque Kuzmin no simpatizaba con el régimen stalinista, tampoco era un traidor. Mientras los alemanes planificaban la estrategia de ataque, Kuzmin consiguió avisar a Vasilij (hay versiones que dicen que era su hijo y otras que su nieto) de su plan: atravesarían el bosque, por la ruta más difícil para agotarlos, hasta las cercanías de Malkino donde había un lugar idóneo para que el ejército rojo, avisado por Vasilij, los emboscase.

Tras varias horas de marcha, con la nieve hasta las rodillas, agotados y temblando de frío llegaron al punto elegido para la emboscada. Si Vasilij no había llegado a tiempo o no había podido avisar a los rusos… estaba perdido. De repente, los rusos salieron de su escondite y comenzaron a disparar sus ametralladoras… los alemanes habían caído en la trampa. En medio de la refriega, y antes de caer abatido, el oficial alemán mató a Kuzmin. Sólo unos pocos alemanes pudieron huir de aquella encerrona.

La historia de Kuzmin pasó sin pena ni gloria hasta que el periodista de Pravda, Boris Polevoy, escribió el artículo “El último día de Matvey Kuzmin” que luego se convertiría en un cuento infantil.

En 1965 fue nombrado, a título póstumo, Héroe de la Unión Soviética, convirtiéndose en la persona de más edad que recibe esta condecoración.

Vía| Historias de la historia

domingo, 18 de diciembre de 2011

Este jueves 22 de diciembre, en La 1, "El ángel de Budapest"


El actor Francis Lorenzo pasará de ser el malvado comisario de la serie Águila roja a convertirse en El ángel de Budapest, película para la televisión que estrena La 1 el jueves y que cuenta la historia del español que salvó a miles de judíos durante la Segunda Guerra Mundial.

Esta producción, dirigida por Luis Oliveros sobre un guión de Ángel Aranda Lamas, está basada en el libro de Diego Carcedo Un español frente al Holocausto y entremezcla los hechos reales con el devenir de personajes de ficción.

El ángel de Budapest cuenta con la participación de Francis Lorenzo, que da vida al protagonista de la historia, Ángel Sanz Briz, mientras Anna Allen (Cuéntame cómo pasó, Acusados) es su esposa en la pantalla.

Por su parte, Ana Fernández (Solas, Policías en el corazón de la calle) da vida a la señora Tourné, empleada judía de la legación española en Budapest, y Manuel de Blas (Cuéntame cómo pasó) se pone en la piel del diplomático español Miguel Ángel Muguiro. Además, el actor italiano Aldo Sebastianelli (Un franco, 14 pesetas) recrea la figura de Giorgio Perlasca, importante colaborador en la labor de Ángel Sanz Briz en el Budapest ocupado por los nazis.

Deportación

Budapest, 1944, un año antes del final de la Segunda Guerra Mundial. En el mes de abril, Adolf Eichman se instala en la ciudad y comienza la deportación de judíos húngaros a Auschwitz. Solo en 56 días, 437.000 judíos son enviados a los campos de exterminio.

Ángel Sanz-Briz (Zaragoza 1910-Roma 1980) ejercía entonces como encargado de negocios de la legación española en Budapest. Ante la persecución contra los judíos húngaros, Sanz Briz utilizó todos los recursos que tuvo a su alcance en calidad de representante del Estado español para salvar cuántas vidas le fuera posible. Para ello, el diplomático aragonés emitió miles de cartas de protección que garantizaban inmunidad a sus portadores, burlando en muchos casos a las autoridades alemanas y a sus colaboradores húngaros.

Hasta diciembre de 1944, cuando su país le ordenó abandonar Budapest, Ángel Sanz-Briz logró proteger a cerca de 5.000 judíos. Desde entonces, se le conoce como El ángel de Budapest. En 1966, Ángel Sanz-Briz fue reconocido por el Museo del Holocausto Yad Vashem de Israel como Justo entre las Naciones.

El viernes, un documental

Además, el viernes a las 23.30 La 2 emitirá un documental que profundizará en la figura de Sanz Briz. El documental recoge el testimonio de judíos que salvaron la vida gracias a Sanz Briz, así como la aportación de historiadores y familiares del diplomático y documentos e imágenes inéditas.

jueves, 15 de diciembre de 2011

La trágica historia de los 900 soldados japoneses devorados por cocodrilos

En febrero de 1945, durante la Segunda Guerra Mundial, un batallón de soldados japoneses fue acorralado por tropas inglesas que buscaban conquistar la isla birmana de Ramree. Los nipones optaron cruzar 16 Km. de pantanos infestados de cocodrilos. De casi 1000, solo 20 sobrevivieron.

