lunes, 30 de noviembre de 2009

Entradas 2x1 para ver el estreno del documental sobre Garbo

A los lectores asiduos de 2GM Blog no es necesario, creo, recordarles la mítica figura de Juan Pujol, alias "Garbo".

Se trata, sin duda, de uno de los personajes más desconocidos a la par que determinantes en el desarrollo de la Segunda Guerra Mundial en el teatro europeo. Espía doble al sevicio de Su Majestad y del Fürher fue la única persona participante en el conflicto reconocida con méritos y honores por ambos bandos... aunque uno de ellos seguro que no tardó en arrepentirse.

Pues bien, tras varios meses de espera, el próximo viernes 4 de diciembre por fin se estrena en cines el documental basado en la vida de este espía. Y para incentivar la asistencia a las salas donde se proyecta "Garbo, el espía", desde su página web se puede imprimir un "vale" para adquirir en taquilla dos entradas al precio de una.

No dejéis escapar la oportunidad tanto de ver este documental como de ahorraros un dinerillo, que para las próximas fiestas seguro que os viene muy bien.

Por cierto, para aquellos que aún desconozcan la figura de Garbo, a continuación os dejo unos enlaces al lo publicado al respecto en este blog.

- Garbo, el espía español que cambió el curso de la guerra.
- Tras las huellas de Garbo.
- Un documental relata la vida del espía catalán que derrotó a Hitler.

Hitler en Bangladesh



Llamativa noticia leída hoy en el blog MeinFührer.

La fama de Hitler es tan grande que hasta en las calles de Dhaka, en Bangladesh, se vende su Mein Kampf. En la foto vemos a un vendedor callejero que dice que se vende tan bien que todos los días vende varios ejemplares. Y no es el único que lo hace. Muchos vendedores ambulantes venden Mein Kampf porque al parecer se los quitan de las manos.

"Por alguna razón, el libro de Hitler está de moda entre la gente educada. Creo que muchas personas han visto a Hitler en el cine y quieren saber más de él" dice Mabul, el chico de 15 años de la imagen.

Pues nada, la popularidad de Hitler nunca deja de sorprendernos.

Los pilotos paraguayos en la Segunda Guerra Mundial


En 1944 un grupo de oficiales paraguayos que había recibido adiestramiento en Brasil fue invitado a participar en la guerra contra el fascismo protegiendo convoyes de barcos aliados. Esta es su historia.

El capitán Félix Zárate Monges está inquieto. Acaba de recibir de parte de su profesor y superior, el coronel de la Fuerza Aérea Brasileña, Henrique Dyott Fontenelle, una propuesta tentadora pero preocupante. Los brasileños quieren que los recién egresados militares paraguayos del curso de perfeccionamiento de vuelo tengan una participación activa en la Segunda Guerra Mundial, volando y escoltando a los convoyes que transportan pertrechos para los Aliados.

El joven oficial es el jefe de misión del grupo de militares paraguayos que durante dos años -desde comienzos de 1942 hasta finales de 1943- realizaron estudios de especialización en la Escuela Aeronáutica de Campo dos Afonsos, en Río de Janeiro, Brasil. Se habían destacado por encima de sus condiscípulos de otros países, y habían egresado con las máximas calificaciones.

Zárate Monges tiene razones para estar inquieto. Esa noche se reúne con el embajador Juan Bautista Ayala y le comunica sobre la oferta brasileña. Es a finales del año 1943 y Brasil ya les ha declarado la guerra a los países del Eje. Paraguay todavía no.

Pero no es el único obstáculo. En las Fuerzas Armadas paraguayas hay un fuerte sentimiento germanófilo. Se llaman a sí mismos -y les llaman- "alemanistas" y a contramano de lo que piensa la mayoría de sus compatriotas civiles, muchos de los militares simpatizan con los fascistas.

"Caramba, capitán, y todos somos alemanistas", dice el general Ayala, de destacada actuación en la Guerra del Chaco y en ese momento embajador paraguayo en Río de Janeiro, y duda.

Pero la oferta es demasiado atractiva. Proviene del propio Estado Mayor de la Fuerza Aérea Brasileña e implica una oportunidad única de adiestrar, sin costo para el Gobierno, a los oficiales paraguayos en el pilotaje de aviones de última generación, cazas y bombarderos que los estadounidenses ponen a disposición de los brasileños.

Después de varias rondas de whisky compartidas con su subalterno, Ayala se decide.

"Todos los comandantes de grandes unidades son alemanistas, pero no se preocupe, casi todos fueron mis comandados y tengo suficiente ascendencia moral sobre ellos y los voy a convencer. Mañana me voy al Paraguay por este asunto, esto tenemos que resolverlo ahora."

Dos días más tarde, Ayala está de regreso. La persuasión resulta exitosa. Hasta el propio presidente de la República, el general Higinio Morínigo, se deja convencer por la elocuencia del embajador. Germanófilo a ultranza, Morínigo muestra una vez más su carácter dual y oportunista, rasgos de personalidad que ayudarían a desencadenar una guerra fratricida poco más de tres años después.

Pero en 1943 la confrontación que acapara la atención global y la de los paraguayos es la Segunda Guerra Mundial. Y Paraguay está a punto de ser protagonista, aunque encubierto, de ella.

El coronel Fontenelle, comandante de la Escuela Aeronáutica Dos Afonsos, recibe en su oficina la noticia de parte de Zárate Monges. Su afecto por el Paraguay es sincero y no puede evitar demostrar su alegría. Abraza al oficial paraguayo.

"¡Por fin Tupí y Guaraní vuelven a encontrarse. Esta vez en los cielos de Santos-Dumont!", se entusiasma Fontenelle. La pista queda despejada para que 10 jóvenes oficiales paraguayos escriban su propia historia en la cruzada contra la amenaza fascista.

La campaña. El capitán PAM (SR) Félix Zárate Monges está sentado ante el modesto escritorio que le asignaron en su carácter de Jefe del Salón de Bronce del Círculo de Oficiales Retirados de las Fuerzas Armadas, en el centro de Asunción.

El ventilador de pie gira sus aspas a máxima velocidad, pero su esfuerzo es vencido por el calor y la humedad de noviembre de 2009. No hay aire acondicionado y el entrevistador apenas puede contener alguna expresión de fastidio, pero la incomodidad que siente no perturba al viejo soldado.

"Primero pasamos por un periodo de adaptación porque eran aviones modernos. Una vez bien adiestrados, comenzamos. Volábamos con nombres supuestos, con identidades de pilotos brasileños", recuerda.

En pleno desarrollo de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos había destinado aviones caza e hidroaviones Catalina a la lucha antisubmarina en el Atlántico Sur. El patrullaje quedó a cargo de pilotos norteamericanos, brasileños y paraguayos.

"Los oficiales muy jóvenes con poca experiencia volaban sobre el litoral, sobre la costa, pero los que teníamos miles de horas de vuelo nos internábamos mar adentro y cumplimos realmente la misión."

La presencia de sumergibles germanos en aguas del Atlántico sur constituía un peligro real para las naves aliadas y los pilotos paraguayos muy pronto fueron testigos de cuán cerca de la costa brasileña podían aquellas operar.

En 1944 un submarino alemán emergió frente a la localidad de Cabo Frío. Alertadas, las autoridades ordenan que un Catalina vaya a investigar.

El bombardero al mando del brasileño Martins Torres alcanza a interceptar a la nave enemiga cuando empezaba la fuga. Las cargas de profundidad arrojadas impactan en el sumergible y lo hunden. Los brasileños arrojan salvavidas y rescatan a sus 12 tripulantes y al capitán.

A pesar de no haber sido protagonistas directos, los oficiales paraguayos quedan conmovidos por la acción.

Se sienten herederos de las hazañas de sus padres, hermanos y amigos, quienes dejaron su sangre y parte de sí mismos -literalmente en muchos casos- en el caluroso suelo chaqueño.

Cumplen un año de servicio de patrullas protegiendo buques. Aportan su esfuerzo y coraje a la causa aliada y a su vuelta a la Patria sienten que han hecho honor a los guerreros del 70 y a los de la reciente contienda. Y saben también que han contribuido a detener al fascismo.

Juzgan hoy al ex guardia nazi Demjanjuk por la muerte de 28.000 judíos

El presunto criminal de guerra nazi John Demjanjuk, de origen ucraniano, deberá responder a partir de este lunes ante un tribunal de Munich (sur de Alemania) por su presunta "complicidad" en la muerte de 27.900 judíos en el campo de concentración polaco de Sobibor durante la Segunda Guerra Mundial.

El suyo podría ser el último juicio que se celebre contra un destacado dirigente nazi en Alemania, un país que, hasta la fecha, sólo ha emitido 6.600 sentencias condenatorias contra antiguos criminales de guerra del régimen de Adolf Hitler, dos tercios de los cuales fueron sentenciados a penas inferiores a los dos años de cárcel.

A mediados del pasado mes de julio, los fiscales del Estado alemán inculparon oficialmente a Demjanjuk, un antiguo guardia de las SS en los campos de concentración del III Reich, de "complicidad" en la muerte de casi 28.000 judíos en el campo de exterminio nazi de Sobibor en 1943. Demjanjuk, de 89 años y de origen ucraniano, ha negado cualquier implicación en el Holocausto. En este campo de exterminio polaco se calcula que murieron alrededor de 250.000 judíos.

Demjanjuk ha admitido que colaboró en otros campos de exterminio, pero ha negado en todo momento que hubiera estado en Sobibor, a cuyo frente, según la acusación, hubo entre 20 y 30 miembros de las SS alemanas y entre 100 y 150 antiguos prisioneros de guerra soviéticos (como es su caso). En las cámaras de gas, los judíos tardaban en morir alrededor de media hora por la inhalación de una mezcla de monóxido de carbono y dióxido de carbono, según los fiscales, que aseguraron que Demjanjuk estuvo seis meses en Sobibor en 1943.

John Demjanjuk figura en la lista del Centro Simón Wiesenthal de los diez presuntos criminales de guerra más buscados del mundo. Se le acusa de introducir a la fuerza a hombres, mujeres y niños en las cámaras de gas de Sobibor. Demjanjuk está recluido en una cárcel próxima a Munich desde el pasado 12 de mayo, después de ser deportado a Alemania desde Estados Unidos. Está previsto que el proceso concluya el 6 de mayo de 2010, pero podría prolongarse en caso de necesidad. Los fiscales actúan a petición de parte, concretamente de nueve familiares de las víctimas.

