Los genetistas germanos han aprovechado la inauguración del Congreso Internacional de esta especialidad, que se celebra estos días en Berlín, para disculparse por las miles de esterilizaciones y eutanasias forzosas que sus colegas cometieron en el pasado en virtud de la Ley para prevenir la concepción en personas con enfermedades hereditarias que aprobó el gobierno de Hitler.
"Los enfermos congénitos pueden ser esterilizados mediante una intervención quirúrgica, cuando, según las experiencias de la ciencia médica, es altamente probable que sus descendientes puedan sufrir enfermedades mentales o corporales". Así rezaba el primer artículo de la ley nazi de higiene de raza, que amparó entre 1934 y 1945 el asesinato, aborto y esterilización forzadas de más de 400.000 personas.
La Sociedad Alemana de Genética Humana ha reconocido el "grave error" que cometió ese colectivo durante el nazismo. Los médicos participaron entonces tanto en la elaboración de esa ley como en su posterior aplicación.
"El proceder de los genetistas entonces es incomprensible e injustificable con los conocimientos que en ese momento se tenía sobre la genética y la biología", apunta dicha sociedad en un comunicado presentado durante la apertura del congreso.
La ley emitida durante el nazismo se inspiraba, no obstante, en una normativa anterior, ideada durante la República de Weimar, y en modelos eugenésicos estadounidenses. El objetivo, mucho más claro y directo en el texto nazi, era impedir, a través de la esterilización, la procreación a personas teóricamente portadoras de enfermedades hereditarias, consideración en la que entraban tanto epilépticos como discapacitados psíquicos, sordos o ciegos.
El programa de esterilización forzosa fue la antesala del de eutanasia masiva, el Aktion T-4, aprobado por Hitler en otoño de 1939. Cincuenta médicos voluntarios coordinaron a los especialistas e instituciones durante la 'liquidación' de 200.000 personas. Primero, niños con malformaciones congénitas y más adelante adultos, que eran conducidos a asilos donde morían, según los certificados que obtenían sus familias, de manera repentina.
Los objetivos de este exterminio eran clasificados como individuos de menor valor, vida indigna de vivir, existencia lastre o comilones inútiles.
Vía| El Mundo
"Los enfermos congénitos pueden ser esterilizados mediante una intervención quirúrgica, cuando, según las experiencias de la ciencia médica, es altamente probable que sus descendientes puedan sufrir enfermedades mentales o corporales". Así rezaba el primer artículo de la ley nazi de higiene de raza, que amparó entre 1934 y 1945 el asesinato, aborto y esterilización forzadas de más de 400.000 personas.
La Sociedad Alemana de Genética Humana ha reconocido el "grave error" que cometió ese colectivo durante el nazismo. Los médicos participaron entonces tanto en la elaboración de esa ley como en su posterior aplicación.
"El proceder de los genetistas entonces es incomprensible e injustificable con los conocimientos que en ese momento se tenía sobre la genética y la biología", apunta dicha sociedad en un comunicado presentado durante la apertura del congreso.
La ley emitida durante el nazismo se inspiraba, no obstante, en una normativa anterior, ideada durante la República de Weimar, y en modelos eugenésicos estadounidenses. El objetivo, mucho más claro y directo en el texto nazi, era impedir, a través de la esterilización, la procreación a personas teóricamente portadoras de enfermedades hereditarias, consideración en la que entraban tanto epilépticos como discapacitados psíquicos, sordos o ciegos.
El programa de esterilización forzosa fue la antesala del de eutanasia masiva, el Aktion T-4, aprobado por Hitler en otoño de 1939. Cincuenta médicos voluntarios coordinaron a los especialistas e instituciones durante la 'liquidación' de 200.000 personas. Primero, niños con malformaciones congénitas y más adelante adultos, que eran conducidos a asilos donde morían, según los certificados que obtenían sus familias, de manera repentina.
Los objetivos de este exterminio eran clasificados como individuos de menor valor, vida indigna de vivir, existencia lastre o comilones inútiles.
Vía| El Mundo
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