La noche del 19 de febrero de 1945 fue la más terrible que los miembros de los Royal Marines hemos experimentado. Los reiterados disparos de rifle en el negro pantano acompañaban los alaridos de hombres destrozados entre las mandíbulas de enormes reptiles y el sonido de los cocodrilos girando en el agua, realizaban una cacofonía infernal que rara vez fue duplicada en la Tierra. Al amanecer los buitres llegaron para limpiar lo que los cocodrilos habían dejado…de los casi 1.000 soldados japoneses que se internaron en los pantanos de Ramree, solo 20 fueron hallados con vida".

Soldado británico Bruce Wright, 1945.

Con este corto pero descarnado relato, un soldado de los Royal Marines describía la que quizás fue la peor matanza de seres humanos por cocodrilos en el Siglo XX.

Además de los horrores propios que un soldado tuvo que enfrentar durante los combates en la Segunda Guerra Mundial, estos valerosos hombres tuvieron que salvar sus vidas de toda clase de depredadores, ya que el campo de batalla podía ubicarse en una selva, en medio del océano o en un pantano.

En un informe anterior habíamos contado sobre el calvario que tuvo que vivir la tripulación del crucero de guerra estadounidense USS Indianápolis en 1945 cuando su barco fue hundido por un submarino japonés y unos 880 marinos fueron a parar al agua. Cuatro días después del incidente, solo 316 personas fueron rescatadas, los demás habían sido comidos por los tiburones.

La tragedia del USS Indianápolis había llegado para sumarse a otra horrible historia ocurrida a principios de ese año, pero esta vez vivida por el bando contrario.

Un pantanoso archipiélago de Birmania fue el escenario donde casi un millar de combatientes japoneses se enfrentarían a la muerte pero esta no vendría de la mano de las balas enemigas, sino de gigantescos cocodrilos de agua salada. La carnicería ocurrió durante la batalla de la Isla Ramree y sus sobrevivientes hubieran preferido morir a manos del enemigo.

La ocupación de Ramree

Esta batalla tuvo una duración de seis semanas entre enero y febrero de 1945, y formó parte de la Campaña de Birmania llevada a cabo por el Ejército inglés.

En el año de 1945 los británicos, aliados de los americanos, deciden tomar Birmania para así derrotar a los japoneses, aliados de los alemanes y hacerlos retroceder en el continente asiático.

El combate comenzó con la Operación Matador, un asalto anfibio para capturar el estratégico puerto de Kyaukpyu - situado en el extremo septentrional de la isla de Ramree, al sur de Akyab a lo largo de la bahía de Hunter - y el vital aeródromo cerca del puerto. El reconocimiento llevado a cabo el 14 de enero de 1945 mostró fuerzas japonesas emplazando cañones para evitar el desembarco en las playas, por lo que la Marina Real inglesa asignó un acorazado y un portaaviones de escolta para proporcionar apoyo naval a la fuerza de operaciones.

El 21 de enero, una hora antes de que la 71ª Brigada India desembarcara, el acorazado Queen Elizabeth abrió fuego con su batería principal mientras que aviones del portaaviones y el escolta Ameer actuaban como observadores. El crucero ligero Phoebe también se sumó al bombardeo, junto con un escuadrón de la RAF, (La Real Fuerza Aérea), que bombardearon las playas. Las tropas de asalto desembarcaron sin encontrar resistencia y aseguraron la cabeza de playa; al día siguiente desembarcó la 4ª División India de Infantería.

Mientras tanto, en Ramree la guarnición japonesa opuso una feroz resistencia al embate británico e indio. Cuando la Infantería de Marina flanqueó al batallón japonés, los más de novecientos defensores abandonaron la base y se internaron en los pantanos intentando llegar a través de la isla hasta un batallón mayor de soldados japoneses ubicado hacia el sur.

Ingreso al infierno

Los casi 1.000 soldados japoneses se introdujeron en los manglares, pantanos anegados con agua y barro hasta la cintura, para recorrer una distancia de más de 16 Km. que los llevarían al punto de encuentro con sus otro camaradas. La trampa se había montado, los japoneses eran cazados por los francotiradores ingleses apenas asomaban de los matorrales y su única alternativa era huir por los lodazales. Algunos aseguran que los británicos intentaron convencer a los japoneses para que se rindieran pero estos los ignoraron y prefirieron jugar su suerte e introducirse en los aterradores manglares para comenzar una penosa marcha en plena noche.