El procesado padece pérdidas de memoria y deberá asistir en silla de ruedas a la primera sesión del juicio que se celebrará, según anunció el pasado jueves su abogado, Guenther Maull. "Su estado físico empeora de día en día, e incluso de hora en hora, es un anciano que sufre varias enfermedades", declaró a Reuters. "Su humor oscila también, a veces parece un anciano con pérdidas de memoria, pero no se sabe si se trata de su estado general o de una enfermedad", prosiguió el letrado, quien precisó que Demjanjuk se dirigirá al tribunal en lengua ucraniana.

A principios de julio, los expertos médicos estimaron que John Demjanjuk estaba en condiciones de ser juzgado en Alemania, aunque recomendaron que sus comparecencias ante el tribunal se limitasen a dos sesiones de 90 minutos cada una por día. Su familia había argumentado que estaba demasiado frágil para soportar un proceso y que sufría problemas en la médula espinal, fallos renales y anemia.

Según sus propios testimonios, Demjanjuk fue reclutado por el Ejército soviético en 1941 y después de ser apresado por los alemanes se convirtió en guardia de los campos de prisioneros del III Reich. Se le retiró la nacionalidad estadounidense en los años setenta, después de que se le acusara de ser 'Iván el Terrible', un guardia del campo de Treblinka conocido por su crueldad.

Fue extraditado a Israel en 1986 y condenado a muerte en 1988, pero el Tribunal Supremo israelí retiró la condena cuando las nuevas pruebas demostraron que 'Iván el Terrible' era otra persona. Recuperó la ciudadanía norteamericana, pero el Departamento de Justicia de Estados Unidos retomó su caso en 1999, con el argumento de que había colaborado con los nazis en otros tres campos de exterminio. En 2002 perdió de nuevo la nacionalidad estadounidense.

"UNA OPORTUNIDAD"

El juicio "es una oportunidad para demostrar cómo actuaba el régimen inhumano de los Nazis y para que se respete la memoria de mi familia", declaró a Reuters uno de los denunciantes, el holandés David van Huiden, cuyos padres y cuya hermana de 18 años fueron gaseados en Sobibor. "Se le debe imponer el máximo castigo que prevén las leyes alemanas", añadió.

Por su parte, el Centro Wiesenthal ha afirmado que el juicio debe demostrar que se puede hacer justicia incluso cuando han pasado décadas desde que ocurrieron los hechos. "John Demjanjuk ha gozado de una larga vida sin problemas, ha estado con su familia, ha celebrado cumpleaños y aniversarios. Sus víctimas no han tenido esa oportunidad", declaró el rabino Marvin Hier, decando del Centro en Los Angeles. "¿Debemos tener compasión? No, de ninguna manera. Ahora está ante un tribunal, como corresponde", añadió.

Muchos alemanes, deseosos de borrar el pasado y de forjar una nueva imagen de su país, están recibiendo con resignación este juicio, que pone en evidencia el escaso número de criminales de guerra nazis alemanes que han sido procesados hasta la fecha.

El Instituto de Historia Contemporánea de Munich ha estimado que Alemania Occidental sólo ha emitido 6.600 sentencias condenatorias hasta la fecha. Cerca de dos tercios de los convictos fueron condenados a penas inferiores a los dos años de cárcel. No hay datos fiables para la antigua Alemania del Este. "Ha habido muchas investigaciones, pero si se analiza la dimensión de los crímenes, los resultados son insatisfactorios", declaró un experto sobre crímenes de guerra nazis del Instituto, Andreas Eichmueller.

En este caso, advirtió, la acusación se enfrenta al reto de demostrar que Demjanjuk participó efectivamente en crímenes concretos. "El tribunal se metería en un terreno pantanoso si le condenase únicamente por haber estado en el lugar. Lo normal sería que se aportasen pruebas sobre crímenes concretos", declaró Eichmueller. "Los fiscales parecen estar dando a entender que por el simple hecho de haber estado en un campo de exterminio él estuvo implicado en homicidios, pero eso es distinto de demostrar que participó en los crímenes", añadió.

Vía| Europa Press

viernes, 27 de noviembre de 2009

John Demjanjuk, un nazi acusado de la muerte de 27.900 judíos

John Demjanjuk comparece a partir del lunes ante un tribunal de Múnich (sur de Alemania), que deberá dilucidar si es el respetable abuelo que parece o el sádico guardián de un campo de exterminación nazi donde murieron miles de judíos.

Demjanjuk, de 89 años, está acusado de haber participado en la muerte de 27.900 judíos en el campo de Sobibor (actualmente en Polonia), del que fue uno de los guardianes en 1943 y donde fallecieron un total de 250.000 personas, entre mujeres, niños y hombres, durante la Segunda Guerra Mundial.

Dieciseis años después de haberse librado de la pena capital en Israel, este apátrida de origen ucraniano encabeza la lista de criminales de guerra nazis redactada por el Centro Simon Wiesenthal.

El juicio del lunes no será el primero en su contra. En 1986 fue juzgado en Jerusalén, acusado de haber sido 'Iván el terrible', un guardia ucraniano del campo de Treblinka bien conocido por su crueldad. Condenado a muerte en 1988, fue puesto en libertad cinco años más tarde, cuando se probó que él no era 'Iván el terrible'.

Al final de la Segunda Guerra Mundial, Demjanjuk se estableció en una periferia de Cleveland (norte de Estados Unidos), donde vivió desde 1952 junto con sus tres hijos. A raíz de unas informaciones que probaban que fue uno de los guardianes de otro campo de concentración nazi, fue desposeído de su nacionalidad estadounidense en 2002 por haber mentido sobre su pasado cuando hizo su petición de inmigración. Estados Unidos quería haberlo expulsado, pero ningún país accedió a acogerlo. Sólo Alemania, al final, decidió juzgarlo. Tras una batalla judicial, fue deportado en mayo a Múnich, la capital del estado de Baviera, donde había vivido tras la guerra.

Demjanjuk ha negado insistentemente haber estado en cualquier campo de exterminación nazi. Sostiene que fue capturado en 1942 cuando estaba en el Ejército Rojo y trasladado de un campo de prisioneros a otro hasta el final de la Segunda Guerra Mundial. Durante su juicio en Israel se le preguntó si había matado a alguien en su vida. "Jamás. No puedo ni matar a un pollo. Es mi mujer quién lo hace", respondió entre sollozos.

En Estados Unidos vivió discreta y tranquilamente, trabajando como obrero en una fábrica del constructor automovilístico Ford, criando a sus tres hijos junto a su esposa, Vera, y yendo a la iglesia regularmente los domingos. Uno de sus vecinos ha contado al semanario Der Spiegel que su única pasión era cuidar de su jardín.

A sus 89 años, sufre una serie de problemas de salud, pero la justicia ha establecido que no le impedirán comparecer ante el tribunal. Las cadenas televisivas estadounidenses lo filmaron en el pasado en una silla de ruedas, lamentándose de fuertes dolores. Sin embargo, en otras imágenes obtenidas posteriormente aparecía caminando por su propio pie, mucho más en forma. A Múnich fue trasladado en un avión sanitario especial y entró en la prisión de la ciudad en camilla, entubado. Las audiencias del juicio se han limitado a dos sesiones diarias de 90 minutos cada una debido a su estado de salud.

En su proceso en Jerusalén, Demjanjuk provocó duras reacciones de hostilidad al lanzar besos al público que asistía a las audiencias, estirarse delante del mismo e insultar a un testigo. Esta vez, sus abogados ya han afirmado que puede ser que el acusado no hable.

Su esposa, Vera, ha asegurado al diario sensacionalista alemán Bild que están agotados por años de batallas judiciales y que sólo quieren "morir en paz".

A las órdenes de su peor enemigo

El soldado Wolfram Günther sirvió en una unidad de Sturmgeschütz (cañón de asalto) de la Wehrmacht en el frente del Este; en un solo día destruyó varios carros de combate rusos y sus valientes acciones de guerra le granjearon la Cruz de Hierro. El capitán Klaus von Schmeling-Diringshofen, al mando de la 1ª Compañía del 73º Regimiento de Infantería, cayó heroicamente en combate al frente de sus hombres en Polonia, tuvo derecho a un elogio fúnebre radiofónico y fue enterrado en un féretro cubierto por una bandera con la cruz gamada. El as de caza Sigfried Simsch logró 95 derribos y la Cruz de Caballero. Bernahrd Rogge fue uno de los más osados capitanes de navío de superficie alemanes: al mando de su famoso crucero auxiliar, el legendario buque corsario Atlantis, hundió o capturó 22 navíos aliados y tuvo en jaque a toda la flota británica (la película Bajo diez banderas narra sus hazañas). Esos cuatro militares que lucharon por el III Reich durante la II Guerra Mundial presentan una sorprendente característica común: ¡tenían orígenes judíos!

De manera que nos puede parecer increíble, los cuatro hombres sirvieron a las órdenes del que en realidad era su principal enemigo, Adolf Hitler, que mientras tanto estaba planificando o ejecutando la persecución y el asesinato de los que eran como ellos.

Su peripecia no es en absoluto excepcional. El historiador estadounidense Bryan Mark Rigg, del que se acaba de publicar en español su pormenorizado y monumental estudio La tragedia de los soldados judíos de Hitler (Inédita), ha documentado decenas de miles de casos de personas de origen judío que lucharon en el bando alemán en todas las ramas de las Fuerzas Armadas hitlerianas, sobre todo la Wehrmacht, pero también la Luftwaffe, la Kriegsmarine (hubo almirantes y un comandante de submarino de origen judío, Helmut Schmoenckel, del U-802) e incluso las Waffen SS (hasta un teniente coronel), que, si tienes familia hebrea, ya es rizar el rizo.

