Durante la Segunda Guerra Mundial, los nazis crearon una unidad secreta en el campo de concentración de Dachau que trabajó con la idea de que se podían convertir piedras, arena y tierra en oro.
Según publica el diario británico Daily Mail, todo surgió a partir de que un alquimista, Karl Malco, convenció de que eso era posible al jefe de las SS, Heinrich Himmler , quien entonces lo alojó en Dachau para que cumpliera su misión secreta.
En el libro "Los alquimistas de Hitler: el secreto de la instentos de fabricación de Oro en Dachau", Helmut Werner arriesga que Malco pudo haber estado trabajando para la inteligencia británica cuando engañó a Himmler.
Malco prometió a Himmler que mediante un proceso con parafina y piedras "produciría oro en abundancia para el futuro y la seguridad del Tercer Reich".
Malco escondió pepitas de oro en sus cigarrillos, y después las presentó a Himmler como el resultado de sus “experimentos”. A Himmler le tomó varias semanas el darse cuenta de que había sido estafado.
Malco se mantuvo en Dachau durante varios meses como prisionero. Trató de hacer una carrera alquimica en la posguerra en Alemania, pero murió en la década de 1950 sin experimentar ningún éxito.
La verdad es que picaron como tontos.
ResponderEliminarUn saludo.