viernes, 11 de marzo de 2011

La nadadora que Hitler espió


Han pasado ya 75 años desde la disputa de los Juegos Olímpicos de Berlín 1936, los más politizados de la historia, pero aún siguen conociéndose detalles que permiten comprobar la presión que tuvieron que sufrir los deportistas que acudieron a tal evento. "Hitler pasó mucho tiempo evaluándonos, analizando nuestro estado físico y comprobando si estábamos dispuestos a vencer a los alemanes. Fue un espionaje real", asegura Therese Blondeau, única superviviente de los 203 atletas que representaron a Francia en aquella cita.

Blondeau, de 97 años, formaba parte del equipo de natación galo en Berlín 1936. El evento, que transcurrió del 1 al 16 de agosto, se desarrolló bajo el mandato de Adolf Hitler y en un contexto de rearme alemán previo al estallido de la Segunda Guerra Mundial. El dirigente y fundador del nazismo alemán pretendía demostrar en esta cita olímpica la superioridad de la raza aria. "Hitler era muy combativo, quería ganarlo todo", reconoce Therese Blondeau a lo largo de la entrevista concedida a la agencia Reuters. En los Juegos de 1936, Alemania obtuvo un récord de 89 medallas superando incluso a la gran potencia deportiva del momento, Estados Unidos, que se quedó en 56.

"En los Juegos sentimos una gran presión". Relata la ex nadadora que la atmósfera que envolvía a los deportistas en Berlín aquel agosto de 1936 no era el más propicio para competir. Blondeau explica cómo antes de la ceremonia de inauguración, hubo que hacer varios ensayos. "No podía haber confusión en el saludo a Hitler", declara. Los dirigentes alemanes tenían controlado hasta el más mínimo detalle y el saludo, inspirado en la antigua Roma, era muy parecido al saludo habitual en la Italia fascista. "Nuestro saludo fue malinterpretado por la multitud que estalló en aplausos, fue algo vergonzoso", lamenta la ex nadadora francesa.

Blondeau no cumple sus objetivos en Berlín

En lo puramente deportivo, Blondeau no llegó a Berlín en su mejor momento. Y es que tan solo unas semanas antes, había perdido a su padre. La gala fue eliminada en las series sin tener si quiera la posibilidad de alcanzar las finales, motivo por el cual tuvo la oportunidad de conocer más en profunidad la Berlín de la época. "Teníamos un traductor/escolta que nos seguía a todas partes. Pudimos visitar los monumentos principales, pero siempre estuvimos acompañados, no éramos libres", espeta.

Therese Blondeau guarda un grato recuerdo del trato humano con el resto de participantes en los Juegos. "Los deportistas nos convertimos en buenos amigos, había mucho cariño", explica. Y es que independientemente de la nacionalidad, raza o sexo, la relación entre los atletas resultó del todo admirable. La sensación de temor y el sentimiento de amenaza por parte del régimen nazi, contribuyó a esa unidad.

En los días finales de la cita olímpica de Berlín, el Führer invitó a una recepción a los deportistas franceses que se dieron cita en los Juegos. Blondeau recuerda a lo largo de la entrevista que se negó a acudir a dicha recepción oficial. Y es que la francesa no aceptó de buen grado que Hitler les visitara con excesiva frecuencia. "Él venía casi todos los días con su uniforme y sus guardaespaldas", declara.

Como amante del deporte de la natación, Blondeau es una experta de peso. A sus 97 años, sus ojos han disfrutado de los mejores nadadores de la historia. "El mejor de todos los tiempos ha sido Johnny Weissmuller, por supuesto", reconoce la francesa. El nadador de origen rumano fue el primero en bajar de un minuto en la prueba de 100 metros estilo libre y además consiguió un total de cinco medallas en la década de 1920. "Era una persona amable y normal, un niño muy hermoso", sentenció una sonriente Therese Blondeau.

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