Rigg calcula que fueron como mínimo 150.000 (la cifra es discutida por estudiosos como Cesarini y Bartov). Aunque muchos fueron discriminados y expulsados, algunos de esos hombres alcanzaron las más altas graduaciones -uno, Milch, llegó a mariscal de campo- y recibieron las condecoraciones más importantes. Cómo el ejército de un régimen antisemita que diabolizó y exterminó a los judíos tuvo en sus filas a millares de los que consideraba sus peores enemigos, y cómo personas a las que se juzgaba racialmente inferiores y a eliminar aceptaron luchar -y morir- por sus potenciales asesinos en contra de sus salvadores; cómo, en resumen, pudo alguien recitar, aunque fuera por lo bajinis, el Kadish en la Wehrmacht, son las alucinantes cuestiones a las que trata de responder este libro. Rigg no sólo ha consultado una apabullante documentación, sino que realizó 430 entrevistas con soldados supervivientes de origen judío.

El resultado del estudio es un amplísimo y conmovedor fresco en el que cabe de todo, como en la naturaleza humana. Muchas de las personas de origen judío que lucharon bajo las banderas del Reich lo hicieron porque no tenían otra alternativa, porque consideraron que eso les daba más posibilidades de supervivencia en el régimen hitleriano, a ellos y a sus familias, y porque los obligaron. "Sabía que todo lo que hacía iba contra mis intereses y los de los míos, pero qué iba a hacer", explicó el cabo Richard Riess. Otros muchos, y esto es más sorprendente, lo hicieron porque se consideraban plenamente alemanes y creían su deber combatir por su patria; pensaban incluso -ingenuamente- que luchar, y hacerlo bien, con valor, les devolvería la estima de las autoridades y de sus compatriotas. Hay que resaltar que la inmensa mayoría de los soldados de origen judío, según ha constatado Rigg, ignoraban el alcance de la persecución nazi y el horror de los campos de exterminio. También hubo casos de personas que escondieron su identidad y se camuflaron bajo el uniforme: el lugar más seguro podía ser la boca del lobo. Y un puñado de malvados -los hay siempre- a los que no les importó subirse al carro de los verdugos.

Por su parte, los dirigentes del III Reich, empezando por el propio Hitler, demostraron, dentro de su patológico e irreductible odio a los judíos, a veces un sorprendente pragmatismo: la eliminación de algunos militares de origen judío podía esperar o incluso aplazarse definitivamente en función de los méritos de éstos que al cabo ayudaban a ganar la guerra. Es célebre la frase de Goering, que tenía bastante manga ancha en la Luftwaffe: "Wer Jude ist, bestimme ich!" ("¡Yo decido quién es judío!"). Hitler, que siempre tenía en realidad la última palabra, personalmente autorizó que determinados militares permanecieran en el ejército pese a sus orígenes, y hasta permitió que ascendieran y que ocuparan puestos relevantes como generales, pilotos de caza o comandantes de navíos de guerra. Un caso es el del célebre general Fritz Bayerlein, mano derecha de Rommel, que fue forzado a retirarse en 1934 por poco ario (una cuarta parte de sangre judía) y al que el Führer concedió una dispensa para seguir sirviendo: acabó la guerra con la Cruz de Caballero con espadas y hojas de roble y al mando de la división acorazada de élite Panzer Lehr.

Para entender bien el caso de los soldados judíos de Hitler, hay que sumergirse en el desquiciado y a menudo contradictorio mundo de las teorías raciales nazis y las leyes que emanaron progresivamente de éstas. Dentro de lo que consideraban judíos, los nazis distinguían entre judíos propiamente dichos (de padre o madre judíos, a eliminar los primeros) y Mischlinge (mestizos cruzados): medio judíos (con dos abuelos judíos) y judíos de un cuarto (con un abuelo judío), que vendrían después. Estos conceptos que nos pueden parecer absurdos pero que para miles de personas significaron una cuestión de vida o muerte convirtieron la identidad judía en algo rocambolesco y abracadabrante. De hecho, se da la paradoja de que muchos a los que los nazis tenían por judíos, un rabino ortodoxo no los habría considerado nunca así. Ellos mismos tampoco se consideraban en muchos casos judíos. Gran cantidad de Mischlinge sólo descubrieron sus orígenes judíos gracias a los nazis. A alguno que era miembro de la SA o las SS le proporcionó el natural disgusto.

Vía| El País

Gracias de nuevo, Chemita, por el chivatazo!!!

miércoles, 25 de noviembre de 2009

El timo de las imágenes inéditas de la RAF

Anonadado me quedo tras leer esta mañana en WW2Freak una noticia relativa a la publicada esta semana en 2GM Blog referente a la desclasificación por parte de la RAF de un archivo de más de 5 millones de imágenes inéditas tomadas en distintos escenarios durante la Segunda Guerra Mundial.

Parece ser que todo la expansión viral de esta noticia a través de disintos medios en los últimos días responde simplemente a una estrategia comercial, ya que según podemos leer, poder ver cada imagen con una buena resolución, y siempre PARA USO PERSONAL costará 11 euros al usuario.

Cosas veredes, amigo Sancho...

Leed la noticia en detalle AQUÍ.

martes, 24 de noviembre de 2009

La Comisión de la Memoria Histórica pide la retirada del mausoleo nazi

El presidente de la Comisión pola Recuperación da Memoria Histórica, Manuel Monge, trasladará de inmediato al gobierno local la petición urgente de que los restos del mausoleo nazi de San Amaro sean destruidos. «Non importa que estean ocultos. O certo é que están aí e algo coma iso non pode seguir no noso cemiterio», afirma Monge, a quien el hecho de que ese monumento mortuorio esté situado junto a una placa dedicada a los que lucharon por la libertad y a una escultura en honor a los republicanos no puede hacerle más daño: «Non pode permanecer máis tempo aí, nun lugar onde descansan persoas que loitaron precisamente contra o fascismo». Por todo ello, espera que el Ayuntamiento proceda a la rápida destrucción de esos restos.

Mientras, los políticos no se pronuncian al respecto. Reconocen que la presencia de ese panteón de la Alemania nazi les cogió de sorpresa, pero evitan hablar sobre el caso. Desde el PSdeG se dice que es un «tema que habrá que estudiar más adelante» para decidir qué se hace con ese mausoleo que, según precisan, está oculto, fuera de la vista de quienes acuden al cementerio. De la misma opinión son en el BNG. Los nacionalistas, que tampoco tenían la menor idea de la presencia de esos restos, se limitan a decir que no les gustan, pero, al igual que su socio de gobierno, evitan posicionarse sobre si se debe retirar de inmediato o no.

Los populares tampoco manifiestan su parecer. Julio Flores apunto que es un «asunto que nos ha sorprendido y estamos pendientes de que el gobierno local se posicione, si lo van a mantener o retirar; aunque hay que destacar que los restos no están a la vista».

Tanto como su presencia, entre los políticos y responsables de la Comisión pola Recuperación da Memoria Histórica sorprende ahora el importante peso que los alemanes tuvieron en la ciudad durante la Segunda Guerra Mundial. No solo dejaron en el recuerdo esas esvásticas esculpidas en cemento. Durante aquellos años, el consulado alemán en A Coruña era el dueño y señor del puerto, pues eran sus oficiales los que registraban todos los barcos que entraban. Además, el parque de Santa Margarita acogía una de las más potentes emisoras que en aquellos tiempo había para que los mandos alemanes pudiesen comunicarse con sus barcos y aviones en el Atlántico.

Otros vestigios

Pero no solo en A Coruña los nazis dejaron su huella. También en Lugo, donde todavía está en pie un hangar construido por ellos en el aeródromo de As Rozas, muy utilizado por su aviación durante la guerra. También en esa provincia se levantaban hasta hace poco las torres de comunicación de Arneiro. Cayeron debido a un temporal de viento. Fueron construidas por los alemanes en la Segunda Guerra Mundial con autorización de Franco y, posteriormente, sufrieron una avería que repararía el Ejército inglés, que llegó a utilizarlas durante un tiempo. Con el paso de los años pertenecieron al Ejército español y a la aviación civil.

Fuera de Galicia, en el cementerio militar alemán de Cuacos de Yuste, en Cáceres, están enterrados los soldados alemanes muertos en territorio español.

Vía| La voz de Galicia

La Segunda Guerra Mundial en el Tercer Mundo

Con el título La Segunda Guerra Mundial en el tercer mundo se ha inaugurado una exposición en diversas ciudades alemanas. El conflicto iniciado en Europa provocó mucho sufrimiento también en los continentes restantes, pero en la historia escrita por los vencedores esas cuestiones ni siquiera se mencionan. Es una exposición imprescindible para empezar a comprender lo que realmente pasó.

“Como a menudo ha ocurrido a lo largo de la historia, la historia de la Segunda Guerra Mundial es la de los vencedores, además de la de los ricos y propietarios. A pesar de que Alemania y el Japón fueron derrotados, desde el punto de vista de quienes escriben la historia, están entre los vencedores. Aunque la historiografía de estos países ha tenido que poner en cuestión una miríada de cosas, trata a alemanes y japoneses como vencedores. Quienes después de la guerra quedaron en el olvido como si no hubieran participado en el conflicto, quienes están obligados a repasar la historia con sus hijos sin encontrar noticia alguna de lo que ellos hicieron, están en la categoría de perdedores. Son perdedores carentes de voz propia. Así viven actualmente cientos millones de personas y su descendencia en África, Asia, América Latina y en los países del Océano Pacífico.” Son palabras de Kuma Ndumbe, profesor de la Universidad de Yaunde (Camerún), que resumen perfectamente la situación de los verdaderos perdedores de la Segunda Guerra Mundial. Primero en Berlín (Alemania) y, después, en otras ciudades del país, existe la oportunidad de visitar una exposición que muestra el lado oculto de la guerra más trágica jamás acontecida. La han titulado La Segunda Guerra Mundial en el tercer mundo y proyectan llevarla las escuelas públicas. El trabajo lo han elaborado miembros del Rheinisiches Journalisten Büro (Oficina Renana de Periodistas), bajo la dirección de Karl Rossel. Perdedores como vencedores, muestra la situación de los verdaderos perdedores.


Víctimas no contabilizadas

¿Cuánta gente murió en la Segunda Guerra Mundial? ¿Cuántos eran civiles? ¿Cuántos en los países más ricos de Europa y cuántos en los países empobrecidos del mundo?

