Aun cuando pocos biógrafos lo han oficializado, a pesar de las notables evidencias fílmicas, cuando Adolfo Hitler perdió la batalla de Normandía, el llamado “Día D”, cumplía poco más de diez años de padecer la enfermedad de Parkinson, una época en la que cualquier paciente, de acuerdo con investigadores del tema, comienza a perder el juicio y sus ideas no son tan claras.
Ian Kershaw, un connotado historiador británico especializado en las biografías de Hitler, menciona en diversas ocasiones la enfermedad del líder alemán, sin embargo, al igual que otros biógrafos e historiadores, no lo acepta como tal. Inclusive, en una entrevista que Kershaw dio en 2005 a Silvio Boccanera, del diario El Clarín, indica que el Parkinson apareció en la vida de Hitler al final de su vida, entre 1944 y 1945, y no refiere en mayor medida a la enfermedad; pero el neurólogo Thomas Hutton revela para History Channel que justo cuando Hitler pierde la batalla de Normandía, cumplía 10 años de sufrir la enfermedad.
Débil y frágil
Ésta última teoría de Hutton puede justificarse tanto en el material fílmico de History Channel como en otros videos de menor alcance, y contradice lo afirmado por Kershaw, ya que, como explica Hutton, mientras se aprecia el deterioro físico del líder alemán, “entre 1944 y 1945, Hitler estaba reducido a ser un naufragio físico, con un andar en el que tenía que arrastrar los pies, y atacado por temblores que lo mostraban débil y frágil”.
Dentro del mismo material fílmico, se aprecia un temblor evidente en las manos de Hitler y su dificultad para caminar. “Incluso la vista comenzaba a fallarle”, explica Hutton.
Normandía
Otra de las evidencias del deterioro físico y mental de Hitler, posiblemente a causa del Parkinson, puede apreciarse en el trabajo de los historiadores Antony Beevor y Corneluis Ryan, al revelar que desde 1941 el ejército alemán había perdido toda clase de orden y estrategia en sus frentes.
Los investigadores de History Channel explican que en Normandía, durante la llamada Operación Overlord, la respuesta de los alemanes fue fatalmente lenta. Mientras el ejército Aliado desembarcaba en las playas del noroeste de Francia, Hitler estaba durmiendo y pidió que no se le molestara.
No obstante, para los expertos de History Channel, hubo otra razón, esta vez médica, para que Hitler no repeliera la invasión con fuerza y efectividad. “Nuestros estudios nos han indicado que las personas que tienen más de 10 años con Parkinson pueden comenzar a tener problemas de inflexibilidad mental y problemas para formarse conceptos, y esto pudo afectar el juicio de Hitler durante la batalla de Normandía. Particularmente por su lentitud al liberar a sus fuerzas para resistir la invasión. Su respuesta fue pequeña y tardía”, concluye Hutton.
Para Antony Beevor y Corneluis Ryan, Hitler estaba seguro de que el desembarco en Normandía, quizás la batalla más sangrienta de la II Guerra Mundial, era una maniobra distracción y que el verdadero ataque llegaría por Calais. Obstinado con esa idea, reaccionó tarde, y solamente pudo dañar a las fuerzas aliadas gracias al fuego de las ametralladoras MG42, apostadas en los acantilados. Ese fue el principio del fin de la II Guerra Mundial.
Finalmente, el último material fílmico que presenta a Hitler saludando a un batallón de jóvenes nazis, semanas antes de suicidarse, lo muestra como un hombre de 56 años que aparenta mucho más. Se percibe a un Hitler avejentado y débil, consumido por la enfermedad de Parkinson, misma que, de acuerdo con los especialistas, minó sus capacidades físicas e intelectuales, orillándolo a perder la guerra.
Vía| Sumedico
Ian Kershaw, un connotado historiador británico especializado en las biografías de Hitler, menciona en diversas ocasiones la enfermedad del líder alemán, sin embargo, al igual que otros biógrafos e historiadores, no lo acepta como tal. Inclusive, en una entrevista que Kershaw dio en 2005 a Silvio Boccanera, del diario El Clarín, indica que el Parkinson apareció en la vida de Hitler al final de su vida, entre 1944 y 1945, y no refiere en mayor medida a la enfermedad; pero el neurólogo Thomas Hutton revela para History Channel que justo cuando Hitler pierde la batalla de Normandía, cumplía 10 años de sufrir la enfermedad.
Débil y frágil
Ésta última teoría de Hutton puede justificarse tanto en el material fílmico de History Channel como en otros videos de menor alcance, y contradice lo afirmado por Kershaw, ya que, como explica Hutton, mientras se aprecia el deterioro físico del líder alemán, “entre 1944 y 1945, Hitler estaba reducido a ser un naufragio físico, con un andar en el que tenía que arrastrar los pies, y atacado por temblores que lo mostraban débil y frágil”.
Dentro del mismo material fílmico, se aprecia un temblor evidente en las manos de Hitler y su dificultad para caminar. “Incluso la vista comenzaba a fallarle”, explica Hutton.
Normandía
Otra de las evidencias del deterioro físico y mental de Hitler, posiblemente a causa del Parkinson, puede apreciarse en el trabajo de los historiadores Antony Beevor y Corneluis Ryan, al revelar que desde 1941 el ejército alemán había perdido toda clase de orden y estrategia en sus frentes.
Los investigadores de History Channel explican que en Normandía, durante la llamada Operación Overlord, la respuesta de los alemanes fue fatalmente lenta. Mientras el ejército Aliado desembarcaba en las playas del noroeste de Francia, Hitler estaba durmiendo y pidió que no se le molestara.
No obstante, para los expertos de History Channel, hubo otra razón, esta vez médica, para que Hitler no repeliera la invasión con fuerza y efectividad. “Nuestros estudios nos han indicado que las personas que tienen más de 10 años con Parkinson pueden comenzar a tener problemas de inflexibilidad mental y problemas para formarse conceptos, y esto pudo afectar el juicio de Hitler durante la batalla de Normandía. Particularmente por su lentitud al liberar a sus fuerzas para resistir la invasión. Su respuesta fue pequeña y tardía”, concluye Hutton.
Para Antony Beevor y Corneluis Ryan, Hitler estaba seguro de que el desembarco en Normandía, quizás la batalla más sangrienta de la II Guerra Mundial, era una maniobra distracción y que el verdadero ataque llegaría por Calais. Obstinado con esa idea, reaccionó tarde, y solamente pudo dañar a las fuerzas aliadas gracias al fuego de las ametralladoras MG42, apostadas en los acantilados. Ese fue el principio del fin de la II Guerra Mundial.
Finalmente, el último material fílmico que presenta a Hitler saludando a un batallón de jóvenes nazis, semanas antes de suicidarse, lo muestra como un hombre de 56 años que aparenta mucho más. Se percibe a un Hitler avejentado y débil, consumido por la enfermedad de Parkinson, misma que, de acuerdo con los especialistas, minó sus capacidades físicas e intelectuales, orillándolo a perder la guerra.
Vía| Sumedico
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