domingo, 30 de octubre de 2016

La valiente mujer que se adelantó a los nazis para salvar a 10.000 niños judíos


Los héroes y heroínas de la historia de la humanidad no siempre alcanzan el reconocimiento que merecen. Algunos de ellos parecen especialmente discretos y silenciosos, como si no deseasen más reconocimiento que el de las personas a las que ayudaron de manera desinteresada. Afortunadamente, la blogosfera nos ayuda a recuperar las biografías de esos magníficos modelos de generosidad y valor. A través de la bitácora Auschwitz.info, por ejemplo, podemos acercarnos al coraje de una mujer holandesa que quizá no conozcas, llamada Geertruida Wijsmuller-Meijer.

Geertruida tuvo desde muy joven dos espejos de solidaridad en los que mirarse, los de sus padres, que tras la I Guerra Mundial no dudaron en alojar en su casa de Alkmaar a varios niños austriacos en situación de necesidad. Ya convertida en adulta, su intuición le advirtió enseguida sobre el peligro en que se encontraba la población judía ante la escalada violenta de antisemitismo en Alemania. Sin pensarlo dos veces y abandonando una situación personal bastante cómoda, Wijsmuller-Meijer comenzó a viajar repetidamente a Viena desde finales de 1938.









En la capital austríaca consiguió entrevistarse con el director de la Oficina para la Emigración Judía, que no era otro que Adolf Eichmann. De forma casi milagrosa obtuvo su permiso para trasladar a 600 niños a Inglaterra, a condición de que ella se ocupase personalmente del transporte. Escasos días más tarde, el 11 de diciembre de 1938, aquellos pequeños encontraron refugio en territorio inglés gracias a las gestiones de Geertruida, a la que muchos empezaron a llamar cariñosamente Auntie Truus (Tía Truus).

Consciente de lo que estaba a punto de estallar, la holandesa no detuvo su actividad y continuó organizando traslados de niños a Inglaterra desde Alemania, Austria y Checoslovaquia. Preparó nada menos que 74 viajes que sirvieron para salvar la vida a más de 10.000 menores. Según algunas fuentes, este hito convierte a Geertruida Wijsmuller-Meijer en la mayor heroína para la población judía de la época tras los célebres Raoul Wallenberg y Aristides de Sousa Mendes.

El inicio de la II Guerra Mundial impidió a Auntie Truus continuar gestionando la huida de niños de forma masiva, pero no por ello dejó de intentar abrirles puertas. Fue voluntaria en campos de refugiados en Francia, ayudando a numerosas personas a llegar a España desde allí; y llegó a ser arrestada por la Gestapo al descubrirse sus planes para conducir a varios judíos hasta Suiza. En Amsterdam, ciudad en la que fue concejala durante dos décadas y en la que murió en 1978, hay varios monumentos que la recuerdan; así como en Berlín, Londres y Gdańsk.

Vía | ABC

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