En la entrada de Wikipedia en euskera se dice que murieron 56 millones de personas [61.820.315, según la entrada en español, http://es.wikipedia.org/wiki/Segunda_Guerra_Mundial, que sólo las contabiliza a partir de septiembre de 1939 (n. del t.)], pero según la exposición berlinesa, considerando los muertos de todo el mundo, la verdadera cantidad supera los 70 millones. Como dice el profesor Ndumbe, no todas las víctimas son iguales, puesto que a muchas ni siquiera las contabilizan. Puede añadirse, al tiempo, que, según las ideas que han dominado desde entonces, los judíos fueron las víctimas más víctimas, ya que continuamente y en cualquier lugar se realiza una miríada de películas, exposiciones, actos, se escriben libros, etc. sobre ellos. El trabajo de los periodistas de Colonia pone las cosas en su sitio.

Oficialmente, la Segunda Guerra Mundial empezó el 1 de septiembre de 1939 y acabó en septiembre de 1945, a pesar de que hacía dos años que había empezado la guerra entre China y Japón cuando el fuego europeo empezó a extenderse a todos los rincones. Además, el país más poblado del mundo no tuvo paz hasta que Mao y sus seguidores tomaron el poder.


Época de colonialismo

En 1939 el colonialismo dominaba el mundo: los estados europeos tenían dominados territorios en todos los países del mundo, para explotar, o mejor dicho “robar”, sus recursos. Se acercaba el desplome de la fuerza colonial de los británicos, pero hasta entonces ésta era temible, ya que una cuarta parte del mundo estaba a las órdenes de Londres.

El Estado francés tenía fuera de Europa cuatro veces más territorio que dentro de ésta y, sumando los habitantes de todas sus colonias, su población llegaba a los cien millones de personas. Los Países Bajos tenían en las colonias tierras de mayor superficie que toda la Europa occidental. Los EEUU tenían bajo su dominio a Filipinas y a una miríada de archipiélagos del Océano Pacífico. El Japón tenía colonizados el norte del Pacífico, Corea, Taiwán y una gran parte del noreste de China. También Italia se apropió de muchas tierras en el este de África: en la época de Mussolini la superficie que tenía en el este de África era cuatro veces mayor que Italia. La propia Alemania había tenido colonias en Asia y África, pero las perdió a consecuencia de su derrota en la Gran Guerra.

Las masacres de Abisinia

Si para China la Segunda Guerra Mundial había empezado en 1937, para millones de africanos se puso en marcha en 1935, esto es, cuatro años antes que en Europa. Benito Mussolini, después de proclamarse duce, emprendió la campaña para conquistar Abisinia o Etiopía. Su ejército tenía 300.000 soldados, la mitad eritreos y somalíes. Las débiles armas de los abisinios poco podían hacer contra el gas mostaza y los tanques de los italianos. Parece un relato de la Palestina actual. Cuando en 1936 Italia había tomado Addis Abeba habían muerto 150.000 civiles, pero la ulterior ocupación no trajo la paz: se impusieron las torturas y violaciones de toda laya y se calcula que la resistencia de la época tenía 500.000 guerrilleros. Allí se colocó el frente africano oriental cuando empezó la Segunda Guerra Mundial: tropas de 17 países de tres continentes participaron en el conflicto armado, que se alargó hasta abril de 1941.

Los británicos también emplearon a muchos soldados de las colonias: de once millones, cinco no eran británicos. Reclutó a un millón de africanos en su ejército, en la mayoría de los casos obligándoles. Sirvieron en todos los territorios que tenían en África las potencias del Eje: en Etiopía contra Italia, en Libia contra Alemania e Italia, en Madagascar contra el régimen de Vichy, también en Birmania contra los japoneses.


Salario menor

Los soldados de las colonias cobraban menos que los británicos, se les daba menos comida y sus oficiales decían que tenían “formas de pensamiento infantiles”. Había pena de muerte para quienes se mostraran contrarios a esa situación. Si tenían oportunidad para ello, huían: en el este de África desertaron 25.000 africanos entre 1944 y 1945. Los franceses también utilizaron a gente de las colonias. Cuando empezó la guerra, en septiembre de 1939, el gobierno de la época reclutó a 500.000 africanos. Después de que los alemanes vencieran a los franceses, el régimen de Vichy, que estaba a las órdenes de los nazis, empleó a muchas de esas tropas en el norte de África. Muchas otras, en cambio, se unieron a los aliados en las guerras de Siria y África. De Gaulle reclutó a otros 100.000 en 1943 para que participaran en la campaña para recuperar Europa. Eso sí, cuando llegó el momento de celebrarlo, escondieron a los soldados africanos, ya que De Gaulle quería una celebración “más blanca”. Los metieron en lugares que parecían campos de refugiados y muchos no tuvieron oportunidad de volver a África hasta 1947.


A ambos lados de la barricada

La exposición nos da noticia de un caso significativo: en 1940 el senegalés Yoro Ba fue obligado a ingresar en el ejército del régimen de Vichy. Tuvo que luchar con el Eje. Cuando los aliados tomaron las tierras del oeste de África que estaban en manos de ese régimen, tuvo que empezar a luchar contra el Eje. Tras participar en el desembarco de Provenza, estaba entre las tropas que liberarían Francia. Pero luego le encerraron en un campo alemán que estaba en manos aliadas. En 1947 volvió a casa, a Senegal. Actualmente, el Gobierno francés le paga 13 euros al mes.

Si al utilizar a soldados de países empobrecidos tanto franceses como británicos dejaban en evidencia su racismo, aún más claramente lo hacían los nazis. A consecuencia de su derrota en la Gran Guerra, los países vencedores impusieron a Alemania graves sanciones económicas y políticas. Los nazis prepararon un plan para recuperar y extender las colonias que Alemania había tenido en África. Intentaron ponerlo en marcha tras haber tomado todo el este europeo, pero la resistencia de la Unión Soviética puso patas arriba esas intenciones. De todos modos, sobre el papel tenían el plan muy avanzado: habían empezado a contratar a gente para administrar las colonias en que había grandes minas y plantaciones y preparado recomendaciones y leyes para “no mezclar razas”. Según los proyectos de la época, en Madagascar había que reunir a los cuatro millones de judíos de Alemania. Pero estaba en un mar dominado por los aliados y la isla estaba demasiado lejos. Finalmente, llevaron a cabo la masacre sistemática que posteriormente se ha conocido como Holocausto en campos construidos en la propia Europa.


“No tomar presos negros”

Tras la victoria de los nazis sobre las fuerzas francesas en junio de 1940, 100.000 africanos quedaron en manos de los nazis. De esos mataron inmediatamente a unos 3.000 por no ser blancos, sin más. Karl Holz, la autoridad impuesta por los nazis en Bélgica, dio la orden de no tomar presos negros. En Chasselay, un pueblo cercano a la ciudad de Lyon, masacraron a toda una unidad formada por fusileros africanos, sólo dejaron vivos a los oficiales blancos.

El racismo predominó también después de acabada la guerra. En diciembre de 1944, 1.300 fusileros de Senegal volvieron al país, muchos de ellos supervivientes de los campos alemanes. Los reunieron en Thiaroye, un pueblo próximo a Dakar. Estaban esperando cobrar el sueldo, así como la paga prometida por el licenciamiento. A los que habían estado presos en Alemania les correspondían 5.000 francos, al menos en teoría. Los ex fusileros secuestraron a un oficial para hacer respetar sus derechos. Cuando lo liberaron, la madrugada del 1 de diciembre, vehículos blindados rodearon el campo y empezaron a disparar. Hubo 300 muertos.


Inspiración de liberadores

Treinta “dirigentes” de la revuelta fueron juzgados y encarcelados. De ellos cinco murieron en la cárcel. La amnistía les llegaría en 1947. La masacre de Thiaroye evidenció el verdadero carácter los colonizadores e inspiraría a los movimientos de liberación que después se extenderían por toda África.

Sétif está en Argelia. El 8 de mayo de 1945 se celebraba el final de la guerra. Se les prometió que en seguida se les daría la libertad, que pasarían de colonia a estado. Entre las banderas de los EEUU, la Gran Bretaña y el Estado francés se podía ver una de Argelia. Según las declaraciones del testigo Lamri Bouras, cuando el ambiente festivo llegó a la altura del Café de France, “un comisario francés sacó su colt y empezó a disparar a la gente”. “Otros dispararon desde los balcones.” La masacre, que dejó centenares de muertos, provocó muchas protestas. Las acalló el ejército. “Los soldados dispararon contra todo”, dice Haada Mani.


Cuando matan a los de casa

Las autoridades coloniales dijeron que había habido 1.500 muertos. En Argelia calculan que los franceses mataron a 45.000 personas. Con esa situación en casa se encontraron los miles de soldados argelinos que habían estado liberando Europa. Volvieron a finales de mayo, pero no se les dio oportunidad para estar con los de casa. Así relata Lounes Hanouz lo que le sucedió: “cuando llegué a Kerratta, vi a mucha gente haciendo cola”. “Lloraban y me pareció que me querían decir algo. «¿Dónde están los de casa?», les pregunté. Al final recibí una respuesta: «los vi por última vez en un camión». Se los llevaron al valle de Kerratta. Allí, en el puente, le preguntaron a mi padre lo siguiente: «¿empezamos contigo o con tu hijo?» Él fue el primero que fusilaron. Volver de la guerra y ver que toda nuestra familia había sido asesinada. Eso no se puede olvidar.”

Los colonizadores europeos impusieron trabajos forzados a miles de personas de los países empobrecidos. También en el reparto de indemnizaciones por la guerra la gente de estos países recibió menos que la del resto. “A juicio de los franceses, nosotros éramos los soldados negros de siempre, que se conformaban con algunas monedas. Pero en la guerra las balas no distinguían entre blancos y negros y todos morimos del mismo modo”, dice Issa Ongoiba, miembro de la Asociación de Veteranos de Maliba Bamako.

