Mazaltov Mordoh, Fofó en familia, tenía 17 años cuando se la llevaron junto a su familia desde la judería y guetto de Salónica al pabellón de experimentos médicos de Bikernau. Sólo ella sobrevivió después de pasar por los experimentos del doctor Schuman.
Le destruyeron un riñón y la esterilizaron con radioterapia. Ella miró al doctor llorando y le dijo "Quiero tener hijos". Finalmente, salvó un ovario y consiguió bautizar a su hijo, al que llamó como el médico que le ayudó a cumplir su sueño. Aquel médico se llamaba Samuel, un anciano de 80 años, y al que la solución final le llegó poco después.
También recibió el apoyo de Fela, la enfermera que la ayudó a salir de Bikernau. Fofó volvió a Grecia después de la Guerra y de allí a varios países en Sudamérica, hasta que recaló en España. Le ha costado mucho llegar a contar por lo que pasó.
Henri Borland pasó en Auschwitz 28 meses, pero corrió mejor suerte. Él no vio a ningún doctor. Sabía que nunca podía ir al hospital porque no se curaba a las personas, sino que se las mandaba directamente a las cámaras de gas.
Esto lo llevo a formarse como médico al salir del campo de concentración. Nunca ha conseguido entender cómo doctores que habían hecho el juramento hipocrático colaboraban activamente esterilizando o matando a millones de personas a las que debían haber curado.
Ambos comparten con otros muchos supervivientes el haber guardado silencio durante muchos años sobre esos experimentos. Ahora han decidido hacerlos públicos para que generaciones futuras conozcan la barbarie.
Le destruyeron un riñón y la esterilizaron con radioterapia. Ella miró al doctor llorando y le dijo "Quiero tener hijos". Finalmente, salvó un ovario y consiguió bautizar a su hijo, al que llamó como el médico que le ayudó a cumplir su sueño. Aquel médico se llamaba Samuel, un anciano de 80 años, y al que la solución final le llegó poco después.
También recibió el apoyo de Fela, la enfermera que la ayudó a salir de Bikernau. Fofó volvió a Grecia después de la Guerra y de allí a varios países en Sudamérica, hasta que recaló en España. Le ha costado mucho llegar a contar por lo que pasó.
Henri Borland pasó en Auschwitz 28 meses, pero corrió mejor suerte. Él no vio a ningún doctor. Sabía que nunca podía ir al hospital porque no se curaba a las personas, sino que se las mandaba directamente a las cámaras de gas.
Esto lo llevo a formarse como médico al salir del campo de concentración. Nunca ha conseguido entender cómo doctores que habían hecho el juramento hipocrático colaboraban activamente esterilizando o matando a millones de personas a las que debían haber curado.
Ambos comparten con otros muchos supervivientes el haber guardado silencio durante muchos años sobre esos experimentos. Ahora han decidido hacerlos públicos para que generaciones futuras conozcan la barbarie.
Yo tampoco he entendido nunca cómo un médico es capaz de semejantes atrocidades, pero el problema no está en el médico, como no lo está en el sacerdote pederasta o en el vecino agresivo... sino en la propia persona que a veces es una bestia humana.
ResponderEliminarUn saludo.