martes, 24 de febrero de 2009

Checoslovaquia en la Segunda Guerra mundial




Al igual que hicimos con
Noruega, vamos a tratar de explicar qué papel jugó Checoslovaquia y cómo fue afectada durante la Segunda Guerra Mundial.



Gran Bretaña y Francia, aherrojadas por el desgaste que supuso la Primera Guerra Mundial, y con la consciencia de no estar suficientemente preparadas para otra nueva guerra, se decidieron por una política de no intervención en relación con el avance alemán. Después de la conferencia de Munich de 1938, ciertas zonas del estado checoslovaco se fueron desintegrando: Hungría se anexionó la Eslovaquia del sur y Rutenia; Polonia una parte de Těšínsko y una parte del norte de Eslovaquia. El estado checoslovaco sufría una pérdida de áreas industriales, una interrupción de las comunicaciones y una oleada de refugiados, porque tuvo que dejar las regiones de los Sudetes a manos de los alemanes como consecuencia del mismo pacto, y unas 150.000 personas abandonaron la zona.





Hitler emitió por decreto la institución del Protectorado de Bohemia y Moravia. El gobierno del dicho protectorado funcionaba bajo la dirección y vigilancia de los alemanes. La resistencia, que se esforzaba por hacer otra vez realidad la Checoslovaquia libre de antes del pacto, dio la bienvenida a la Segunda Guerra Mundial: sólo una derrota total de Alemania permitiría la liberación del pueblo checo de la ocupación nazi.




En septiembre de 1941 fue nombrado representante imperial en el protectorado en Bohemia Reinhard Heydrich, el cual inmediatamente proclamó el estado de sitio y mandó detener y ejecutar a toda una lista de miembros de la resistencia nacional. Entre los ejecutados estaba por ejemplo el presidente del gobierno del protectorado, el general Alois Eliáš.





El establecimiento del gobierno checoslovaco en el exilio, con su presidente Beneš, fue todavía más difícil por el hecho de que la enajenación de sus derechos, desintegración y finalmente ocupación de Checoslovaquia se había realizado antes del comienzo de la Segunda Guerra Mundial. A pesar de todo, el gobierno checoslovaco consiguió que Francia y Gran Bretaña declararan el acuerdo de Munich como inválido, pudiendo finalmente reestablecer Checoslovaquia como ente de derecho. Después del año 1941, el Partido comunista de Checoslovaquia colaboró cada vez más intensamente con las facciones nacional y extranjera de la resistencia, y ello desde su sede internacional que estaba en Moscú.




En Eslovaquia, que luchaba al lado de los alemanes, la resistencia nacional y democrática y la comunista se unieron, creando un órgano sumo: El Consejo Nacional Eslovaco.




El 29 de agosto de 1944 se desencadenó el llamado Levantamiento eslovaco nacional, cuyos representantes se proclamaron en favor de Checoslovaquia. En los territorios rebeldes se estipularon movilizaciones para el ejército checoslovaco. Después de dos meses, aguantaban la preponderancia alemana. La lucha siguió en las montañas, pero finalmente el levantamiento fue aplastado.



El Presidente Beneš, que tenía un papel determinante en la marcha de las relaciones políticas de Checoslovaquia en el extranjero, se dio cuenta de la creciente influencia de la URSS en los acontecimientos de posguerra. Praga se levantaba en mayo de 1945 y el ejército alemán capitulaba ante los rebeldes, con la condición de que se les permitiría la libre y pacífica retirada del territorio. El ejército rojo llegó a Praga el 9 de mayo de 1945, topándose con las últimas escaramuzas de las unidades más fanáticas de los alemanes. La mayoría de Checoslovaquia fue liberada por la Unión Soviética, sólo la parte oeste de Bohemia lo fue por el ejército americano.








Los acontecimientos de Munich, el periodo del protectorado y el terror alemán desencadenado contra los habitantes checos durante la guerra tuvo como consecuencia el nacimiento de un odio de los checos hacia los alemanes. En los primeros meses que siguieron a la capitulación y al final de la guerra, tuvo lugar un salvaje desalojo de la población étnica alemana, lo cual fue criticado por los aliados occidentales. Pero sobre la necesidad de dicho desalojo había en el país un total acuerdo y convencimiento de que así debía hacerse y que era inexorable. En la conferencia de los aliados en Potsdam en el año 1945, ratificó oficialmente la expulsión de las minorías alemanas de Checoslovaquia, Polonia y Hungría.


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