El veterano de guerra japonés Hiroshi Yamasaki, que decidió quedarse en China después de la Segunda Guerra Mundial y ejercer como médico para "compensar" los crímenes cometidos por el ejército nipón durante los años de ocupación, falleció esta semana a los 103 años, informaron los medios chinos.
Yamasaki desertó del Ejército japonés en 1937 en desacuerdo con sus métodos durante la invasión a China, y se escondió en la provincia oriental china de Shandong, donde pasó la mayor parte de su vida.
Tras la guerra, el veterano utilizó los conocimientos médicos adquiridos en el ejército japonés para trabajar en la sanidad china, colaborando con hospitales de la provincia de Shandong durante más de medio siglo.
Yamasaki aseguraba que había decidido quedarse en China como penitencia por los crímenes de guerra cometidos por su país en la Segunda Guerra Mundial, y era un personaje popular en Shandong, provincia en la que decidió vivir porque es la más cercana geográficamente a Japón.
Tras la muerte del veterano, muchos internautas chinos le rindieron tributo en foros de la red, destacando su arrepentimiento y su heroísmo por haber desertado de las fuerzas armadas niponas.
La invasión japonesa de China (1937-45) es un hecho histórico que todavía enfrenta a las dos potencias asiáticas, ya que Pekín considera que Tokio nunca ha pedido perdón por los crímenes cometidos, y acusa a algunos sectores nacionalistas de ese país de negar tales hechos.
Estos problemas históricos enrarecen desde hace décadas las relaciones entre los dos países, y también afectan a sus sociedades, puesto que los japoneses son una nacionalidad no demasiado popular entre los chinos.
Yamasaki desertó del Ejército japonés en 1937 en desacuerdo con sus métodos durante la invasión a China, y se escondió en la provincia oriental china de Shandong, donde pasó la mayor parte de su vida.
Tras la guerra, el veterano utilizó los conocimientos médicos adquiridos en el ejército japonés para trabajar en la sanidad china, colaborando con hospitales de la provincia de Shandong durante más de medio siglo.
Yamasaki aseguraba que había decidido quedarse en China como penitencia por los crímenes de guerra cometidos por su país en la Segunda Guerra Mundial, y era un personaje popular en Shandong, provincia en la que decidió vivir porque es la más cercana geográficamente a Japón.
Tras la muerte del veterano, muchos internautas chinos le rindieron tributo en foros de la red, destacando su arrepentimiento y su heroísmo por haber desertado de las fuerzas armadas niponas.
La invasión japonesa de China (1937-45) es un hecho histórico que todavía enfrenta a las dos potencias asiáticas, ya que Pekín considera que Tokio nunca ha pedido perdón por los crímenes cometidos, y acusa a algunos sectores nacionalistas de ese país de negar tales hechos.
Estos problemas históricos enrarecen desde hace décadas las relaciones entre los dos países, y también afectan a sus sociedades, puesto que los japoneses son una nacionalidad no demasiado popular entre los chinos.
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