La Batalla de Inglaterra se libró entre los meses de julio y octubre de 1940, en los que la fuerza área alemana intentó destruir a la británica (RAF) como condición previa a una invasión anfibia de las islas.
Los archivos conocidos ahora ofrecen detalles sobre ese plan de invasión que obsesionó a Hitler durante años y cuyo fracaso supondría a la larga la derrota alemana en la II Guerra Mundial, ya que el Reino Unido sirvió a partir de ese momento de base a las fuerzas aliadas para invadir la Europa continental en 1944.
Los detalles son fruto de la información facilitada por un soldado alemán que trabajó para el Abwher, el servicio alemán de espionaje, y hasta ahora formaban parte de los archivos secretos del MI5, la agencia británica de contraespionaje.
El cabo Werner Janowski explicó a sus interrogadores británicos que el plan fue finalmente desestimado al constatarse que la RAF mantenía la capacidad para rechazar una operación de este tipo.
Dover, la localidad inglesa más próxima a Francia, iba a ser el punto central de la invasión, aunque estaba previsto que las tropas desembarcaran en varios puntos más de las islas británicas: en el sur de Inglaterra, en Escocia y en el sur de Irlanda.
Ed Hampshire, especialista de los Archivos Nacionales, consideró "fascinante" la idea de que los nazis quisieran ponerse el uniforme del enemigo en la operación, tal y como hicieron en Holanda.
"Nos da una idea de lo que podría haber pasado si la Batalla de Inglaterra hubiera tenido un resultado diferente", afirmó.
Una vez que las tropas de asalto hubieran tomado el control de Dover, el objetivo era convertir el puerto de esta localidad en cabeza de puente para el traslado del grueso de las tropas alemanas.
El cabo Janowski explicó a los británicos que su unidad practicó reiteradamente técnicas de invasión en las playas de Francia durante septiembre y los primeros días de octubre de 1940.
Finalmente, a finales de octubre su unidad y otras que se estaban preparando para el asalto fueron transferidas a otros lugares de Europa, momento en el que se dieron cuenta de que la llamada "Operación Leon Marino" había sido suspendida indefinidamente.
Hitler desestimó esta opción militar después de que la Luftwaffe fuera incapaz de garantizar su superioridad aérea frente a la RAF, lo que hubiera dejado a las tropas en una situación muy vulnerable.
Además, explicó Janowski, la RAF había conseguido destruir en sus bombardeos durante el mes de diciembre del mismo año en Dunquerque (Francia) la mayoría de las embarcaciones preparadas para la invasión.
El militar ofreció todo tipo de detalles sobre el plan invasor, que implicaba también un fuerte bombardeo de Dover justo antes del desembarco de las unidades de combate.
"Una vez en tierra -explicó Hampshire- los comandos habrían marchado junto a los acantilados hasta un punto de las afueras de Dover, donde había unas escaleras que llevaban a la playa y desde ese punto hubieran seguido avanzando a lo largo de la playa".
"Debían volver a recuperar la cabecera del acantilado por otras escaleras próximas a la estación de tren de Dover, atravesar la estación y conquistar los tres muelles del puerto donde estaban los emplazamientos defensivos con ametralladoras", explicó.
Ese era el momento, añadió Hampshire, "en el que debían señalizar a la Luftwaffe que los muelles estaban bajo su control".
Janowski hizo estas declaraciones cuando la guerra ya había terminado y el MI5 ya no se fijaba en Alemania, sino en el nuevo enemigo -la URSS-, pero la agencia británica de contraespionaje siguió manteniendo su interés en el cabo alemán.
Tras la contienda, Janowski encontró trabajo en el Jahnke Buro, una sección de la Abwehr en Alemania Occidental que el MI5 consideraba infiltrada por agentes del KGB soviético.
Durante años, los británicos temieron que algunos agentes de ese servicio, incluido Janowski, fueran agentes dobles, algo que nunca quedó probado y que finalmente quedó olvidado en los inagotables y sorprendentes archivos secretos de la Guerra Fría.
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