7° Flieger Division
LLStR (Luftlande Sturm Regiment)
13.000 paracaidistas
5° Gebirgs Division (Cazadores de Montaña)
9.000 soldados
502 aviones Junkers Ju-52
85 planeadores DFS-230
Aproximadamente a las 7,15 horas del 20 de mayo, la primera oleada del XI Cuerpo Aerotransportado alemán comenzó a tomar tierra con planeadores y paracaídas en los alrededores de los pueblos cretenses de Maleme y Canea. Los alemanes esperaban encontrar una débil resistencia y por ello el general Kurt Student había contado con una rápida captura de los aeródromos tras arrollar a las pocas fuerzas greco-británicas que defendían la costa norte de la isla. Por el contrario, los invasores se vieron envueltos en una sangrienta batalla de desgaste.
En Maleme dos compañías del I Batallón del comandante Koch, perteneciente al Regimiento Paracaidista de Asalto, habían aterrizado cerca de la playa situada en la desembocadura del río Tavronitis, desparramándose por el interior, hacia la colina 107, que era uno de los objetivos tácticos. Lo abrupto del terreno hizo que muchos planeadores se estrellasen al aterrizar, mientras las tropas neozelandesas que defendían la zona hacían un intenso fuego sobre los aviones. Koch, que resulto herido en la confusión de los primeros momentos, se vio forzado a concentrar sus fuerzas en el extremo occidental del aeródromo. Sus dos compañías habían tenido mas de 100 bajas, la mitad de su fuerza original. El III Batallón del Regimiento, por su parte, fue lanzado al este de Maleme y vino a caer entre los defensores neozelandeses. En poco más de 40 minutos el fuego de estos había provocado una verdadera masacre entre los paracaidistas, 400 de los 800 atacantes estaban fuera de combate y entre los muertos figuraba el comandante Scherker, jefe del batallón. Los otros dos batallones, el II y el IV, no encontraron demasiada resistencia al sur y al oeste del aeródromo de Maleme, aunque el jefe del regimiento, el mayor general Meindl, fue herido de gravedad en el intento de socorrer a los restos del I Batallón. A media mañana de este día todo parecía indicar que el ataque a Maleme había fracasado.
Mas al este, en Canea, los atacantes estaban encontrando una resistencia semejante a la encontrada en Maleme. Las dos restantes compañías del I Batallón del Regimiento Paracaidista de Asalto habían intentado eliminar las dos baterías situadas en las proximidades de la zona de desembarco, una antiaérea y otra de campaña. Pero los planeadores se habían dispersado excesivamente al aterrizar, de modo que la compañía que tenia que tomar la batería antiaérea no solo fue incapaz de localizar las piezas sino que tuvo grandes bajas por el fuego de un regimiento galés y de los Húsares de Northumberland. En cambio, la compañía que debía apoderarse de la batería de campaña tuvo más éxito, capturando los cañones y haciendo unos 180 prisioneros. El I Batallón Paracaidista del capitán von der Heydte tuvo mas suerte en su aterrizaje, haciéndolo de forma compacta al sur de la cárcel local; seguidamente avanzo hacia el pueblo de Penivolia donde ya encontró mayor oposición.
Más al norte, el II Batallón Paracaidista logro tomar tierra cerca de Galatas y, aunque tuvo unas 150 bajas en la operación de aterrizaje, consiguió al menos amenazar las posiciones neozelandesas en las alturas de Galatas. El III Batallón Paracaidista, por su lado, tomo tierra en grupos muy separados al este de Galatas, siendo atacado inmediatamente por los neozelandeses. Incapaz de agruparse, este batallón no pudo en ningún momento combatir organizadamente. Por ultimo, el batallón de ingenieros lanzado al oeste de la cárcel encontró igualmente una fuerte resistencia por parte de las fuerzas griegas allí establecidas.
Resumiendo. Durante la mañana del 20 de mayo la primera oleada del XI Cuerpo Aerotransportado del general Student había aterrizado en enorme confusión, encontrando una resistencia totalmente inesperada. Las bajas eran muy numerosas y si bien era cierto que las tropas desembarcadas en Maleme y en Canea solo estaban separadas entre sí por unas ocho millas, no aprecia que estuviesen en condiciones de establecer contacto. Un gran número de oficiales superiores habían muerto en la operación, entre ellos el teniente general Süssman, jefe de la 7ª división Aerotransportada. Süssman y su estado mayor se habían estrellado con el planeador que los transportaba nada más despegar, en Grecia, y el mando de la división había recaído desde entonces en el coronel Heidrich. El doble fracaso de Maleme y Canea hacia presagiar que la segunda oleada tampoco tuviera éxito.
