Hasta que en 1940 los alemanes simplemente bordearon el vasto complejo de fuertes, refugios, túneles y baterías, y la Línea Maginot pasó a ser sinónimo de un exceso de confianza capaz de generar desastres.
Los amantes de la historia y de los cuentos militares de todo el mundo disfrutan visitando las sorprendentes fortificaciones subterráneas, que comenzaron a abrir sus puertas al público en la década de 1980. Entre abril y octubre hay visitas guiadas, incluidos viajes en trenes eléctricos que alguna vez transportaron soldados y pertrechos de un fuerte a otro a lo largo de una cadena de túneles.
Las fortificaciones siguen allí, como congeladas en el tiempo. Los visitantes dicen que los sitios, que se encuentran a menudo en zonas montañosas alejadas de centros urbanos y no cuentan con señalizaciones, pueden ser difíciles de alcanzar, pero bien valen el esfuerzo.
"Mucha gente ha oído hablar de ellas y quiere saber más, descubrir en qué consiste exactamente la Línea Maginot", comentó Armand Jacques, quien hace de guía en el fuerte de Schoenenbourg, localizado unos 55 kilómetros (34 millas) al norte de Estrasburgo.
Jacques dijo que unas 40.000 personas realizan visitas guiadas al fuerte todos los años, especialmente alemanes (el 40%). Indicó que el visitante debe venir abrigado, dado que en los túneles subterráneos no hay calefacción y las temperaturas pueden llegar a los 12 grados centígrados (54 Farenheit) incluso en verano.
Las edificaciones fueron abandonadas después de la Segunda Guerra Mundial, aunque las obras más grandes fueron usadas como refugio y cuarteles durante la Guerra Fría.
A mediados de la década de 1960 se subastaron algunas obras y las restantes fueron selladas por el ejército para impedir la presencia de niños curiosos y turistas aventureros.
Si bien Francia fue uno de los vencedores en la Primera Guerra Mundial, sus fuerzas armadas sufrieron más de 6 millones de bajas peleando en trincheras muy expuestas a lo largo del Frente Occidental. La Línea, nombrada en homenaje al ministro de defensa que la planificó, André Maginot, debía funcionar como fuerza disuasiva y proteger un sector vulnerable de la frontera de unos 320 kilómetros (200 millas) de oro ataque alemán.
"Desde el punto de vista estratégico, el legado de la Línea Maginot es mixto", opinó William Allcorn, experto en fortificaciones y autor de la monografía "La Línea Maginot 1928-45".
"Protegió la frontera que debía proteger... Pero el mito de la Línea Maginot generó un falso sentido de seguridad y autocomplacencia de parte de los franceses", comentó Allcorn.
Lamentablemente, la Línea Maginot no pudo impedir una desastrosa derrota de Francia en mayo de 1940, cuando los nazis simplemente atacaron a Francia por atrás, penetrando por el norte, a través de Bélgica, y tomaron más de 500.000 prisioneros.
También se puede visitar una red de fortificaciones similar que no es parte de la Línea Maginot, construida al sur, en la frontera con Italia y que llega hasta el mar Mediterráneo, a lo largo de los Alpes.
Los grupos de turistas generalmente llegan en autobús desde Estrasburgo o alguna otra ciudad vecina y realizan visitas guiadas de dos horas por las vastas construcciones subterráneas, incluidos dormitorios donde cientos de soldados podían pasar las noches.
"Siempre pensé que la Línea Maginot era sinónimo de una locura militar, pero jamás pensé encontrarme con fortificaciones tan grandes e impresionantes", expresó Dragan Blagojevic, de Serbia, tras recorrer los túneles del Hackenberg.
Vía| Univision
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