Decenas de miles de voluntarios de Puerto Rico y de otras islas caribeñas participaron en la guerra, muchos de ellos en la liberación de Francia y en la conquista de Alemania. Una escuadra aérea mejicana participó en la guerra de Filipinas y 25.000 brasileños en Italia. 500 de ellos murieron en esas luchas de Montecassino. En 1943 la guerra llegó a las islas Salomón. Los estadounidenses estuvieron luchando contra los japoneses en el archipiélago del Océano Pacífico. Biuku Gasa estaba preparado para realizar tareas de inteligencia para los aliados: con su amigo Aaron Kumasi y con aspecto de pescador, analizaba los movimientos de los japoneses, para posteriormente informar de ellos a los estadounidenses. Un día que iban en su pequeña piragua vieron a soldados de los EEUU en una pequeña isla. Les prestaron ayuda y así lograron salvar al capitán John Fitzgerald Kennedy y sus compañeros. “Si no hubiera sido por mí, los EEUU jamás habrían tenido un presidente llamado Kennedy”, dice actualmente Gasa.


Los más baratos, los aborígenes

En 1940, los aborígenes de Australia, según la legislación, carecían de derechos (no se les reconocieron oficialmente hasta 1967), pero servían para la guerra. Después de que los japoneses bombardearan la ciudad de Darwin, se les dio la responsabilidad de vigilar la costa septentrional australiana, en previsión de que los japoneses desembarcaran allí. Les salieron muy baratos a las autoridades australianas, ya que no necesitaban armas ni alimentos (con sus técnicas tradicionales tenían capacidad para obtener del bosque todo lo que necesitaban). A cambio de su trabajo, les daban cosas como cuerdas, hachas, pipas y tabaco. A las autoridades australianas les costó mucho que los aborígenes comprendieran cuál era el trabajo que tenían que realizar. Unos años antes esas autoridades habían castigado muy duramente a los aborígenes que habían matado a unos pescadores japoneses que habían violado a unas chicas. A los aborígenes les costó mucho comprender que lo que antes estaba prohibido ahora estaba autorizado y premiado.

El mayor ejército de las colonias estaba en la India. En aquella época la India tenía 320 millones de habitantes. 2,5 millones formaban el Royal Indian Armya. Los ghurkas nepalíes eran otros 120.000. A estos les dieron mejor trato que a los soldados africanos: si en África todos los oficiales eran blancos, en la India también había nativos: 14.000 indios llegaron a oficiales en la Segunda Guerra Mundial. Al retirarse cobraron pensión, eso sí, menor que la de los de origen británico.


La India, campo de batalla

La India fue también campo de batalla. Los japoneses bombardearon las ciudades orientales y los submarinos hundieron 23 cargueros aliados. En torno a 60.000 soldados indios murieron y otros 80.000 fueron capturados por los alemanes, japoneses e italianos.

Alemania llegó demasiado tarde a Oriente Próximo. Franceses y británicos ya habían tomado posiciones. Los estrategas de Hitler intentaron utilizar a favor de los nazis las posturas anticolonialistas de los árabes. Crearon grupos y movimientos pronazis en Egipto, Siria, Iraq y Palestina. El propio Hitler le regaló en 1938 un Mercedes-Benz de lujo al rey Faruk, de Egipto. Cada vez que los aliados sufrían una derrota en el norte de África crecía la esperanza de los árabes de dejar de ser colonias. Algunos años después Anwar El Sadat, el hombre que llegaría a ser presidente de Egipto, dijo que “creíamos que la derrota de los británicos era el único modo de echar del país al enemigo”. Los británicos le detuvieron en 1942, en el momento en que los espías alemanes le daban dinero.


Árabes y judíos

En Túnez, quienes no querían ser colonia de Francia hacían cálculos similares. Por orden de Hitler, los nazis formaron “legiones árabes”. En el Cáucaso, los nazis emplearon a oradores islámicos para apartar a Chechenia y otros países maltratados por Stalin de la influencia de la Unión Soviética. Hitler también encontró aliados en Palestina, que, por influjo del sionismo, se estaba llenando de judíos. El muftí de Jerusalén, Amin al-Husayni, recibió ayuda monetaria de los nazis y el propio Hitler lo recibió en su sede principal. En Iraq, los alemanes organizaron un golpe de estado contra los británicos. Cuando éstos volvieron, centenares de judíos fueron muertos en Bagdad y miles, heridos. En aquella época, los árabes de Bagdad escondían en sus casas a los vecinos judíos.

Para oponerse a las potencias coloniales, miles de personas se unieron a los nazis y el Eje también en la India y Birmania. El político indio Subhas Chandra Bose soñaba con construir una India que tuviera los rasgos del régimen de los nazis. Reclutó a 3500 indios que los nazis tenían presos en campos de concentración para formar la Legión India. Este ejército se dedicó a capturar militantes de la resistencia francesa. Después se fue a Singapur y allí encontró a 50.000 voluntarios indios para luchar con los japoneses en Birmania. Murió en un accidente de avión, intentando huir de los británicos. Actualmente una miríada de escuelas, universidades, estaciones de tren, etc. de Bengala llevan su nombre. También un partido político y el aeropuerto internacional de Calcuta.

Birmania fue uno de los países que más sufrió la colonización de los británicos. Por eso mismo fue uno de los países que más duramente luchó contra ella. Cuando allí los británicos tuvieron que dar marcha atrás, los japoneses fueron acogidos como liberadores en las calles de la capital, Rangún, a pesar de que la ciudad hubiera tenido que sufrir sus bombardeos algunos meses antes. Formaron un ejército que se unió al japonés, hasta que se percataron de que los japoneses eran como los británicos. Por eso, en la fase final de la guerra empezaron a luchar contra aquéllos. En la guerra murieron 150.000 civiles birmanos, el cuádruple que en la Gran Bretaña.


La hambruna de Bengala

A Bengala, provincia oriental de la India, la guerra llegó como consecuencia de los combates de Birmania. Conseguir arroz era cada vez más difícil y el precio subió. Un alimento que en el Asia oriental es tan básico se encareció terriblemente. La gente se moría de hambre. En la ciudad de Calcuta contabilizaron a 100.000 mendigos en 1944. La hambruna mató a cerca de cuatro millones de personas. La hambruna que Winston Churchill ni siquiera menciona en su historia de la Segunda Guerra Mundial de seis tomos.

La guerra también llegó a las Filipinas. Y de qué modo, además. Así explica el historiador Ricardo Trota lo que sucedió entonces: “la Segunda Guerra Mundial dejó en Filipinas más muertos que en cualquier otro país del Asia meridional”. “En ningún otro lugar de la región hubo la destrucción que sufrimos aquí. Según los datos oficiales del Gobierno, la guerra mató a 1,1 millones de filipinos, esto es, teniendo en cuenta la población de todo el archipiélago, una de cada dieciséis personas.”

La guerra se acabó en 1945. Alemania se rindió en mayo y el Japón, en septiembre. Antes los EEUU habían arrojado dos bombas atómicas sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, lo que causó centenares de miles de muertos y dio noticia al mundo de sus armas.


Sin paz

Pero en muchos lugares no hubo paz alguna. En China continuó la guerra civil hasta 1949; Malasia, Indonesia y Filipinas siguieron en lucha contra los colonizadores; Corea se dividió en dos estados y, técnicamente, aún no ha terminado la guerra iniciada en 1950, que ya ha provocado tres millones de muertos; Indochina seguiría 30 años en lucha, contra los franceses y los estadounidenses (éstos arrojaron sobre el Vietnam más bombas que sobre Alemania); de la India de antaño surgieron la India actual y el Pakistán, potencias nucleares en combate mutuo continuo; las islas del Océano Pacífico se han convertido en un laboratorio de pruebas atómicas y sede de ejércitos muy lejanos; y África y Oriente Próximo no han conocido hasta la fecha más que guerra.

Vía| Rebelión

lunes, 23 de noviembre de 2009

Si pensaban que todo se sabía sobre la II Guerra Mundial estaban muy equivocados

Si pensaban que todo se sabía ya sobre la Segunda Guerra Mundial estaban muy equivocados. Las Fuerzas Aéreas británicas tomaron millones de fotos desde sus aviones que ahora salen a la luz. Son 5 millones de instantáneas que muestran el horror de Auschwitz o el desembarco de Normandía.

La imagen que generalmente se recuerda al hablar de la aviación durante la Segunda Guerra Mundial es la de escuadrones de bombarderos destruyendo ciudades por doquier. Pero los ases del aire jugaron otro papel más arriesgado y heroico.

El Ejército del Aire británico ha sacado a la luz su archivo fotografías de reconocimiento de la contienda. Imágenes captadas por pilotos de la RAF que se internaban solos centenares de kilómetros en terreno enemigo, como esta del castillo de Colditz en la Baja Sajonia alemana, uno de las mayores cárceles nazis para prisioneros de guerra. Gracias a estas dos fotografías los aliados supieron que tenían que liberar un campo de concentración en Gustavsburg.




En otras ocasiones el espionaje aéreo se realizaba para comprobar la eficacia de los bombardeos aliados sobre instalaciones nazis, como muestra esta instantánea del campo de Karslhagen completamente devastado.Muchas veces los pilotos británicos se jugaron la vida volando bajo en sus labores de espionaje, como se aprecia en esta imagen de los puentes sobre el Loira en busca de reductos alemanes.

Éstas y otras 4.000 fotografías jugaron un papel crucial en acabar con la mayor amenaza que jamás se haya cernido sobre Europa.

Australia busca barco-hospital hundido por Japón durante la II Guerra Mundial

Australia ha puesto en marcha un proyecto para localizar un barco-hospital, hundido por los japoneses durante la Segunda Guerra Mundial, en aguas de Queensland, en el noroeste del país, anunció hoy el primer ministro Kevin Ruud.

El mandatario aseguró que la expedición para encontrar el "Centaur", que cuando fue torpedeado y hundido en mayo de 1943 llevaba a 268 personas a bordo, se iniciará a mediados de diciembre.

La búsqueda será realizada por el barco de los Servicios Marítimos de Defensa, el Seahorse Spirit, equipado con un escáner sonar y un barco sumergible con control remoto que puede descender hasta 6.000 metros de profundidad.

El principal objetivo es que el hallazgo del barco ayude a esclarecer las circunstancias en que se produjo el ataque y hundimiento del "Centaur" y permita a las familias de las víctimas cerrar las heridas del pasado.

