La Justicia alemana ha ordenado reabrir la tumba de un neonazi enterrado hace pocos días en el cementerio de Passau para quitar una bandera prohibida, con una cruz esvástica, que habían depositado junto al féretro sus correligionarios de extrema derecha.
Un testigo había visto que durante el entierro de Friedhelm Busse, el último presidente de un partido neonazi prohibido en 1995, uno de sus admiradores sacó a último momento una bandera de guerra del Tercer Reich (1933-1945), prohibida desde la Segunda Guerra Mundial por mostrar la cruz esvástica preferida por el dictador Adolf Hitler.
Instantes después, la tumba en tierra fue cerrada. Sin embargo, al escuchar el testimonio del testigo ocular, la Justicia ha obligado a reabrir la tumba.
La persona que depositó la bandera, Thomas Wulff, un conocido neonazi miembro del partido legal NPD, podrá ser condenado a una pena de prisión de hasta tres años por mostrar un símbolo prohibido, confirmó el fiscal que atiende la denuncia.
Durante la sepultura de Busse, a la que asistió un centenar de seguidores, se produjeron altercados con manifestantes antinazis, siendo golpeados una mujer originaria de Mongolia y un periodista.
Vía|El Mundo
Un testigo había visto que durante el entierro de Friedhelm Busse, el último presidente de un partido neonazi prohibido en 1995, uno de sus admiradores sacó a último momento una bandera de guerra del Tercer Reich (1933-1945), prohibida desde la Segunda Guerra Mundial por mostrar la cruz esvástica preferida por el dictador Adolf Hitler.
Instantes después, la tumba en tierra fue cerrada. Sin embargo, al escuchar el testimonio del testigo ocular, la Justicia ha obligado a reabrir la tumba.
La persona que depositó la bandera, Thomas Wulff, un conocido neonazi miembro del partido legal NPD, podrá ser condenado a una pena de prisión de hasta tres años por mostrar un símbolo prohibido, confirmó el fiscal que atiende la denuncia.
Durante la sepultura de Busse, a la que asistió un centenar de seguidores, se produjeron altercados con manifestantes antinazis, siendo golpeados una mujer originaria de Mongolia y un periodista.
Vía|El Mundo
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