Un empresario español fue clave en el engaño que le tendió el espionaje británico a Adolf Hitler sobre el lugar de desembarco del «Día D». Según documentos históricos desclasificados en el Reino Unido, el empresario Juan Pujol García fue uno de los agentes doble más efectivos que tuvo la Segunda Guerra Mundial.
Alemania creía que Pujol, a quien llamaban en clave Alaric Arabel, era uno de sus mejores espías, a cargo de una red de agentes en el Reino Unido y suministrador de una fuente continua de información a Berlín a través de su controlador en Madrid.
Tanta confianza le tenían que se convirtió en una de las pocas personas a la que los nazis distinguieron simultáneamente con la Cruz de Hierrro y un MBE, honores que contaron con la aprobación del mismo Adolfo Hitler.
En realidad, Pujol García era el agente secreto «Garbo» y su red de espías era una fantasía digna del novelista John le Carré para cautivar a los alemanes.
Según Amyas Godfey, del prestigioso Royal United Institute Services de Londres, Pujol García no tenía nada de James Bond. «Era pelado, aburrido, raramente se sonreía, pero a los alemanes los tenía encandilados con sus mentiras. Estaban convencidos de que toda la información que les enviaba era precisa», señala Godfey.
Para mantener su cobertura, Pujol García pasaba a los alemanes mucha información genuina. Poco antes del «Día D», Gran Bretaña lanzó la Operación Fortitud para confundir a los nazis sobre el lugar del desembargo.
Los secretos de Enigma, al descubierto
Pujol García -alias Garbo, alias Alaric Arabel- envió información del desembarco en Normandía, pero demasiado tarde para que los alemanes pudieran actuar y, unos días después, les dijo que el desembarco era una cortina de humo y que habría un ataque masivo en Pas de Calais.
Según sus mensajes, unas 75 divisiones estaban listas para atacar el Pas de Calais. Gracias a que decodificadores polacos habían penetrado el sistema secreto alemán Enigma, los británicos pudieron saber que los alemanes estaban convencidos que el «Día D» sería en Pas de Calais.
«El siglo XX hubiera sido diferente de no ser por esto», señaló Kelsey Griffin, director del museo de Bletchey Park, donde se decodificaron los mensajes.
Alemania creía que Pujol, a quien llamaban en clave Alaric Arabel, era uno de sus mejores espías, a cargo de una red de agentes en el Reino Unido y suministrador de una fuente continua de información a Berlín a través de su controlador en Madrid.
Tanta confianza le tenían que se convirtió en una de las pocas personas a la que los nazis distinguieron simultáneamente con la Cruz de Hierrro y un MBE, honores que contaron con la aprobación del mismo Adolfo Hitler.
En realidad, Pujol García era el agente secreto «Garbo» y su red de espías era una fantasía digna del novelista John le Carré para cautivar a los alemanes.
Según Amyas Godfey, del prestigioso Royal United Institute Services de Londres, Pujol García no tenía nada de James Bond. «Era pelado, aburrido, raramente se sonreía, pero a los alemanes los tenía encandilados con sus mentiras. Estaban convencidos de que toda la información que les enviaba era precisa», señala Godfey.
Para mantener su cobertura, Pujol García pasaba a los alemanes mucha información genuina. Poco antes del «Día D», Gran Bretaña lanzó la Operación Fortitud para confundir a los nazis sobre el lugar del desembargo.
Los secretos de Enigma, al descubierto
Pujol García -alias Garbo, alias Alaric Arabel- envió información del desembarco en Normandía, pero demasiado tarde para que los alemanes pudieran actuar y, unos días después, les dijo que el desembarco era una cortina de humo y que habría un ataque masivo en Pas de Calais.
Según sus mensajes, unas 75 divisiones estaban listas para atacar el Pas de Calais. Gracias a que decodificadores polacos habían penetrado el sistema secreto alemán Enigma, los británicos pudieron saber que los alemanes estaban convencidos que el «Día D» sería en Pas de Calais.
«El siglo XX hubiera sido diferente de no ser por esto», señaló Kelsey Griffin, director del museo de Bletchey Park, donde se decodificaron los mensajes.
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