La canciller alemana, Angela Merkel, hizo hoy un llamamiento a llenar de vida el previsto y polémico memorial para los deportados de la Segunda Guerra Mundial para recordar a los mas de 13 millones de germanos que fueron expulsados de los antiguos territorios alemanes en el este de Europa.
Tras señalar que esta será tarea de la próxima legislatura, la canciller rechazó las acusaciones vertidas por algunos países vecinos, como es el caso de Polonia, contra la Federación de Deportados (BdV) de pretender con ese monumento reescribir la historia.
La huida y la deportación de los alemanes de Polonia, el Báltico, Checoslovaquia y otros países centroeuropeos fueron una consecuencia inmediata de la guerra que empezó Alemania y de los crímenes cometidos por el nacionalsocialismo, dijo Merkel durante los actos del Día de la Patria que celebra anualmente la BdV.
"Asumimos nuestra responsabilidad en el mas oscuro capítulo de la historia alemana. No estamos alterando la historia", afirmó Merkel ante los mas de 2.000 participantes en la reunión en el Centro Internacional de Congresos de Berlín (ICC).
El centro de documentación del memorial para los deportados no debe abrir viejas heridas, añadió la canciller, quien comentó que "la historia de la huida y deportación nos afecta a todos. Forma parte de nuestra identidad nacional y de nuestra memoria común".
El citado memorial será construido en los próximo años en Berlín con el fin de recordar a los millones de alemanes que se vieron forzados a abandonar al término de la guerra las antiguas regiones germanas de Pomerania, Silesia y Prusia Oriental, hoy territorio polaco, así como los Sudetes checos y otros países del este y centro europeos.
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