Un par de singulares máquinas Enigma utilizadas durante la Guerra Civil española fueron cedidas a la agencia británica de inteligencia de las comunicaciones, la GCHQ.
Las máquinas alemanas, que servían para enviar mensajes cifrados, fueron descubiertas recientemente en España y ayudan a completar un capítulo hasta ahora inconcluso de la historia británica de descifrado de códigos, que marcó el camino de logros cruciales para el Reino Unido en la Segunda Guerra Mundial.
Cuando la Guerra Civil española comenzó en 1936, tanto la Alemania de Adolf Hitler como la Italia de Mussolini enviaron tropas para ayudar a los nacionalistas que servían a Franco.
Pero, con la dispersión del conflicto por todo el país, se necesitaban mecanismos de comunicación seguras para conectar a la Legión Cóndor alemana, las fuerzas italianas y las tropas españolas franquistas.
Como resultado, Alemania entregó a España un conjunto de máquinas Enigma de uso comercial.
El Reino Unido, por su parte, había obtenido en Alemania su primera máquina Enigma en 1927, simplemente comprando la versión comercial existente. La máquina fue analizada y se escribió un informe de diagnóstico para explicar su funcionamiento.
Códigos revelados
Una figura crucial para intentar entender la máquina fue Dilly Knox, un experto que trabajaba en el descifrado de códigos desde la Primera Guerra Mundial.
Knox estaba fascinado por la máquina y empezó a estudiar maneras para poder descifrar, en teoría, un mensaje interceptado. Practicó escribiendo sus propios mensajes, encriptándolos e intentando descifrarlos de nuevo.
Pero no había ocasión de interceptar un mensaje real, dado que las señales militares alemanas eran inaudibles en el Reino Unido.
Sin embargo, las señales producidas por las máquinas enviadas a España en 1936 eran lo suficientemente audibles para poder ser interceptadas y Knox empezó a trabajar en ello.
"Tener tráfico real fue un regalo del cielo para él", explica Tony, historiador de la GCHQ que pide que sólo utilicemos su nombre de pila. A los seis o siete meses de tener en sus manos el primer código real para descifrar, Knox había logrado desentrañarlo.
Fue el primer descifrado de un mensaje Enigma y ocurrió en abril de 1937. Knox continuó descifrando más códigos.
Las máquinas utilizadas en España eran versiones modificadas de la máquina Enigma para uso comercial. La máquina militar que sería usada por Alemania durante la Segunda Guerra Mundial era de una dimensión más segura porque tenía incorporado un panel de conexiones.
Esto añadía mayor complejidad al sistema y al principio hizo que las comunicaciones fueran ilegibles.
Pese a que en el Reino Unido aún no se habían interceptado las complejas señales de la máquina Enigma militar, los vecinos polacos sí podían oirlas.
Habían trabajado en intentos matemáticos para descifrar el código y justo antes de comenzar la Segunda Guerra Mundial, los franceses organizaron reuniones en las que los polacos compartieron sus conocimientos con descifradores británicos, incluído Dilly Knox.
Este sería un paso crucial para el descifrado del código militar de las máquinas Enigma en Bletchley Park, una instalación militar británica en la que se realizaron los trabajos de descifrado de códigos alemanes durante la guerra.
La experiencia en España fue una piedra de toque vital.
"Aportó los fundamentos y la confianza para que vieran que, a pesar de los complicado que era el Enigma militar alemán -en particular el Enigma naval alemán-, se trataba de un problema que tenía solución", dice Tony, de la GCHQ. "Era algo que no los derrotaría".
Las máquinas alemanas, que servían para enviar mensajes cifrados, fueron descubiertas recientemente en España y ayudan a completar un capítulo hasta ahora inconcluso de la historia británica de descifrado de códigos, que marcó el camino de logros cruciales para el Reino Unido en la Segunda Guerra Mundial.
Cuando la Guerra Civil española comenzó en 1936, tanto la Alemania de Adolf Hitler como la Italia de Mussolini enviaron tropas para ayudar a los nacionalistas que servían a Franco.
Pero, con la dispersión del conflicto por todo el país, se necesitaban mecanismos de comunicación seguras para conectar a la Legión Cóndor alemana, las fuerzas italianas y las tropas españolas franquistas.
Como resultado, Alemania entregó a España un conjunto de máquinas Enigma de uso comercial.
El Reino Unido, por su parte, había obtenido en Alemania su primera máquina Enigma en 1927, simplemente comprando la versión comercial existente. La máquina fue analizada y se escribió un informe de diagnóstico para explicar su funcionamiento.
Códigos revelados
Una figura crucial para intentar entender la máquina fue Dilly Knox, un experto que trabajaba en el descifrado de códigos desde la Primera Guerra Mundial.
Knox estaba fascinado por la máquina y empezó a estudiar maneras para poder descifrar, en teoría, un mensaje interceptado. Practicó escribiendo sus propios mensajes, encriptándolos e intentando descifrarlos de nuevo.
Pero no había ocasión de interceptar un mensaje real, dado que las señales militares alemanas eran inaudibles en el Reino Unido.
Sin embargo, las señales producidas por las máquinas enviadas a España en 1936 eran lo suficientemente audibles para poder ser interceptadas y Knox empezó a trabajar en ello.
"Tener tráfico real fue un regalo del cielo para él", explica Tony, historiador de la GCHQ que pide que sólo utilicemos su nombre de pila. A los seis o siete meses de tener en sus manos el primer código real para descifrar, Knox había logrado desentrañarlo.
Fue el primer descifrado de un mensaje Enigma y ocurrió en abril de 1937. Knox continuó descifrando más códigos.
Las máquinas utilizadas en España eran versiones modificadas de la máquina Enigma para uso comercial. La máquina militar que sería usada por Alemania durante la Segunda Guerra Mundial era de una dimensión más segura porque tenía incorporado un panel de conexiones.
Esto añadía mayor complejidad al sistema y al principio hizo que las comunicaciones fueran ilegibles.
Pese a que en el Reino Unido aún no se habían interceptado las complejas señales de la máquina Enigma militar, los vecinos polacos sí podían oirlas.
Habían trabajado en intentos matemáticos para descifrar el código y justo antes de comenzar la Segunda Guerra Mundial, los franceses organizaron reuniones en las que los polacos compartieron sus conocimientos con descifradores británicos, incluído Dilly Knox.
Este sería un paso crucial para el descifrado del código militar de las máquinas Enigma en Bletchley Park, una instalación militar británica en la que se realizaron los trabajos de descifrado de códigos alemanes durante la guerra.
La experiencia en España fue una piedra de toque vital.
"Aportó los fundamentos y la confianza para que vieran que, a pesar de los complicado que era el Enigma militar alemán -en particular el Enigma naval alemán-, se trataba de un problema que tenía solución", dice Tony, de la GCHQ. "Era algo que no los derrotaría".
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