"El robo y la destrucción del letrero fue además un ataque simbólico a la memoria histórica", recordó el director del museo, Piotr Cywinski, en la rueda de prensa donde presentó la restauración.
"Se trata de uno de los eslóganes más infames de los totalitarismos que hemos sufrido a lo largo de la historia, lo que lo convierte hoy en un poderoso aviso contra la locura del nacionalismo, racismo y antisemitismo", añadió.
Agnieszka Zydzik-Bialek, responsable de los trabajos de restauración, explicó que el letrero quedó fragmentado y en mal estado, ya que no sólo fue cortado en tres pedazos sino que los ladrones también retorcieron algunas partes.
Por el momento se descarta que el cartel original vuelva a presidir la entrada de Auschwitz, donde tras el robo fue colocada una copia, y probablemente su destino sea ser expuesto junto a otras piezas históricas del museo, indicó su director.
El letrero "Arbeit macht frei" (El trabajo hace libre, en alemán) desapareció de la entrada principal del antiguo campo de exterminio de Auschwitz el 18 de diciembre de 2009, pero la policía lo encontró tres días después oculto en una casa de campo.
Los autores materiales de la sustracción fueron arrestados a las pocas horas del hallazgo gracias a la colaboración ciudadana, y el considerado cerebro del delito, el antiguo líder neonazi sueco Anders Hoegstrem condenado a dos años y ocho meses de prisión.
Desde que tuvo lugar el robo el museo reforzó las medidas de seguridad para frenar otros posibles actos criminales en el lugar, que comprende unas 200 hectáreas e incluye varios edificios.
Entre 1940 y 1945, la Alemania nazi exterminó en Auschwitz-Birkenau a cerca de 1,1 millones de personas, un millón de ellas judías, además de gitanos, polacos no judíos y prisioneros soviéticos.
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