El director de la expedición, David Mearns de la empresa británica "Blue Water Recoveries", inició la investigación hace meses reuniéndose con familias de víctimas y supervivientes en Australia y viajando a Japón para recoger información previa.

Mearns explicó entonces en la radio local ABC, que si la expedición encuentra el barco se limitará a filmarlo y a tomar fotos pero no se tocarán los restos.

El capitán del submarino nipón que torpedeó el "Centaur" fue condenado en Japón por crímenes de guerra.

Vía| ADN

sábado, 21 de noviembre de 2009

Francia 'fichó' a Hitler como un "demagogo astuto, no un idiota"

Un documento oculto en los Archivos Nacionales franceses y fechado en 1924, describe a Adolf Hitler -por entonces líder del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán- como un "demagogo bastante astuto" y como el equivalente germano del dictador italiano Benito Mussolini. Sin embargo, no levanta la voz de alarma sobre la eventual influencia de Hitler en la realidad europea de los años subsiguientes.

"No es idiota, sino un demagogo bastante astuto", afirma la breve y amarillenta nota redactada por un espía francés, acompañada de una foto de Hitler vestido con traje y corbata, ya con su habitual mostacho y su peinado con raya al lado. El agente presenta a Hitler como "el Mussolini alemán" y advierte de que "comanda grupos paramilitares de orientación fascista" aunque no recomienda adoptar medida alguna al respecto sobre el hombre que desencadenaría la Segunda Guerra Mundial.

Esta nota es parte de un enorme archivo que se remonta al periodo en el que las tropas francesas ocuparon Alemania tras el final de la Primera Guerra Mundial. El informe sobre Hitler, que pronto se pondrá a disposición de los historiadores, estaba guardado aparte en un archivo de metal construido en 1791 durante la Revolución Francesa, que contiene más de 800 textos, entre los que destacan el diario del decapitado rey Luis XVI y de su esposa, María Antonieta. Estos documentos fueron posteriormente transportados a París en 1930 y llevan almacenados desde entonces en los Archivos Nacionales. La nota que describe a Hitler está acompañada de textos similares que se refieren a sus lugartenientes, Goebbels, Hermann Goering y Heinrich Himmler, ministro del Interior y jefe de la policía alemana, al que se acusa directamente de "racista".

Vía| El País

Línea Maginot, reliquia de la Segunda Guerra Mundial

En la década de 1930 la Línea Maginot era considerada una maravilla militar, una red inexpugnable de fortificaciones subterráneas a lo largo de la frontera con Alemania, desde Bélgica hasta Suiza, diseñada para contener un ataque nazi y evitar los combates de trincheras como los de la Primera Guerra Mundial.

Hasta que en 1940 los alemanes simplemente bordearon el vasto complejo de fuertes, refugios, túneles y baterías, y la Línea Maginot pasó a ser sinónimo de un exceso de confianza capaz de generar desastres.

Los amantes de la historia y de los cuentos militares de todo el mundo disfrutan visitando las sorprendentes fortificaciones subterráneas, que comenzaron a abrir sus puertas al público en la década de 1980. Entre abril y octubre hay visitas guiadas, incluidos viajes en trenes eléctricos que alguna vez transportaron soldados y pertrechos de un fuerte a otro a lo largo de una cadena de túneles.

Las fortificaciones siguen allí, como congeladas en el tiempo. Los visitantes dicen que los sitios, que se encuentran a menudo en zonas montañosas alejadas de centros urbanos y no cuentan con señalizaciones, pueden ser difíciles de alcanzar, pero bien valen el esfuerzo.

"Mucha gente ha oído hablar de ellas y quiere saber más, descubrir en qué consiste exactamente la Línea Maginot", comentó Armand Jacques, quien hace de guía en el fuerte de Schoenenbourg, localizado unos 55 kilómetros (34 millas) al norte de Estrasburgo.

Jacques dijo que unas 40.000 personas realizan visitas guiadas al fuerte todos los años, especialmente alemanes (el 40%). Indicó que el visitante debe venir abrigado, dado que en los túneles subterráneos no hay calefacción y las temperaturas pueden llegar a los 12 grados centígrados (54 Farenheit) incluso en verano.

Las edificaciones fueron abandonadas después de la Segunda Guerra Mundial, aunque las obras más grandes fueron usadas como refugio y cuarteles durante la Guerra Fría.

A mediados de la década de 1960 se subastaron algunas obras y las restantes fueron selladas por el ejército para impedir la presencia de niños curiosos y turistas aventureros.

Si bien Francia fue uno de los vencedores en la Primera Guerra Mundial, sus fuerzas armadas sufrieron más de 6 millones de bajas peleando en trincheras muy expuestas a lo largo del Frente Occidental. La Línea, nombrada en homenaje al ministro de defensa que la planificó, André Maginot, debía funcionar como fuerza disuasiva y proteger un sector vulnerable de la frontera de unos 320 kilómetros (200 millas) de oro ataque alemán.

"Desde el punto de vista estratégico, el legado de la Línea Maginot es mixto", opinó William Allcorn, experto en fortificaciones y autor de la monografía "La Línea Maginot 1928-45".

"Protegió la frontera que debía proteger... Pero el mito de la Línea Maginot generó un falso sentido de seguridad y autocomplacencia de parte de los franceses", comentó Allcorn.

Lamentablemente, la Línea Maginot no pudo impedir una desastrosa derrota de Francia en mayo de 1940, cuando los nazis simplemente atacaron a Francia por atrás, penetrando por el norte, a través de Bélgica, y tomaron más de 500.000 prisioneros.

También se puede visitar una red de fortificaciones similar que no es parte de la Línea Maginot, construida al sur, en la frontera con Italia y que llega hasta el mar Mediterráneo, a lo largo de los Alpes.

Los grupos de turistas generalmente llegan en autobús desde Estrasburgo o alguna otra ciudad vecina y realizan visitas guiadas de dos horas por las vastas construcciones subterráneas, incluidos dormitorios donde cientos de soldados podían pasar las noches.

"Siempre pensé que la Línea Maginot era sinónimo de una locura militar, pero jamás pensé encontrarme con fortificaciones tan grandes e impresionantes", expresó Dragan Blagojevic, de Serbia, tras recorrer los túneles del Hackenberg.

Vía| Univision

viernes, 20 de noviembre de 2009

'The Pacific', la apuesta de la HBO para suceder a 'Band of Brothers', lista para su estreno





Una de las grandes apuestas de la HBO para 2010 ya está casi lista. ‘The Pacific’, el regreso de la cadena, de Tom Hanks y de Steven Spielberg al género bélico pretende ser la nueva ‘Band of Brothers’, que quedó en la retina de los espectadores como una de las grandes miniseries de 2001. Esos nombres y los de los guionistas encargados de desarrollar la trama es lo único que une ‘The Pacific’ con ‘Band of Brothers’. No habrá ni personajes ni historias compartidas, pero, en todo caso, las conexiones no son pocas y sí bienvenidas.

La HBO ha comenzado ya a inflar la burbuja publicitaria. Si en junio veíamos el primer trailer, ahora la cadena ha puesto en marcha la maquinaria promocional, con Spielberg y Tom Hanks al frente, glosando las virtudes de la serie. Basada en las memorias de dos marines que participaron en el frente del Pacífico, la nueva miniserie contará con 10 episodios (de nuevo, los mismos que ‘Band of Brothers’) en los que se narrarán algunas de las batallas más importantes de la II Guerra Mundial, como Guadalcanal o Iwo Jima (también llevada al cine recientemente por Clint Eastwood).



Así define Spielberg la serie:

‘The Pacific’ es la historia de la corrupción del espíritu humano y las guerras privadas y personales con las que todos esos héroes tuvieron que lidiar.

Después de un año de estrenos más bien “baratos”, para 2010 la HBO parece que vuelve a lanzar la casa por la ventana. ‘The Pacific’ llegará en marzo de 2010 (150 millones de dólares de presupuesto) y el piloto de ‘Juego de Tronos’ un poco más tarde (y la serie completa, después, salvo que ese piloto sea un desastre). En España, Canal + tiene los derechos de ‘The Pacific’ y lo espectacular de la producción lo podéis comprobar en los trailers (youtube) y en la amplia galería de imágenes que la HBO ya ha puesto a disposición de todos.

Sin duda, una de las series de las que más podemos esperar para el próximo año.


jueves, 19 de noviembre de 2009

Recuerdan 64 aniversario del Escuadrón 201

Este grupo aéreo entró en acción durante la Segunda Guerra Mundial cuando los buques "Potro del Llano" y "Paja de Oro", fueron agredidos por balas de enemigas en el Pacífico. En la ceremonia realizada en el aeropuerto de la Sedena se entonó la melodía del Silencio, en honor a los más de cinco caídos en esta guerra.

Autoridades del Ejército realizaron la ceremonia conmemorativa al 64 aniversario de la participación del Grupo Aéreo Escuadrón 201, quien durante la Segunda Guerra Mundial tuvo una importante participación.

Luego de que dos buques de guerra uno denominado "Potro del Llano" y el otro "Paja de Oro", fueron agredidos por balas de enemigas en el Pacífico.

Durante la ceremonia realizada en el aeropuerto de la Sedena se entonó la melodía del Silencio, en honor a los más de cinco caídos en esta guerra.

Las balas de salva tambien estuvieron presentes en la ceremonia, a la cual acudieron autoridades civiles y alumnos representantes de dos escuelas primarias privadas en Torreón.

Vía| Milenio

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Muere el último veterano chino que participó en el Desembarco de Normandía

Condecorado en 2006 con la Legión de Honor francesa, Huang, nacido en la ciudad de Hangzhou (en el este de China), murió el pasado día 11 de noviembre, aunque su fallecimiento no fue hecho público hasta una semana después (una costumbre frecuente en el país asiático por cuestiones de luto).

Huang estudió en la Academia Naval de Qingdao, también en el este de China, y en 1942, cuando contaba 24 años, viajó con otros 23 soldados chinos al Reino Unido para continuar su formación militar y unirse a la lucha contra el nazismo.

Tras un entrenamiento en el Royal Naval College de Londres, Huang fue destinado al navío "HMS Searcher", uno de los participantes en el "Día D" con el que comenzó la liberación de Francia. "Mi participación no fue muy importante", decía con modestia el veterano, que según sus conocidos hablaba poco de sus años como soldado.

