En 1940, el MI6, el servicio secreto británico, puso en marcha un centro de alojamiento para la élite nazi que capturaran. El centro, Trent Park, estaba situado al norte de Londres y fue preparado a conciencia por el MI6.
Durante semanas de duro y meticuloso trabajo se escondieron micrófonos por todo el centro: habitaciones, salones, comedores… todo estaba controlado. Los prisioneros nazis disfrutaban de total libertad dentro del centro y además eran muy bien tratados. La comida era de calidad y todas las comodidades posibles estaban a su disposición: música, libros, cine… todo preparado y listo para que los nazis se sintieran como en casa, o mejor.
Como es lógico, no todos los prisioneros podían optar a dicho nivel de hospitalidad. Se habían trazado con detalle los perfiles que podrían ir allí y, además, se intentaba capturar a dichos perfiles para llevarlos a aquellas instalaciones: generales, comandantes de visión, führers de brigada, altos cargos de las SS… Estos prisioneros no serían interrogados ni maltratados en búsqueda de información, la estrategia era otra.
Lo que se pretendía era que todos estos alemanes, sintiéndose cómodos y tranquilos, hablaran entre ellos sobre la guerra, los planes alemanes, los mandos… mientras los micrófonos que había en el centro recogían todos estos comentarios y los ponían al servicio del MI6. Para cerrar el círculo, se solía entregar información falsa a los prisioneros a través de ediciones especiales de periódicos, para conseguir que conversaran y “soltaran la lengua” motivados por malas noticias o por temas concretos.
Visto en Curistoria
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