Atrapados en el barro de los manglares, los japoneses empezaron pronto a sufrir los efectos de las enfermedades tropicales, pero aún fue peor la presencia de un gran número de escorpiones, mosquitos tropicales y miles de cocodrilos de agua salada, los reptiles más grandes del mundo en su género. Bestias muy agresivas que pueden llegar a los 8 metros de largo y llegar a pesar más de una tonelada.

Según el relato de algunos sobrevivientes, lo peor ocurría de noche, cuando uno a uno eran cazados por los cocodrilos que de una forma repentina emergían de las mugrosas aguas para atrapar con sus enormes fauces a los hombres que avanzaban a tientas. Lo más aterrador era escuchar los gritos en la oscuridad o cómo los huesos y el cráneo se quebraban por la mordida de estos reptiles, que tras su captura, desaparecían de la misma forma que habían llegado, en medio de remolinos de agua y barro.

"Las balas nada pudieron hacer por nosotros, hubiera sido mejor morir en manos del enemigo", relató un joven soldado japonés de solo 20 años que aún tenía dibujado el terror en su rostro.

Durante su travesía, cientos de japoneses murieron en aquellas semanas producto de las heridas, picaduras de insectos y serpientes, otros por falta de alimento o agua, pero la mayoría simplemente devorados por los enormes cocodrilos de mar.

Hasta el día de hoy se discute la magnitud de este hecho, y hay quienes alegan que fueron 900 los soldados que se internaron en los manglares, que se capturaron 20, pero otros 500 salieron del pantano para seguir combatiendo, así, solo 400 fueron muertos por los dientes de cocodrilos.

Sin embargo, el Libro Guiness de los Records tiene al ataque de la Isla de Ramree como el más mortífero realizado jamás por esta clase de animales.

Finalmente cuando los británicos lograron penetrar en las zonas secas del pantano, de los casi mil soldados japoneses que en un principio habían huido hacia su interior, sólo fueron capturados una veintena de ellos, gravemente heridos y debilitados.

Los pocos y harapientos sobrevivientes del calvario, no olvidarían por el resto de sus días que aquel año de 1945 ellos habían salido airosos de la batalla con uno de los depredadores más poderosos y peligrosos del mundo, el gran cocodrilo de agua salada. La masacre humana de Ramree se enmarcó en uno de los tantos relatos trágicos de la Segunda Guerra Mundial, una más de otras tantas que narraremos, pero esa, esa es otra historia.

lunes, 12 de diciembre de 2011

Honran a anciana que salvó a cientos de soldados en la II Guerra Mundial


Una ex-enfermera de 93 años que curó a cientos de soldados estadounidenses heridos en Bélgica durante la II Guerra Mundial recibió este lunes una condecoración por su valor que entregan las fuerzas armadas de EE.UU.

Augusta Chiwy, que tenía nacionalidad del Congo belga, recibió la condecoración de manos del embajador de EE.UU. en Bélgica, Howard Gutman.

Gutman dijo que el retraso de 67 años en la entrega de la distinción se explica porque se creía que Chiwy murió durante los combates.

Chiwy fue voluntaria en una enfermería de la ciudad asediada de Bastogne, en la Batalla de las Ardenas.

Durante aquel ataque de una semana a la ciudad, en diciembre de 1944, un solo doctor atendía a los soldados estadounidenses heridos.

Se estima que unos 80.000 soldados estadounidenses y el doble de alemanes murieron durante aquella batalla, la última gran confrontación en el Frente Occidental entre aliados y nazis.

El Salvador ingresa en la Segunda Guerra Mundial

Hace 70 años, el imperio japonés lanzó un contundente ataque aeronaval contra la base estadounidense de Pearl Harbor, en Hawaii. Más de 2,400 norteamericanos murieron en el ataque. Al día siguiente, El Salvador entraría en la II Guerra Mundial del lado de Estados Unidos y el resto de aliados contra las potencias del Eje.

Como era su costumbre, aquella mañana el presidente de El Salvador, general Maximiliano Hernández Martínez, se levantó temprano. Un pensamiento se había posesionado de su mente desde el día anterior y debía tomar una decisión trascendental al respecto. Por ello, la primera cita de trabajo la tuvo con su inseparable péndulo del bien y del mal, que lo ayudaba no solo a decidir si los alimentos que iba a ingerir le eran propicios o no, sino que también contribuía para que su espíritu supiera los designios que le deparaban las fuerzas del Universo a él, un ferviente creyente de la teosofía y la masonería.

