"Todos los días, al compás de las manecillas del reloj, el servicio encargado del manejo de explosivos siempre tiene dos o tres unidades trabajando en la identificación y el desmantelamiento de explosivos convencionales e improvisados", dijo a BBC Mundo Vanessa Vroomans, del Ministerio holandés de Defensa.
Si bien en todo el territorio suelen encontrarse explosivos no identificados, la mayoría suelen aparecer en lo que fue la primera línea de fuego durante la Segunda Guerra Mundial, en la costa del Mar del Norte.
"En total, nuestro servicio encargado del manejo de explosivos recibe unas 2,000 solicitudes de intervención al año. Algunas pueden resultar en el descubrimiento de varios explosivos, otras en nada".
Las unidades están formadas por grupos de dos o tres expertos especializados en detonadores, cuentan con unidades blindadas, radares para la identificación de artefactos bajo tierra y robots operados a control remoto.
Por lo regular, el Ministerio de Defensa se entera de la existencia de explosivos cuando se inician los trabajos para transformar un predio rural en un complejo residencial, cuando los tractores preparan la tierra para el próximo cultivo o cuando las redes de un pesquero atrapan una mina naval.
Balneario explosivo
Algunos materiales fueron abandonados por las tropas invasoras alemanas durante su retirada, otros son misiles lanzados por los bombarderos canadienses, británicos o estadounidenses que nunca detonaron.
Tal y como lo ilustra el más reciente caso registrado en Cadzand, un balneario veraniego localizado al sur de Holanda regularmente concurrido por turistas alemanes y nacionales, y donde se pretende construir un lujoso complejo residencial y un parque de recreo.
"Sabíamos que en la zona donde se va a desarrollar el proyecto urbano íbamos a encontrar material bélico, pero nunca pensamos que sería en esa cantidad", explica en entrevista el historiador Arco Willeboordse.
El experto en arqueología militar afirma que hasta el momento se han descubierto en el predio en cuestión, 1.100 minas personales abandonadas por las tropas alemanas y 6 misiles de 500 libras que fueron, aparentemente, lanzados por aeronaves británicas.
"En aquel entonces, los campos eran pantanosos, llenos de barro y lodo, suponemos que los misiles cayeron de tal forma que se enterraron sin llegar a explotar", asegura a BBC Mundo, Humphrey Saffrie, responsable del departamento de seguridad del Municipio de Sluis.
"Estamos hablando de una bomba activa y que es capaz de destrozar todo lo que se encuentre a un radio de 150 metros cuadrados de no ser manejada por personal especializado".
Prohibido usar detectores
En algunas zonas del país donde se sabe que hubo intensa actividad militar durante la guerra, están estrictamente prohibidos los detectores de metales.
"No podemos permitir que un curioso se ponga a excavar clandestinamente y en lugar de encontrar algún tesoro se encuentre con una bomba", sostiene el experto en explosivos Saffrie.
Las autoridades holandesas desconocen la cantidad de torpedos, minas y granadas que aún se encuentra bajo tierra, aunque de acuerdo con datos de la Marina habría entre 10,000 y 30,000 toneladas de explosivos en la profundidad de sus mares.
Por su parte, las autoridades locales de la Organización Internacional del Medio Ambiente, un organismo compuesto por las municipalidades que tienen salida al Mar del Norte, considera que desde Francia hasta el Báltico hay 300 mil toneladas de explosivos y armas químicas debajo del mar.
Si bien en todo el territorio suelen encontrarse explosivos no identificados, la mayoría suelen aparecer en lo que fue la primera línea de fuego durante la Segunda Guerra Mundial, en la costa del Mar del Norte.
"En total, nuestro servicio encargado del manejo de explosivos recibe unas 2,000 solicitudes de intervención al año. Algunas pueden resultar en el descubrimiento de varios explosivos, otras en nada".
Las unidades están formadas por grupos de dos o tres expertos especializados en detonadores, cuentan con unidades blindadas, radares para la identificación de artefactos bajo tierra y robots operados a control remoto.
Por lo regular, el Ministerio de Defensa se entera de la existencia de explosivos cuando se inician los trabajos para transformar un predio rural en un complejo residencial, cuando los tractores preparan la tierra para el próximo cultivo o cuando las redes de un pesquero atrapan una mina naval.
Balneario explosivo
Algunos materiales fueron abandonados por las tropas invasoras alemanas durante su retirada, otros son misiles lanzados por los bombarderos canadienses, británicos o estadounidenses que nunca detonaron.
Tal y como lo ilustra el más reciente caso registrado en Cadzand, un balneario veraniego localizado al sur de Holanda regularmente concurrido por turistas alemanes y nacionales, y donde se pretende construir un lujoso complejo residencial y un parque de recreo.
"Sabíamos que en la zona donde se va a desarrollar el proyecto urbano íbamos a encontrar material bélico, pero nunca pensamos que sería en esa cantidad", explica en entrevista el historiador Arco Willeboordse.
El experto en arqueología militar afirma que hasta el momento se han descubierto en el predio en cuestión, 1.100 minas personales abandonadas por las tropas alemanas y 6 misiles de 500 libras que fueron, aparentemente, lanzados por aeronaves británicas.
"En aquel entonces, los campos eran pantanosos, llenos de barro y lodo, suponemos que los misiles cayeron de tal forma que se enterraron sin llegar a explotar", asegura a BBC Mundo, Humphrey Saffrie, responsable del departamento de seguridad del Municipio de Sluis.
"Estamos hablando de una bomba activa y que es capaz de destrozar todo lo que se encuentre a un radio de 150 metros cuadrados de no ser manejada por personal especializado".
Prohibido usar detectores
En algunas zonas del país donde se sabe que hubo intensa actividad militar durante la guerra, están estrictamente prohibidos los detectores de metales.
"No podemos permitir que un curioso se ponga a excavar clandestinamente y en lugar de encontrar algún tesoro se encuentre con una bomba", sostiene el experto en explosivos Saffrie.
Las autoridades holandesas desconocen la cantidad de torpedos, minas y granadas que aún se encuentra bajo tierra, aunque de acuerdo con datos de la Marina habría entre 10,000 y 30,000 toneladas de explosivos en la profundidad de sus mares.
Por su parte, las autoridades locales de la Organización Internacional del Medio Ambiente, un organismo compuesto por las municipalidades que tienen salida al Mar del Norte, considera que desde Francia hasta el Báltico hay 300 mil toneladas de explosivos y armas químicas debajo del mar.
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