martes, 26 de mayo de 2009

Drogas en el ejército alemán

Los Nazis pregonaban la abstinencia en el nombre de la salud nacional. Pero a la hora de librar su Blitzkrieg, no tenían reparos en poner a sus soldados hasta los topes de drogas y alcohol. El speed era la preferida, no obstante muchos otros se hicieron adictos a la morfina y el alcohol.

El estimulante Pervitin era distribuido a los soldados en el frente

En una carta fechada el 9 de noviembre de 1939, a "sus queridos padres y parientes" de vuelta en su hogar de Colonia, un joven soldado destinado en la Polonia escribió: "Las condiciones aquí son duras, y espero que lo entendereis si solo puedo escribiros cada dos a cuatro dias. Hoy os escribo principalmente para pedir un poco de Pervitin ...; Os quiere, Hein,"

El Pervitin, un estimulante comunmente conocido hoy como speed era la wonder-drug del Ejército Alemán.

El 20 de mayo de 1940, el soldado de 22 años escribió de nuevo a su familia: "¿Quizas podríais conseguirme algo más de Pervitin para que pueda tener un avituallamiento de reserva?" Y, en una carta enviada desde Bromberg el 19 de julio de 1940: "Si es posible, por favor remitidme un poco más de Pervitin." El hombre que escribió estas cartas se hizo más tarde un famoso escritor. Era Heinrich Boell, y en 1972 fue el primer alemán en ser galardonado con el Premio Nobel de Literatura tras la guerra.

Muchos de los soldados de la Wehrmacht iban repletos de Pervetin cuando entraban en combate, especialmente contra Polonia y Francia -- en una Blitzkrieg respaldada por el speed. A las Fuerzas Armadas alemanas se les proveyó con millones de comprimidos de metanfetaminas durante la primera mitad de 1940. Las drogas eran parte de un plan para ayudar a pilotos, marineros e infantería a un rendimiento sobrehumano. La cúpula militar dispensaba con mano ancha tales estimulantes, tambien además alcohol y opiáceos, mientras creyó que drogar e intoxicar a las tropas ayudaría a conseguir la victoria sobre los Aliados. Pero los Nazis eran menos expeditivos en vigilar los efectos secundarios como la drogadicción y la degradación moral.

Tras ser introducido al mercado en 1938, el Pervitin, una droga metanfetamínica recientemente desarrollada por la compañía farmacéutica Temmler (sede en Berlín), rápidamente se hizo muy vendida entre la población civil alemana. De acuerdo a un informe en el Klinische Wochenschrift ("El Semanal Clínico"), la supuesta "wonder-drug" llamó la atención de Otto Ranke, un doctor militar y director del Instituto para la Fisiología General y de Defensa en la Academía de Medicina Militar de Berlín. Los efectos de las anfetaminas son similares a los de la adrenalina producida por el cuerpo, provocando un estado de alerta acentuado. En la mayoría de personas, esta sustancia, aumenta la auto-confianza, concentración y voluntad de afrontar riesgos, al mismo tiempo que reduce la sensiblidad al dolor, hambre y sed, así como reduce la necesidad de dormir. En septiembre de 1939, Ranke probó la droga en 90 estudiantes universitarios, y concluyó que el Pervitin podía ayudar a la Wehrmacht a ganar la guerra. Al principio fue probado en los conductores militares que participaron en la invasión de Polonia. A partir de ahí, segun el criminólogo Wolf Kemper, fue "distribuído sin escrúpulos a las tropas combatientes en el frente."


Treinta y cinco millones de comprimidos

Durante el corto período entre abril y julio de 1940, más de 35 millones de comprimidos de Pervitin e Isophan (una ligera modificación producida por la compañía farmacéutica Knoll) fueron entregadas al Ejército Alemán y la Fuerza Aérea. Algunos de los comprimidos, consistentes en tres miligramos de sustancia activa, fueron enviados a las divisiones médicas de la Wehrmacht bajo el nombre clave OBM, y distribuídos entonces directamente a las tropas. Una orden de emergencia podía ser cursada incluso por telefono si se necesitaba un envío uregentemente. Los envases iban etiquetados como "Estimulante", y las instrucciones recomendaban una dosis de uno o dos comprimidos "solo por necesidad, para mantener la vigilia."

Aun entonces, los doctores estaban preocupados por el hecho que la fase de regeneración tras tomar la droga se iba haceindo más larga, y que el efecto disminuía gradualmente entre los consumidores frecuentes. En casos aislados, los consumidores experimentaban problemas de salud como excesiva transpiración y desórdenes circulatorios, e incluso hubo algunas muertes. Leonardo Conti, el ministro de Salud del Reich alemán y paritidario de la creencia de Adolf Hitler en el ascetismo, intentó restringir el uso de la píldora, con parcial éxito únicamente, al meno en lo concerniente a la Wehrmacht. Aunque el Pervitin fue catalagado como sustancia restringida el 1 de julio de 1941, bajo la ley del Opio, diez millones de comprimidos fueron entregados a las tropas el mismo año.

