En una ceremonia celebrada en el Palacio del Quirinal, sede de la jefatura del Estado, Napolitano afirmó que todos los países "tienen el deber" de recordar su propia historia y no cancelar el sufrimiento de sus ciudadanos, pero aseguró que "lo esencial es no seguir siendo rehenes" de los acontecimientos que sucedieron en el pasado.
Napolitano añadió que "finalmente" los italianos, los eslovenos y los croatas pueden "mirar hacia delante" para construir un futuro en el que colaboren todos los países de la zona del mar Adriático.
"El sacrificio de las generaciones que nos precedieron no habrá sido en vano si hoy podemos construir un devenir mejor para nuestros pueblos y para Europa", sentenció el presidente italiano.
Además de Napolitano, el presidente de la Cámara de Diputados, Gianfranco Fini, homenajeó a las víctimas en Trieste (noreste) y en nombre del Gobierno, el subsecretario de la presidencia, Carlo Giovanardi, abogó por la convivencia entre los pueblos y a mirar hacia adelante.
Las "foibe" son unas simas naturales existentes en la actual frontera entre Italia y Croacia, donde en 1943 fueron arrojados cerca de 10.000 italianos por partisanos de la ex Yugoslavia del general Tito.
La tragedia de las "foibe" comenzó en la península de Istria, entonces italiana y hoy croata, poco después del 8 de septiembre de 1943. Según los historiadores, a la reacción popular yugoslava contra el fascismo italiano se unieron venganzas personales, algunas de ellas de carácter étnico, con ejecuciones sumarias.
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