El plan original para un ataque aerotransportado sobre Creta había sido preparado por Student en los primeros días del mes de abril de 1941. Había sido el mismo quien, el 21 de abril, había logrado convencer al poco entusiasmado Hitler de que Creta podía ser tomada desde el aire. La invasión por mar era imposible a causa del dominio naval de los británicos, de manera que cualquier ataque anfibio debía estar subordinado a una previa acción aérea de desembarco. A partir de ese día Student había iniciado frenéticamente la preparación de
Las armas pesadas serian lanzadas por separado, lo que significaba que en los primeros momentos de la operación, las tropas solo dispondrían de subfusiles MP-38 y pistolas Luger, ambas de poco alcance y escasa potencia de fuego. Para el transporte de su fuerza Student contaba con unos 250 Junker 52 y 80 planeadores DFS-230, además de la correspondiente aviación de caza y de bombardeo.
Por lo que se refiere al enemigo, los servicios de información alemanes habían estimado que en Creta solo había unos 5000 soldados británicos y de los Dominios ingleses, incluyendo las tropas griegas allí existentes. Estas fuerzas estaban desplegadas a lo largo de la costa norte de la isla defendiendo los campos de aviación. Había un aeródromo en Maleme, otro en Retimo, al este de Canea, y un tercero en Heraklion.
El plan adoptado finalmente por Student para
Sin embargo, como no existían aviones suficientes para lanzarlos en una sola oleada, Student se veía obligado a lanzar el primer ataque en dos fases. Y esto quería decir, además, que la segunda oleada no podía alcanzar Creta hasta unas ocho horas después del primer lanzamiento. La primera oleada fue articulada en dos grupos, el del oeste y el del centro. El grupo del oeste estaría formado por el Regimiento Paracaidista de Asalto de Meindl, menos dos compañías y tendría como objetivo el aeródromo de Maleme. El otro grupo mandado por Süssman, lo integrarían el 3º Regimiento Paracaidista, la artillería antiaérea divisionaria, los batallones de ingenieros y las dos compañías restantes del regimiento de Meindl. Su misión consistiría en apoderarse de la zona de Canea y de la bahía de Suda. La segunda oleada la constituirían las demás unidades del grupo del centro que debían aterrizar en Retimo, y el grupo del este. Este ultimo grupo, consistente en el 2º Regimiento Paracaidista reforzado con un batallón, tendría como misión el ocupar el campo de aviación de Heraklion y permitir la llegada de la 5ª División de Montaña.
En Atenas, mientras tanto, Student estaba ya en condiciones de reunir los informes de
El aeropuerto estaba sembrado de Ju52 ardiendo o destruidos e incluso seguía sometido al fuego del enemigo, lo que exigió un enorme esfuerzo para organizar la llegada de los refuerzos. Meindl, el jefe del Regimiento Paracaidista de Asalto, estaba herido por lo que Student nombró para reemplazarle al impulsivo pero ambicioso y duro coronel Ramcke. Mientras los paracaidistas alemanes conseguían mantener inmovilizados a los defensores de Retimo y Heraklion, durante todo el día 22, batallón tras batallón de montaña iba desembarcando en el aeródromo de Maleme, siendo enviado inmediatamente en dirección este. Ringel, jefe de la 5º División, asumió el mando operativo en Creta cuando ya solo era cuestión de tiempo la derrota de los británicos. Todavía los defensores de Creta combatían con dureza para mantenerse en Galatas, Canea y Suda. Pero el 24 de mayo Freyberg había abandonado ya toda esperanza de poder conservar Creta. Tres días mas tarde, el día 27, se tomo la decisión de evacuar la isla mientras los alemanes progresaban lentamente hacia el este con la intención de auxiliar a los supervivientes de la segunda oleada en Retimo y Heraklion. A partir de este momento la última fase de la batalla consistió en la persecución hacia el sur, a través de las agrestes montañas de Creta.
La invasión de Creta costo a los alemanes unos 3200 muertos y unos 3400 heridos. Por su parte
De todos modos, lo cierto es que, a pesar de la victoria conseguida en Creta, Hitler quedo muy impresionado por las enormes perdidas sufridas y decidió no volver a utilizar jamás a sus paracaidistas en una operación de gran envergadura. Aunque los paracaidistas alemanes tomaron parte en otras acciones de pequeña escala, su papel en futuro seria el de unidades de elite del ejército de tierra.
Vía| In Memoriam
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