El Pervitin era extendidamente aceptado como una droga probada para su uso con soldados que iban a estar sometidos a duro stress. Un memorando para oficiales médicos de la Armada afirmaba lo siguiente: "Todo oficial médico debe ser consciente que el Pervitin es un estimulante altamente diferenciado y poderoso, una herramienta que le permite, en cualquier momento, ayudar activa y efectivamente a ciertos individuos en su área de de influcencia a alcanzar un rendimiento por encima de lo normal."


"Su moral mejoró de pronto"

Los efectos eran seductores. En enero de 1942, un grupo de 500 soldados alemanes destinados en el frente este y rodeados por el Ejército Rojo estaban intentando escapar. La temperatura era de -30ºC. Un doctor militar asignado a la unidad escribió en su infrome que alrededor de la medianoche,
tras seis horas de huída a traves de la nieve que cubría en algunos sitios hasta la cintura, "más y más soldados estaban tan cansados que simplemente empezaban a echarse sobre la nieve." Los oficiales al mando del grupo decidieron suministrar Pervitin a sus tropas. "Tras hora y media," escribió el doctor, "los hombres espontáneamente comenzaron a informar que se sentían mejor. Comenzaron a marchar de forma ordenada otra vez, su moral mejoró, y se volvieron más atentos.".

Al informe le llevó seis meses llegar al Alto Mando médico del Ejército. Pero su respuesta se redujo a dictar nuevas directrices e instrucciones para el uso del Pervitin, incluyendo información sobre los riesgos que apenas difería de instrucciones anteriores. Las "Directrices para detectar y combatir la fatiga" dictadas el 18 de junio de 1942 fueron las mismas que siempre habían sido: "Dos comprimidos a la vez eliminan la necesidad de dormir de tres a ocho horas, y dos dosis de dos comprimidos cada una son normalmente efectivas para 24 horas."

Hacia el final de la guerra, los Nazis estaban incluso trabajando en un píldora milagrosa para sus tropas. En el puerto septentrional de Kiel, el 16 de marzo de 1944, el entonces Vice-almirante Hellmuth Heye, que más tarde se convertiría en miembro del parlamento con el partido conservador democristiano y jefe del comité de defensa del parlamento alemán, pidió una droga "que pudiera mantener a los soldados listos para la batalla cuando se les pidiera continuar luchar más allá de un período considerado normal, mientras que a la vez potenciara su auto-estima."


Hacia el final de la guerra Alemania empleaba soldados cada vez más jóvenes. Más y más de ellos dependían de drogas y alcohol para el coraje y resistencia


Un poco después, el farmacólogo de Kiel Gerhard Orzechowski presentó una píldora a Heye con el nombre-clave D-IX. Contenia 5 miligramos de cocaína, 3 miligramos de Pervitin y 5 de Eukodal (un analgésico derivado de la morfina). En la actualidad, un narcotraficante apresado con esta potente droga sería enviado a prisión. En la época, sin embargo, la droga se probó en tripulantes trabajando en los mas pequeños submarinos de la armada, conocidos como la "Foca" y el "Castor".


El consumo de alcohol era alentado

El alcohol, la droga del pueblo, era también popular en la Wehrmacht. Refiriéndose al alcohol, Walter Kittel, un general en el cuerpo médico, escribió que "sólo un fanático rehusaría dar a un soldado algo que puede ayudarle a relajarse y disfrutar de la vida tras afrontar los horrores de la batalla, o le reprimiría por disfrutar una o dos copas amistosas con sus camaradas." Los oficiales distribuirían alcohol a sus tropas como recompensa, y regularmente se vendía schnapps en las comisarías militares, un proceder que también tenía el feliz efecto colateral de devolver la paga de los soldados al ejército.

"El mando militar hizo la vista gorda al consumo de alcohol, mientras no condujera a borracheras públicas entre las tropas," dice el historiador de Friburgo, Peter Steinkamp, un experto en el abuso de drogas de la Wehrmacht.

Pero en julio de 1940, tras ser derrotada Francia, Hitler dictó la siguiente orden: "Espero que los miembros de la Wehrmacht que se permitan participar en actos criminales como resultado del abuso del alcohol sean severamente castigados." Los delincuentes graves podían incluso esperar "una muerte humillante."


