EL 2 de septiembre de 1945, a bordo del acorazado Missouri, buque insignia de la flota norteamericana, el General Mc Arthur para la firma de la cpaitulación de Japón que puso fin oficialmente a la Segunda Guerra Mundial, sacó del bolsillo cinco plumas baratas, que utilizaron para firmar los delegados de vencedores y vencidos.
Al final las recogió y, allí mismo, entregó dos de ellas a los generales Wainwright y Percival, jefes, respectivamente, de las guarniciones de Corregidor y Singapur. Otras dos estilográficas irían a parar a las academias americanas de West Point y de Annapolis. La quinta se la regaló a Jean, su esposa.
Al final las recogió y, allí mismo, entregó dos de ellas a los generales Wainwright y Percival, jefes, respectivamente, de las guarniciones de Corregidor y Singapur. Otras dos estilográficas irían a parar a las academias americanas de West Point y de Annapolis. La quinta se la regaló a Jean, su esposa.
Estos generalotes no hacían gala precisamente de generosidad en los detalles. ¡Cinco plumas baratas! Al fin y al cabo eran lentejas para los nipones. ¿Para qué gastar más?
ResponderEliminarUn saludo.
Ja ja ja...cómo sabes sacarle punta a cada situación Cayetano!! Estoy seguro que esas cinco plumas hoy en día son de todo menos baratas, no?
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