Cuando el péndulo terminó de oscilar entre sus manos, la decisión estaba tomada. Era poco antes del mediodía del lunes 8 de diciembre de 1941. Veinticuatro horas antes, la aviación japonesa había atacado la base hawaiana de Pearl Harbor y había obligado a los Estados Unidos a entrar de lleno en la Segunda Guerra Mundial. El Salvador también le declararía la guerra al Mikado japonés y, con ello, casi de forma automática a las otras dos potencias del Eje Berlín-Roma-Tokio: la Alemania nazi del Führer Adolf Hitler y la Italia fascista de Il Duce Benito Mussolini.

los antecedentes

Hasta ese día, el régimen y pueblo salvadoreños eran simpatizantes de las potencias del Eje. Admiraban la enorme capacidad tecnológica militar de los alemanes –manifiestas en los automóviles Volkswagen, las pistolas Luger y los bigotes “estilo mosca”, copiados del de Hitler-, la fastuosidad milenaria de la corte imperial japonesa, la oratoria vibrante del caudillo germano y la presencia pública de Mussolini.

Además de ello, ya antes se había dado otro tipo de contactos con esas potencias.

De hecho, en 1928, Japón le había propuesto a El Salvador la fundación de una base para naves comerciales y de guerra, en el estratégico Golfo de Fonseca. Pero el proyecto de ese tratado se quedó en letras y papeles, por lo que su original redactado en lengua castellana pasó a estar guardado por las siguientes décadas en una carpeta polvorienta dentro del archivo de la Cancillería salvadoreña.

Con Japón y China se había protagonizado un episodio de gran importancia para la historia diplomática salvadoreña, cuando, el 3 de marzo de 1934, se reconoció al imperio de Manchukuo (1931-1945), creado por las tropas japonesas de invasión en Manchuria, región continental de China ahora llamada Tung-mei, "el Noroeste". El episodio de Manchukuo representó una honda conmoción y censura mundiales para El Salvador, aparte de un artículo en el diario japonés “The Asahi”, un sesudo estudio (1935) del abogado salvadoreño doctor Ramón López Jiménez y una fugaz cita en la premiada película de Bernardo Bertolucci, “El último emperador” (1987).

Por su parte, tal situación diplomática permitió que, en agosto de 1938, el emperador Henry Pu Yi les otorgara sendas medallas de reconocimiento al general Hernández Martínez, al periodista y fabulista León Sigüenza –entonces cónsul general en Tokio- y a los doctores Miguel Ángel Araujo y Arturo Ramón Ávila, quienes por esas fechas fungían como ministro y subsecretario de Relaciones Exteriores de El Salvador.

En cuanto a Alemania e Italia, baste decir que muchos asesores militares y financieros del régimen martinista procedían de ambos países. Il Duce Mussolini hasta había llegado a designar a El Salvador como la base de distribución latinoamericana de aviones Caproni, a cambio de envíos periódicos de café. El encargado de esta operación sería el mayor salvadoreño Julio Sosa, a quien Hernández Martínez se encargaría de enviar al paredón de fusilamiento tras la frustrada intentona golpista del 2 de abril de 1944.

Tampoco la ideología antisemita de los nazis era desconocida en El Salvador. No solo se leía “Mein Kampf” (“Mi lucha”), el libro contra los judíos redactado por el fogoso Hitler mientras estuvo en prisión, sino que también, en diciembre de 1938, los periódicos alertaban a la población acerca de que entre cuatro mil y cincuenta mil judíos pretendían viajar a Centro América, para establecerse con millones de dólares en Honduras.

Por si esto no fuera suficiente, algunos periodistas daban el grito al cielo por el problema judío que se había desatado ya en Costa Rica. Como resultado, en agosto de 1939 se le impidió desembarcar en La Libertad a un grupo de 17 israelitas y en enero de 1940 solo se les extendía permisos temporales de tránsito por el territorio nacional. En el ámbito internacional, en 1938 el régimen salvadoreño prohibió que las embajadas y consulados en Europa extendieran documentación diplomática alguna a personas o familias judías.