Las drogas también eran un problema en el frente interno, pero los nazis se esforzaron más en controlar su abuso

Pero las tentaciones del licor fueron aparentemente más poderosas que las amenazas del Führer. Solo un año más tarde, el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas alemanas, General Walther von Brauchitsch, concluyó que sus tropas estaban cometiendo "las más serias infracciones" de moralidad y disciplina, y que el culpable era "el abuso del alcohol." Entre los efectos adversos de este, citó peleas, accidentes, maltrato de subordinados, violencia contra oficiales superiores y "crímenes implicando actos sexuales antinaturales". El general creía que el alcohol estaba socavando la "disciplina en el seno del ejército."

Según una estadística interna recopilada por el jefe de los cuerpos médicos, 705 muertes militares entre septiembre de 1939 y abril de 1944 podían ser conectadas directamente con el alcohol. La cifra extraoficial era probablemente mucho más alta, porque los accidentes de tráfico, accidentes con armas y suicidios eran a menudo causados por el alcohol. A los oficiales sanitarios se les ordenó admitir alcohólicos y drogadictos en las instalaciones de tratamiento. De acuerdo a una orden cursada por el servicio médico, esta solución tenía "la ventaja de poder ser extendida indefinidamente." Una vez encarcelados en estas instalaciones, los adictos eran evaluados bajo las provisiones de la "Ley para la Prevención de Descendencia con Enfermedades Hereditarias," y podían ser sujetos a esterilización y eutanasia forzosas.


Ejecutando a un contrabandista

El número de casos en los cuales soldados quedaron ciegos o incluso murieron tras consumir alcohol metílico empezó a incrementarse. Desde 1939 en adelante, el Instituto de Medicina Forenses de la Universidad de Berlin calificaba el alcohol metílico como el factor fundamental en las muertes derivadas de la ingesta inadvertida de venenos.

La ejecución de un oficial de 36 años en Noruega el otoño de 1942 tenía como propósito dar ejemplo. El oficial, que era un conductor, había vendido cinco litros de alcohol metílico, los cuales aseguraba que eran 98% alcohol y podían ser usados para producir licor, para una una unidad de defensa anti-tanque de un regimiento de infantería. Varios soldados cayeron enfermos, y dos murieron. El hombre, calificado como "enemigo del pueblo," fue ejecutado por un pelotón de ejecución. Segun el orden del día dado el 2 de octubre de 1942, "el castigo será anunciado a las tropas y unidades auxiliares, y será usado de herramienta para la infracción repetida e insistente."

Pero los soldados aparentemente sintieron que cualquier cosa que pudiera ayudarles a escapar de los horrores de la guerra era justificable. A pesar del conocimiento generalizado de los riesgos, la adicción a la morfina se propagó entre los heridos y personal sanitario durante el curso de la guerra. Para 1945 cuatro veces más doctores militares eran adictos a ella que al principio de la guerra.

Franz Wertheim, un oficial médico que fue enviado a un pequeño pueblo ceerca del Muro Atlántico el 10 de mayo de 1940 escribió el siguiente relato: "Para ayudar a matar el tiempo, los doctores experimentamos sobre nosotros. Empezaríamos el dia bebiendo un vaso de coñac y dos inyecciones de morfina. Encontramos útil la cocaína a mediodía, y al anochecer tomaríamos Hyoskin ocasionalmente," un alcaloide derivado de algunas variedades de la planta atropa belladona que es usado como medicamento. Wertheim añade: "Como resultado, no estabamos siempre completamente al mando de nuestros sentidos."


Doctores alemanes experimentaron sobre ellos mismos

Para prevenir un "brote de adicción a la morfina, como ocurrió tras la última guerra," el Profesor Otto Wuth, sargento mayor y psiquiatra asesor de alto mando sanitario, escribió una "Propuesta para Combatir la Adicción a la Morfina" en febrero de 1941. Bajo la propuesta de Wuth, todos los heridos que se volvieran adictos como consecuencia del tratamiento serían registrados y notificados al "Consejo Médico del Distrito," donde serían proveídos de morfina legalmente o examinados y mandados a un centro de rehabilitacion de drogas. "De esta forma," concluyó Wuth, "los adictos a la morfina serían registrados y vigilados, y se evitan acciones delictuosas del grupo entero."

La dirigencia Nazi era más permisiva con aquellos que se hacían drogadictos como consecuencia de la guerra que con los alcohólicos, probablemente porque la Wehrmacht era consciente de que podía ser denunciada por daños, ya que era de hecho responsable por suministrarlas en primer lugar.

Vía| Spiegel online

4 comentarios :

  1. Porque una cosa es segar y otra muy distinta dar trigo. Una cosa en decir que no a las drogas y otras utilizarlas si las cosas se ponen duras.Una cosa es la teoría y otra la realidad.

    ResponderEliminar
  2. Todas estas adicciones las cuenta bastante bien Sven Hassel, sobre todo los trapicheos con el schnapps

    ResponderEliminar
  3. Fueron un veneno que cambiaron el caracter y arruinaro n alos seres que alli estuvieron. Mi padre fue uno de ellos.

    ResponderEliminar