Sacadas de los archivos de los servicios secretos rusos de Moscú, se muestran alrededor de 100 fotografías, de las más 460 que contiene el álbum, y que documentan la trayectoria de Otto Koch, quien se ocupó de diferentes campos de concentración a lo largo de su vida.
En 1936, en el mismo año en el que Hitler mostraba al mundo su mejor cara a través de los juegos olímpicos de Berlín, en el pueblo de Oranienburg, 35 kilómetros al norte de la capital, comenzaba a funcionar el campo de concentración de Sachsenhausen liderado por Koch.
Con el título de "Sachsenburg a Sachsenhausen", la muestra ofrece, además de las fotos en formato original del álbum, ampliaciones de algunas de ellas con explicaciones de expertos y personas que pasaron por los campos y sobrevivieron a ellos.
A través de las instantáneas y los paneles, los visitantes pueden conocer cuál fue el día a día del comandante y los diversos trabajos que se le encomendaron.
Así, se muestra cómo fue el encargado de liderar la construcción del campo de Sachsenhausen, para lo que se utilizó la mano de obra de prisioneros y se talaron gran cantidad de árboles a escasos kilómetros del pueblo más cercano.
Koch no sólo tenía que construir las casetas para los judíos, homosexuales y otra víctimas nazis que acabarían encerrados en ellas, sino también tenía el encargo de levantar los edificios necesarios para que pudieran residir los soldados encargados de la vigilancia.
En el álbum de fotos, que se cree le fue regalado por su 40 cumpleaños, no aparecen imágenes violentas pero sí humillaciones a varios de los prisioneros.
Puede verse en algunas de las fotos cómo los soldados seleccionan a los presos para hacer bromas comparando al "más alto con el más bajo", poniéndoles prendas mal colocadas a propósito, o burlándose de ellos.
Entre las imágenes también se sitúan algunas de las fiestas organizadas por Koch, en las que los excesos de alcohol eran la tónica general, según las explicaciones adjuntas.
Tras su trabajo en Sachsenhausen, el comandante, que fue conocido como uno de los "más brutales matones" de las SS, fue requerido para construir otro campo de concentración, el de Buchenwald, y más tarde acabó de comandante en el de Majdanek.
En todos los campos de concentración en los que trabajó Koch murieron cientos de miles de personas.
Koch fue ejecutado en abril de 1945, después de ser declarado culpable en un escándalo de corrupción.
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