En una ceremonia en Londres con motivo del 65 aniversario del final de la contienda tras la rendición oficial de Japón, Cameron rindió un homenaje especial a los 30.000 británicos que murieron en la guerra del Pacífico, 12.500 de ellos como prisioneros de guerra.
Junto a Cameron, el príncipe Carlos, heredero de la corona británica, y su hermano el príncipe Andrés, participaron en la ceremonia, en la que se depositaron coronas de flores en el cenotafio que recuerda a los veteranos junto a la sede del Gobierno.
"No debemos olvidar nunca los sacrificios hechos y la dedicación demostrada por quienes sirvieron a nuestro país en la II Guerra Mundial. Lucharon y sufrieron en todo el mundo en condiciones feroces. Fueron testigos de horrores incomprensibles", dijo Cameron.
Muchos de ellos, continuó Camerón, "perdieron la vida y muchos fueron hechos prisioneros, e hicieron todo esto por nosotros, para proteger las libertades de las que hoy disfrutamos".
"El Día de la Victoria sobre Japón, el día en que terminó la II Guerra Mundial, es un momento para esta generación para reflexionar y demostrar su gratitud a nuestros veteranos por su valentía, dedicación y sacrificio", declaró el primer ministro.
El jefe del Estado Mayor, el general David Richards, recordó que "la II Guerra Mundial en el Lejano Oriente comenzó con una serie de derrotas que figuran entre los recuerdos más nefastos del ejército británico, causando que miles de soldados sufrieran condiciones de cautividad que hoy difícilmente podemos comprender".
La situación cambió en 1944, recordó el general, cuando el comandante Bill Slim lanzó el contraataque contra las fuerzas japonesas "primero en las batallas de Imphal y Kohima (India) y posteriormente en 1945 en su regreso a Birmania, al frente de la 14 división del ejército, con soldados británicos, indios y africanos".
Aquel fue conocido en su tiempo como "el ejército olvidado", ya que siguió combatiendo tres meses después de que se declarara el armisticio en Europa, pero su empuje propició "una victoria histórica" sobre Japón, destacó el general Richards.
Todavía hay supervivientes de esa campaña militar en Asia, como John Nunneley, que combatió en Birmania, quien manifestó que "en este aniversario, los que sobrevivimos a esa guerra salvaje, y los deudos de los fallecidos, rezan por quienes no regresaron".
"Con ellos, que descansan en eterna camaradería en cementerios de guerra o en tumbas desconocidas, renovamos nuestro compromiso. Al anochecer y al amanecer, os recordaremos", dijo.
Junto a Cameron, el príncipe Carlos, heredero de la corona británica, y su hermano el príncipe Andrés, participaron en la ceremonia, en la que se depositaron coronas de flores en el cenotafio que recuerda a los veteranos junto a la sede del Gobierno.
"No debemos olvidar nunca los sacrificios hechos y la dedicación demostrada por quienes sirvieron a nuestro país en la II Guerra Mundial. Lucharon y sufrieron en todo el mundo en condiciones feroces. Fueron testigos de horrores incomprensibles", dijo Cameron.
Muchos de ellos, continuó Camerón, "perdieron la vida y muchos fueron hechos prisioneros, e hicieron todo esto por nosotros, para proteger las libertades de las que hoy disfrutamos".
"El Día de la Victoria sobre Japón, el día en que terminó la II Guerra Mundial, es un momento para esta generación para reflexionar y demostrar su gratitud a nuestros veteranos por su valentía, dedicación y sacrificio", declaró el primer ministro.
El jefe del Estado Mayor, el general David Richards, recordó que "la II Guerra Mundial en el Lejano Oriente comenzó con una serie de derrotas que figuran entre los recuerdos más nefastos del ejército británico, causando que miles de soldados sufrieran condiciones de cautividad que hoy difícilmente podemos comprender".
La situación cambió en 1944, recordó el general, cuando el comandante Bill Slim lanzó el contraataque contra las fuerzas japonesas "primero en las batallas de Imphal y Kohima (India) y posteriormente en 1945 en su regreso a Birmania, al frente de la 14 división del ejército, con soldados británicos, indios y africanos".
Aquel fue conocido en su tiempo como "el ejército olvidado", ya que siguió combatiendo tres meses después de que se declarara el armisticio en Europa, pero su empuje propició "una victoria histórica" sobre Japón, destacó el general Richards.
Todavía hay supervivientes de esa campaña militar en Asia, como John Nunneley, que combatió en Birmania, quien manifestó que "en este aniversario, los que sobrevivimos a esa guerra salvaje, y los deudos de los fallecidos, rezan por quienes no regresaron".
"Con ellos, que descansan en eterna camaradería en cementerios de guerra o en tumbas desconocidas, renovamos nuestro compromiso. Al anochecer y al amanecer, os recordaremos", dijo.
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