sábado, 31 de enero de 2015

Winston Churchill, "El hombre que murió aburrido"



El pasado 24 de enero se cumplían 50 años del fallecimiento de Winston Churchill. La noticia de su muerte y el funeral de Estado que recibió conmocionaron al mundo durante una semana.

"Estoy aburrido de todo". El biógrafo Sebastian Haffner aseguraba que esas fueron las últimas palabras de Churchill antes de apagarse para siempre hace cincuenta años. La importancia del político británico en la historia del siglo XX es de sobra conocida, pero lo es menos cómo pasó sus últimos tiempos. El gran héroe del Reino Unido acabó sus días retirado y sin el apoyo electoral de sus compatriotas, que quizá veían en él un recuerdo de los tiempos de dolor y sufrimiento bajo los ataques de la Alemania nazi.

Churchill había logrado ser el diputado que más tiempo llevaba en el cargo en 1959. Es más, era el único que tenía en su haber el haber conseguido mantener ese escaño desde el último año de vida de la reina Victoria, pasando después por todos sus sucesores hasta llegar a la actual monarca Isabel II. En 1963, Kennedy le había nombrado ciudadano honorario de los Estados Unidos y un año después aparecía por última vez en la Cámara de los Comunes.


En ese 1964, la Segunda Guerra Mundial comenzaba a quedar lejos. Su Premio Nobel cogía polvo. Los propios ingleses le habían retirado del poder. Ya no pintaba ni escribía. Sufría de insomnio. Bebía. Pasaba temporadas en Chartwell y en la Riviera francesa. Pero poco a poco notaba el peso del aburrimiento. El Reino Unido miraba a un nuevo futuro y olvidaba poco a poco a Churchill. Sin embargo, un nuevo ataque cardíaco a mediados de enero sobrecogía al país y situó a decenas de periodistas a la puerta de su casa. El hombre que había salvado al mundo libre se moría.

Funerales históricos

Poco después de las 8 de la mañana del 24 de enero de 1965, Churchill fallecía en su habitación rodeado de sus seres queridos. Era el mismo día, 70 años después, de aquel en que había muerto su padre. Y dos días después del nacimiento de su último bisnieto.

La radio británica anunció su muerte con la Sinfonía número 5 de Beethoven. El patrón rítmico del inicio esta obra corresponde a la letra "v" en el código morse. La "v" de "victoria" cuyo gesto hizo famoso el ex primer ministro británico. La reina Isabel II escribió a la familia que "el mundo entero es un poco más pobre por la pérdida del hombre que plantó cara al mayor peligro que jamás había amenazado al país y a las naciones hermanas de la Commonwealth". Destacaba además su liderazgo y coraje. El Times publicaba por primera vez una noticia en su portada en lugar de los anuncios clasificados.

Días después, Londres acogía el primer funeral de Estado en Gran Bretaña en el siglo XX. Sería al que acudirían más jefes de Estado y de gobierno hasta el celebrado en memoria de Juan Pablo II. De ahí a la discreta tumba familiar en Blandon, rehabilitada recientemente debido a la cantidad de visitas que recibe.

Hoy en día su figura vigila el Parlamento inglés tanto desde fuera como con otra monumental estatua situada en el pasillo que comunica la Sala de los Lores y la de los Comunes. Cerca de allí se han abierto también al público las llamadas "Habitaciones de la Guerra" en las que puede visitarse el búnker desde el que Churchill, su gobierno y distintos líderes militares coordinaron el esfuerzo bélico de contención y derrota de las tropas de Hitler.

Recuerdos de un hombre que dejó de estar entretenido después de contribuir a la victoria de la democracia frente al terror.

Vía | Cadena SER

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