a División Azul, el cuerpo de voluntarios españoles que luchó bajo las órdenes del ejército de Hitler durante la II Guerra Mundial, revive de la mano de Blanco Corredoira en la novela histórica "Añoranza de guerra", publicada por La Esfera de los Libros.
La obra narra la historia del personaje ficticio José Maseda, quien, en 1941, decide enrolarse en el cuerpo para demostrar su valía luchando contra el comunismo. Pero la dureza de Rusia, en donde matan y mueren millones de soldados, le deparará un destino bien distinto.
"En la URSS se quedaron unos 500 prisioneros, de los que volvieron aproximadamente la mitad. Los españoles preferían morir a quedarse en los gulag, en pésimas condiciones, por eso hubo tan poco prisioneros", ha subrayado el escritor en un encuentro con la prensa.
Durante trece años, Maseda permanecerá en cautiverio en distintos campos de trabajo de la URSS y, tras su regreso a España en 1954, se encontrará un país "americanizado", muy distinto al que había dejado atrás, como si volviera de un viaje espacial a años luz de distancia.
"Maseda representa a una generación perdida, a unos soldados que pasaron de niños a hombres en un reguero de pólvora. La sociedad española no acogió como se merecía a aquellos hombres, que se quejaron por no ser recibidos por Franco en Barcelona", añade.
UN TIEMPO DE RECELOS
Para el escritor, el papel de la División Azul durante la Segunda Guerra Mundial representa la "última gesta" de unas tropas españolas. La unidad de voluntarios, dirigida por militares, fue considerada como un grupo de élite por los nazis debido a su "fanatismo".
"Al principio, los españoles eran vistos con recelo entre los alemanes debido a su indumentaria. Los alemanes eran muy estrictos, mientras que los españoles "tuneaban" su indumentaria y no había uno vestido igual. Pero los recelos desaparecieron en combate", explica.
Según la editorial, en "Añoranza de guerra" se novelan por primera vez los días de fuego y cautiverio de la División Azul "desde la perspectiva de nuestro tiempo". Blanco Corredoira (Madrid, 1968) toma así un camino poco transitado en la historia de nuestra literatura.
El escritor recuerda las declaraciones en la prensa de Giorgios Potamianos, que vivió el traslado a España de los primeros prisioneros a bordo del buque "Semíramis": "Cuando dejó de verse en el horizonte la tierra rusa, se quitaron las ropas gruesas y las tiraron al mar. Nadie que lo haya visto podría olvidar aquella escena de casi 300 prisioneros llorando sobre la cubierta de un barco".
La obra narra la historia del personaje ficticio José Maseda, quien, en 1941, decide enrolarse en el cuerpo para demostrar su valía luchando contra el comunismo. Pero la dureza de Rusia, en donde matan y mueren millones de soldados, le deparará un destino bien distinto.
"En la URSS se quedaron unos 500 prisioneros, de los que volvieron aproximadamente la mitad. Los españoles preferían morir a quedarse en los gulag, en pésimas condiciones, por eso hubo tan poco prisioneros", ha subrayado el escritor en un encuentro con la prensa.
Durante trece años, Maseda permanecerá en cautiverio en distintos campos de trabajo de la URSS y, tras su regreso a España en 1954, se encontrará un país "americanizado", muy distinto al que había dejado atrás, como si volviera de un viaje espacial a años luz de distancia.
"Maseda representa a una generación perdida, a unos soldados que pasaron de niños a hombres en un reguero de pólvora. La sociedad española no acogió como se merecía a aquellos hombres, que se quejaron por no ser recibidos por Franco en Barcelona", añade.
UN TIEMPO DE RECELOS
Para el escritor, el papel de la División Azul durante la Segunda Guerra Mundial representa la "última gesta" de unas tropas españolas. La unidad de voluntarios, dirigida por militares, fue considerada como un grupo de élite por los nazis debido a su "fanatismo".
"Al principio, los españoles eran vistos con recelo entre los alemanes debido a su indumentaria. Los alemanes eran muy estrictos, mientras que los españoles "tuneaban" su indumentaria y no había uno vestido igual. Pero los recelos desaparecieron en combate", explica.
Según la editorial, en "Añoranza de guerra" se novelan por primera vez los días de fuego y cautiverio de la División Azul "desde la perspectiva de nuestro tiempo". Blanco Corredoira (Madrid, 1968) toma así un camino poco transitado en la historia de nuestra literatura.
El escritor recuerda las declaraciones en la prensa de Giorgios Potamianos, que vivió el traslado a España de los primeros prisioneros a bordo del buque "Semíramis": "Cuando dejó de verse en el horizonte la tierra rusa, se quitaron las ropas gruesas y las tiraron al mar. Nadie que lo haya visto podría olvidar aquella escena de casi 300 prisioneros llorando sobre la cubierta de un barco".
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