Sólo lo hizo cuando la enfermedad del Parkinson le postró en la cama, dictando las memorias a su hijo, en las que relataba los horrores de la guerra y la heroica participación en el desembarco de sus compatriotas, a quienes dedicó la condecoración recibida hace tres años.

Tras su participación en la Segunda Guerra Mundial, Huang regresó a China en 1948 y formó parte de la Marina del Ejército de Liberación Popular durante diez años. Posteriormente, ejerció como profesor de inglés en la Universidad de Ciencia y Tecnología de Zhejiang (su provincia natal) hasta su jubilación.

Sus alumnos recordaron, tras la noticia del fallecimiento, una de sus citas en clase: "Confío en que la palabra 'guerra' se convierta un día, para siempre, en un mero término histórico"

Vía| Libertad Digital

La invasión alemana de Inglaterra... bueno, de parte de Inglaterra

Durante el primer semestre de 1940, Gran Bretaña asistía enmudecida al rápido avance por Europa de las tropas alemanas. Decidida a resistir, Inglaterra replegó sus fuerzas, llegando a aceptar uno de los hechos menos conocidos de la II Guerra Mundial: La invasión alemana de las islas británicas del Canal de la Mancha (Jersey, Guernsey, Alderney and Sark).


Situadas a tan sólo 20 millas nauticas de la costa de Francia, estas 4 islas eran extremadamente vulnerables y carecían de importancia estratégica para Inglaterra. En consecuencia, el Alto Mando decidió no defenderlas; las guarniciones locales fueron evacuadas y las islas fueron completamente desmilitarizadas.


Al mismo tiempo que las tropas alemanas avanzaban hacia la costa occidental de Francia, en Junio de 1940 fueron evacuados 30.000 habitantes de las 4 islas, aproximadamente un tercio de la población anterior a la guerra. El resto, una vez superado el pánico inicial, decidió quedarse e intentar pasar la guerra en casa, a fín de cuentas, ellos pensaban que no eran un objetivo militar prioritario... ¿pensaban los alemanes lo mismo?


La cuestión principal fue que los Mandos germanos no sabían que las islas habían sido desmilitarizadas, con lo que procedieron con las operaciones de invasión: El 28 de Junio la Luftwaffe bombardeó las islas principales, Jersey and Guernsey, causando 44 bajas entre la población civil. 2 días más tarde, tropas de la Luftwaffe tomaron el control del aeródromo de Guernsey. Para su disgusto, allí tuvieron noticia por primera vez de que las islas no estaban defendidas... se lo dijo en jefe de la policía local...


Al día siguiente, un destacamento de la Gotenhafen (soldados de la Marina germana) desembarcó en Guernsey e izó finalmente la bandera alemana. El resto de islas fueron tomadas de igual forma en los días siguientes... sin un sólo disparo.


Así el 4 de Julio, Alemania tenía ya pleno control sobre las islas británicas del Canal. Cabe decir que la convivencia entre los isleños y los invasores no fue tan traumática como uno podría esperar, con algunos episodios de confraternización al más puro estilo de la serie de TV inglesa "Alló, alló".

Hacia el final de la guerra, el deterioro de los suministros de alimentos, y la falta de productos de primera necesidad enrareció el ambiente en las islas, lo cual propició al mismo tiempo un ligero movimiento de resistencia.

Las islas Británicas del Canal de la Mancha fueron el único territorio británico ocupado por los alemanes, hasta que en Mayo de 1945 fueron liberadas.

Vía| Blog Historia de Humanidad

lunes, 16 de noviembre de 2009

"El violinista de Mauthausen" aborda el drama de los republicanos españoles

Andrés Pérez Domínguez se adentra en la tragedia que sufrieron 7.500 republicanos españoles en Mauthausen en su obra "El violinista de Mauthausen", primera incursión de la narrativa española en este campo de concentración nazi, con la que el autor quiere pensar que "es posible un mensaje de esperanza".

En una entrevista concedida a EFE en el transcurso de una visita al denominado "campo de concentración de los españoles", Pérez Domínguez ha dicho que "forma parte de la literatura el dar también un mensaje de esperanza".

Aunque su interés es contar la historia, en medio del drama, de la tragedia que se está viviendo, también pretende "contar sentimientos".

El propio autor recuerda que en sus novelas "siempre están presentes el amor, la lealtad, el fracaso, la culpa".

No puede ocultar un cierto interés por los años 30 y 40, pues "tres de mis cuatro novelas giran entorno a la Segunda Guerra Mundial, y esos sentimientos que afloran en mis novelas los encontramos en la guerra en un grado superlativo".

Además, los personajes están "en una situación límite", algo que resulta interesante desde un punto de vista literario

El punto de partida de "El violinista de Mauthausen" (Algaida), con la que ganó el último Premio Ateneo de Sevilla, fue "una imagen poderosa: una vez, en una estación de metro de Viena, vi a una joven pareja bailando un vals en el andén, sin música, ajenos a todo, como si nadie los estuviese mirando".

A partir de aquella imagen construyó la historia de una pareja a punto de casarse que vive en París, en la primavera de 1940, Rubén, un republicano español, y ella, francesa, que acabará colaborando con el espionaje aliado para recuperar a su amado cuando los nazis lo envían al campo de Mauthausen.

Entre ambos se cruza un tercer protagonista, un ingeniero alemán que renuncia a su trabajo en Berlín para no colaborar con los nazis y se dedica a recorrer Europa con un violín bajo el brazo.

"Los republicanos españoles de Mauthausen vivieron -recuerda el autor- una historia muy triste: pierden la guerra; viven en condiciones terribles en Francia y cuando llegan los alemanes acaban en campos de concentración porque Serrano Suñer se desentiende de ellos y los condena a muerte, y los que sobreviven finalmente no pueden volver a España".

Pérez Domínguez aclara que aunque gran parte de la novela transcurre en Mauthausen, la acción de la novela va dando saltos en el tiempo y también sucede en París y en el Berlín de la posguerra. "No es una novela tétrica sobre Mauthausen, no es truculenta, sino que tiene un mensaje esperanzador".

Al dedicar cada uno de los capítulos a los tres protagonistas, "la estructura literaria se enriquece, pues el mismo hecho se narra desde varios puntos de vista diferentes".

Para la preparación de la novela, además de visitar campos de concentración como Mauthausen o Büchenwald, el escritor sevillano ha leído muchos testimonios de supervivientes como el de Mariano Constante, y libros como el de Montserrat Roig o el de Pons Prades.

Sin embargo, Pérez Domínguez subraya que "se trata de una historia documentada, pero no de un documental novelado".

Mientras pasea por los barracones de Mauthausen, el autor de "El factor Einstein" indica que "los republicanos españoles formaban el núcleo duro del campo y la llegada de los rusos y de los judíos les liberó de las condiciones más duras, porque estos dos grupos fueron tratados todavía peor".

"No es una novela tétrica sobre Mauthausen, no es truculenta", añade el autor, quien pretende ofrecer "un mensaje esperanzador".

La manera de escribir de Pérez Domínguez es "muy visual", dedica atención especial a la psicología de los personajes, y siempre teniendo en cuenta una divisa: "Se pueden hacer novelas entretenidas, pero que además estén bien escritas y que sirvan un poco más, pues la literatura, al igual que el cine, puede hacer que el lector se interese por algo como la Historia".

Pérez Domínguez confiesa su admiración por los libros de historia de Antony Beevor, por series sobre este período histórico como "Hermanos de sangre" de Steven Spielberg, clásicos del cine bélico como "El ojo de la aguja", basada en la novela "La isla de las tormentas" de Ken Follet, o películas recientes como "Valkiria", "Amen" o "Conspiración".

En la actualidad, Pérez Domínguez tiene "varios proyectos en la cabeza", aunque cree que su próxima novela "no estará ambientada en la Segunda Guerra Mundial".

viernes, 13 de noviembre de 2009

Australia aprueba extradición de supuesto criminal de guerra

El Gobierno australiano aprobó la extradición de un supuesto criminal de la Segunda Guerra Mundial que figura en la lista de los 10 más buscados por el Centro Simon Wiesenthal.

El ministro del Interior Brendan O'Connor dijo el jueves a última hora que él no se opondría a la extradición a Hungría de Charles Zentai, de 88 años, acusado de crímenes de guerra que datan de 1944.

"Estos compromisos reflejan las responsabilidades de cooperación criminal de Australia para con otras naciones del globo", dijo O'Connor, agregando que su aprobación no es una señal de culpabilidad o inocencia.

Zentai fue arrestado en julio del 2005, acusado del tomar parte en 1944 en la golpiza fatal del adolescente judío Peter Balazs en Budapest.

En el momento, Zentai era un oficial de brigada de 23 años del Ejército húngaro pro nazi, pero sostiene que él dejó Budapest con su regimiento el día anterior del asesinato, el 8 de noviembre de 1944.

El hijo de Zentai, Ernie Steiner, dijo que su padre buscaría una revisión de una decisión judicial del mes pasado, que allanó la vía de su extradición para que enfrente juicio en Hungría, en la que O'Connor tendría la última palabra.

"Los argumentos más sustanciales se relacionan con el hecho de que mi padre no podría recibir un juicio justo. El hecho es que no hay testigos vivos", dijo Steiner a la radio australiana.

Zentai, un enfermero retirado de un sanatorio, se mudó a Perth después de la guerra y se convirtió en un ciudadano australiano.

"Karoly" Zentai figura en el séptimo lugar la lista del Centro Simon Wiesenthal de los 10 criminales de guerra más buscados que continúan prófugos, y está acusado de tomar parte en cacerías humanas, persecución, deportación y asesinatos de judíos.

Balazs, de 18 años, viajaba en un tranvía cuando fue detenido por no usar la Estrella de David amarilla. El fue torturado y asesinado en unos cuarteles del Ejército y su cuerpo fue arrojado al río Danubio.

Zentai ha argumentado que no podría sobrevivir a la extradición debido a una condición cardíaca que requiere cuidados especiales.