Nada de eso era extraño, sino que todo era muy acorde con la política migratoria de un pequeño país que había sido capaz de escribir, en un acápite de su Ley de Extranjería vigente, que había restricciones para el ingreso de chinos, negros, árabes y personas de otras nacionalidades, algunas consideradas perniciosas, en momentos en los cuales las propias mujeres salvadoreñas carecían de nacionalidad y de derechos ciudadanos.

viernes, 9 de diciembre de 2011

Japón se disculpa por maltrato a prisioneros canadienses en II Guerra Mundial

El Gobierno canadiense dijo hoy que Japón se disculpó oficialmente por el maltrato que sufrieron los soldados canadienses capturados en Hong Kong durante la Segunda Guerra Mundial.

Un total de 493 canadienses fueron capturados por las tropas japonesas en diciembre de 1941, tras la toma de Hong Kong, y enviados a campos de prisioneros en China y Japón.

Al final de la guerra, en agosto de 1945, sólo 226 sobrevivieron a años de trabajos forzados en minas y factorías así como a los maltratos físicos.

Otros 290 soldados canadienses murieron durante el asedio al entonces territorio británico de Hong Kong.

El ministro de Asuntos de Veteranos de Canadá, Steven Blaney, dijo a través de un comunicado que las disculpas japonesas "son un paso crucial en la reconciliación y un hito significativo en las vidas de todos los prisioneros de guerra. Reconoce sus sufrimientos a la vez que honra su sacrificio y coraje".

Por su parte, el ministro de Asuntos Exteriores de Canadá, John Baird, señaló: "las disculpas de hoy ayudarán a curar las heridas a medida que nuestros dos grandes países avanzan".

miércoles, 7 de diciembre de 2011

70 años después... ¿cuánto sabes de Pearl Harbour?

Tal día como hoy, 7 de diciembre, hace exactamente 70 años, es decir, en 1941, se produjo el ataque por parte de la marina japonesa a la base norteamericana en Pearl Harbour.

Para conmemorar esta efeméride os invito a realizar un curioso test de 10 preguntas cuyo enlace os deja acontinuación.

HACER TEST.

Si queréis podéis dejar en forma de comentario vuestro resultado. Para abrir fuego os diré que yo ya lo he hecho y he acertado 8/10... que no está nada mal :)

domingo, 4 de diciembre de 2011

Evacuación masiva en Alemania por una bomba de la II Guerra Mundial

Los fantasmas de la II Guerra Mundial han vuelto a acechar esta semana a los habitantes de la ciudad alemana de Koblenz, 66 años después del término de aquella conflagración.

Una bomba británica de 1,8 toneladas que fue lanzada por la aviación británica emergió en el río Rin después de que el nivel del agua bajara a causa de la sequía.

Unos 45.000 vecinos, casi la mitad de la población, comenzaron a ser evacuados de Koblenz el sábado por las autoridades, que esperan detonar la bomba a primeras horas del domingo.

clic Lea: Evacuación en Caen por bomba de 1944

Todos los residentes en un perímetro de dos kilómetros han recibido la orden de desalojo.

Se trata de la mayor evacuación por una desactivación controlada desde que acabó la II Guerra Mundial.

En febrero de 2010, unas 20.000 personas fueron evacuadas en la ciudad francesa de Caen, en Baja Normandía, durante la desactivación de una bomba aliada de la Segunda Guerra Mundial, que cayó en la ciudad tras el desembarco de Normandia.

En Koblenz, los vecinos aún están asimilando la noticia de que durante décadas han estado viviendo cerca de una gran bomba.

"Es extraño saber que una bomba ha estado ahí todos estos años", dijo a la BBC uno de ellos. "Le agradecemos a Dios que no haya pasado nada. Y ahora por supuesto, esperamos que vaya todo bien mañana (domingo)".

clic Lea: Disparan ametralladoras de la II Guerra Mundial tras 70 años perdidas

Refugios

Las autoridades alemanas informaron que siete centros de ancianos, dos hospitales y una prisión tendrán también que ser evacuados.

Los que no tienen adonde ir pueden encontrar alojamiento en escuelas convertidas en refugios con unas 12.000 camas.

La bomba ha sido cercada con sacos de arena. Este domingo, será drenada el agua que la circunda y a continuación comenzará la desactivación, que está prevista que ocurra alrededor de las 15.00 hora local (14.00 GMT).

El domingo, todas las conexiones por carretera y ferrocarril a Koblenz serán suspendidas. Los trenes no pararán en la principal estación desde las 08.00 hora local.

El ayuntamiento ha distribuido folletos desde el martes, en los que recomienda a los vecinos que protejan sus casas con el cierre de persianas.