El Día de Conmemoración de las Víctimas del Holocausto que se celebra este jueves en todo el mundo desde el año 2005 tiene en Valencia un nombre y un rostro. El de Ana Frank, la adolescente judía que vivió varios años oculta con su familia en Holanda y tras ser capturada por los nazis murió junto a su hermana en el campo de Bergen-Belsen en el invierno de 1945 a causa de una epidemia de tifus.
El diario que Ana Frank escribió durante su angustioso encierro se convirtió en símbolo de la tragedia de su pueblo, de digna resistencia ante el horror, y se ha plasmado en el teatro, el cine y en series de televisión de gran éxito.
También en una importante exposición, 'Ana Frank una historia vigente', que describe su odisea en imágenes, una forma pedagógica para que las nuevas generaciones descubran un terrible pasado que no debe repetirse. Organizada por la Fundación Ana Frank y financiada por Fundar, esta muestra ha recorrido 31 centros educativos de la Comunidad Valenciana y proseguirá por otra media docena y todos aquéllos que soliciten su presencia.
Consta de 34 paneles compuestos por textos y fotografías hechas por el padre de Ana, Otto Frank. En ellas se plasma su vida diaria, la huida de la familia, imágenes del escondite cuando arreció la persecución nazi y su permanencia en los campos de concentración. También se incluyen los escritos fundamentales de su diario.
Creada en 1996, es la continuación de 'El Mundo de Ana Frank', visitada entre 1985 y 1995 por más de 6,4 millones de personas y expuesta en más de 560 ciudades de 30 países.
La muestra está dirigida al público en general, pero especialmente a estudiantes a partir de los nueve años de edad, con la finalidad de estimular una reflexión sobre valores fundamentales como el respeto mutuo, la tolerancia y la no discriminación, bajo la mirada y el relato histórico de Ana Frank y su familia.
Durante más de dos años permanecieron ocultos junto a otra familia judía, los Van Daan, ocho personas en total, en la buhardilla de unos almacenes de Amsterdam, conocida como achterhuis, el anexo secreto. Delatados por unos vecinos y detenidos por los nazis, todos murieron en distintos campos de exterminio excepto Otto Frank, padre de Ana, que recuperó los escritos de su hija y los divulgó por el mundo.
Para intentar amenizar las largas horas de su cautiverio Ana escribía puntualmente un diario y varios cuentos. En su testimonio se aprecia la precoz madurez y exquisita sensibilidad de una mujer que podría haber llegado a ser una gran escritora de no haber caído en uno de los más terribles agujeros negros de la historia.
El diario que Ana Frank escribió durante su angustioso encierro se convirtió en símbolo de la tragedia de su pueblo, de digna resistencia ante el horror, y se ha plasmado en el teatro, el cine y en series de televisión de gran éxito.
También en una importante exposición, 'Ana Frank una historia vigente', que describe su odisea en imágenes, una forma pedagógica para que las nuevas generaciones descubran un terrible pasado que no debe repetirse. Organizada por la Fundación Ana Frank y financiada por Fundar, esta muestra ha recorrido 31 centros educativos de la Comunidad Valenciana y proseguirá por otra media docena y todos aquéllos que soliciten su presencia.
Consta de 34 paneles compuestos por textos y fotografías hechas por el padre de Ana, Otto Frank. En ellas se plasma su vida diaria, la huida de la familia, imágenes del escondite cuando arreció la persecución nazi y su permanencia en los campos de concentración. También se incluyen los escritos fundamentales de su diario.
Creada en 1996, es la continuación de 'El Mundo de Ana Frank', visitada entre 1985 y 1995 por más de 6,4 millones de personas y expuesta en más de 560 ciudades de 30 países.
La muestra está dirigida al público en general, pero especialmente a estudiantes a partir de los nueve años de edad, con la finalidad de estimular una reflexión sobre valores fundamentales como el respeto mutuo, la tolerancia y la no discriminación, bajo la mirada y el relato histórico de Ana Frank y su familia.
Durante más de dos años permanecieron ocultos junto a otra familia judía, los Van Daan, ocho personas en total, en la buhardilla de unos almacenes de Amsterdam, conocida como achterhuis, el anexo secreto. Delatados por unos vecinos y detenidos por los nazis, todos murieron en distintos campos de exterminio excepto Otto Frank, padre de Ana, que recuperó los escritos de su hija y los divulgó por el mundo.
Para intentar amenizar las largas horas de su cautiverio Ana escribía puntualmente un diario y varios cuentos. En su testimonio se aprecia la precoz madurez y exquisita sensibilidad de una mujer que podría haber llegado a ser una gran escritora de no haber caído en uno de los más terribles agujeros negros de la historia.
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