Vía| Reuters

jueves, 12 de noviembre de 2009

Nazis: justicia contra reloj

"La búsqueda de criminales de guerra nazis es la carrera contra el reloj de la justicia por excelencia".

Eli Rosenbaum, director de la Oficina de Investigaciones Especiales (OSI) en Estados Unidos, tiene una lista de miles de sospechosos.

Vea lista de los más buscados

Pero establecer si están vivos y en EE.UU. no es una labor fácil. Una revisión completa podría tomar unos 100 años al ritmo actual, dice, pero en cuestión de una década "el reloj biológico de la II Guerra Mundial llegará a su fin".

Al contrario de la creencia generalizada, la mayoría de los ex nazis no se escondieron después de la guerra, ni siquiera se cambiaron de nombre.

Hubo unos -como Adolf Eichmann, que planeó el transporte de los judíos a los campos de concentración, y el Dr. Joseph Mengele, el "ángel de la muerte" de Auschwitz- que se escaparon en medio del caos de la posguerra y asumieron identidades falsas.

Sin embargo, la mayoría simplemente se quitó su uniforme, se fue a casa y consiguió empleo.

Y durante el período crucial en los años '50, poco se hizo para encontrarlos, dicen los expertos.

Justicia sin hacer

"Más se podría haber hecho, pero no hubo la voluntad política. No sólo entre 1945 y 1948, sino también después de eso", dice Jean-Marc Dreyfus, profesor de estudios del Holocausto en la Universidad de Manchester de Inglaterra.

"A eso de 1953, el rastro de los nazis desaparece, y es importante apuntar que la razón fue la Guerra Fría".

"Occidente necesitaba una Alemania fuerte y no quería gastar tiempo cazando nazis, muchos de los cuales para entonces eran parte de la sociedad e incluso del gobierno de la República Federal".

"Sacar a esos individuos habría debilitado a la nación, y para Occidente ya era más importante tener una Alemania fuerte posicionada contra Rusia".

"Había doctores, ingenieros y miembros del ejército que estuvieron involucrados con el Nazismo y a quienes les permitieron seguir tranquilos después de que terminó la guerra. Los aliados llegaron a trabajar junto con los mismos generales del ejército que Hitler".

En los años '50 y '60, el fiscal y juez alemán Fritz Bauer estimó que unos 100.000 alemanes fueron responsables de alguna manera por la aniquilación masiva de judíos. Otros cálculos hablan de 300.000.

Bauer también dijo que menos de 5.000 habían sido procesadas legalmente, lo que era apenas "una gota en el océano" según Dreyfus.

"A juzgar por esos estimados, no se ha hecho justicia".

Momento decisivo

Sin embargo, en la década de los '70 hubo un cambio de conciencia respecto al Holocausto, una demanda de parte del público que quería saber más sobre lo que ocurrió.

Cuando la segunda generación empezó a cuestionar a sus padres y sus actividades durante la guerra, y los historiadores empezaron a hacer preguntas sobre los gobiernos y sus políticas hacia los judíos, empezó a crecer también el interés por los crímenes de guerra.

"El momento decisivo fue entre 1976 y 1978, y con ese aumento de conciencia se consideró que se debía perseguir a los nazis de nuevo".

"Antes de eso, no había tanto interés como hay ahora", dice Dreyfus.

El profesor David Cesarani, autor de Justicia retrasada -un libro que explica cómo el Reino Unido llegó a concederle la ciudadanía a numerosos colaboradores nazis de Europa Oriental en los años de la posguerra-, dice que tanto el Reino Unido como EE.UU. contrataron a sabiendas a criminales de guerra para luchar en la Guerra Fría.

Documentos estadounidenses recientemente desclasificados muestran como sus agencias de inteligencia a menudo cazaban a criminales de guerra nazis para usarlos, no para castigarlos, señala Cesarani.

"Como resultado, personal nazi clave vinculado al genocidio y a atrocidades estuvo libre por décadas... y muchos nunca fueron atrapados", le dijo a la BBC.

Cesarani concuerda en que el entusiasmo por cazar nazis repuntó en los '70, y lo atribuye en parte al juicio de Adolf Eichmann en 1960-61 y a un renovado interés por el Holocausto entre académicos y escritores que ese juicio ayudó a generar.

Simon Wiesenthal

Durante los años en los que los países occidentales hicieron poco para identificar a ex criminales de guerra nazis que vivían con ellos, sin embargo, investigadores privados batallaron sin descanso.

Simón Wiesenthal, quien fundó el Centro de Documentación Histórica Judía en Austria en 1947, y contribuyó en la captura de Eichmann, también ayudó a rastrear a Franz Murer, "el carnicero de Vilnius"; Erich Rajakowitsch, responsable del transporte de los judíos holandeses a los campos de la muerte; Franz Stangl, el comandante de los campos Treblinka y Sobibor; Karl Silberbauer, el oficial de la Gestapo que arrestó a Ana Frank y muchos otros.

De una generación más joven, Serge y Beate Karlsfeld persiguieron a nazis y colaboradores que habían tenido un rol protagónico en la Francia ocupada. Además, se valieron de maniobras atrevidas para abrirle los ojos a Alemania y mostrarles que criminales de guerra eran parte de su sociedad y que a veces detentaban posiciones de poder.

Un centro nombrado en honor a Simón Wiesenthal sigue buscando hoy en día a nazis sobrevivientes y le da seguimiento a los gobiernos nacionales.

En el último informe anual, de abril de 2008, se dice que hay 608 investigaciones en curso en todo el mundo y que ha habido 76 condenas desde 2001.

Además, le da a EE.UU. una calificación máxima, A, por sus esfuerzos en términos de llevar nazis ante la justicia, un galardón que ningún otro país ha recibido antes.

El Reino Unido, que recibió una C en 2001 -por "éxito mínimo que podría haber sido mayor"-, cayó a la categoría X, lo que indica que "no tomó ninguna medida en absoluto para investigar a sospechosos de ser criminales de guerra nazis".

Los más buscados

El trabajo que en EE.UU. hace el OSI involucra a una equipo de historiadores examinando archivos que contienen 70.000 nombres -incluyendo 40.000 "oficiales de alto rango del SS- y luego buscándolos en listas de residente estadounidenses.

Si algún nombre coincide, empieza una investigación.

Si un criminal de guerra es procesado, es desnaturalizado, deportado o extraditado.

El primer extraditado de EE.UU., en 1973 -gracias, en gran medida, a Simón Wiesenthal- fue Hermine Brauensteiner-Ryan, quien fue acusado, entre otras cosas, de golpear y patear a mujeres hasta matarlas en el campo Majdanek.

El deportado más reciente, el jueves pasado, fue Josias Kumpf, de 83 años de edad, a quien se le acusa de participar en la exterminación de 8.000 judíos en un día en el campo Trawniki en la Polonia ocupada.

"La deportación de Josias Kumpf a Austria logró en gran medida justicia para las víctimas de la inhumanidad nazi y refleja el compromiso inquebrantable del gobierno estadounidense de continuar en la búsqueda de la justicia", dijo Eli Rosenbaum en un comunicado.

Kumpf fue liberado por los austríacos pues las leyes de prescripción del país no permiten que sea procesado.

Josias Kumpf es más joven que cualquiera de los hombres que el Centro Simón Wiesenthal (CSW) tiene en su lista de "los más buscados".

El más viejo es Alois Brunner quien, si está vivo, va a cumplir 97 años. Aribert Heim, de quien recientemente se dijo que murió en Egipto pero el CSW no está convencido, tendría 94 años de edad si está vivo.

El más joven de la lista, Mikhail Gorshkow, tendría 85.

De los que se sabe dónde están, la mayoría está imbuido en largas batallas legales para evitar que los lleven a juicio o que los extraditen, y el tiempo les favorece.

Por ejemplo, Heinrich Boere, de 87 años, acusado de asesinar a tres miembros de la resistencia holandesa, fue declarado demasiado viejo y enfermo para ser juzgado en Alemania.

La posibilidad de que alguno de los sospechosos sea procesado y sentenciado es, aunque no imposible, bastante remota.

Lista de los más buscados

  • Alois Brunner: Comandante del campamento de internamiento de París, deportó a miles a los campos de la muerte. Visto la última vez en Siria. Posiblemente muerto. Nació en 1912
  • Aribert Heim: Doctor que hizo experimentos en prisioneros en el campo Mauthausen. Posiblemente muerto. Documentos personales recientemente encontrados en Egipto. Nació en 1914
  • John (Ivan) Demjanjuk: Acusado de participar en la masacre en el campo de la muerte Sobibor. Alemania pidió su extradición de EE.UU. Nació en 1920
  • Sandor Kepiro: Acusado de masacrar civiles en Novi Sad, Serbia. Condenado pero nunca castigado en Hungría en 1944. Nació en 1914
  • Milivoj Asner: Ex jefe de la policía croata, acusado en Croacia por su papel en la deportación de cientos de personas para que fueran exterminadas. Nació en 1913
  • Soeren Kam: Acusado en Dinamarca de asesinar a un editor de un diario antinazi. Nació en 1921
  • Heinrich Boere: Acusado de asesinar a tres civiles holandeses. Sentenciado a muerte en ausencia en Holanda en 1949. Acusado en Alemania en 2008 pero el caso no prosperó por razones médicas. Nacido en 1921
  • Karoly (Charles) Zentai: Acusado de participar en la persecución y asesinato de judíos. En la actualidad está apelando contra la extradición de Australia a Hungría. Nació en 1921
  • Mikhail Gorshkow: Acusado de participar en la matanza de judíos. Desnaturalizado en EE.UU., bajo investigación en Estonia. Nació en 1923
  • Algimantas Dailide: Arrestó a judíos que más tarde fueron asesinados por colaboradores nazis en Lituania. Deportado de EE.UU. Condenado por Lituania y sentenciado a cárcel pero la sentencia no se puso en práctica. Nació en 1921
  • Harry Mannil: Acusado de arrestar judíos y comunistas que después fueron exterminados por colaboradores estonios nazis. Una investigación estonia lo exoneró pero está vetado de entrar a EE.UU.
  • Alois Brunner: Comandante del campamento de internamiento de París, deportó a miles a los campos de la muerte. Visto la última vez en Siria. Posiblemente muerto. Nació en 1912.
Vía|BBC